jueves, 9 de mayo de 2019

FLAKTÜRME. Armamento. 3'7 cm. Flak 18/36/37/43


Intimidatorio aspecto de un Flak 43 visto desde el frente. Obsérvense los peines de munición preparados para entrar por
la tolva de alimentación y la posición de las manos del tirador. Como se ve, los volantes de maniobra estaban distribuidos
de una forma distinta a los del Flak 30/38 de la entrada anterior

Los orígenes de esta pieza se remontan a principios de los años 30, cuando los tedescos aún tenían que jugar al ratón y al gato con los inspectores aliados para escaquearse de las restricciones impuestas por el Tratado de Versalles. Para ello, optaron por realizar el diseño y comenzar la fabricación en la siempre neutral e ignota Suiza, donde gabachos y british (Dios maldiga al enano corso y a Nelson a partes iguales) no podían meter el hocico. Para despistar aún más disfrazaron el proyecto como uno propio de la Solothurn, firma radicada en dicho país, bajo el nombre de ST10-100, que igual podía ser un cañón que la maquinaria de un reloj de cuco.

Flak 18 en su afuste original. Esta imagen procede de uno de los cañones
de este modelo desplegados por la Legión Cóndor en España. Obsérvense
a la derecha las cajas de munición con los peines de seis proyectiles
La Rheinmetall fue la firma encargada de desarrollar un proyecto para la fabricación de un cañón antiaéreo de 37 mm.- 3'7 según la norma alemana de dar los calibres en centímetros- que, como hemos dicho, tuvo que llevarse a cabo en Suiza. El resultado fue un arma automática que funcionaba por gases y la acción del retroceso, provista de un cañón de 57 calibres y alimentada por peines de 6 proyectiles que se introducían en la tolva por el costado izquierdo del cajón de mecanismos, obteniendo una cadencia teórica de 160 dpm y real de 80 dpm. Su peso en orden de combate era de unos 1.500 kilos, obteniendo un alcance en vertical, según la fuente a consultar, de entre 1.500 y 3.200 metros y en horizontal de unos 6.500, o sea, que al igual que su hermano menor, el Flak 30/38 también estaba concebido para actuar contra objetivos terrestres. Para la puntería estaba equipado, con un Flakvisier 33 o el mismo ZF de 3x8º de las piezas de 20 mm. para batir objetivos terrestres. Su capacidad de giro era de 360º y la elevación de entre -5 y 85º. El tirador tenía su puesto en el costado izquierdo del arma, y justo detrás del respaldo se encontraba la bandeja de alimentación donde se iban depositando los peines para no tener que interrumpir el fuego cuando se agotase la munición. La ventana de expulsión estaba en el lado opuesto.

Otro Flak 18 desplegado en alguna parte de la geografía española. El fulano de los prismáticos es un miembro de la Legión
Cóndor, identificable por sus botas altas y el chambergo que usaban para combatir el inclemente sol hispano. Obsérvese
la curiosa hilera de cascos alemanes colocados delante del cañón

Aspecto del cañón con su cureña de transporte. Separar las dos partes de la
misma de la base cruciforme era para poner de los nervios al santo Job.
No obstante, en caso de necesidad se podía abrir fuego tal como lo vemos
en la foto, bajando los brazos laterales del afuste. Sin embargo, su capacidad
de giro se veía muy limitada en este caso
El cañón disponía de un afuste cruciforme con reguladores de altura en cada extremo para adaptarlo firmemente al terreno. Para trasladar la pieza se colocaba el conjunto sobre un cureña de dos ejes que no solo era cara de fabricar, sino que además era bastante pesada y complicada de manejar, por lo que el emplazamiento y la retirada de la pieza se alargaba eternamente en unos momentos en que la rapidez era vital. Además, el vehículo que remolcaba la pieza debía avanzar lentamente para que no se desvencijase el conjunto entero. Y, para colmo de males, se producían muchas interrupciones que obligaban a la dotación a ser unos verdaderos manitas para lograr que aquella cosa funcionase razonablemente bien. La cuestión, en resumen, es que apenas entró en servicio en 1935 ya estaban ideando un sustituto porque con aquel trasto no era viable meterse en guerras con nadie y, de hecho, su producción cesó en 1936. Sin embargo, y tal como hemos visto en la foto anterior, parece ser que se enviaron a España, donde quizás pudieran obtener datos fiables acerca de su rendimiento real en combate.

