domingo, 15 de abril de 2012

Hombres de armas: herreruelos y reitres




Hay bastante controversia con este tipo de tropas, ya que muchos afirman que se trataba de la misma cosa, otros que tienen el mismo origen y otros que, como yo, pues decimos que en lo único en que se parecían era en el armamento ofensivo y su forma de combatir. Antes de entrar a fondo en el tema, conviene poner al personal en situación y explicar someramente el como y el por qué surgieron. Veamos...

Como ya se explicó en la entrada referente a la caracola, la nueva distribución táctica de la infantería a lo largo del siglo XVI en forma de cuadros de picas hizo inservibles las hasta entonces arrolladoras cargas de caballos coraza. Estas unidades, formadas por tropas profesionales de infantería que no salían corriendo presas del pánico ante la aterradora visión de centenares de caballos abalanzándose sobre ellos, eran un obstáculo insalvable para jinetes armados con lanzas de 3 ó 4 metros cuando ante ellos tenían una masa de picas que empalaría tanto a monturas como hombres de armas antes siquiera de hacerles cosquillas con sus lanzas. Así pues, se desarrolló un tipo de caballería más ligera, con caballos desprovistos de bardas y cuyos jinetes iban armados con entre dos y seis pistolas de rueda (al poco tiempo ya de chispa) y espada. Las pistolas estaban destinadas a rociar a la infantería enemiga, y la espada para combatir en caso de llegar al contacto si las filas de piqueros flaqueaban.

Bien, esa es la causa. Veamos ahora el origen de ambos términos:

Los vocablos "reitre" o "raytre" son la corrupción fonética del germano "reiter", o sea, jinete. Estas tropas surgieron en Alemania hacia mediados del siglo XVI como consecuencia de lo explicado en el párrafo anterior. Básicamente, eran mercenarios usados por todo aquel que pagase el estipendio requerido, empezando por España, en aquellos tiempos escasa de ese tipo de caballería. Por lo general, sus servicios eran apalabrados y su soldada pagada en parte hasta que eran requeridos para la guerra, en cuyo caso acudían donde se les ordenaba y se les abonaba el resto pendiente de la paga. Su nombre completo era en realidad "schwarze reiter" (jinete negro), en referencia al color en que iban pavonadas o pintadas sus armaduras. Estas solían ser medias armaduras o de 3/4 como la que aparece en la ilustración de la derecha, en este caso una armadura de fajas espesas. Otra opción habitual era media armadura en la que se sustituían las protecciones para los brazos por mangas de malla, lo cual abarataba bastante el arnés. Para compensar la debilidad de la malla frente a la chapa, se usaban unos guanteletes mucho más largos de lo habitual, como vemos en la foto inferior, llegando hasta el codo. Era relativamente frecuente que los guanteletes de los reitres no cubriesen los dedos a fin de facilitar la manipulación y el disparo de sus pistolas.

En cualquier caso, el tipo de arnés iba en consonancia con el poder adquisitivo de su dueño. Tanto en cuanto eran tropas a sueldo, ellos mismos debían pagarse su equipo y armas, por lo que igual podían verse armaduras con una calidad aceptable o piezas con acabados burdos, con el metal sin apenas pulir y en el que aún se veían las marcas de los martillazos. En lo referente a la protección de la cabeza, usaban yelmos de varios tipos: almetes, borgoñotas tanto abiertas, cerradas o la siniestra "todenkopf".

En cuanto al armamento ofensivo, lo componían dos, cuatro o hasta seis pistolas, distribuidas en fundas colocadas a los lados de la silla o incluso metidas en la caña de las botas. Inicialmente, estas pistolas eran de rueda, para ser sustituidas al poco tiempo por las de chispa, más baratas y fáciles de recargar que las anteriores. Para el cuerpo a cuerpo portaban una espada y un martillo de guerra, por lo general de la variante denominada "pico de halcón", muy adecuado para perforar los yelmos y/o corazas del enemigo. También usaban hachas de armas o mazas. A la hora de combatir, eran agrupados en escuadrones de entre 300 y 500 hombres, divididos a su vez en filas de entre 12 y 16 jinetes en fondo que solían cargar al trote o a un galope corto. Para más detalles, echar un vistazo a la entrada de la caracola.

