Sí, sigo vivo, no me ha dado ninguna pájara ni, por desgracia, me ha tocado una de esas Primitivas que solucionan la vida a siete generaciones. Simplemente he estado dedicado a maquetar y dar forma a los textos de mis cuatro amadas criaturillas ya que los de Amazon permiten ahora la auto-edición en papel impreso. Es decir, que los que pasan de las tabletas como no sean de chocolate negro, a los amantes del deleitoso aroma del papel, a los que experimentan un éxtasis místico leyendo un buen libro delante de la chimenea mientras degustan algún destilado de calidad, a los que valoran eso de que les regalen un libro como Dios manda y no una corbata de los chinos o el enésimo perfume de moda, ahora pueden adquirir con un módico estipendio cualquiera de mis cuatro novelas.
Pueden enlazar con la web de Amazon pinchando en los logos de cada una de ellas que aparecen a la derecha, así que no se priven, dilectos seguidores. Aprovechen que el día del tal Valentín no está lejos, o si se quieren congraciar con algún cuñado aprovechable para hacer un obsequio por el que les estarán eternamente agradecidos y tal. En fin, rásquense un poco las faltriqueras, vive Cristo, que tengo que amortizar las horas de ímprobos esfuerzos mentales que me ha costado poner a punto cada edición sin incluir los repetidos intentos de autolisis provocados por la desesperación y la impotencia que a veces produce la maldita informática.
En fin, espero que sean del agrado de vuecedes, amén.
Hale, he dicho
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