Retomando lo del septuagésimo quinto aniversario del término de la 2ª Guerra Mundial, no estaría de más dar un repaso a las armas cortas que se usaron en dicho conflicto y que, obviamente, fueron mucho más allá de la Colt 1911, la P-38 y, en caso de algún cuñado sabihondillo, el Nagant con el que los disciplinados miembros del NKVD apiolaban a los enemigos del estado señalados por el infame Lavrenti Pávlovich Beria ante el incuestionable regocijo del padrecito Iósif.
Kijirō Nambu (1869-1949) |
Para la ocasión me he decidido por una pistola que, al menos a mí, me resulta especialmente atractiva por sus líneas elegantes y sobrias, la Tipo 14 diseñada por el entonces coronel Kijirō Nambu, un probo nipón que diseñó armas de diversos tipos entre las cuales destaca la ametralladora Tipo 92, que es la que en las pelis siempre asoma como una alimaña perversa por las troneras de las cuasi invisibles casamatas niponas cuando los yankees, tras desembarcar, se adentraban en la isla de turno mascando chicle y pensando que los honobables guelelos del mikado se habrían largado, impresionados por sus impolutas jetas de WASP recién rasuradas y sus cascos M1 caídos sobre la oreja derecha. Colijo que nunca dejaron de creer que dicho embrujo perduró hasta el final de la guerra, porque cada vez que desembarcaban en cualquier isla avanzaban tan campantes sin darse cuenta de que, en realidad, los honolables guelelos del mikado lo que hacían era permitir que se les pusieran a tiro el mayor número de tontainas para abrasarlos de golpe con un par de ráfagas.
Pero para llegar a la Tipo 14 debemos retrotraernos a los albores del siglo XX, cuando Japón decidió que el revólver tipo 26 adoptado en 1894 ya estaba obsoleto a la vista de que en Occidente cada vez había más ejércitos con la mirada puesta en las pistolas semiautomáticas si bien, curiosamente, fue Japón de los primeros países que decidieron adoptar una de ellas en su ejército. En Europa, si mal no recuerdo, el primero fue Suiza con la P-06, o sea, una P-08 recamarada para para el calibre 7,65 Parabellum. Pero antes de nada, quizás sea interesante hacer una aclaración sobre el sistema japonés para denominar sus armas. Cuando ellos dicen "Tipo Año 14", que sería lo correcto, se refiere al catorceavo año del reinado del emperador en activo. En el caso de nuestra protagonista, sería el Año 14 de la Era Taishō, correspondiente al reinado del emperador Yoshihito. Como los nipones no hacen nada por la vía fácil, al reinado de cada emperador se asigna una era según su denominación oficial como monarca, en este caso Taishō-tennō. Yoshihito, bisabuelo del actual emperador, reinó entre 1912 y 1926, coincidiendo la puesta en servicio del arma en el catorceavo de su reinado que equivalía a 1925. Cuando palmó, según era costumbre, pasó a ser denominado como emperador Taishō. Por lo tanto, cuando decimos eso de Nambu Taishō 14 pues nos referimos a una pistola diseñada por Nambu que entró en servicio en el año 14 de la Era Taishō. Qué facilito cuando se sabe, ¿no?
Taishō-tennō, Yoshihito para los amigos (1879-1926). El pobre palmó de un infarto con apenas 49 años. Sea Vd. emperador para eso... |
Pero claro, dar por sentado que los nipones se iban a conformar con denominar sus armas solo por el año de reinado del mikado de turno es pecar de iluso. Cuando más arriba han visto eso de "ametralladora tipo 92" se preguntarán qué Matusalén japonés reinó al menos 92 años. Obviamente ninguno. Lo que pasa es que, a veces, optaban por el año correspondiente al kōki, el calendario imperial oficial que dio comienzo cuando el legendario emperador Jimmu fundó el Japón en el 660 a.C. Así pues, la ametralladora en cuestión, que entró en servicio en 1934, correspondía al kōki 2592. 660 + 1934 = 2592. También bastante simple, pero cuando se sabe, qué carajo... Por cierto, y para apuntillar a cuñados especialmente gelatinosos: Ya han imaginado de dónde viene el apelativo de Zero- en realidad deberíamos decir Cero, ya que Zero es en inglich (Dios maldiga a Nelson)- ¿no? Claro que sí, Mitsubishi A6M, puesto en servicio en el kōki 2600 (1940 según nuestro calendario) ergo Tipo Año 0. Por cierto que cero en japonés es sentōki, por lo que el avión era en realidad un rei sentōki, o sea, un caza cero. Sin embargo, adoptaron el término numérico por la influencia occidental, concretamente de los british en los albores del siglo XX. Bien, aclaradas estas cuestiones temporales y con la certeza de que sus abominables cuñados sufrirán de forma indecible cuando les larguen esta filípica, comencemos.