Bien, este sería el modelo inicial, o sea, el Flak 18 en cuestión. Sin embargo, hay fuentes que lo identifican con este otro cañón que, como vemos, aunque es el mismo, el afuste sobre el que se asienta no tiene nada que ver. El pensativo oficial que viste uniforme rumano no nos permite ver con claridad el aspecto general del arma, que contrariamente al modelo 18 lleva dos asientos en la parte delantera con dos visores y dos volantes de maniobra para sus respectivos servidores. ¿Qué chisme es ese? Pues una variante que la Rheinmetall diseñó para el ejército de este país, el denominado como Tun antiaerian Rheinmetall calibru 37 mm. model 1939, por el que los rumanos adquirieron en 1938 la licencia para fabricar 360 unidades en la factoría Astra de Braşov. Así pues, aunque muchos lo identifican como el Flak 18 primigenio no lo es. Solo tienen en común el cañón y sanseacabó.

En la foto de la izquierda quizás podamos apreciar mejor su aspecto, con los dos servidores delante de la pieza y dos cargadores a la izquierda, sujetando cada uno un peine de seis proyectiles. La foto está tomada hacia 1942 en el frente ruso. Curiosamente, en una relación de la inteligencia militar yankee fechada en febrero de 1943 describen la dotación del Flak 36, la versión mejorada del Flak 18 con, entre otros, un "range-setter" y un "course-setter" que podríamos traducir como un marcador de alcance y otro de trayectoria, o sea, los dos cuñados que vemos sentados ante el cañón con un visor cada uno delante de sus jetas y maniobrando la parte que le corresponde, la distancia y el rumbo del blanco a batir. O sea, que la inteligencia yankee fue poco inteligente y confundió ambas piezas, quizás por proceder del mismo fabricante o ser del mismo calibre.

Vista frontal de un Flak 18 que nos permite ver la
posición del tirador en el costado izquierdo del arma
y el pesado y complejo afuste cruciforme
Recapitulando, el Flak 18 y el modelo 39 rumano eran piezas distintas que usaban el mismo cañón y que, por el motivo que sea, el personal ha acabado confundiendo la una con la otra. Por lo demás, el Flak 18 no fue retirado del servicio a pesar de sus mediocres prestaciones, y eso que reconvertirlo en la versión mejorada era relativamente fácil, pero no se complicaron la vida. Algunos se los quedarían ellos para destinos poco comprometidos y otros los cederían o venderían a sus aliados e incluso parece ser que se exportaron algunas unidades a China antes del comienzo de la guerra. En cuanto al modelo rumano, hay fotos en donde aparecen en poder del ejército griego, pudiendo tratarse en este caso de piezas capturadas al término del conflicto. En fin, en lo que a mí respecta creo que la cuestión queda aclarada. Los testimonios gráficos que han llegado a nosotros muestran claramente las diferencias entre ambos modelos y, además, en la versión mejorada del Flak 18 tanto el afuste cruciforme como la cureña de dos ejes desaparecen de la escena, por lo que es evidente que las imágenes que muestran la configuración antigua son sin duda del modelo inicial alemán. Y aclarado esto, prosigamos con la evolución de esta pieza. 

Tal como cesó la producción del Flak 18 y con el Tratado de Versalles enviado como papel higiénico al excusado del ciudadano Adolf, en 1936 se llevaron a cabo las ineludibles mejoras para convertir la pieza en algo aprovechable. Ante todo, como cabe suponer, mandaron a paseo el controvertido afuste cruciforme para sustituirlo por uno triangular, y la carísima y pesada cureña fue también enviada al baúl de los recuerdos para colocarle una Sonderanhänger 52, un modelo similar al usado por el Flak 30/38 pero más grande y robusto para soportar el mayor peso de la pieza de 37 mm. Como vemos en la imagen superior, la fisonomía del arma experimentó un cambio radical. La posición del tirador se reubicó en el costado derecho con un escudo delante del puesto. De forma optativa se le podía añadir otro que protegía todo el frontal del arma y el cajón de mecanismos. La ventana de expulsión quedaba situada delante del tirador, y los peines de seis proyectiles fueron cambiados por otros con capacidad para dos más. Así mismo, sus prestaciones mejoraron ya que el alcance vertical aumentó hasta los 4.500 metros aproximadamente (hubo también cambios de munición, pero de eso ya hablaremos otro año), manteniendo una dotación de seis hombres que, en caso de necesidad, podían aumentarse. Por lo general, esto se daba cuando había que mantener fuego continuo y hacían falta más proveedores para que no faltase munición en ningún momento.

