sábado, 11 de junio de 2011

Armamento medieval: La daga


En una sola ilustración de entre los siglos XI y XII aparece un caballero u hombre de armas portando una daga. En todas ellas, el arma usada por los combatientes es, sobre todo, la espada o la lanza. Podemos pues dar por sentado que las armas cortas no formaban parte de la panoplia de los guerreros de la época, y que sólo los peones usarían cuchillos, entre otras cosas porque era la única arma que podían permitirse además de los aperos de su oficio, como hachas, horcas o mayales.
Se desconoce el motivo del por qué las dagas no eran usadas por los que hacían de la guerra su oficio, y más si tenemos en cuenta que las armas cortas habían sido usadas desde tiempos inmemoriales para tal fin. Un ejército tan profesional como el romano usaba el pugio, los pueblos germánicos el scrama sax, pero los guerreros de la época arriba mencionada no usaban ningún tipo de arma corta. Quizás porque podría ser considerada como un arma indigna de ellos en una época en que floreció el espíritu caballeresco, quizás porque no era considerara como necesaria, el caso es que no fue hasta mediados del siglo XIII cuando el uso de armas cortas se generalizó entre la casta militar.
Obviamente, nada sucede por las buenas, y la imposición de modas no cuenta a la hora de combatir con un arma u otra. La moda, en estos temas, la marca antes de nada la necesidad. Los ornatos propios de una determinada época no son relevantes a la hora de aumentar la eficacia de un arma, por lo que el hecho de que lleve las guarniciones grabadas o el pomo de oro no cuenta gran cosa a la hora de combatir.
Por todo ello, diría que lo que hizo que se impusiera el uso de las armas cortas fue la consecuencia de una necesidad que antes no existía. Y entiendo que esa necesidad debió ser la evolución en la forma de combatir de los ejércitos de la época. Puede que los caballeros vieran la necesidad de un arma secundaria para, en caso de perder la espada, no quedar indefensos. Puede también que se dieran cuenta de que en los combates cerrados la espada era poco o nada útil, y que era más adecuado manejar un arma de cortas dimensiones con la que herir al enemigo sin necesidad de tener espacio para ello. O puede que fuese la visión de sus compañeros de armas, apuñalados por simples peones con bastante eficacia, lo que indujo a la clase caballeresca a plantearse que no era nada desaconsejable recurrir a un arma propia de villanos si lo que estaba en juego era la vida. Un peón defendido a duras penas por un capiello y, con suerte, con un perpunte, podía matar a un gentil caballero de una puñalada en un ojo o en la ingle, o desjarretarle su valiosísimo caballo de guerra metiéndose entre sus patas, cosa que no se podía hacer con la noble espada.

En la Biblia Maciejowski, escrita en 1250, ya vemos como un caballero hiere a otro en la cara. Como se ve en la ilustración de la izquierda, no es muy elegante la forma de combatir que practica. Simplemente, aprovechando la masificación del momento, se ha limitado a agarrarlo del cuello y hundirle la hoja de su puñal justo encima del ojo. Como no lleva yelmo de cimera, es el único punto vulnerable. Por otro lado, en las efigies funerarias de la época ya aparece la daga como parte del armamento caballeresco, cosa que antes no ocurría.

En el mausoleo que vemos a la derecha, perteneciente a Guglielmo Berardi, muerto hacia 1280, vemos como porta una daga con una apariencia muy similar a la de los cuchillos de antenas de la Edad de Bronce. Es pues evidente que a mediados del siglo XIII, la daga ya era de uso común entre la casta militar. A partir de ese momento, la daga experimentó una evolución imparable con la creación de diversos tipos, ideados según la necesidad del momento, por lo que ya era parte imprescindible de la panoplia del caballero. En cuanto a la creencia común de que iban a juego con la espada, francamente lo dudo. Y no por falta de medios de sus compradores, sino porque la empuñadura de la espada difería de las dagas tanto en forma como en las guarniciones por meras cuestiones prácticas, así que difícil sería compaginar la una con la otra. En todo caso, más bien me inclino a pensar que lo que sí podrían ir a juego serían las vainas, provistas de las mismas conteras y los mismos brocales, y decorados de la misma forma.
Por otro lado, su uso alcanzó tal difusión que, en muchos tratados de esgrima a partir del siglo XV, se incluyeron técnicas para el manejo de la daga, si bien su uso en estos manuales se limitaba a una esgrima de duelo y no a técnicas de combate, donde cabe suponer que, más que elegantes fintas y paradas, se llevaba a cabo de forma genérica un apuñalamiento mucho más básico, pero también más efectivo, en las partes vulnerables del enemigo.
En la península se usaron las mismas dagas que en los demás países de Europa Occidental, salvo los diseños específicos de un territorio concreto, como podía ser el dirk escocés o el puko finlandés, cuyo uso se limitó a esos países concretos. Pero hubo otros que podían verse tanto en España, como Inglaterra, Francia o Italia. Hay un dato que conviene tener en cuenta, y es que casi todas las dagas usadas entre los siglos XIII y XVI fueron contemporáneas, es decir, que se usaron indistintamente durante ese tiempo. No fue hasta el siglo XVII, con la aparición de las dagas de mano izquierda, cuando cayeron en la obsolescencia, dando paso a dagas específicas para las nuevas técnicas de combate, como la daga de detener o la daga de vela.
Cuestión aparte es su nomenclatura. Hay decenas de nombres que, en muchos casos, describen el mismo tipo. En otros no queda nada claro como eran, ya que solo nos ha llegado una descripción bastante ambigua de la misma. En otros, por fin, vemos que el mismo nombre vale para armas distintas. Un lío, vaya...
Así pues y para no liarme ni yo ni los que me lean, me limitaré a detallar los tipos de daga sobre los que no hay duda alguna acerca de su nomenclatura y morfología, que no es plan de enmendar la plana a los que se equivocaron hace siglos. En cualquier caso, he decidido incluir las usadas en la Península más algunas que, aunque procedentes de otros países, se pudieron utilizar aquí, debido sobre todo a la expansión militar española en Europa. Son las siguientes:

* Serranil
* Daga rapante
* Daga de guarnición
* Daga de orejas
* Daga de arandelas
* Daga testicular
* Daga borgoñona
* Pisto
* Misericordia
* Daga de detener
* Daga de medio lazo
* Daga de vela
* Estilete
* Aguja

Hale, ¿será por dagas? Bueno, sirva esto como introducción. Ya las iremos estudiando una por una. He dicho

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