martes, 16 de abril de 2013

Pro Patrimonium. El castillo de Matrera ha muerto.



¡¡Infamia!! ¡¡Infamia, sangre de Cristo!! Hoy, día nefasto, ha llegado a mi conocimiento esta noticia:


¿Ya la han leído? ¿Sí? Pues eso. El castillo de Matrera se ha ido al carajo por obra y gracia de los perros malsines de la Junta de Andalucía, de su incuria, de su desdén por nuestro patrimonio histórico. Eso sí, para pagar ERE's falsos, mariscadas, subvenciones a la ONG "Defensores del galápago polinesio" o "Acción Ciudadana por la Protección del Lagarto Transilvano", así como para untar a chupópteros, trincones, compadres, cuñados, amiguetes, correveydiles, pelotas, "expertos" y asesores que no son capaces de asesorar ni como cortar un rábano, sí hay dineros.

Para regalar ordenadores a los nenes para que "estudien" y encima se lo quedan para ellos al acabar el curso de forma que se puedan bajar todas las pelis porno y juegos de ordenador, sí hay dineros. Para una flota de tropocientos coches oficiales también hay dineros, y eso que hay más coches oficiales que políticos. Hasta hubo dineros para rehabilitar el palacio de San Telmo y convertir el interior en un bodrio modernista, para las setas de la Encarnación o para reformar el cuartel de Intendencia de la Puerta de la Carne, un edificio soso y feo de cojones, en sede de la Diputación. Y encima, de noche no pueden vigilarlo porque hay fantasmas y los seguratas dicen que allí se va a quedar de noche Rita la Cantaora. No, no es coña. Hay más fantasmas que en un tanatorio. Y no me refiero a políticos (esos están de día solamente), sino a fantasmas de verdad. Los ascensores andan solos, se cierran y abren puertas y cosas así. 

Bueno, pues no ha habido dineros para siquiera  consolidar el añejo castillo de Matrera. Ni un duro para apuntalar su otrora altiva torre del homenaje. Su final, indigno y vil como pocos, ha sido de redil de ovejas. Los hospitalarios que lo tuvieron como sede de un importante bailiato no podrían ni imaginar que la plaza de armas del castillo se vería relegada a comedero de ganado ovino y su fortaleza derrumbada por la incuria de nuestra infame clase política, gente vil y rastrera donde las hubiere, despóticos con el débil y sumisos con el poderoso. Arrogantes, pagados de sí mismos, poseedores de una ignorancia supina, trepas, vividores, currantes de su ambición desmedida, leales solo a sus bolsillos, compadres de sus compadres, amantes del maletín de arcano contenido, con sonrisas de bobos de pueblo, zotes, bigardos, zascandiles, calostrarios de ego insaciable, maestros del embuste, catedráticos del donde dije digo, digo Diego, et cetera. Y paro de despotricar porque me va a dar una jodida alferecía.



Vista cenital del Cerro del Pajarete, situado
al norte de Prado del Rey (Cádiz).
Esto es o, mejor dicho, era, el castillo de Matrera. Sombreado en rojo aparece el sector que se ha ido a hacer gárgaras, si bien desconozco el alcance total del desastre porque no ha sido hasta este lunes, según reza la noticia, cuando se ha tenido conocimiento del mismo. Lo que al parecer sí está claro es que la torre del homenaje ha palmado, así como un gran tramo de la muralla norte. Así pues del poderoso castillo solo quedaría la muralla sur que, como vemos en la foto, es una larga cortina que bordea la cima del Cerro del Pajarete donde se asienta.



A la izquierda, cara oeste de la torre. A la derecha, la cara sur


Lo que vemos arriba es la ya desaparecida torre del homenaje la cual, como se aprecia en ambas fotos, incluso estaba defendida por una camisa. Toda la plaza de armas estaba cubierta de infinidad de piedras que se han ido desprendiendo tanto de la torre como de la muralla a lo largo de los siglos. O sea, que para restaurar el recinto ya tenían los materiales. Sólo había que añadir mortero de cal.


