sábado, 24 de septiembre de 2011

Armamento medieval: El faussar de la Biblia Maciejowski




Esta escena en que los israelitas al mando de Josué toman la ciudad de Hai es, quizás, una de las más impactantes de la amplia colección de masacres que nos legaron los iluminadores parisinos que ilustraron esta biblia. En el centro de la escena, un caballero cae literalmente partido en dos como consecuencia de un brutal golpe propinado por un faussar o fauchard, un arma de ignoto origen, y de la que, en realidad, se sabe muy poco.

De hecho, en todas las iluminaciones de la biblia en cuestión solo aparece tres veces: en esta que vemos, otra en que las tropas de David derrotan a las de su hijo Absalón y, finalmente, en una lámina que muestra la muerte de Urías. O sea, que en todas las ocasiones los usan "los buenos" de la película, lo que no deja de ser curioso.

El caso es que, según parece, este tipo de arma estuvo operativo un tiempo relativamente corto, entre los siglos XII y XIII, y solo en Francia y, quizás, Inglaterra. El origen del término tampoco está nada claro. Yo no sé francés, aparte de "oui", "bon jour" y "tres jolie", así que lo tengo asaz complicado para averiguarlo. En todo caso, sí he visto que "faucard", palabra muy parecida, significa "hoz grande", así que puede que por ahí vayan los tiros. Por otro lado, "faux" significa guadaña,  y "chard", acelga.

O sea, que faux chard, que es casi lo mismo que fauchard, sería aplicable a una guadaña para cortar acelgas (o cualquier otro yerbajo comestible, supongo). En francés también se la relaciona con la "faux de guerre", o guadaña de guerra, una mera transformación de la guadaña convencional en arma enastada que, según vemos en la ilustración superior, que se asemeja más a la guja que al faussar que vemos aquí. En cualquier caso, todo lo dicho vendría a decirnos que el origen del arma, como tantas otras, podría ser agrícola.

Dicho esto, vamos a estudiarla un poco...


Ahí tenemos el faussar que porta el expeditivo caballero de la imagen de cabecera. Es un arma de una simpleza rayana en lo espartano. Consta de una enorme hoja de un solo filo que, si la comparamos con la de la espada del caballero que está detrás, muy entretenido en partir en dos la cabeza de su oponente, mediría alrededor de 120 cm. aproximadamente. A lo largo del lomo vemos una nervadura que podría ser donde comienza el vaceo de la hoja. La empuñadura, aparentemente de madera, iría embutida en la espiga, o quizás esta sea enteriza y dicha empuñadura la formen dos mitades fabricadas en madera y encordadas. Carece de pomo y cruceta.

Su contundencia está fuera de toda duda. Un arma así sería muy pesada, y su filo podría producir heridas tan escalofriantes como la que aparece en la imagen. Sin embargo, personalmente cuestiono que la manejara con tanta soltura un jinete. Sería lo mismo que si usara un mandoble: su enorme peso y la fuerza centrífuga que produciría lo desestabilizaría de tal forma que le costaría bastante trabajo mantenerse en la silla. Y, por otro lado, usarla con una sola mano requeriría una fuerza descomunal. Para eso sería mejor empuñar una espada convencional, mucho más equilibrada y sumamente efectiva también.

En cuanto a la otra imagen (se puede ver abajo), en ella vemos como un caballero lo hunde en el yelmo de un oponente. Y, al igual que en la de cabecera, usa las dos manos para poder manejarlo con soltura si bien en este caso, la hoja parece ser un poco más corta, lo que no quita que tenga la suficiente energía para hendir el yelmo hasta la mitad, matando en el acto a su enemigo. Pero ese tipo de heridas lo vemos prácticamente en todas las iluminaciones de la biblia producidas por una espada, mucho más manejable.

En cuanto al hecho de que sus efectos puedan estar exagerados, diría que no. La existencia de un arma semejante, que no sería especialmente popular en su época, así como su manejo, debieron ser detallados en todos los aspectos por el o los hombres que asesoraron a los iluminadores del texto. Coligo pues que, en su momento, les debió resultar bastante llamativa, tanto por su aspecto como por su devastador poder.

Visto lo visto, no parece que, a pesar de su contundencia, fuera un arma que alcanzara gran difusión. De hecho, el peculiar chafarote que ya estudiamos en una entrada anterior, a pesar de ser también un arma poco vista, aparece con mucha más profusión en la biblia. Cabe suponer que este arma, poco manejable y engorrosa para un jinete, pasara al olvido en pocos años, optando los pocos que la usaran por la espada convencional o armas contundentes.

Bueno, si alguien sabe el nombre del que ideó esta arma, que lo diga, hacemos una ouija de esas, lo invocamos, y que nos cuente de qué iba el tema. 

Hale, he dicho




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