domingo, 29 de enero de 2017

Pickelhaube





No creo que haya mucha gente que, aún sin saber una palabra del tema, no haya visto alguna vez este peculiar casco rematado por un ostentoso pincho similar a la moharra de una lanza. La icónica imagen del káiser Guillermo con su fastuoso mostacho y tocado por un pickelhaube es todo un símbolo del espíritu militar prusiano de la misma forma que las cabinas de teléfonos pintadas de rojo nos trasladan el magín a la city londinense (Dios maldiga a Nelson), y hasta era especialmente puesto de relieve en las caricaturas con que los aliados se mofaban de sus enemigos germanos durante la Gran Guerra. Sin embargo, si algún cuñado deseoso de ponernos en evidencia nos pregunta por el origen de este casco, puede que más de uno tenga que optar por cercenarle de un mordisco la carótida porque, mal que nos pese, nos daremos cuenta de que no tenemos ni idea de donde surgió. Y como no es plan de tenernos que ir de mercenario con los de Blackwater para poner tierra de por medio hasta que el asesinato prescriba, mejor será tomar buena nota de lo que comentaremos a lo largo de esta entrada, que nunca se sabe con qué pretenderán esos malvados parientes políticos cuestionar nuestra sapiencia en cuestiones militares.

Pickelhaube ruso. Como se ve, salvo por el pincho
se asemeja mucho al modelo prusiano
Hay diversas teorías sobre la paternidad del pickelhaube que, en cualquier caso, provenía de los antiguos cascos de caballería usados durante las guerras napoleónicas. La más extendida es la que afirma que, curiosamente, el origen de este casco no era prusiano, sino ruso. Esta versión dice que el rey de Prusia Federico Guillermo IV vio un prototipo de un ejemplar rematado por un vistoso pincho encima del escritorio del zar Nicolás I durante una visita oficial. Al prusiano le hizo tilín el modelito, así que a su vuelta a casa puso en marcha su eficiente maquinaria militar para fusilarlo mientras que el ruso se tuvo que fastidiar al ver como le habían pisado la idea porque la industria rusa estaba a años luz de la alemana. Otra versión sugiere que el diseño no era de origen ruso, sino genuinamente prusiano; en concreto, se afirma que lo llevaron a cabo entre el pintor Heinrich Stilke y Wilhelm Jaeger, un fabricante de artículos de metal radicado en  Elberstadt. También se relaciona con este diseño al pintor Moritz von Schwind, autor de unos frescos del castillo de Hohenschwangau en el que se ve a un caballero tocado con un casco muy similar a los pickelhauben. Estos frescos, basados en "El Cantar de los Nibelungos", fueron ejecutados por encargo de la academia de Karlsruhe en 1839, tres años antes de la entrada en servicio del primer modelo provisto del pincho en cuestión.

Sea como fuere, la cosa es que en octubre de 1842 fue adoptado un casco que sería el antecesor directo del pickelhaube que todos conocemos. En la foto de la izquierda podemos ver el único ejemplar que se conserva del primer prototipo desarrollado por la firma Wilhelm Jaeger en 1839, el cual tenía la particularidad de tener una visera movible cuya finalidad era proteger los ojos en función de la intensidad de la luz. El cubrenucas en forma de cola de langosta estaba formado por tres láminas, y el barbuquejo era de cuero forrado por pequeñas escamas de metal. A cada lado, bajo el rosetón del barbuquejo, el casco estaba decorado con una escarapela con los colores de Prusia, y en el frontal lucía una ostentosa águila de bronce que, posteriormente, se trocó por el pájaro emblemático de cada estado alemán a medida que lo iban adoptando. El conjunto estaba rematado por un enorme pincho que le daba la característica silueta que distinguió a estos cascos durante salgo más de 70 años de nada.

Retraro del mariscal von Bismark con el
casco de coraceros mod. 1866
Así pues, el 23 de octubre de aquel año de 1842 se adoptó este casco que, oficialmente, era un helm (casco en alemán), porque eso de pickelhaube (literalmente, algo así como gorro con pincho) era un mote ideado por el imaginario popular. La prenda en cuestión, a la que solo se suprimió la movilidad de la visera respecto al prototipo inicial, equipó inicialmente a varias unidades de coraceros, concretamente los regimientos de línea del 1 al 5, el 7 y el 8. Los cascos estaban fabricados de chapa de acero y la decoración de bronce, mientras que los del 6º regimiento y dos regimientos de la Guardia estaban hechos de una aleación de cobre y zinc que imitaba el oro con la decoración de plata alemana, o sea, lo que se conoce como alpaca. A raíz de la adopción de este tipo de casco, los demás estados alemanes lo fueron adoptando en los años siguientes, siendo el segundo de ellos Oldenburgo, en 1843, y el último Baviera, que se resistió heroicamente a sucumbir a la moda prusiana hasta 1886, cuando murió el rey loco Luis II y el príncipe regente Leopoldo se hizo cargo del gobierno. Curiosamente, el regente se negó a usar ese modelo de casco hasta que lo declaró reglamentario para los generales en 1902. Sin embargo, obligaba a sus ayudantes a usar otros tipos de prendas de cabeza antes que el pickelhaube.

