lunes, 18 de febrero de 2013

Curiosidades: Armas extrañas


Bueno, toca descansar un poco de tanta masacre craneal y demás temática sangrienta, así que esta entrada estará dedicada a armas raras. Raras para los occidentales, naturalmente, porque en sus países, pueblos o tribu de origen son sobradamente conocidas ya que no vamos a hablar de armamento hispano. Sin embargo, a nosotros, habituados a unas tipologías muy concretas, se nos antojarían unos chismes rarísimos. Eso sí, que nadie ponga en duda la efectividad de las mismas, porque sus usuarios se han tirado la torta de años matándose bonitamente con ellas hasta que los traficantes de armas las relegaron al olvido inundándolo todo con los archifamosos Avtomat Kalashnikova 1947, o sea, los AK-47. Veamos algunas de estas armas extrañas...


Porras arrojadizas. Estas curiosas porras eran usadas por los aborígenes australianos tanto para apiolar canguros como para apiolarse entre ellos. Su longitud oscilaba entre los 45 y los 75 cm. aproximadamente. Como se ve en la ilustración, las había tanto con cabezas contundentes como formando aristas puntiagudas. Todas ellas se fabricaban con madera, cabe suponer que de algún tipo especialmente duro o bien endurecidas con fuego.



Patu. Aunque no lo parezca, esa especie de espátula es un arma, y bastante efectiva por cierto. El patu era una maza fabricada con madera, piedra o hueso usada por los mahoríes. En realidad, eran unas mazas con las que se podía golpear tanto de plano como de filo, e incluso podían ser lanzadas con bastante precisión. El ejemplar más grande de la imagen, para hacernos una idea del tamaño, mide 50 cm. de largo y 15 de ancho. 



Wahaika. Esa cosa amorfa que parece una berenjena rococó, usada por los mahoríes, es también una maza aunque no lo parezca. Al igual que el patu, la wahaika era una maza plaza fabricada con madera, hueso o incluso huesos de ballena. La más grande de la foto mide 42,5 cm. de largo, y está fabricada con madera.





Katariya. Se trata de un arma arrojadiza similar al boomerang, pero sin efecto de retorno. Generalmente se fabricaban con madera, aunque también podían elaborarse con hueso o incluso con hierro. La bola de uno de sus extremos servía para afianzarla en la mano y, al mismo tiempo, para aumentar su contundencia. En concreto, la pieza del centro va provista de una bola de hierro de unos 8 cm. de diámetro, así que ya podemos hacernos una idea de sus efectos en plena jeta. Sus usuarios eran los kols, una tribu de Guzerat (India).






Ondo. Hacha arrojadiza usada por los banda, una tribu de África Central. Su longitud oscila entre los 33 y los 45 cm. y, al parecer, su morfología y distribución de masas la hacían terriblemente precisa. 








Kpinga. Chisme extrañísimo donde los hubiere usado como el anterior en África Central. No es un hacha, ni tampoco un cuchillo tal como nosotros los conocemos. Es una especie de combinación de estos para permitir que, una vez lanzado, se clave o corte de todas formas. Según el manual de instrucciones, hay que lanzarlo horizontalmente, y tiene un alcance efectivo de nada menos que 90 metros para un lanzador avezado, manteniendo una precisión aceptable entre los 35 y 45 metros aproximadamente. A distancias cortas, no más de 20 metros, podía cortar la pierna de un hombre o penetrar unos 4 cm. en un tronco. El peso del chisme es de alrededor de 1.300 gramos. 



Chakram. No se trata de discos de sierra ni nada semejante. Es un arma de lanzamiento usada por los sikhs hindúes. Se trata de un disco de acero de entre 12 y 30 cm. de diámetro que se lanzaba de izquierda a derecha y que alcanzaba una notable precisión y potencia, ya que a unos 30 metros podía cortar una caña de bambú de 2 cm. de diámetro.



Porra-daga hawaiana. Sutil y armoniosa combinación de maza y puñal elaborada con madera. Sus usos eran varios: podía servir para aporrear al enemigo, para apuñalarlo a su sabor en un cuerpo a cuerpo feroz y, caso de que el enemigo saliese por patas, lanzarla y dejarlo en el sitio de un porrazo en la nuca. 

Como vemos en la ilustración de la derecha, sus formas, tamaños y pesos eran de lo más variado, cubriendo una longitud de entre 28 a 43 cm. aproximadamente, y un peso de hasta 2,5 kg., lo que indica que debía ser tremendamente contundente. 







Onzil. Hacha arrojadiza usada en África occidental y central. Al parecer, su hoja, con esa curiosa forma de cabeza de tucán, así como la inclinación hacia atrás de la misma, hacían que el giro del arma se viese incrementado en potencia, siendo por lo visto tanto o más efectiva que la conocida franciska normanda. Para asegurar su eficacia, la parte trasera de la hoja iba afilada de forma que si no se acertaba con el pico, se acertaba con la otra parte. El caso era aliñar al enemigo como fuera. El ejemplar de la foto mide en total 53 cm. de largo.




Li-Lil. Clava usada por algunas tribus del lago Victoria. Básicamente, se trata de otro tipo de maza arrojadiza cuya cabeza, plana y ancha, tiene los bordes afilados para hacer más pupa aunque está fabricada con madera. Como es lógico, también podía ser usada como una maza convencional. Mide unos 70 cm. de largo.

En fin, dilectos lectores, como hemos ido viendo a lo largo de la entrada, los habitantes de otros continentes no se quedaron cortos a la hora de diseñar mortíferos artilugios para dirimir sus cuestiones personales. Cabe señalar que, en la mayoría de los casos vistos, hacían bastante uso de la madera debido a su desconocimiento de la metalurgia, lo que no quita que fueran terriblemente eficaces ya que la riqueza maderera de esas zonas permitía proveerlos de maderas duras como el hierro.

Bueno, es hora de yantar, así que me piro.

Hale, he dicho...

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