domingo, 5 de junio de 2011

Partes del fuerte: Tipos de revellín


En una entrada anterior se explicó qué era y para qué servía el revellín. En esta se explicará los diferentes tipos que había, cada uno edificado en función de las necesidades a la hora de mejorar en todo lo posible las defensas de un fuerte o una plaza de guerra, e impedir al enemigo su aproximación al recinto en caso de producirse una brecha. Empecemos...

REVELLIN SENCILLO

Es, como puede suponerse, el más habitual. Lo conforma un triángulo más o menos agudo cuyas caras, al estar ubicado ante una cortina, están defendidas por el fuego de los baluartes que quedan a cada flanco del mismo. Según vemos en el plano de planta, su terraplén (verde) está recorrido en todo su perímetro por una banqueta (gris claro) para que la infantería de su guarnición pueda realizar fuego de fusilería a pecho cubierto. Dispone de dos cañoneras en cada cara para cruzar fuegos con el de los baluartes. Obviamente, el número de bocas de fuego que dotaban los revellines era variable, pudiendo contar con varias o incluso ninguna, dependiendo del criterio del ingeniero.
El acceso al mismo se realiza mediante una rampa doble o sencilla con un rellano al final de la misma para poder girar las piezas de artillería que eran emplazadas en el terraplén. En su vértice cuenta con una garita, elemento éste que, al igual que las cañoneras, quedaba al arbitrio del constructor. Por norma, y esto es extensivo al resto de revellines que veremos a continuación, su altura debía ser de entre 1,70 y 2,50 metros inferior al de la plaza, a fin de no entorpecer su fuego hacia la campaña y, del mismo modo, estar en una posición inferior en caso de ser ocupado por el enemigo. A tal fin, como ya se explicó en su momento, la gola carecía de ningún tipo de parapeto, pudiendo la artillería y la fusilería de la guarnición de la plaza batir el revellín en caso de caer en manos enemigas.
Su fábrica, como se ve en la foto de cabecera, es de mampostería con sillería en el ángulo que mira a la campaña, a fin de escupir los proyectiles de la artillería de los sitiadores. En caso de tener que ser desalojado por su guarnición, estos podían llegar a la plaza por el camino cubierto o, su disponía de ella, por una caponera a través del foso.

Una variante del revellín sencillo sería el revellín vacío, como vemos en la foto de la izquierda. Su terraplén queda varios metros por debajo del parapeto, al que se accede mediante las rampas del fondo. Estos revellines eran más difíciles de conquistar y mantener, ya que el escaso sitio disponible en su parte superior permitía a la guarnición hostigar al enemigo mientras que la artillería y la fusilería de la plaza de guerra los batía por la zaga.




REVELLIN DOBLE O CORTADO

Este consistía en un pequeño revellín o reducto dentro de otro de mayor tamaño. En el plano de planta podemos ver como era. El revellín principal, dotado en este caso de parapeto y banqueta, queda separado por un foso del reducto, por lo que, caso de ser ocupado, la guarnición podía seguir hostigando al enemigo desde él. El acceso al revellín principal se realiza por una rampa que da al foso, y desde él, a través de otra rampa o una escalera, al parapeto. Al reducto se accede por una rampa independiente, no habiendo comunicación entre ambos a fin de no ser desbordados por un enemigo superior en número. Las cañoneras y el número de las mismas, como en el caso anterior, iban en función de las necesidades del terreno.

REVELLIN CON FLANCOS

Es un revellín que, como su nombre indica, además de caras tiene dos pequeños flancos, a modo de baluarte para, desde sus cañoneras, poder defender el camino cubierto que corría por el foso, o bien hostigar a enemigos que se hubieran infiltrado en el mismo. 
Su fábrica, accesos y demás detalles constructivos son similares a los anteriores: cañoneras, banqueta, rampa doble o sencilla, etc. El ángulo de las cañoneras se hacía en función de la zona que se deseaba cubrir con sus bocas de fuego.

LA MEDIA LUNA

Ojo, no confundir con las lunetas de las que ya se habló en su momento. La media luna era un revellín ideado por los holandeses que, al parecer, no tuvo demasiado éxito por lo siguiente: como se ven en el plano, el ángulo del baluarte que tiene detrás entra dentro del revellín, lo que limitaba la visibilidad hacia el foso que discurría por las caras del mismo. Así, si el revellín no disponía de una contraguardia que protegiese su parte delantera, esa zona del foso podía convertirse en un coladero de enemigos a los que no se podía batir por no tener las piezas emplazadas en el baluarte ángulo de tiro, lo que podía suponer que se apoderaran, no ya del revellín, sino del camino cubierto o de caponeras que les permitiesen acceder al interior de la plaza de guerra.

Bien, con esto concluyo todo lo referente a este tipo de fortificación. En una próxima entrada se hablará de los diferentes tipos de baluartes, que también hay surtido en ese tema. El que quiera saber algo más, que pregunte. He dicho.