Una cureña Sonderanhänger 52. Al fondo vemos el Flak 36/37 que
transporta. Su emplazamiento o retirada era, como vimos en los cañones
de 20 mm., cuestión de segundos
Los peines eran depositados en una bandeja de forma que bastaba ir colocándolos uno tras otro para mantener fuego sostenido. En 1937 se fabricó una variante cuya única diferencia radicaba en el visor de puntería. En este caso, el Flakvisier 33 se cambió por un modelo puesto en servicio ese año, el Flakvisier 37, que contenía un mecanismo de relojería mediante el cual se calculaba la anticipación del blanco en base a la trayectoria, la velocidad y la inclinación. Con esos tres datos, la computadora mecánica compensaba los retículos del visor indicando incluso las posibles variaciones en función de la temperatura del arma y el grado de elevación de la misma. O sea, una virguería que no sé cómo carajo pudieron inventarla salvo gastando papel y  minas de lápiz en cantidades industriales.  Y al igual que el Flak 30/38, el visor "caro" podía ser sustituido por uno más básico y fácil de usar para dotaciones poco entrenadas si bien, como ya comentamos, su uso repercutía de forma negativa en la precisión del arma. En este caso se empleaba el Schwebedornvisier, una mira basada en un principio lineal en la que la velocidad, la dirección y la inclinación del objetivo se calculaban manualmente.

Y, por supuesto, también disponía de su visor para blancos terrestres, el mismo que ya comentamos en la entrada anterior. Se trataba del Zielfernrohr, abreviado ZF, de 3x8º. Como vemos en la foto de la izquierda, era un simple visor prácticamente igual a los usados en los fusiles de francotirador o los rifles de caza mayor. Se acoplaban mediante un carril en el mismo armazón en el que se instalaba el Flakvisier, y por lo que he podido constatar, no usaban todos el mismo retículo. En el detalle de la derecha aparecen dos distintos, de modo que cabe suponer que dependiendo del fabricante o de la serie podía ser de una u otra forma. En todo caso, su empleo era el mismo: las marcas horizontales, ya sean postes o triángulos eran simplemente para calcular cuánto había que adelantar el disparo en caso de batir un blanco en movimiento. 

Un Flak 36/37 en una posición fortificada dentro de una ciudad. Obsérvese
el escudo para proteger a los servidores, así como la bandeja de alimentación
que sobresale del costado izquierdo
En este caso, la Rheinmetall acertó de pleno, y tanto el Flak 36 como el 37 tuvieron una enorme demanda como cañón ligero para la defensa antiaérea tanto de unidades móviles como de infantería, fortificaciones e incluso la armada. Se instalaron en todo tipo de vehículos: plataformas de camiones, semi-orugas, chasis de carros de combate y vagones para defender los convoyes ferroviarios, llegando hasta a emplazarse baterías móviles en una serie de vagones que eran trasladadas de un sitio a otro cuando eran requeridas, abarcando de ese modo grandes extensiones de frente que no podían cubrirse por completo a pesar de que en el verano de 1944 solo la Luftwaffe disponía de más de 4.200 unidades en servicio. Y, por supuesto, también fueron enviadas a defender las Flaktürme objeto de esta monografía. Más aún, se llegó incluso a fabricar un proyectil especial anticarro para usarlos en el frente ruso, donde los T-34 se habían convertido en unos enemigos más correosos de la cuenta y no daban abasto con lo que tenían para destruir los cientos y cientos de unidades que las fábricas soviéticas, en pleno arrebato de amor patrio y de adoración al padrecito Iósif, producían mensualmente con destino al frente para aplastar a los malvados invasores nazis. 

Vista trasera de un Flak 43. Obsérvense la enorme cesta de malla metálica
para recoger las vainas servidas, así como la ventana de expulsión. En el
costado opuesto se ven las hileras de peines dispuestos en la bandeja de
alimentación
Sin embargo, y a pesar de su incuestionable éxito, el Flak 36/37 era un arma cara y compleja de fabricar debido a que la mayor parte de sus componentes se construían mediante mecanizado, lo que suponían cantidades masivas de horas de trabajo para dar término a una pieza. Aprovechando que en 1942 tanto el ejército como la Luftwaffe ya estaban presionando para buscar un proyecto que permitiese aumentar la producción, la Krupp intentó colar un prototipo de calibre similar, pero fabricado también con el mismo sistema en el que primaban los mecanizados, por lo que no supondría ninguna mejora en ese sentido. La Rheinmetall no se durmió en los laureles y acertó de pleno cuando se dieron cuenta de que lo suyo era recurrir al mismo método empleado para fabricar las MG-34 y 38, y luego la 42, cuyo rendimiento era impecable con un costo mucho menor que el de una máquina como la MG-08 de la Gran Guerra y con una producción muy superior. Bastaba con reducir al mínimo las piezas mecanizadas y basar la construcción en chapa estampada, uniendo las distintas partes de cada pieza mediante soldadura. Este sistema se tradujo no solo en un costo muy inferior por ahorro en horas de trabajo, sino que se redujo el tiempo de fabricación a una cuarta parte.

