jueves, 29 de diciembre de 2016

Pro Patrimonium: el castillo de Las Aguzderas salvado in extremis




Bueno, dilectos lectores, esta ha sido la inocentada del presente año, jejeje... A los que se la hayan creído, les ruego se sirvan disculpar esta broma ya que, al cabo, qué menos que echar unas risas de vez en cuando en este perro mundo en el que sobrevivimos a duras penas a las asechanzas de los políticos y los cuñados. Y los que no se lo hayan creído, pues les felicito por su sagacidad, porque los arreglos de las fotos me tuvieron entretenidos dos o tres tardes, no crean. Afortunadamente, el castillo de Las Aguzaderas conserva toda su vetusta dignidad, y sus añejas piedras siguen luciendo tan altivas como siempre, como pueden vuecedes ver en las fotos originales sobre las que se han hecho los retoques:




Por cierto que espero que esto no haya iluminado a algún "experto", que bastantes tenemos ya tanto en el suelo patrio como allende de nuestras fronteras. El motivo que me inspiró esta inocentada fue un artículo aparecido en una web que denuncia algunas de estas fechorías. Su autora, Dª Milagros Soler Cervantes, da cumplida cuenta de ellas con el añadido de que lo hace sabiendo de lo que habla y con la ley en la mano. Por favor, echen un vistazo porque merece la pena:


Pero, en todo caso, la cosa es que estas burradas en verdad existen, y se llevan a cabo con mucha más frecuencia de lo que imaginan. La red está llena de fotos en las que podemos ver la cantidad de perpetraciones que se cometen sin que nadie de explicaciones del cómo, del por qué y de a quién carajo han preguntado para llevar a cabo semejantes infamias.  He ahí una ínfima muestra, y estas no son de coña por desgracia:



































Terroríficas hasta la náusea, ¿verdad? Menos cinco o seis que son mías, el resto proceden de la red, así que pueden vuecedes corroborar que son totalmente ciertas. Estas restauraciones, al menos en Andalucía, contravienen la Ley de Patrimonio Histórico de cabo a rabo y, sin embargo, son permitidas por los políticos que, en teoría, deben aplicar dicha ley, Y SE PAGAN con dinero de los contribuyentes sin que el contribuyente haya tenido ni idea de cómo y quiénes han cocido el potaje. Sin embargo, y a pesar de que en muchos casos se han presentado denuncias y se han llevado a cabo protestas, siempre caen en saco roto. Los dineros han volado, el patrimonio ha sido vulnerado y, para colmo, los que han planificado la perpetración se echan flores con unas memorias descriptivas que aúnan la cursilería supina con una supuesta "evanescencia metafísica sobre la intemporalidad del edificio mezclada con el etéreo entorno" y su gran puta madre.

En fin, sirva pues esta inocentada de denuncia contra los bellacos que, sin descanso, van destruyendo poco a poco todo nuestro patrimonio histórico. Desde aquí, sin acritud, los mando a todos al mismísimo carajo, amén.

Ah, por cierto, los comentarios que varios lectores han hecho acerca de la entrada de ayer he creído más acertado no publicarlos por razones obvias. Lo digo para que no crean que han desaparecido en el éter informático de la red.

Y una cosa más: la entrada de ayer ha sido compartida mogollón de veces en el Feisbú ese, así que ruego que también compartan la "contra-noticia", no sea que al personal le de por levantarse en armas y se presenten en El Coronil quemando en efigie al alcalde o qué se yo.

En fin, solo me resta desearles un feliz 2017 y esas cosas que se suelen decir en estas fechas.

Hale, he dicho

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