Pero no solo se destinó el nuevo modelo a las unidades caballería, sino también a las de infantería y artillería si bien estas últimas llevaban el pincho rematado por una bola en vez de ser puntiagudos. En este caso se trataba de una pieza de 37 cm. de alto fabricada con cuero hervido, siendo el emblema frontal de bronce, así como la espina que recorría la parte trasera tapando la costura que unía el cuero y, por supuesto, el pincho de 14 cm. de largo que estaba unido al casco mediante un soporte cruciforme remachado al mismo. Como se ve en la foto, en la parte inferior del mismo se abrían dos respiraderos, uno en cada lado, que permitía el paso de aire al interior de la guarnición. En 1856 se llevó a cabo la primera modificación de este casco, siendo recortada la altura tanto del casco en sí, haciéndolo más redondeado, como el pincho. Así mismo, se acortó la longitud de la visera y se modificó el barbuquejo, sustituyendo las chapas curvadas que se ven en el de la foto de la izquierda por otras planas. Los cascos de infantería fueron recortados y vueltos a coser, por lo que se ahorraron el pastizal que les habría costado fabricar cascos nuevos para todas las testas germánicas destinadas a portarlos.

En 1860 surgió el pickelhaube que todos conocemos, o sea, una modificación de los modelos anteriores a la que se rebajó notablemente la altura, dándole la apariencia achaparrada que mantuvo durante el resto de su vida operativa. Además se volvió a reducir la longitud de la visera, y el cubrenucas pasó a ser una pequeña pieza casi del mismo tamaño que la delantera. Así mismo, para ahorrar costos, las unidades en servicio fueron nuevamente recortadas y recosidas, por lo que debían tener más costuras que un calcetín remendado. Solo conservaron del modelo anterior la gran base cruciforme para el pincho, que también fue ostensiblemente reducido en su longitud. En cuanto a la escarapela de los laterales, permanecieron iguales. No entraremos en detalle acerca de la enorme variedad de emblemas frontales o wappen (escudo de armas o blasón) ya que para eso habría que elaborar varias entradas monográficas y no creo que el más correoso cuñado llegue a inquirirnos en detalle sobre ellas.

Modelo 1866
Tras los violentos cambios de impresiones tenidas con los daneses en 1864 y con los austriacos en 1866 se llegó a la conclusión de que era preciso llevar a cabo una serie de modificaciones para abaratar y, sobre todo, facilitar la producción de cascos. Para ello, se eliminó la espina de bronce que, como dijimos anteriormente, estaba destinada a cubrir la costura trasera que cerraba el casco. A fin de no dejar dicha costura a la vista se desmontaron el cubrenucas y la visera y se giró el casquete de forma que quedase delante, siendo tapada con el emblema. Para fijarlo se eliminaron los tornillos que usaban desde siempre y se sustituyeron por dos pasadores que, la verdad, no proporcionaban ni de lejos la sólida unión de los tornillos. También se eliminó el soporte cruciforme para el pincho y en su lugar se puso una base circular, lo que permitía ahorrar grandes cantidades de bronce, material bastante caro por cierto, además de la mano de obra necesaria para colocar tanta virguería.

Modelo 1871
Pero estas modificaciones resultaron un churro porque el emblema frontal se perdía constantemente y, además, la falta de refuerzo en la costura debilitaba demasiado el casco. Por lo tanto, tuvieron que reformarlo de nuevo y reponer los tornillos que sujetaban el emblema, así como la espina trasera ya que hubo que volver a poner la costura mirando hacia atrás. En una directiva fechada el 23 de noviembre de 1871 se tomaron en consideración esta serie de fallos, dando lugar al modelo que vemos en la foto de la derecha. Como podemos apreciar, la larga espina trasera recorría el casco desde el pincho hasta el borde del cubrenuca. Esta pieza tenía en su parte interna unos tornillos soldados, los cuales eran fijados por el interior con tuercas. En cuanto al emblema frontal, salta a la vista que está mejor unido al casco gracias a los tornillos que sustituyeron a los pasadores que fueron la causa de dejar sembrado de vistosos wappen todo el camino desde Alemania hasta París.

Modelo 1887
En 1887 se volvió a modificar el casco, buscando siempre abaratar el costo de cada ejemplar. Como vemos en la foto de la izquierda, el tradicional barbuquejo de escamas pasó a la historia para ser sustituido por uno de cuero mondo y lirondo que, según podemos apreciar, se fijaba en cada lateral con una argolla y un gancho con la finalidad de poder desmontarlo y reemplazarlo por el de escamas en desfiles y demás saraos militares. Así mismo se suprimió el borde de metal de la visera, que se sustituyó por un simple repujado. El pincho fue rebajado de altura una vez más, y se aumentó el número de respiraderos hasta los cinco orificios. En cuanto a la escarapela, solo permaneció la del lado izquierdo, que estaban carísimas de la muerte. Como vemos, este ejemplar ya había perdido la ostentosa apariencia de antaño. Siempre el puto dinero...