Conste que a esta pistola le falta el cargador, cuyo tacón era similar en forma al de la P-08 alemana |
En 1897, el entonces capitán Nambu es detinado al Arsenal Koishikawa, en Tokio, donde pronto empieza a destacar como un talentoso diseñador de armas. En 1902 acometió el diseño de una pistola semiautomática que avanzó de forma paralela al proyecto del teniente Kumazō Hino, un inventor y pionero de la aviación bastante prolífico, bajo el patrocinio del inversor y agente de patentes Yujiro Komuro. Esta extraña pistola, que fue incluso patentada en USA y en el Reino Unido en 1904, salió al mercado en 1908 recamarada para los calibres 8 x 21 mm., más conocido como 8 mm. Nambu, .32 ACP y 25 ACP. si bien su éxito no fue especialmente notable, por no decir que fue un fracaso. Lo que son las cosas: se produjeron unas 500 unidades por las que en su día nadie daba ni medio yen, y ahora los coleccionistas pagan fortunas por una de ellas. Algo así como los cuadros de Van Gogh, vaya... No obstante, justo es reconocer a la vista del ejemplar que mostramos que tenía un acabado espléndido tanto en los mecanizados como en la madera, con unas enormes cachas finamente cuadrilladas. Sea como fuere, la cuestión es que no tuvo aceptación, y mientras la Kino-Komuro fracasaba de forma rotunda, el ya coronel Nambu había culminado su proyecto, la Tipo 4, un arma que, aunque estéticamente nos recuerde a la P-08, en realidad sus mecanismos eran una amalgama de la C-96, la Glisenti y lo que a Nambu le dio la gana de añadir.
Básicamente, era una pistola de cañón fijo con el cajón de mecanismos unido al mismo. Su funcionamiento era de retroceso de masa de inercia. El mecanismo de disparo era mediante aguja lanzada y estaba provista de un seguro de empuñadura. Dicho seguro en forma de pulsador estaba en la parte delante de la empuñadura, justo debajo del guardamontes, y bloqueaba el gatillo permitiendo llevar el arma con un cartucho en la recámara sin temor a pegarse un tiro en la rodilla. Solo cuando se empuñaba el arma era cuando se desactivaba. Sin embargo, y contrariamente a lo habitual en la época, no tenía seguro de cargador, que en este caso tenía capacidad para 8 cartuchos de calibre 8 mm. Nambu. Por cierto que, al parecer, los tacones de los cargadores se fabricaron inicialmente de asta para luego hacerlos de madera, como los de la P-08. Algunas unidades- no se sabe el número exacto aunque algunas fuentes sugieren que todas- se fabricaron con una acanaladura en el dorso de la empuñadura para adaptarles un culatín. La producción inicial del denominado como modelo A se encomendó al Arsenal Koishikawa, y se mantuvo entre 1903 y 1906. Su denominación oficial era Nambu Shiki Jido Kanju "Ko", que en román paladino viene a querer decir "pistola semiautomática Nambu tipo A"
De esta primera versión solo se llegaron a vender unas 500 unidades al ejército de Tailandia poco antes de comenzar la Gran Guerra, más un número indeterminado de ejemplares a la comunidad japonesa de Méjico. Sin embargo, aunque fue presentada para su aprobación por el ejército en 1904, este no aceptó realizar ningún tipo de pedido sino recomendarla a la oficialidad. En aquella época, el arma corta se la tenían que costear los propios oficiales, por lo que el ejército se limitaba a dar por bueno un modelo determinado, pero el personal era el que se tenía que rascar el bolsillo.
En cualquier caso, pronto surgieron diversas quejas acerca del tipo A, sobre todo en lo referente a su pequeño guardamontes, que hacía muy difícil meter el dedo si se llevaban guantes, y a lo débil del tacón del cargador, que era susceptible de romperse si caía directamente al suelo. A ello, sumarle que la anilla para el fiador estaba soldada en la parte posterior del armazón sin posibilidad de moverla. Por ello, se hicieron varias modificaciones que vemos en las fotos de la izquierda:
Como vemos en la Tipo A, la anilla del fiador emergía rígida del armazón, lo que podría provocar molestias al disparar. En el modelo modificado se colocó en un tetón que le permitía girar de arriba abajo (flecha azul).
