sábado, 24 de noviembre de 2012

Simbología 1. La iglesia de San Marcos, de Sevilla 2ª parte



Bien, como continuación a la entrada de ayer, en ésta estudiaremos la torre. Para no liarnos mucho, se irán detallando los elementos de cada cara, orientadas conforme a los puntos cardinales. Hay cierta controversia acerca de su origen ya que algunos historiadores, como Morales, la torre se hizo de nueva planta junto al resto del tempo. Sin embargo, Gestoso indica que se trata del minarete de la antigua mezquita sobre cuyo solar se edificó la iglesia. En cualquier caso, se trata de un notable ejemplo de la arquitectura de la época, armoniosamente conjuntado y con la particularidad de que no tiene dos ventanas iguales.

En la foto de la izquierda tenemos la fachada oeste de la misma. Como vemos, dispone de cuatro ventanas, más complejas a medida que ascendemos. En la zona superior, rematada por una sebka, tiene en la parte central un tragaluz abierto en uno de los arcos ciegos de la misma.

Pero las ventanas no albergan ningún tipo de simbología. Sus arcos lobulados y decorados con acantos son debidos a meras cuestiones decorativas. Así pues, nos tenemos que ir a la zona más alta de sus 22 metros de altura para buscar lo que nos interesa: los canecillos. Cada fachada cuenta con diez canecillos más dos esquineros que sustentan la cornisa de la torre. Su fábrica es de piedra caliza, lo que ha hecho que, con el paso del tiempo, algunos de ellos estén prácticamente irreconocibles debido a la erosión. Pero, en todo caso, quedan bastantes para sacar algunas cosas en claro. Vamos a ello:





En la foto superior tenemos una vista de toda la cornisa con sus canecillos. Así pues, de izquierda a derecha tenemos:


Cabeza humana con la boca abierta. Suele representar la mentira y la blasfemia. Aunque no se aprecia en la foto, tiene las orejas puntiagudas, por lo que podría tratarse de un demonio o un duende. Además, por el tamaño y la profundidad de la misma creo que la debieron aprovechar para desaguar el tejado a modo de gárgola. 







Cabeza posiblemente de animal vacuno. Teniendo en cuenta que la intención de estos canecillos es advertir al personal sobre lo bueno y lo malo, me inclinaría a pensar que se trata de un buey, animal éste que simboliza la calma, la fuerza apacible, la laboriosidad y el sacrificio. El mal estado en que se encuentra la talla no permite afinar más. 






Cabeza humana en actitud de mesarse el cabello. Es una representación bastante frecuente en el románico y el gótico, y simboliza el pesar y la angustia por haber pecado.

Es pues un aviso de lo mal que se pasa cuando la conciencia lo martillea a uno por haber contravenido las leyes divinas.






Cabeza de león. Aunque en la entrada anterior se comentó que era habitual el uso del león como representación de Jesucristo, obviamente tiene otras muchas variantes en función del lugar en que lo veamos. En este caso, en el que se intenta prevenir sobre el pecado y sus consecuencias, el león simboliza las pasiones latentes, que pueden inducir al pecado. Además, vemos que su gesto no es fiero, sino que muestra cierta tristeza quizás por el temor a que dichas pasiones afloren e induzcan a pecar. 




El estado de deterioro de esta figura hace casi imposible describirla. Apenas se vislumbra en el lado izquierdo lo que podría ser un rostro humano. Así pues, si alguien tiene la vista más larga, a ver si es capaz de decirnos de qué se trata.








Motivo vegetal que podría representar una hoja de hiedra, si bien su mal estado no permite asegurarlo. La hiedra, por su longevidad y su apariencia siempre verde independientemente de la época del año, simboliza la inmortalidad y la eternidad, premio a los puros de espíritu que parten de éste mundo libres de pecado. 






Cabeza humana en actitud de mesarse los cabellos. Es una repetición de la figura anteriormente representada en una pose similar.

Las figuras representadas en los tres canecillos siguiente son prácticamente irreconocibles, así que pasamos al penúltimo de esta fachada.





Cabeza de animal o monstruo. Por su rictus, en apariencia sonriente, podría tratarse de un sátiro o pan, ser mitológico identificado en el cristianismo con Satán y la vida en su aspecto involutivo.












Prosigamos con la fachada norte. En este caso, para seguir la ménsula de la esquina anterior (el boqueras que podría ser una gárgola), empezaremos de derecha a izquierda:


Figura vegetal que representa una hoja de palma. La palma, desde tiempos de los romanos, ha sido símbolo de triunfo, de ahí que los mártires cristianos sean representados con una de ellas en la mano como señal de triunfo sobre la muerte. En éste caso, simboliza la inmortalidad del alma, así como la resurrección de los muertos.

Los motivos de las tres ménsulas siguientes son posiblemente de tipo vegetal, aunque tan erosionados que no es posible distinguir con certeza qué son.


Rostro humano con gesto sereno. Representan el pecado y el vicio que llenan el mundo, los cuales deben ser rechazados por el hombre, siendo la iglesia el mejor refugio contra los mismos. 









Cabeza de demonio. Parece que se abre la boca con los dedos, lo que simboliza la mentira y la blasfemia, pecados estos de los que el Maligno es el gran propalador en su empeño de seducir al hombre con engaños para inducirle al pecado.








