Si algo ha creado un estereotipo extendido por todo el mundo mundial sobre lo que hoy conocemos como "el lejano oeste" ha sido, indudablemente, el cine. Cientos y cientos de películas se han hecho ambientadas en esa época, que comprendería desde 1860 a 1890 en su inmensa mayoría. O sea, desde poco antes de estallar la Guerra Civil americana hasta las postrimerías del siglo XIX.
Así pues y como digo, el cine nos ha legado una serie de personajes, indumentarias y ambientes que, de forma inexorable, se repiten siempre sin solución de continuidad: el vaquero, el sheriff, el pistolero, la furcia cariñosa pero bragada del "saloon", el revólver Colt, el rifle Winchester y el establo. Y, por supuesto, los duelos. No debe haber una peli del Oeste en la que no aparezca un duelo. Sin embargo, estos estereotipos andan bastante lejos de la realidad y, salvo en películas en las que se han preocupado de cuidar de verdad los detalles y que son las menos, han extendido una imagen un tanto alejada de lo que de verdad fue aquello. Veamos algunos ejemplos...
En la foto de la derecha tenemos tres famosos actores que protagonizaron mogollón de películas del Oeste: Gary Cooper, John Wayne y Randolph Scoot. Los tres, y al igual que ellos prácticamente todos los que aparecen en esas pelis, llevan una indumentaria similar: sombrero con las alas dobladas hacia arriba, chaleco, pañuelo al cuello y la pistolera muy caída sobre la cadera. Respecto a ésto último, una curiosidad: los encuadres convencionales de fotografías de personas se vieron incrementados por el denominado "encuadre americano", el cual abarcaba 3/4 del sujeto precisamente para que se viera la dichosa pistolera.
Bueno, pues a la izquierda tenemos al grupo de vecinos de Medicine Lodge que persiguieron y achicharraron a tiros a Henry Brown y su banda. Como podemos ver, van vestidos conforme a la moda de la época, con corbatas o lazos en vez de pañuelos (que sería más propio de vaqueros para no tragar polvo, pero no de gente de ciudad), americanas y sombreros de varios tipos. Generalmente se usaban sombreros de ala ancha sin deformar para que cumplieran su misión: proteger del sol y la lluvia. En la ciudad los hombres usaban chisteras, bombines o sombreros tipo drill (como los de la policía montada del Canadá). Por otro lado, si observamos el primer hombre sentado de la izquierda, podemos ver que la pistolera no pende sobre la cadera, sino que va pegada a la cintura.
A la derecha tenemos a dos famosos pistoleros: Jesse James en una fotografía realizada hacia 1843 y William L. Brooks. Como vemos, ambos portan la pistolera pegada a la cintura. La cuestión es que colocándola como aparece en las pelis se logra más rapidez al desenfundar, lo que le da más vistosidad a la escena. Otra cosa es ser capaz de acertar a las enormes distancias a la que se representan los duelos. La realidad era diferente: más que rapidez en el desenfunde se buscaba hacer buena puntería para colocar bien el disparo. Un desenfunde fulgurante seguido de un disparo con la mano a la altura de la cadera queda muy molón, pero no le das ni a un elefante (doy fe). Con un desenfunde más lento y apuntando como Dios manda tienes todas las papeletas para dejar seco al oponente al primer disparo. Por ejemplo, en el conocido duelo en el O.K. Corral entre los hermanos Earp y Doc Holliday contra los Clanton y los McLaury, empezaron a dispararse unos a otros estando a unos 3 metros de distancia y se realizaron 30 disparos entre ambos grupos. Por cierto que solo Wyatt Earp salió ileso.
En cuanto a las armas, hay dos protagonistas inamovibles: el Colt Single Action mod. 1873 y la carabina Winchester mod. 1873. De hecho, la propaganda que hizo John Wayne de la puñetera carabina fue tal que la firma Winchester le regaló un ejemplar exclusivo con grabados en oro y demás virguerías. El principal gazapo es ver que usan estas armas en épocas anteriores a su puesta en el mercado, incluyendo películas sobre la Guerra Civil, cuando aún se usaban armas de avancarga. Aparte de eso, hubo otras muchas marcas tanto de armas cortas como largas que gozaron de gran difusión y que pocos conocen. Veamos algunos ejemplos más representativos:
En la foto de la izquierda podemos ver varias armas largas de retrocarga incluyendo escopetas de palanca, que eran bastante utilizadas por su incuestionable efectividad. De arriba abajo tenemos: carabina monotiro Remington mod. Carbine Light Baby sistema Rolling Block. Carabina Henry mod. 1860 calibre .44 Henry. Como dato curioso, ésta arma costaba 42 $ cuando salió al mercado, y 10 $ el millar de cartuchos. Actualmente, esa cantidad de munición valdría más de 1.000 € (toma inflación). Sigamos: carabina de corredera Colt Lightning mod. 1884 calibre 40-60. Carabina monotiro Sharps mod. 1874 calibre 44-70. Ese chisme tumbaba a un búfalo de un disparo, así que ya podemos hacernos una idea de su potencia. Finalmente tenemos la escopeta de palanca Winchester mod. 1887 de calibre 12. Aparte de lo mostrado tendríamos armas de las marcas Volcanic, Smith & Wesson, Loomis, Burgess, Whitney y Spencer, éstas últimas usadas por el ejército antes de la adopción de los Winchester de palanca. Como vemos, la carabina Winchester no tenía en modo alguno el monopolio. Y con las armas cortas, pues más o menos lo mismo. Veamos algunas:
A la izquierda tenemos, de arriba abajo, el Remington Army calibre 44-40. El Smith&Wesson mod. Schofield calibre .45, un arma de armazón basculante que permitía una recarga bastante más rápida. El Merwin&Hubert calibre .38. Finalmente tenemos un Prescott calibre .38 fabricado inicialmente para la marina. Estas armas tuvieron en su época bastante difusión, especialmente los Remington y los Smith&Wesson, firmas estas que pusieron en el mercado bastantes modelos de diversos calibres y cuya calidad y robustez era similar a los Colt. De hecho, el Schofield que vemos en la foto es una versión derivada del modelo fabricado para el ejército ruso, que tuvo en este revólver su primera arma corta de retrocarga hasta le introducción del Nagant.