En lo concerniente al herreruelo es donde comienzan las discrepancias. Por norma, autores de la época como Bernardino Mendoza consideran al reitre y al herreruelo la misma cosa. Otros, como Clonard, los describen como un tipo de caballería ligera, especificando que esa denominación ya aparece en la Ordenanza de 1560 como sustitutos de los estradiotes, y cuya indumentaria era completamente diferente a la de los reitres. Pero coligo que la confusión proviene de su mismo nombre, ya que Mendoza comenta que eran llamados así por ser jinetes que, al ir cargados de hierro (en lo referente a su abundante armamento ofensivo), se les denominaba ferreruelos. Otros dicen que por llevar la cara tiznada de negro como consecuencia de los disparos, lo que les daba apariencia de herreros. Sin embargo, Covarrubias ya indica que el ferreruelo era un género de capa sin esclavina, y que tomaron este nombre por traerlas una gente de Alemania que fueron los primeros en usarlas. Por otro lado, los mismos alemanes llamaban a los reitres "schwarze reiter", como ya hemos visto más arriba, mientras que a los herreruelos los denominaban "schwetruyters" (caballos negros). Finalmente, su armamento defensivo era diferente: mientras que el reitre usaba armadura de tres cuartos o media armadura, el herreruelo vestía unas calzas acuchilladas en negro y rojo, la capa corta de marras, y su protección se limitaba a un coselete y  grebas. La cabeza la protegía con un capacete y, en muchos casos, ni eso, usando un sombrero de ala corta con una toquilla roja anudada a su alrededor, como aparece en la ilustración de la izquierda.


Su armamento ofensivo era similar al del reitre, si bien parece ser que usaban solo dos pistolas, y también venablos con los que hostigar a la infantería. A la hora de atacar, lo hacían con una pistola en la mano derecha y en la izquierda, mientras empuñaba las riendas, colgaban la espada del pulgar por las guarniciones. De ese modo tenían la espada a mano para, caso de hacer efecto la rociada, iniciar una escaramuza cuerpo a cuerpo.

En el campo de batalla eran generalmente usados como punta de lanza de los hombres de armas de la siguiente forma: a la izquierda del escuadrón de caballería pesada se situaba una manga de herreruelos los cuales precedían a estos en la carga. A la distancia adecuada, se situaban delante y, flanqueando el cuadro enemigo, lo rociaban con una descarga a fin de causarles bajas e intentar hacerlos flaquear. Ello podía facilitar que los caballos coraza (ilustración de la derecha) pudieran llegar al contacto y, con su arrollador empuje, romper la línea enemiga. 


Conviene tener en cuenta que tanto herreruelos como reitres no cargaban contra el enemigo, en el sentido literal de lo que era una carga. Por su armamento no podían deshacer un cuadro de picas con el simple empuje de sus monturas, ya que estas quedarían ensartadas al primer envite. Así pues, su uso táctico se basaba más en el desgaste del enemigo, aprovechando la ocasión, si ésta se presentaba, para establecer escaramuzas en determinados puntos del cuadro en los que flaquease el personal e intentar, si no romperlo, abrir un hueco por donde los hombres de armas pudieran culminar con éxito la maniobra. Por otro lado, el mayor enemigo de este tipo de tropas era precisamente la caballería pesada, ya que no podían enfrentarse contra jinetes armados con lanzas y armaduras completas. Así pues, mientras la infantería resistía sus rociadas, una sorpresiva carga de caballos coraza podía aniquilarlos o, al menos, ponerlos en fuga.

Herreruelos y reitres vieron su fin hacia el segundo cuarto del siglo XVII. Las tácticas de infantería y su armamento fueron evolucionando, dejando obsoletas este tipo de tropas de caballería, las cuales pasaron a convertirse en dragones. Pero de estos ya hablaremos otro día.

Hale, he dicho






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