La flecha verde señala la diferencia entre los materiales del tacón de los cargadores, La madera quedaba chulísima de la muerte, pero es un tanto frágil para estar todo el día dejándola caer y soltándole patadas. En cuanto a los guardamontes y el tamaño de la cola del disparador, salta a la vista la diferencia entre las dimensiones de una y otra. Por cierto, hemos señalado con la flecha roja el sistema de bloqueo que emergía por debajo del guardamontes y que impedía que el gatillo cediese, liberando la aguja percutora, salvo que se hiciera a voluntad, o sea, apretando porque te daba la gana. A título de curiosidad, los coleccionistas llaman al Tipo A "Grandpa Nambu" (Abuelo Nambu), y al modificado "Papa Nambu" (Papá Nambu), ambas denominaciones fruto de la mentalidad infantil de los yankees y que, obviamente, en ningún momento fueron usadas por los honolables guelelos del mikado. Lo advierto por si algún cuñado pretende pillarnos con el paso cambiado, que sepan que son denominaciones foráneas y totalmente anacrónicas.
Pero como quien la sigue la consigue, en 1909 la Armada Imperial adoptó el Tipo 4 tras ser tras ser presentada al mikado durante los ejercicios de graduación de la Academia Militar de Toyama. La producción fue repartida entre dos firmas particulares, la Kabaya Kogyo Kabushiki Kaisha y la Tokio Gasu Denki Kabushiki. Sin embargo, siempre surgía alguien que no terminaba de darse por satisfecho y se quejaba aún más, igual para dárselas de entendido. La queja radicaba en que la Tipo 4 era grande y pesada, lo cual era una gilipollez nipona porque pesaba 900 gramos descargada, o sea, prácticamente lo mismo que cualquier pistola militar de la época y apenas 20 gramitos más que el revólver tipo 26 mencionado anteriormente. En todo caso, y para favorecer las ventas, se redujeron las dimensiones del arma sin que afectara a sus mecanismos. O sea, se limitaron a reducirla sin más alrededor de un tercio del tamaño original.
Esta nueva modificación, denominada como Nambu Shiki Jido Kanju "Ostu" (pistola semiautomática tipo B) era mecánicamente idéntica a sus hermanas mayores salvo, lógicamente, en el peso, que era de solo 650 gramos, y estaba recamarada para el cartucho 7 x 20 mm. o 7 mm. Nambu, es lo mismo, con una capacidad en su cargador para siete cartuchos. Igualmente se eliminó el alza graduable por una fija. Esta pistola, que tenía unos acabados soberbios, era sobre todo la preferida por los pilotos y los oficiales que tripulaban carros de combate por razones obvias, así como arma para defensa personal. Aunque su calibre no era precisamente tan poderoso como un .44 Magnum, bastaba y sobraba para aliñar a cualquiera que se pusiera un poco pesado. Su potencia sería comparable a la de un .32 ACP más o menos. Bien, a la derecha podemos ver la Baby Nambu, que es como los WASP, con su chispeante ingenio de trasegadores empedernidos de zumo de cebada y devoradores de grasa a todas horas, denominan a esta versión. En la foto podemos ver su cargador de chapa niquelada con el tacón de aluminio, sus reducidas dimensiones y dos detalles que merece tener en cuenta ya que las fotos que hemos visto hasta ahora del Tipo 4 mostraban el costado derecho. La flecha señala una larga protuberancia tubular que es donde iba alojado el muelle recuperador. En el círculo tenemos un botón moleteado que vemos mejor en el detalle y que puede parecer un dispositivo de seguro. Pues no, la Tipo 4 no tenía más seguros que el mencionado bajo el guardamonte. Ese botón en realidad es el extremo del fiador, y la pequeña flecha señala la posición de "cerrado". Por cierto que cuando el terremoto de 1923 convirtió en un solar el Arsenal de Koishikawa la producción de piezas de este modelo cesó, pero la producción pudo proseguir hasta 1929. En total se fabricaron 6.550 unidades: 6.000 en Tokio antes del desastre y 550 más con las piezas rescatadas del mismo por la Tokio Gasu Denki Kabushiki, que fue la que se hizo cargo de la fabricación de las mismas.