Mod. 1891
En 1891 se dieron cuenta de que lo barato sale caro, así que nueva modificación al canto. El reborde repujado de la visera se chafaba con una rapidez muy preocupante, y el sistema de fijación del barbuquejo no valía un pimiento porque se perdían constantemente, así que fue necesario volver a rediseñar una vez más el pickelhaube. En primer lugar hubo que reponer el borde metálico de la visera, y en segundo cambiar el sistema de fijación del barbuquejo. Este, además, fue provisto de una doble hebilla para regularlo con más comodidad, mientras que la unión al casco se efectuaba con una pieza de latón con una muesca triangular que había que hacer coincidir con un resalte de la misma forma situado en cada perno lateral tal como se ve en el detalle de la foto. De ese modo se podía remover con repidez mientras que, al mismo tiempo, resultaba difícil que se soltase de forma fortuita.

Modelo 1915
En 1895 se efectuaron un par de modificaciones más, consistentes en la sustitución de los tornillos que fijaban la base del pincho por unos pasadores de aletas y una pieza para regular el flujo de entrada de aire por los respiraderos. Esto puede parecer una chorrada, pero de estar a 25º en verano (allí, claro, aquí te abrasas) a -10º en invierno conviene disponer de un sistema que impida la entrada de aire gélido para no helarse las intenciones. En 1905 se modificó el modelo prusiano, proporcionándole una cubierta de fieltro que protegía la bóveda de cuero hervido y que no tuvo especial difusión ya que su vida operativa fue bastante breve. Finalmente, en 1915 se llevó a cabo la última reforma, consistente en sustituir las piezas de bronce o alpaca por otras iguales de acero mate para evitar reflejos muy peligrosos para el personal. También se proveyó al pincho de un sistema de anclaje para poder removerlo con rapidez porque el emblemático accesorio era visible a gran distancia y delataba al que lo llevaba puesto. Pero a pesar de tanta reforma, el pickelhaube estaba ya más obsoleto que los teléfonos con dial giratorio. Al igual que los british y los gabachos, los alemanes tuvieron muy claro por aquellas fechas que la época de los cascos elegantes había terminado, y que era hora de diseñar una pieza lo suficientemente sólida como para resistir las lluvias de cascotes que producían las explosiones, así como la esquirlas de metralla y las bolas de los metralleros. Así surgió el modelo 1916, del cual se habló en su momento.


Foto que muestra al kronprinz Guillermo ante un grupo de soldados cuyos pickelhaube tienen los pinchos removidos.
Por cierto, qué le gustaba a este hombre adoptar posturitas chulescas, carajo

En fin, ya vemos que la historia de este casco tiene más enjundia de lo que parece y, a lo tonto, estuvo operativo muchos más años que otros muchos modelos. Por otro lado, el hecho de que Prusia estuviese considerada en aquella época como el principal referente en lo tocante a la moda militar, así como por su presencia en muchos países sudamericanos como asesores militares, hizo que el pickelhaube fuese adoptado por muchos países incluyendo a España, Inglaterra e incluso los Estados Juntitos. Por otro lado, no solo el ejército alemán hizo uso de estos cascos, siendo también reglamentarios en unidades de policía. Un accesorio aparte era el trichter (embudo), el cual podemos ver en la foto de la derecha. Este chisme se usaba para sustituir al pincho y colocar unas vistosas plumas o crines, que eso siempre ha dado mucho morbo a los milites. Con todo, como podemos imaginar, este accesorio solo lo empleaban determinadas unidades en sus uniformes de gala, así como las bandas de música. Para llevar a cabo la sustitución bastaba con desenroscar el pincho y colocarle el embudo ese.

Otra variante digna de mención fueron los cascos ersatz (sustitutos), o sea, los ejemplares de circunstancias fabricados con diferentes materiales a causa del esfuerzo de guerra y con unos niveles de calidad muy por debajo de lo habitual. Un ejemplo lo podemos ver en la foto de la izquierda, en la que aparece un casco fabricado hacia 1916 con fieltro en vez del cuero hervido reglamentario. Obviamente, este casco solo servía para pasear el pincho ya que su solidez era similar a la de un gorro de dormir. Por último, citar la cubierta de tela o überzug introducida en 1892 para proteger el casco de la suciedad y que, a raíz de la guerra, sirvió también para impedir los reflejos producidos por los brillantes emblemas y accesorios de bronce. Esta cubierta tenía unas pequeñas aberturas en la parte del pincho que debían coincidir con los orificios de ventilación. El überzug llevaba pintado o cosido el número del regimiento en color rojo y, tras el inicio de la guerra, en verde para reducir su visibilidad.

Bueno, ya está. Hora de merendar.

Hale, he dicho

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