Cara norte del recinto


Y aquí vemos la parte norte que ha finiquitado. Da a la ladera más empinada del cerro. Cuando visité este castillo hace ya varios años no tuve mejor ocurrencia que subir precisamente por ese lado. Jurovos que lo dejé todo sembrado con los trozos de hígado que fui escupiendo mientras subía por la abrupta ladera (lo verdaderamente empinado queda fuera de encuadre).


Puerta oeste, defendida por dos torres de flanqueo


Y esta es la puerta de poniente. Hay otra en el lado opuesto del recinto. Como vemos, toda la cantería desprendida sigue ahí, esperando que alguien se moleste en volverla a poner en su sitio.

En fin, dilectos lectores, quede pues constancia del nefasto hecho acaecido. Aprovecho para, además de dar constancia del mismo y dejar este breve testimonio gráfico, maldecir mil veces a los "servidores de la cosa pública" que solo sirven a sus intereses espurios. Mala peste los confunda, amén de los amenes.

Cuando se me pase el berrinche completaré una entrada digna de tan altiva fortaleza, dando cuenta de su historia y con más fotos que sirvan de testimonio de lo que ya no existe.

Hale, he dicho...


Armamento moderno: La bayoneta 5ª parte


Miembros de la Legión española durante una parada militar. Sobre el hombro portan el fusil
de asalto H&K G-36 con sus bayonetas caladas.


Bueno, con esta entrada concluimos el bayoneteo. Estudiaremos el período comprendido entre los años 60 y nuestros días. Y que nadie crea que el salto que doy de unos 20 años respecto a la entrada anterios es por ahorrar tiempo, sino porque tras la Segunda Guerra Mundial los diseños de bayonetas permanecieron prácticamente inamovibles. En la guerra de Corea (1951-1953) las cosas siguieron como unos años antes, y no fue hasta la guerra de Vietnam cuando este tipo de armas empezó a sufrir su enésima metamorfosis. Veamos...



Ante todo debemos tener presente que el diseño que acabó prevaleciendo prácticamente en todo el mundo fue el del cuchillo-bayoneta. Las tipologías de cubo, pica, plegables o híbridos raros prácticamente desaparecieron salvo ejemplos muy concretos, como la bayoneta de cubo mod. 1963 tipo C para el fusil FN FAL, si bien aún siendo de cubo éste era lo suficientemente largo como para empuñarla y usarla como cuchillo de combate. Podemos verla en la foto de la derecha.



En todo caso, como digo, estas bayonetas fueron la excepción y no la regla. Así pues, la tipología que se impuso fue la de una bayoneta de hoja corta, de unos 20 cm. de longitud y orientada para ser usada como cuchillo de combate. O sea, una arma todo uso manejable y diseñada pensando en que un combate cuerpo a cuerpo a la forma tradicional era a esas alturas muy improbable. Los modernos fusiles de asalto, capaces de realizar fuego automático y provistos de cargadores de 20 ó 30 cartuchos, hacían mucho más lógico acabar con el enemigo a distancias cortas soltándoles una ráfaga y no zambulléndose en un enfrentamiento a bayonetazos como medio siglo antes. En la foto tenemos dos ejemplos bastante representativos: arriba aparece la bayoneta para el fusil de asalto H&K G-3 (primo hermano de nuestro CETME). Abajo tenemos la famosa M-7 que arma el fusil de asalto M16. Como podemos comprobar, sus morfologías son muy aptas para su uso como cuchillo de combate: hojas de 16 y 17 cm. de largo respectivamente provistas de contrafilo y estrechas, apenas 20 mm. Sin embargo, muy robustas, de casi 5 mm. de grosor. O sea, un arma perfecta para meterla por el lateral del cuello de un enemigo y, a través del foramen magnum, llegar al cerebro o, simplemente, rebanarle bonitamente el gañote.



