lunes, 17 de octubre de 2011

Armamento moderno: La bayoneta 2ª parte



Aunque las bayonetas de cubo se usaron hasta mediados del siglo XX, como ya avancé en la entrada anterior sobre estas armas, ya a principios del siglo anterior se empezaron a diseñar bayonetas más versátiles, válidas no solo para convertir el fusil en una pica, sino también como cuchillos o espadas cortas. En un combate cerrado entre unidades de infantería, era mucho más eficaz tener en la mano un arma blanca que un pesado mosquete de unas dimensiones que prácticamente no le permitían al combatiente manejarlo con soltura. No podía disparar porque si se tomaba el tiempo necesario para recargar era hombre muerto, y si disparaba contra un enemigo, a tan corta distancia la bala lo atravesaba y podía matar a un camarada situado tras el mismo. Así pues, los cerebros grises de las matanzas de la época tuvieron la genial idea de sustituir la bayoneta de cubo por una eficaz espada que, en manos del soldado, podía herir de corte y de filo.


El invento llegó a los campos de batalla mucho antes de lo que la mayoría imaginan, ya que el primer fusil dotado de espada-bayoneta apareció en 1800, concretamente un modelo diseñado por un armero inglés por nombre Ezequiel Baker, y que estuvo operativo durante 30 años. Iba equipado con la bayoneta que vemos en la foto, un arma con una hoja de nada menos que 60 cm. de largo, y provista de un guardamanos como si de un sable se tratase. Al igual que sus congéneres de cubo, una vez montada quedaba situada a la derecha del cañón. Muchos pensarán que disparar con semejante trasto en el extremo del arma debía ser bastante engorroso, y ciertamente lo era. Hacer puntería con ese peso añadido no era precisamente fácil, pero para evitar eso se diseñó la bayoneta de forma que quitarla y ponerla era cuestión de un breve instante. En el pomo de la misma llevaba un resorte de retención, una uña que, mediante la presión de un muelle, fijaba el arma a un resalte en el cañón del fusil. Todo aquel que haya hecho el servicio militar ya sabrá de qué va el tema. De ese modo, la tropa podía hacer fuego y recargar cómodamente su arma sin el engorro de la sempiterna bayoneta de cubo fijada permanentemente al fusil, y montar la bayoneta cuando fuese preciso o, llegado el caso, desmontarla y usarla como una espada.


El invento tardó un poco en calar, pero ya durante la segunda mitad del siglo XIX se fue generalizando su uso, y prácticamente todos los ejércitos europeos fueron dejando de lado las añejas bayonetas de cubo en favor de este nuevo diseño. En esa época tuvo especial difusión una tipo de hoja de doble curva denominada "yatagán", procedente de un cuchillo originario de Turquía, el cual podemos ver en la foto superior. Otra innovación de esa época fue el galluelo, en sustitución de la cruceta que le daba el aspecto de una espada en toda regla. El galluelo es esa media cruceta curvada con una bola al final de la misma. Muchos creen que esa pieza se ideó para hacer de tope a la hora de clavarla, de forma que el cuerpo del adversario no llegase hasta la misma boca del fusil. Bueno, pues no es eso. El galluelo se ideó para trabar la hoja de la bayoneta del enemigo y, con un giro seco de muñeca, partirsela.

Finalmente, a finales el siglo XIX se desechó la costumbre de engarzar la bayoneta en el lado derecho del cañón, pasando a colocarla debajo del mismo, como más o menos todo el mundo conoce. Ello se debió a meras cuestiones de tipo práctico, a saber:

1: Al estar el peso de la bayoneta centrado con respecto al fusil, lo desequilibraba menos a la hora de tener que apuntar. 

2: Por otro lado, la refracción de la hoja, muy bruñida y expuesta al sol, podía estorbar a la hora de hacer puntería al estar muy cerca del punto de mira.

3: Era más efectiva a la hora de clavar. El bayonetazo es por lo general un golpe lanzado en sentido horizontal o de arriba hacia abajo. Una hoja con el filo hacia abajo significaba, además de producir una profunda herida punzante, practicar un corte en el cuerpo del adversario. Si además, como es norma en la esgrima de bayoneta, se gira la misma una vez clavada, es más fácil hacerlo con esta colocada bajo el cañón que si está en un lateral. Este giro me da la impresión de que se realizaba, no ya para hacer más daño, que eso de que te metan 30 ó 40 cm. de acero en el cuerpo es suficiente para escabecharte, sino para facilitar su extracción. Aunque el sitio preferente para clavarla es en la zona abdominal, si el bayonetazo caía en el pecho, las costillas podían trabar la hoja. Perder 3 ó 4 segundos en poner el pie en el cuerpo del enemigo caído para tirar del fusil podía significar la muerte así que, al hacer ese rápido giro con la hoja aún dentro del cuerpo, la extracción quedaba asegurada porque la hoja partiría sin problemas la costilla en la que se había incrustado.

Aclarar finalmente que la lucha cuerpo a cuerpo con bayonetas no significaba meterse en una vorágine de cuchilladas y culatazos a lo loco, porque en la primera mitad del siglo XIX ya se habían escrito diversos tratados de esgrima con bayoneta para instrucción de la tropa, y en todos los ejércitos europeos se insistía en que la destreza en el uso con esta arma era de vital importancia. Y no ya para hacer frente a la infantería enemiga, sino también a los dragones, húsares y coraceros, a base de movimientos destinados a esquivar y herir al caballo para, posteriormente, derribar al jinete con un culatazo o una cuchillada. La mayoría de estos tratados eran fruto de la herencia dejada por escritos de la época renacentista basados en el combate con armas enastadas, aplicados al fusil armado con bayoneta. Así, tenemos las obras escritas por el alemán Selmnitz en 1825, el "Manejo de la bayoneta" del capitán Muller, editado en París en 1832, o "La esgrima de la bayoneta aplicada a la boca del fusil", de Pinette, editado en 1841, y sin olvidar el "Ensayo sobre la esgrima de la bayoneta", de Gálvez de Zea y publicado en 1855.

Y aquí acabo con este tema, porque el siglo XX se sale ya del contexto temático del blog. Si algún día me quedo sin nada que contar, que para eso aún queda muuuuuucho tiempo, ya habrá ocasión de retomar el tema bayonetero.

Y como no creo que me deje nada importante atrás, pues he dicho, hala...

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