Distrito de Évora
Coordenadas: 38º 25' 30" N // 8º 07' 35" O
Acceso: Es un poco complicado explicar aquí como llegar a la torre, así que para eso aporto las coordenadas. Se juega a Indiana Jones con el Google Earth y se encuentra enseguida. Hay que llegar a un pueblecito llamado Brotas y a unos 3 Km. por un camino terrizo en razonable estado de baches y tal, tenemos la torre.
Comenzamos una nueva serie de etiquetas con esta imponente torre señorial del siglo XV: la torre das Aguias, o sea, de las Águilas. Se encuentra en una zona bañada por el río Divor, y a poca distancia del santuario de Nossa Senhora das Brotas, un lugar casi despoblado actualmente.
Las torres señoriales, o torres fuertes, surgieron a lo largo de la centuria de 1500 como residencias para las casas nobiliarias en la península, en una época en que la nobleza ya prefería vivir en los núcleos urbanos a fin de controlar mejor a sus vasallos pero, al mismo tiempo, conservando en sus moradas los elementos defensivos necesarios para casos de necesidad, y no tanto por temor a posibles algaras procedentes de Castilla, sino de motines y asonadas por parte de sus vasallos. Eran más confortables que los añejos castillos y precisaban de menos gasto en su mantenimiento, pero conservaban todos los dispositivos necesarios para una defensa eficaz, como matacanes, puertas elevadas, almenados, etc.
Esta torre en concreto fue edificada por Nuno Manuel, guarda mayor del rey don Manuel I, hacia 1520 y usada inicialmente como pabellón de caza. Tiene 20 metros de altura y unos 17 de lado, y su interior se divide en cuatro plantas que a su vez están distribuidas en diferentes dependencias como salones, alcobas, etc. En la planta inferior estaban las cocinas y, bajo la misma, una cisterna. La fábrica del edificio es de ladrillo enlucido sobre sillería esquinera.
Actualmente está siendo restaurada, ya que su estado de abandono es lamentable, y más tratándose de un edificio con tantas peculiaridades. Vamos a verla con más detalle:
Como se ve en la foto de cabecera, en sus fachadas se abren amplios ventanales. La puerta de acceso que se ve en la imagen es moderna. La original está en la fachada NE, y se accede a ella por una escalera que, en sus tiempos, debió ser un patín. Por esa puerta entramos en la planta primera, ya que a la planta baja se accedía desde el interior de la torre. En la imagen de la derecha podemos ver uno de los ventanales por el interior. En la foto se aprecia perfectamente el notable grosor de sus muros, así como la tronera de cruz y orbe que se abre en su parapeto.
Los salones disponen de chimeneas, cuyos tiros se alinean en la azotea, y además el mismo tiro es aprovechado para chimeneas de las plantas superiores. Las bóvedas, de crucería gótica, dan a las estancias un aspecto elegante y refinado. Están fabricadas con ladrillo tanto bóvedas como nervaduras, y todo el conjunto está enlucido y encalado. Los vértices de la crucería están adornados con rosetones de piedra con motivos florares típicos del estilo manuelino de la época.
En la foto de la izquierda vemos una de las escaleras que nos permiten acceder a las plantas superiores. Son de sillería de granito sobre un pilar central del mismo material. En realidad, cada peldaño llevaba en su extremo una parte del pilar, formando una sola pieza. Sólo había que ir añadiendo peldaños hasta que la escalera quedaba enteramente terminada incluyendo la columna central. Como todas las escaleras de la época, es bastante angosta, siendo dificultoso subir a un hombre corpulento. Esto no lo hacían porque sus habitantes tuvieran cuerpo Danone, sino porque de esa forma eran más fáciles de defender en caso de verse invadidos. Un par de hombres armados con lanzas, chuzos o simplemente con espadas podían mantener a raya a cualquier agresor, ya que no cabía más de uno por la escalera.
En la foto de la derecha podemos ver la planta superior, donde se encontraban las alcobas de los señores. A pesar de tener la techumbre derrumbada, aún se observan los detalles de refinamiento estético propios de la zona noble de la vivienda, como las ménsulas de apoyo de las nervaduras y la ventana con poyetes. A la derecha de la imagen se ve el tiro de una de las chimeneas, así como dos de los peculiares matacanes con que cuenta la torre para su defensa, y de los que hablaremos ahora.
Ahí tenemos uno de ellos. La torre está dotada de cuatro matacanes esquineros, y de otro que defiende la puerta de entrada al edificio. O sea, nada menos que cinco matacanes para un edificio de apenas 300 m2 de superficie. A eso, añadir las troneras que se abren en algunas de sus ventanas, sus fuertes rejas, así como la puerta de acceso elevada. Los matacanes, cubiertos por esos conos de ladrillo, son bastante peculiares. De hecho, son los únicos que he visto de esa forma. Como se ve, sobre unos canes de granito llevan losas del mismo material en las que se ha practicado un orificio circular para permitir el tiro en vertical. La cubierta de ladrillo, además de proteger los defensores de la torre, le da una apariencia más elegante y peculiar que las típicas escaraguaitas de los castillos. Ojo, que hay un cono más en la fachada que da al SE. En este caso no es un matacán, sino la cubierta del acceso a la azotea que, para no desentonar, la hicieron igual que los matacanes de marras.
Finalizo la entrada con un consejo para aquellos que quieran conocer la torre: yo la visité hará menos de un año y las obras de restauración iban bastante despacio. O sea, que igual se la encuentran cerrada, o bien un poco más avanzadas de como yo las vi. En caso de poder entrar, MUCHO CUIDADO con los suelos y techumbres, porque están en muy mal estado, y un paso en falso nos puede provocar una costalada de antología. Es un paraje muy solitario y, aunque hay algunas casas junto a la torre, son casi todas de aperos agrícolas y no vive nadie en ellas. O sea, que NO SE DEBE IR SOLO. Si se visita en invierno, es posible que el río Divor vaya crecido de agua y tengamos que dejar el coche para poder llegar a pié. Dicho queda.
Por lo demás, el que visite la torre podrá disfrutar de un entorno de dehesa francamente bonito y apacible. A unos 250 metros de la torre está el santuario. Si alguien quiere ver su interior, en Brotas habrá algún vecino que tenga la llave. Sí, no es de coña. Allí es habitual que alguien del pueblo se haga cargo de la llave de turno.
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