Bien, este interminable introito podrá parecer superfluo a más de uno pero, en realidad, para entender la Tipo 14 hay que conocer antes la Tipo 4 ya que la una fue la heredera directa de la otra. Más aún, la Tipo 4 fue en realidad una especie de banco de pruebas que permitió eliminar lo superfluo porque la cuestión es que era un arma compleja de fabricar y, por ende, difícil de producir en masa con vistas a una guerra por la cantidad de horas de mecanizado que precisaba. Por ese motivo y de cara a la oficialidad que debía pagarla de su bolsillo, era un arma carísima. El Kaikosha, una entidad compuesta por militares retirados y funcionarios civiles del ejército que se dedicaba a dar formación y vender equipamiento de todo tipo a los cadetes recién graduados en las academias militares, tasó el precio de la Tipo 4 B en 180 yenes cuando en aquel momento la paga de un segundo teniente era de apenas 70 yenes, o sea, que la pistolita le costaba el sueldo de dos meses y medio. Por ese motivo, muchos de ellos optaban por adquirir armas occidentales que, al menos, les ofrecían más fiabilidad. No obstante, precisamente su elevado precio las convirtió en un símbolo de estatus social ya que solo los oficiales de familias pudientes se la podían costear.
Bien, la cuestión es que la destrucción del Arsenal de Koishikawa y, con la misma, la del utillaje para proseguir con la producción del Tipo 4 y sus variantes, permitió en cierto modo partir de cero y rehacer el arma procurando eliminar lo malo y añadir lo que se pudiera de bueno, empezando por hacerla más simple y reduciendo los mecanizados que eran lo que más las encarecía. La nueva arma fue diseñada por una comisión formada en el Arsenal de Kokura bajo la dirección del coronel Nambu, dando como resultado la Kenju Taishō Juyon Nenshiki, que fue concluida en el año 14 del emperador Yoshihito y del que tomó el nombre: Taishō 14. Los cambios más significativos fueron:
1. Eliminación del seguro de empuñadura, que fue sustituido por uno de palanca colocado en el costado izquierdo del arma. Este seguro necesitaba girar 180º de adelante hacia atrás para activarlo o desactivarlo, pero quedaba tan lejos del pulgar que había que usar la mano izquierda. Quedaba activado cuando se giraba hacia atrás. Además, y conforme a la moda de la época, se añadió un seguro de cargador que impedía disparar cuando era extraído. En la figura A vemos como el cargador empuja una pequeña biela hacia adelante, permitiendo que el gatillo retroceda. En la figura B, donde el cargador ha sido removido, la misma biela gira hacia atrás, dejando bloqueado el gatillo como vemos en el círculo blanco. ¿Que para qué servía ese seguro tan chorra? Pues porque se daba por sentado que muchos de los que manejarían el arma eran hombres poco habituados a usar pistolas, y más en combate. Si algún despistado cambiaba de cargador con un cartucho en la recámara, por la tensión del combate y tal podría pegarle un tiro al que tenía al lado. Hace años que el seguro de cargador ya no se incluye en ninguna pistola militar, pero en aquellos tiempos era una norma cuasi inapelable para ser aceptada como arma militar.
2. Sustitución del alza regulable por una fija, lo que además de abaratar el producto era más sensato. Pretender que un arma de tan poca potencia acertara a medio kilómetro por mucho culatín que le pusieran era tener más moral que el Alcoyano.
3. Eliminación del muelle recuperador que vimos antes, que se encontraba en el costado izquierdo de la Tipo 4. Solo el mecanizado en el armazón para alojar el muelle era una pesadilla, así que se sustituyó por dos que iban colocados en sendos rebajes a cada lado del cierre.
4. El bloque de cajón de mecanismos-cañón que contenía el cierre era bloqueado mediante tapón formado por tres discos cuadrillados y, posteriormente, por un tapón cuadrillado. Para desmontarlos se presionaba el percutor que asomaba por el centro del mismo. Digamos que actuaba como una especie de tornillo prisionero.
5. En diciembre de 1939 se añadió un peculiar accesorio para impedir que pudiera expulsarse por error el cargador si se plantaba el dedo en el botón del retén, que ya era difícil como no tuvieras un pulgar de 12 cm. de largo al menos. El apaño consistía en un resorte situado, como vemos en la foto de la pistola completa, en la parte anterior de la empuñadura, a la altura del meñique. Este resorte se encajaba en el orificio que vemos en el cargador. En el detalle inferior derecho se puede ver como asomaba en el interior de la empuñadura. Debido a ello, el cargador no caía solo si se apretaba el botón que lo liberaba, sino que había que tirar de él. Para facilitar esta operación, los resaltes laterales del tacón tenían una forma levemente convexa y tenían entre 6 y 9 estrías horizontales hasta que a partir de 1933 se fijó en 9. Pero, como veremos más adelante, esto acabó suponiendo más un peligro que otra cosa.