Esta ménsula presenta dos animales caprinos que, por su actitud, parecen un cabrón y una cabra en pleno apareamiento. Tanto uno como el otro representan la lujuria y la impureza, pecados a los que el demonio nos impulsa constantemente. El cabrón, además, es la representación del Diablo.

La siguiente ménsula también está en muy mal estado, y no es posible identificar lo que representa. La última, situada en la esquina, muestra una forma posiblemente animal, concretamente un ave, también con la boca abierta, como la de la esquina opuesta, así que coligo que su función era más bien la de gárgola. En todo caso, tampoco es posible deducir de qué animal se trata (a mi se me asemeja a una rapaz, águila o halcón, pero no puedo asegurarlo).



                                         Fachada este

Al igual que la anterior, comenzamos de derecha a izquierda, siendo la primera el animal indefinido que podría ser una gárgola. Vamos con la siguiente pues:


Tras pasarme un largo rato intentando averiguar qué es, me inclino por la cabeza de un ave picoteando un fruto. Las aves representan el alma humana y, en ésta actitud en concreto, representan las almas invitadas al banquete eucarístico.
Otra opción sería un águila devorando a una serpiente. En éste caso, el águila, reina de las aves, representaría a Cristo y la serpiente, obviamente, al Diablo. Lo ideal para corroborar esto sería obtener la foto desde una perspectiva superior, pero a 22 metros por debajo no se puede hacer más. Por cierto, las águilas cubren a sus presas con las alas, que serían las formas que vemos a ambos lados de la cabeza.

Motivo vegetal en forma de helecho. Es considerado como símbolo de humildad, franqueza y sinceridad, resaltando especialmente la virtud de la humildad en todo buen cristiano. Se consideraba además que la presencia de ésta planta vetaba al Diablo a poner en práctica sus engaños contra el hombre, ahuyentándolo.






Rostro humano con una poblada barba. Éste atributo viril representa coraje y sabiduría. De hecho, en muchas culturas y religiones no se permite el afeitado por ser las barbas como un don de Dios al varón (los musulmanes, sin ir más lejos). 








Representación vegetal en forma de hoja de acanto. Esta planta, usada desde los tiempos más remotos y por multitud de religiones paganas, fue tomada por el cristianismo y quizás sea la más utilizada desde entonces. Su simbolismo encierra dos vertientes en función de la características de la planta: sus espinas, que al nacer son tiernas pero luego endurecen y hieren, y lo carnoso de sus hojas. Esto lo podemos traducir de la siguiente forma: los vicios y demás cuestiones de tipo carnal, como la lujuria, la avaricia, etc., al principio nacen débiles, pero se van haciendo fuertes como las espinas que, a la larga, nos será imposible eliminar y nos inducirán continuamente al pecado, o sea, a herir nuestras almas. Por otro lado, sus hojas carnosas nos avisan precisamente contra los pecados de la carne.  Finalmente, sus siete pétalos pueden hacer referencia a las Siete Virtudes del catecismo: humildad, generosidad, castidad, paciencia, templanza, caridad y diligencia.

Cabeza de animal, posiblemente una hiena. Esta fiera representa a Satanás, ya que es malvado, sucio y se alimenta de carroña.










Otra representación vegetal del acanto, cuyo simbolismo he explicado más arriba. En este caso, muestra tres hojas que podrían hacer referencia a las tres Virtudes Teologales: fe, esperanza y caridad.








Representación de rostro humano en actitud serena. Su simbolismo puede ser el mismo del estudiado en la fachada norte. Hay que considerar a este respecto dos cosas: una, que la repetición de símbolos en un mismo edificio era habitual, y más en una torre, de forma que fuesen visibles desde diferentes lugares. Por otro, el mismo símbolo podemos verlo tallado de forma diferente debido a que, como se puede suponer, por lo general trabajan varios canteros en la misma obra, aportando cada uno su estilo particular.



Representación de una hoja de parra, uno de los más importantes símbolos del cristianismo tanto en cuanto la vid, que da el vino, es la sangre de Cristo. 









Dos cabezas de animales, posiblemente zorros. El zorro representa al Diablo ya que es astuto y taimado, y se vale de tretas para atrapar a sus presas. 









Animal en actitud de atacar, posiblemente un oso. Simboliza varios defectos, como la arrogancia, la trivialidad y la crueldad. Se le suele representar cazando o luchando, de ahí posiblemente la actitud agresiva que muestra en la foto.

Finalmente, la ménsula de la esquina no es posible de estudiar ya que está prácticamente destruida. Así pues, pasamos a la última cara de la torre.






Los diferentes motivos representados en esta fachada son repeticiones de los anteriores: palmas, cabezas mesándose el cabello, monstruos peludos, etc., por lo que no es necesario enumerarlas de nuevo. La foto muestra claramente el motivo que representa cada ménsula, así como el orden que lleva.

En fin, como ya hemos visto, una simple torre puede mostrarnos infinidad de cosas, advertencias que en el pasado servían para explicar de forma gráfica, pero concisa, al personal qué era lo bueno y qué lo malo, y que Dios, desde las alturas, los vigilaba a todos para que nadie se pasara de la raya.

Bueno, creo que no olvido nada importante, así que espero resulte interesante a vuecedes esta nueva temática.

Hale, he dicho.

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