miércoles, 4 de septiembre de 2013

7 curiosidades curiosas sobre los espartanos



300 espartanos con abdominales de tableta de chocolate. No hay constancia histórica de que estuvieran tan cachas.


Justo es reconocer que los espartanos siempre han despertado bastante interés. Basta ver la de gente que se tragó la peli esa de "300", que hasta creo que hay video-juegos sobre ella y se venden réplicas del falso yelmo del musculoso Leónidas. Su peculiar modo de vida, su rígido sentido de la disciplina, su control demográfico, aberrante bajo nuestra perspectiva moderna, así como su belicosa sociedad basada en la milicia siempre han atraído al personal de una forma morbosa. Incluso denominamos como "vida espartana" a un modus vivendi austero al máximo, y decimos que alguien es lacónico cuando habla lo justo y necesario y nada más porque, entre esta gente, hablar más de la cuenta estaba mal visto por lo que esos cuñados o compadres que no paran de parlotear lo tenían claro. Para los que lo desconozcan, los espartanos eran también conocidos como laconios, de ahí el adjetivo, así como lacedemonios.

Así pues, y para mayor conocimiento de esta peculiar gente, ahí dejo una serie de curiosidades curiosas que, posiblemente, sorprendan a más de uno. Helas ahí...



Monte Taygetos
1. El tema demográfico se lo tomaban muy en serio. En una sociedad en la que todos los hombres eran destinados invariablemente a la milicia, no se podían permitir criar niños defectuosos. Así pues, cada vez que nacía un crío el consejo de ancianos decidía si merecía la pena dejarlo vivir, por lo que los recién nacidos deformes, canijos, birriosos o con pinta de tener algún tipo de deficiencia mental eran simplemente abandonados para que murieran. El lugar para ello era un desfiladero situado junto al monte Taygetos y denominado Ceadas. Así mismo, el control sobre la demografía femenina era aún más estricto, ya que solo se permitían tantas niñas como mujeres habían pasado al otro mundo o quedaban inútiles para procrear debido a la edad. Obviamente, en aquellos tiempos aún no había feministas. Ah, por cierto... el monte de marras también era aprovechado para liquidar a los delincuentes, despeñándolos por el desfiladero de Ceadas.



Nenes espartanos en clase de escritura
2. A los cinco años, los críos se convertían en un paidion o chico, eran separados de mamá y enviados a hacer puñetas a un barracón donde comenzaban su adiestramiento militar, aprendían a leer y escribir, canciones guerreras e incluso una especie de baile llamado pyrriche, el cual tenía como objeto acompasar sus movimientos mientras portaban las armas de los meirakion durante sus entrenamientos. Los meirakion eran los jóvenes a partir de los doce años de edad. El entrenamiento era pelín brutal en todos los sentidos, e incluso se les tenía cortitos de alimento para que se habituasen a las penurias de la guerra. De hecho, a fin de fomentarles la astucia y la habilidad, se les instigaba a que robasen comida si tenían hambre. Pero si eran sorprendidos se les castigaba con gran severidad, pero no por robar, sino por dejarse atrapar. 




Ilotas echando el bofe currando mientras
los jefes se lo pasan pipa matando gente
3. Cada niño tenía un tutor que era responsable de su comportamiento y de sacarle el máximo rendimiento a su educación. Esto daba lugar a un nivel de homosexualidad (más bien bisexualidad diría yo) muy elevado por razones obvias ya que los espartanos, aunque se casaban, no podían vivir con sus mujeres, sino en sus cuarteles. Solo podían visitarlas con meros fines procreatorios para fabricar más espartanitos. De hecho, ni un solo espartano desempeñaba las labores habituales en los hombres de la época. O sea, no había panaderos, ni labradores ni artesanos de ningún tipo. Todos los hombres eran invariablemente enviados al ejército, así que su economía se basaba en que dichos trabajos los llevaran a cabo prisioneros de guerra, los famosos ilotas que aparecen en todos los crucigramas como "esclavos de los lacedemonios". 



Espartanitas admirando las carnes prietas de las espartanitos
4. Contrariamente al resto de las tribus griegas en las que las mujeres tenían menos influencia que un sujeto honrado en el Congreso, en Esparta tenían una consideración social más igualada al hombre. Aunque no podían intervenir en cuestiones de gobierno, tenían sobre sí la responsabilidad de llevar los temas domésticos, o sea, que el funcionamiento de su peculiar economía recaía sobre ellas. A fin de fortalecerse para engendrar, parir y criar hijos fuertes y sanos, desde niñas practicaban todo tipo de deportes, tiraban con arco y no se cortaban un pelo a la hora de plantarse en cueros vivos delante de los mozalbetes que practicaban sus ejercicios de rigor y bailoteaban ante ellos sin ánimo lascivo ya que ellos también estaban en pelota picada todo el santo día para fortalecerse y habituarse al frío y al calor.



5. A los 18 años, los espartanos pasaban a convertirse en eiren, o sea, ciudadanos de pleno derecho. A partir de ese momento pasaban a ser educadores de los críos de menos edad, y eran nombrados tutores de uno de ellos. Curiosamente, a pesar de que la esperanza de vida en aquellos tiempos no eran ninguna maravilla, y en este caso menos aún porque se pasaban media vida batallando, hasta los 30 años no solían casarse si bien la soltería estaba terminantemente prohibida. Así mismo, las mujeres no tomaban estado hasta los 25, que para mujer y para esa época eran ya bastante, digamos, talluditas. Con todo, los hombres estaban sujetos a filas hasta los 70 años nada menos aunque pocos llegaban a esa edad si bien hay constancia de un tal Hippodamas, que palmó heroicamente a la provecta edad de 80 años. Era un fiera el tal Hippodamas, qué carajo... 




6. Al llegar a la edad adulta, al hombre espartano se le permitía llevar el pelo largo. Según Jenofonte, esta moda daba un aspecto más digno y, al mismo tiempo, más terrorífico a estos belicosos sujetos. Por otro lado, parece ser que, en realidad, el pelo largo era propio de hombres libres ya que los siervos y esclavos no podían llevar a cabo trabajos manuales con abundantes melenas por ser más un incordio que otra cosa, por lo que lo llevaban corto. El pelo se lo dejaban crecer hasta los hombros mientras que la barba, dependiendo de la época, la llevaban más o menos larga pero sin bigote, que por norma se lo afeitaban. En la foto de la derecha tenemos una figura de bronce que representa a un guerrero espartano y en la que se aprecian largas guedejas de pelo asomando bajo el yelmo. 





Muerte de Aquiles. A lo lejos, Paris
aún empuña el arco homicida

7. Los espartanos despreciaban profundamente a los arqueros ya que consideraban el arco como un arma propia de cobardes tanto en cuanto mataba a distancia. Entre hombres que solo concebían como algo honorable el combate cuerpo a cuerpo, eso de disparar flechas al personal lo veían algo indigno de guerreros de pro. Según cuenta Plutarco, un espartano herido de muerte por un flechazo se quejaba amargamente no de su muerte inminente, sino de haber sido apiolado por un afeminado que mataba desde lejos sin haber tenido oportunidad de enfrentarse a él. De hecho, hay una teoría que dice que, en la Ilíada, Paris mata al peleida Aquiles con una flecha como símbolo de cobardía y afeminamiento, ya que el príncipe troyano nunca se hubiese atrevido a enfrentarse cara a cara con él.


Bueno, pues con esto vale por hoy.

Hale, he dicho...




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