6. Otra pijadita que se añadió para facilitar la recarga: si alguno de los que me leen han llenado alguna vez un cargador de pistola sabe que hay que presionar el último cartucho con el que viene a continuación, lo que ralentiza la recarga y, en caso de actuar bajo presión, aún más. Para ello, muchas pistolas traían un botón en el lateral que, ayudándose con el pulgar, comprimía el muelle y permitía que los cartuchos cayeran dentro del cargador sin más. Bien, pues para facilitarlo aún más- imagino que en caso de usar guantes- debajo del botón vemos un pequeño orificio donde se encajaba la baqueta que traía cada arma en la pistolera, lo que permitía hacer más presión. Con todo, estos detalles tan inusuales forman parte de la mentalidad japonesa, queriendo rizar el rizo de la perfección cuando, en realidad, la Nambu arrastró durante su vida operativa problemas mucho más graves que poder meter la baqueta en un agujerito y luego, encima, en un despiste perderla en pleno fregado.
Y ese problema consistía en que, cuando el cargador se quedaba sin munición, la pistola se quedaba abierta, como es habitual. En cualquier modelo se presiona el botón de retención, el cargador cae, se mete otro y se cierra el arma, bien accionando un mecanismo, bien dando un pequeño tirón de la corredera. Pero en la Taishō 14 el cambio de cargador podía costarle a uno la vida. Como vemos en la foto, la teja elevadora tenía un resalte para que, al agotarse la munición, impidiese al bloque del cierre avanzar, dejando el arma abierta. O sea, lo normal. Pero lo que no era normal es que la presión de los dos muelles recuperadores obligase a tirar hacia atrás del cierre para que, al presionar el botón de retenida del cargador, este pudiera caer. Pero no caía porque el invento que hemos visto antes lo impedía. En resumen: hacía falta una mano para tirar del cierre, otra para apretar el botón, y una tercera para tirar del cargador. Y como nadie tiene tres manos, y si las tiene no lo admiten en el ejército, para no verse en el brete de quedarse vendido en una refriega solo quedaba una opción: tener la capacidad de ir contando los disparos y cuando el último cartucho entraba en la recámara, cambiar de cargador antes de dispararlo. Eso era mucho pedir a los hombres que se veían en el dilema de actuar de ese modo, arriesgándose a que les metieran un balazo o les clavaran una bayoneta en la barriga, o bien disparar, quedarse con el arma abierta y que sea lo que Buda quiera.
7. Como creo que ya se ha comentado, entre septiembre y diciembre de 1939 se cambió el guardamontes por uno más espacioso. La movida en Manchuria dejó claro que los usuarios de la Nambu tenían que ir sin guantes, y los inviernos en Manchuria son un poco fresquitos así que ajo y agua. En el gráfico podemos ver ambas piezas. Sus mecanismos permanecieron invariables, solo se redimensionó el guardamontes para dar cabida a los dedos enguantados. No obstante, la imagen más conocida de esta pistola es precisamente la versión con el guardamontes grande.
8. La anilla del fiador volvió a ser una pieza rectangular soldada al arma con vistas, como ya hemos dicho, a hacerla más simple y barata, y si alguno se quejaba le ordenaban cometer seppukú y santas pascuas. En la foto vemos el grueso cordón del fiador asegurado en el arma, así como la peculiar forma de usarlo. Igual leyeron en alguna parte que eso de llevarlo al cuello tenía peligro y tal, así que se lo ponían en bandolera como vemos en la foto del piloto sonriente. Ojo, esta foto no es una excepción, he visto varias así. Por cierto, y ya que tenemos esa foto con una vista general del arma, añadir que las cachas se fabricaban de caoba con el mismo tipo de estriado horizontal de 25 líneas, mucho menos laborioso que el fino cuadrillado de las cachas del Tipo 4. Con todo, hacia el final de la guerra se llegaron a montar cachas lisas para acelerar la producción.
Bien, grosso modo estas fueron las innovaciones más relevantes, porque el resto fueron redimensionados de piezas, pequeños cambios en su forma y, en resumen, cuestiones de menor importancia destinadas a mejorar su rendimiento que, en realidad, no fue nunca nada del otro mundo si bien, curiosamente, la Nambu está considerada como la pistola más precisa de la 2ª Guerra Mundial debido a que su complejo mecanizado obligaba a realizar un ajuste final a mano. Eso, unido al cartucho que usaba, permitía obtener una precisión más que notable aunque, eso sí, de poco vale tanta filigrana si luego se producían interrupciones o, como vimos arriba, solo cambiar el cargador era una verdadera odisea.