Interesante foto que muestra una batería móvil instalada en varios vagones
y formada por tres Flakzwilling 43. Obsérvese que cada pieza lleva su
nombre escrito en el lado derecho del escudo
Las primeras unidades empezaron a servirse en 1943, dando con ello lugar al nuevo modelo Flak 43 que, como en las mejoras anteriores, conservaba el mismo cañón con unas prestaciones similares. Pero conservar las mismas prestaciones que las de armas diseñadas seis años antes y con una guerra de por medio, que es cuando la obsolescencia del material llega en un periquete, significaba que la puesta en servicio del modelo 43 solo suponía gastar menos y producir más, pero no que su rendimiento supusiera un desafío al enemigo. Los aviones aliados que atacaban a baja cota eran mucho más rápidos que los que había en servicio en 1939, y con una cadencia de apenas 80 dpm. poco se podía hacer contra los cazas yankees y británicos que daban escolta a los bombarderos. Además, las espoletas de tiempo que usaban los tedescos requerían que la puntería fuese muy exacta para aproximarse al máximo al objetivo, y hasta se daba el caso de aparatos alcanzados de lleno cuyos tripulantes solo vieron como el proyectil los atravesaba de lado a lado sin provocar mayores daños debido a que el retardo no había llegado a su límite, por lo que hubo que diseñar una espoleta con doble efecto: de tiempo y de impacto para que, caso de acertar a un enemigo, que detonase y lo mandase a hacer gárgaras.

Un Flakzwilling listo para entrar en acción. En la foto se aprecian las dos
bandejas de alimentación ya cargadas más mogollón de peines listos para
ir reponiendo la munición gastada
Pero el problema seguía siendo aumentar la cadencia de tiro, lo que ya no era posible en un arma semejante, así que a algún cerebro pensante de la Rheinmetall se le ocurrió llevar a cabo un proyecto para fabricar una pieza con dos cañones, el Flakzwilling (cañón antiaéreo de dos cañones), una versión similar al Flakvierling con dos cañones menos pero con una potencia de fuego abrumadora. Su cadencia de tiro aumentó hasta los 150-160 dpm reales, y se modificó el ángulo de elevación de los -8 a 85º anteriores a -7'5 y 90º. Ademas, en este caso el diseño dio lugar a una curiosa configuración de cañones superpuestos en vez de la yuxtaposición habitual. De hecho, incluso se llegó a plantear construir otra versión de cuatro cañones, pero no se llevó a cabo. La demanda de este nuevo cañón por una Alemania cada vez más acosada en todos los frentes no daba tiempo para muchas virguerías, y si el  nuevo modelo funcionaba bien no quedaba otra que atender la demanda cada vez mayor por parte del ejército, la Kriegsmarine y la Luftwaffe

Bandeja de alimentación de un Flak 43. En el detalle
podemos ver un peine para ocho proyectiles
No obstante, el Flakzwilling era una mole importante que podía ser muy eficiente pero de manejable tenía poco a pesar de ser un poco más ligero que su antecesor. Por sus dimensiones hubo que usar como cureña una Sonderanhäger 106 de dos ejes similar a la que empleaba el viejo Flak 18, lo que lo hacía aún mas difícil de emplazar por lo que fue destinado ante todo a posiciones estáticas o sobre vehículos y vagones ferroviarios, y aunque la demanda de este modelo era constante no se podían atender todas las peticiones. Al término de la guerra se habían fabricado 752 unidades del Flak 43, mientras que del Flakzwilling solo se alcanzaron las 280 (las cifras varían según las fuentes. Algunas llegan a las 360 unidades).  Antes de acabar quiero señalar un detalle y es que, no sé por qué oscuro motivo, las variaciones de pesos, alcances y demás datos técnicos varían de forma inexplicable de una fuente a otra. Para la elaboración de este artículo he recurrido nada menos que a ocho distintas, y a la vista de las diferencias hasta he bicheado en la red sin que coincidan. Y hablamos de autores con mogollón de libros sobre el tema, así que no entiendo a qué se deben esas variaciones en datos que, por razones obvias, suelen ser bastante exactos. De ahí que no me haya explayado mucho en ese tema porque no quiero dar lugar a errores o malas interpretaciones. Dicho queda.

Bueno, con esto terminamos por ahora. Otro día, más.

Hale, he dicho

Curiosa foto en color de un Flakzwilling 43 en uno de los nidos de golondrina de una Flaktürme. Al fondo se aprecia la
torre de mando. Como vemos, el arma se asienta sobre una base de piedra y cemento que, como se explicó en una entrada
anterior, sustituyeron las de madera para evitar riesgos de incendios. Obsérvese la enorme bandeja dispuesta bajo las
ventanas de expulsión para recoger las vainas servidas e impedir que queden esparcidas por el suelo con el evidente riesgo
de que el personal las pise en plena refriega y se parta la crisma

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