Así pues, éste fue la tipología que se impuso y que aún en nuestros días sigue vigente en muchos ejércitos aunque en la última década han surgido modelos que han buscado darle más utilidades si bien conservando sus propiedades. Hablamos de las modernas bayonetas provistas de corta-alambres que en su día ya introdujo el ejército soviético con el modelo que vemos a la derecha destinado al AKM y del que hubo un par de variantes, con lomo serrado y liso. La vaina, fabricada de metal, va provista en la punta de un tetón que se encaja en el orificio de la hoja, funcionando como una cizalla. Para prevenir alambradas electrificadas, la vaina lleva un brocal de goma aislante y la empuñadura está fabricada con un material igualmente aislante (creo que es una especie de baquelita). Actualmente, la práctica totalidad de las bayonetas en servicio en los ejércitos modernos van provistas de este accesorio si bien las vainas ya no son metálicas, sino de polímeros que, aparte de ser más baratos y de fabricación más fácil, no acusan las inclemencias del tiempo y son aislantes. 




Lo más sofisticado que podemos encontrar hoy es quizás la bayoneta del fusil británico SA-80, un arma de configuración bull-pup que va equipada con la peculiar bayoneta que vemos a la izquierda. Se trata de una pieza fabricada enteramente de acero cuya empuñadura hueca actúa como un cubo tradicional. Las ranuras que vemos coinciden con las de la bocacha apagallamas y el resalte de la parte inferior trasera es donde va alojado el resorte de retenida. Una vez armada, la hoja queda a la derecha del cañon. Dicha hoja, de 23 cm. de largo y bastante robusta, va provista de la muesca para actuar como cizalla y en el filo podemos ver unas estrías destinadas a cortar cuerdas sin que dicho filo se embote. En la vaina lleva una piedra de afilar y una sierra capaz de cortar cualquier material incluidos metales. 




Como vemos, se trata de una pieza muy peculiar. ¿Qué ventajas aportaría actualmente rescatar esa especie de sistema de cubo ? Pues como hemos podido comprobar, esto no impide que la bayoneta sea usada como un eficaz cuchillo de combate. Al ser todo una sola pieza metálica se puede decir que es casi indestructible en condiciones de combate muy duras y, rizando el rizo, es mucho más fácil de engarzar en la más absoluta oscuridad ya que basta rozar la bocacha apagallamas con la mano para saber donde hay que acoplar el arma. En fin, como vemos en la foto superior, en los ejércitos actuales se sigue practicando la esgrima de fusil. Tras todo lo comentado, puede que más de uno se pregunte qué sentido tiene mantener este tipo de armas operativas, además de emplear tiempo en el aprendizaje de su manejo. Bueno, debo decir que no lo se a ciencia cierta, pero intuyo algunas razones perfectamente válidas. Una de ellas es que las armas blancas, a pesar de todo, siguen ejerciendo una fuerte presión psicológica. Creo que si preguntamos a cualquiera si prefiere ser herido de un disparo o de un bayonetazo, muchos dirían que lo primero. Por otro lado, ejercitarse en su manejo supone para el combatiente una forma de fomentar su agresividad, así como prepararse psicológicamente para matar al enemigo salpicándose con su sangre. No es lo mismo liquidar a alguien a 100 metros y siendo apenas una silueta en el visor que mirándolo a los ojos, ¿no?

En todo caso, ahí siguen las bayonetas y seguirán aún bastante tiempo supongo. Porque una cosa sí debemos tener clara, y es que si en las especificaciones de los estados mayores para la compra de un fusil de dotación para un ejército se sigue exigiendo que sea apto para portar bayoneta, por algo será, digo yo. Más fácil sería ahorrarse el importe de cientos de miles de estas armas si verdaderamente fuesen inútiles.

Bueno, ya está.

Hale, he dicho...




Miembros de la armada británica durante una revista. Al brazo llevan el SA-80