En lo tocante a su historia operativa, el diseño de la Nambu quedó completado en 1925- el año 14 de la Era Taishō-. Su producción comenzó a principios de 1927 en el Arsena de Nagoya, mientras que el de Tokio, una vez reconstruido, hizo lo propio entre febrero y marzo del siguiente año. Inicialmente, los materiales usados eran de una calidad aceptable, pero el ajuste manual impedía que muchas piezas no pudieran ser intercambiables al carecer de las tolerancias necesarias para ello. Para los que no lo sepan, esa es otra de las condiciones que debe cumplir de forma tajante cualquier arma que aspire a ser elegida para suministrar un ejército. ¿Por qué? Pues precisamente para no tener que andar ajustando a mano cada pieza que se sustituye por una avería. La cuestión es cambiarla y punto. No son armas de precisión para tiro olímpico, sino que basta con dejar seco a un fulano a una distancia lógica para una pistola, o sea, unos 25 o 30 metros como mucho. Por otro lado, el ajuste retrasaba bastante el acabado, que para los estándares europeos o yankees eran eternos pero, bueno, ya sabemos que los laboliosos oblelos del mikado nunca tienen plisa.
En cuanto a la producción, la documentación perdida a raíz de los bombardeos yankees y demás desastres bélicos ha hecho muy complicado rehacer la contabilidad de las armas fabricadas que, según los estudiosos que llevan toda su puñetera vida bicheando sin descanso, se deduce que fue de la siguiente forma:
Bien, la cuestión es que la destrucción del Arsenal de Koishikawa y, con la misma, la del utillaje para proseguir con la producción del Tipo 4 y sus variantes, permitió en cierto modo partir de cero y rehacer el arma procurando eliminar lo malo y añadir lo que se pudiera de bueno, empezando por hacerla más simple y reduciendo los mecanizados que eran lo que más las encarecía. La nueva arma fue diseñada por una comisión formada en el Arsenal de Kokura bajo la dirección del coronel Nambu, dando como resultado la Kenju Taishō Juyon Nenshiki, que fue concluida en el año 14 del emperador Yoshihito y del que tomó el nombre: Taishō 14. Los cambios más significativos fueron:
1. Eliminación del seguro de empuñadura, que fue sustituido por uno de palanca colocado en el costado izquierdo del arma. Este seguro necesitaba girar 180º de adelante hacia atrás para activarlo o desactivarlo, pero quedaba tan lejos del pulgar que había que usar la mano izquierda. Quedaba activado cuando se giraba hacia atrás. Además, y conforme a la moda de la época, se añadió un seguro de cargador que impedía disparar cuando era extraído. En la figura A vemos como el cargador empuja una pequeña biela hacia adelante, permitiendo que el gatillo retroceda. En la figura B, donde el cargador ha sido removido, la misma biela gira hacia atrás, dejando bloqueado el gatillo como vemos en el círculo blanco. ¿Que para qué servía ese seguro tan chorra? Pues porque se daba por sentado que muchos de los que manejarían el arma eran hombres poco habituados a usar pistolas, y más en combate. Si algún despistado cambiaba de cargador con un cartucho en la recámara, por la tensión del combate y tal podría pegarle un tiro al que tenía al lado. Hace años que el seguro de cargador ya no se incluye en ninguna pistola militar, pero en aquellos tiempos era una norma cuasi inapelable para ser aceptada como arma militar.
2. Sustitución del alza regulable por una fija, lo que además de abaratar el producto era más sensato. Pretender que un arma de tan poca potencia acertara a medio kilómetro por mucho culatín que le pusieran era tener más moral que el Alcoyano.
3. Eliminación del muelle recuperador que vimos antes, que se encontraba en el costado izquierdo de la Tipo 4. Solo el mecanizado en el armazón para alojar el muelle era una pesadilla, así que se sustituyó por dos que iban colocados en sendos rebajes a cada lado del cierre.
4. El bloque de cajón de mecanismos-cañón que contenía el cierre era bloqueado mediante tapón formado por tres discos cuadrillados y, posteriormente, por un tapón cuadrillado. Para desmontarlos se presionaba el percutor que asomaba por el centro del mismo. Digamos que actuaba como una especie de tornillo prisionero.