De dcha. a izda.: Butch Cassidy, Kid Curry, Ben Kilpatrick, William Carver y Sundance Kid. |
En cuanto a la típica imagen del pistolero un pelín hortera con camisa llena de flecos, dos revólveres enfundados en pistoleras repujadas y jeta de mirada asesina, pues como que tampoco se acerca mucho a la realidad. Los pistoleros más conocidos de la época eran sujetos con los que uno podía cruzarse por la calle sin que llamaran la atención, gente normal y corriente vestidos como todo el mundo. A la derecha tenemos a Sundance Kid y Butch Cassidy con su famoso Grupo Salvaje que, como vemos, visten de un pijo fastuoso y nada tienen que ver con la imagen que dieron de ellos Paul Newman y Robert Redford. Por cierto que la foto mostrada es de una calidad extraordinaria que poco tiene que envidiar a una moderna.
Y los representantes de la ley, pues tres cuartos de lo mismo. No eran el típico sheriff con barba de una semana y aspecto nada pulcro o medio borrachuzo que muchas veces suelen presentar. Eran, como en el caso anterior, gente de aspecto normal. A la izquierda tenemos la Comisión de Paz de Dodge City, entre los que aparecen el famoso Wyatt Earp (primera fila, tercero por la derecha) y Bat Masterson (segunda fila, primero por la derecha). Van con ropa de calle monda y lironda como vemos. En fin, gente de apariencia corriente. Otra cosa es que fuesen tipos bastante bragados, naturalmente.
Bueno, ya vemos que la realidad difiere bastante de lo que nos han vendido durante décadas. El por qué el cine siempre se ha empeñado en desfigurar la realidad siempre será un misterio para mi, cosa que ya he comentado en varias entradas dedicadas a temas cinematográficos. En fin, allá ellos. Concluyo con algunas curiosidades más para derribar algunos estereotipos más y que no nos la den con queso:
El saloon de Bader y Laubner en Dodge City (c.1890) |
1. Los putiferios estaban muy mal vistos en una sociedad bastante puritana como la norteamericana. De hecho, había poblaciones que obligaban a instalarlos en las afueras, y si los toleraban era para evitar que la población masculina y soltera formada por vaqueros y demás currantes se desmandase por aquello de la falta de cariño.
2. El juego era una de las principales fuentes de ingresos de los ayuntamientos de la época. Aunque socialmente mal visto, sacaban jugosos réditos de las multas impuestas tanto a jugadores como a los locales donde se permitía jugar. Un jugador podía ser multado con hasta 10$, y un local con 50, 75$ o más. Ello hizo que muchas casas de juego se trasladaran fuera de los términos municipales, de forma que así no pagaban a nadie.
3. En las barras de los bares, además de las típicas escupideras colgaban unas toallas para que el personal se secase los bigotes ya que no había servilletas. En la foto superior tenemos un ejemplo. Higiénico por los cojones, ¿que no?
4. En dichos bares no solo se consumía whisky y cerveza, sino licores de todo tipo e incluso vino de Jerez. Algunos datos: el barril de cerveza de importación costaba 20$. Si era nacional, unos 2,50$. El ron jamaicano 5,50$ el galón (1 galón = 3,78 litros), el Jerez, entre 1 y 5$ el galón. El brandy, 20$ por tonel. La ginebra costaba 1,50$ el galón. El whisky entre 2 y 4$ el galón. Una jarra de cerveza salía entre 10 y 15 centavos. Hoy día, un barril de Cruzcampo le cuesta al tipo del bar, si mal no recuerdo, unos 110 €.
5. Aunque en las pelis se suele presentar al vaquero como el típico anglosajón, un tercio de los que se dedicaron a guiar manadas en el último tercio del siglo XIX eran negros y mejicanos.
6. La policía no se cortaba un pelo a la hora de disparar a los delincuentes de la época. Un ejemplo lo tenemos a la derecha, donde aparece el cadáver de William Doolin, creador del Grupo Salvaje del que luego formaron parte Butch Cassidy y Sundance Kid. Lo finiquitó el marshall Thomas Heck en Lawson (Oklahoma), de un postazo que, como se ve en la foto, le alcanzó de lleno. Se pueden contar 19 heridas. Lo del fotografiar a los delincuentes abatidos como si de piezas de caza se tratase era bastante habitual. Incluso en algunas fotos aparecen sus matadores con jeta sonriente y mostrando sus armas con aire satisfecho.
Bueno, por hoy ya vale.
Hale, he dicho...
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