5. En diciembre de 1939 se añadió un peculiar accesorio para impedir que pudiera expulsarse por error el cargador si se plantaba el dedo en el botón del retén, que ya era difícil como no tuvieras un pulgar de 12 cm. de largo al menos. El apaño consistía en un resorte situado, como vemos en la foto de la pistola completa, en la parte anterior de la empuñadura, a la altura del meñique. Este resorte se encajaba en el orificio que vemos en el cargador. En el detalle inferior derecho se puede ver como asomaba en el interior de la empuñadura. Debido a ello, el cargador no caía solo si se apretaba el botón que lo liberaba, sino que había que tirar de él. Para facilitar esta operación, los resaltes laterales del tacón tenían una forma levemente convexa y tenían entre 6 y 9 estrías horizontales hasta que a partir de 1933 se fijó en 9. Pero, como veremos más adelante, esto acabó suponiendo más un peligro que otra cosa.
6. Otra pijadita que se añadió para facilitar la recarga: si alguno de los que me leen han llenado alguna vez un cargador de pistola sabe que hay que presionar el último cartucho con el que viene a continuación, lo que ralentiza la recarga y, en caso de actuar bajo presión, aún más. Para ello, muchas pistolas traían un botón en el lateral que, ayudándose con el pulgar, comprimía el muelle y permitía que los cartuchos cayeran dentro del cargador sin más. Bien, pues para facilitarlo aún más- imagino que en caso de usar guantes- debajo del botón vemos un pequeño orificio donde se encajaba la baqueta que traía cada arma en la pistolera, lo que permitía hacer más presión. Con todo, estos detalles tan inusuales forman parte de la mentalidad japonesa, queriendo rizar el rizo de la perfección cuando, en realidad, la Nambu arrastró durante su vida operativa problemas mucho más graves que poder meter la baqueta en un agujerito y luego, encima, en un despiste perderla en pleno fregado.
Y ese problema consistía en que, cuando el cargador se quedaba sin munición, la pistola se quedaba abierta, como es habitual. En cualquier modelo se presiona el botón de retención, el cargador cae, se mete otro y se cierra el arma, bien accionando un mecanismo, bien dando un pequeño tirón de la corredera. Pero en la Taishō 14 el cambio de cargador podía costarle a uno la vida. Como vemos en la foto, la teja elevadora tenía un resalte para que, al agotarse la munición, impidiese al bloque del cierre avanzar, dejando el arma abierta. O sea, lo normal. Pero lo que no era normal es que la presión de los dos muelles recuperadores obligase a tirar hacia atrás del cierre para que, al presionar el botón de retenida del cargador, este pudiera caer. Pero no caía porque el invento que hemos visto antes lo impedía. En resumen: hacía falta una mano para tirar del cierre, otra para apretar el botón, y una tercera para tirar del cargador. Y como nadie tiene tres manos, y si las tiene no lo admiten en el ejército, para no verse en el brete de quedarse vendido en una refriega solo quedaba una opción: tener la capacidad de ir contando los disparos y cuando el último cartucho entraba en la recámara, cambiar de cargador antes de dispararlo. Eso era mucho pedir a los hombres que se veían en el dilema de actuar de ese modo, arriesgándose a que les metieran un balazo o les clavaran una bayoneta en la barriga, o bien disparar, quedarse con el arma abierta y que sea lo que Buda quiera.
7. Como creo que ya se ha comentado, entre septiembre y diciembre de 1939 se cambió el guardamontes por uno más espacioso. La movida en Manchuria dejó claro que los usuarios de la Nambu tenían que ir sin guantes, y los inviernos en Manchuria son un poco fresquitos así que ajo y agua. En el gráfico podemos ver ambas piezas. Sus mecanismos permanecieron invariables, solo se redimensionó el guardamontes para dar cabida a los dedos enguantados. No obstante, la imagen más conocida de esta pistola es precisamente la versión con el guardamontes grande.
8. La anilla del fiador volvió a ser una pieza rectangular soldada al arma con vistas, como ya hemos dicho, a hacerla más simple y barata, y si alguno se quejaba le ordenaban cometer seppukú y santas pascuas. En la foto vemos el grueso cordón del fiador asegurado en el arma, así como la peculiar forma de usarlo. Igual leyeron en alguna parte que eso de llevarlo al cuello tenía peligro y tal, así que se lo ponían en bandolera como vemos en la foto del piloto sonriente. Ojo, esta foto no es una excepción, he visto varias así. Por cierto, y ya que tenemos esa foto con una vista general del arma, añadir que las cachas se fabricaban de caoba con el mismo tipo de estriado horizontal de 25 líneas, mucho menos laborioso que el fino cuadrillado de las cachas del Tipo 4. Con todo, hacia el final de la guerra se llegaron a montar cachas lisas para acelerar la producción.
Vista por ambos costados de la Taishō 14 en sus dos versiones. Si están en buen estado y tal pueden alcanzar cifras bastante jugosas en las casas de subastas |
En lo tocante a su historia operativa, el diseño de la Nambu quedó completado en 1925- el año 14 de la Era Taishō-. Su producción comenzó a principios de 1927 en el Arsena de Nagoya, mientras que el de Tokio, una vez reconstruido, hizo lo propio entre febrero y marzo del siguiente año. Inicialmente, los materiales usados eran de una calidad aceptable, pero el ajuste manual impedía que muchas piezas no pudieran ser intercambiables al carecer de las tolerancias necesarias para ello. Para los que no lo sepan, esa es otra de las condiciones que debe cumplir de forma tajante cualquier arma que aspire a ser elegida para suministrar un ejército. ¿Por qué? Pues precisamente para no tener que andar ajustando a mano cada pieza que se sustituye por una avería. La cuestión es cambiarla y punto. No son armas de precisión para tiro olímpico, sino que basta con dejar seco a un fulano a una distancia lógica para una pistola, o sea, unos 25 o 30 metros como mucho. Por otro lado, el ajuste retrasaba bastante el acabado, que para los estándares europeos o yankees eran eternos pero, bueno, ya sabemos que los laboliosos oblelos del mikado nunca tienen plisa.
En cuanto a la producción, la documentación perdida a raíz de los bombardeos yankees y demás desastres bélicos ha hecho muy complicado rehacer la contabilidad de las armas fabricadas que, según los estudiosos que llevan toda su puñetera vida bicheando sin descanso, se deduce que fue de la siguiente forma:
- Arsenal de Tokio, entre febrero de 1928 y entre 1933-36, 27.000 unidades, quizás más.
- Factoría Toriimatsu del Arsenal de Nagoya, desde enero de 1932 hasta 1945, 180.000 unidades
- Chuo Kohio K.K., entre octubre de 1941 y hacia mediados de 1944, 22.000 unidades.
Esto daría una cifra de 329.000 unidades si bien hay autores que afirman que pudieron llegar a las 400.000. En cualquier caso, me temo que nos quedaremos sin saberlo si bien tampoco es en sí un dato relevante ya que, sean más o menos, su puesto en la historia de las armas cortas ya lo tiene asegurado. Aunque, como comentamos antes, su precisión era notable, como arma militar no estuvo ni mucho menos a la altura de las de otras naciones. Su munición era de escasa potencia, su mecanismo de disparo bastante debilucho ya que consistía en una fina y larga biela que liberaba la aguja percutora, el ya mencionado inconveniente de la extracción del cargador y, aún peor, que sus niveles de acabado fueron empeorando sensiblemente a medida que avanzaba el conflicto.
No obstante, los yankees se daban bofetadas por trincar una como trofeo de guerra- estaba permitido llevárselas a casa- y, mira por donde, William Ruger, co-propietario de la Strum, Ruger & Co. Inc., una empresa creada en 1949, había comprado un par de Nambus a un veterano de guerra y las fusiló por la cara en el taller que, como buen yankee, tenía en el garaje de casa. Cuando fundó la compañía presentó la Ruger Standard MkI en calibre .22 LR, que simplemente arrasó en el mercado. Posteriormente a la Mk I, que se fabricó entre 1949 y 1982 se produjeron la Mk II entre 1982 y 2005, la Mk III entre 2005 y 2016 y, finalmente, la Mk. IV desde 2016 hasta nuestros días. Yo tuve una Mk II con cañón pesado como la de la foto para tiro deportivo y provista de cachas anatómicas con la que gané mogollón de tiradas y, lo que son las cosas, hasta lograba mejores puntuaciones que con una Walther GSP que en aquella época costaba unas 200.000 pelas. Quién le iba a decir al prolífico Kijirō Nambu que su diseño iba a acabar reciclado en una pistola deportiva que lleva vendidos miles y miles de ejemplares en todo el mundo. Lo que son las cosas, ¿no?
Bueno, ya me he enrollado en demasía. S'acabó lo que se daba.
Hale, he dicho
POST SCRIPTVM: Para ver con detalle la peculiar funda de esta pistola y su contenido, un breve pinchazo aquí.
Dos australianos trapicheando con una Nambu, codiciado recuerdo de guerra para enseñárselo a la parienta y matar de envidia al cuñado |
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