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Un concienzudo entrenamiento es vital- literalmente- para salir airoso de una situación de defensa personal con armas de fuego |
Bien, aunque con un poco de retraso, como es marca de la casa, retomamos el debate de pistola Vs. revólver para defensa personal. Y como ya hicimos un extensísimo introito en el artículo anterior, vamos directamente al grano.
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Cuando hablamos de defensa personal mejor nos vamos olvidando de chismes como el de la foto |
Dicho dilema no es moco de pavo. De hecho, lo primero que debemos dejar de lado son las consideraciones de tipo estético y, en lo posible, económicas. Un arma más bonita no es necesariamente más fiable, y ya sabemos que lo barato sale caro. Un arma baratucha estará construida con materiales de inferior calidad, y unos acabados más mediocres se traducirán en problemas mecánicos más pronto que tarde, así que habrá que rascarse el bolsillo. Una opción para ciudadanos escasos de posibles es adquirir un arma de segunda mano, bien a un particular de toda confianza, bien a una armería, pero comprobando que esté libre de defectos. Si carecemos de los conocimientos necesarios para ello siempre podemos recurrir a algún conocido que sea más experto para que nos asesore y, por supuesto, ni una palabra a los cuñados, que nos recomendarán una pistola con el cañón herniado o con grietas en el interior de la corredera para que, con suerte, nos deje tirados en el momento supremo.
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Por razones obvias, la sobaquera solo se puede usar vistiendo encima una cazadora, chaqueta o similar, lo que no es recomendable con 30º a la sombra
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Por otro lado, tenemos que tener en cuenta otra serie de factores en los que, generalmente, la gente no suele reparar porque cuando por fin van a comprar el arma ya se han decidido por un modelo en concreto tras ver tropocientos vídeos en Youtube y dejarse aconsejar en la barra del bar del polígono de tiro por los "expertos" de turno, especímenes que pululan en todas partes. Sí, ya saben de esos que son como el maestro Liendre, que de todo saben y de nada entienden, y de defensa personal menos aún. Bien, dicho esto comencemos...
Más de uno levantará la ceja un tanto perplejo si le digo que, ante todo, a la hora de elegir un arma deberá tener en cuenta el clima. Sí, no es coña. No es lo mismo portar un arma vistiendo una cazadora o una chaqueta que una camisa de manga corta, una camiseta o un polo. Si uno vive en un infierno terrenal como Sebiya o Córdoba, donde por lo general se va en manga corta desde abril hasta principios de noviembre, tendrá más complicado llevar una arma en la cintura que si viste un forro polar o una cazadora de tela más ligera en primavera y otoño. Un probo aspirante a víctima victimaria que pasa siete meses al año con ropa ligera no puede usar un arma de tamaño medio-grande por razones obvias. Por lo tanto, en base a la temperatura más habitual del medio donde se mueve tendrá que decidirse por una de mayor o menor tamaño. ¿No habían pensado en esa chorrada, verdad? Lo suponía...
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Funda tobillera, muy buena opción para ciudadanos sin tripa cervecera y ágiles |
En este caso, el probo ciudadano aspirante a víctima victimaria se verá muy limitado a la hora de elegir dónde portar su arma. No podrá usar una funda de cinturón, de faja o una sobaquera, que son los más habituales, y solo le quedarán como alternativas una funda de tobillo o una riñonera. Las fundas de tobillo tienen dos inconvenientes: primero, que el arma está lejísimos de la mano y hay que tener bastante agilidad para extraerla con la debida presteza. Hay que agacharse, levantarse el pernil del pantalón y empuñarla, y además tener cuidado de que no se enganche en el pernil al tirar de ella. De hecho, las fundas tobilleras son las que se suelen usar para portar una segunda arma de un tamaño más reducido para usarla en caso extremo, por lo que no es precisamente la opción más idónea si se lleva una única pistola o revólver. Desenvolverse bien con ese tipo de fundas requiere mucho entrenamiento, y es obligado que el proceso de extracción se lleve a cabo con el agresor situado a una distancia prudencial, no sea que nos endiñe una coz en plena jeta cuando nos agachamos para empuñarla.
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Tobillera exterior. En ambos casos, como vemos, solo permiten el uso de armas pequeñas |
Si nos decidimos por una funda tobillera, la siguiente pregunta es dónde colocarla: ¿en la parte interior de la pierna izquierda o en la exterior de la derecha? Esto es para diestros, obviamente. Si uno es zurdo sería al revés. Pues la elección es muy personal. El probo ciudadano deberá invertir un rato de su existencia en probar ambos sitios y ver cuál le resulta más cómodo. Lo lógico en un diestro es clavar la rodilla derecha en el suelo, llevar la mano a la pantorrilla izquierda y sacar el arma. Sin embargo, a la hora de desenvolvernos caminando o conduciendo, ese bulto en la parte interna de la pierna puede ser molesto y hasta provocar tropezones. Por otro lado, para desenfundar tenemos que cruzar la mano derecha por delante del cuerpo y, caso de haber sido derribados en el suelo, es más fácil encoger la pierna derecha y alargar la mano hasta el tobillo que hacer un movimiento similar, pero con la pierna izquierda. En fin, como decimos, es una cuestión muy personal donde influyen muchos factores. Una persona con sobrepeso siempre será más torpón que un tipo canijo, e incluso habrá que tener en cuenta el tipo de pantalón que usemos. Una prenda confeccionada con un tejido ligero siempre facilitará la extracción más que unos vaqueros, que podrán no ser la opción más idónea. En resumen, hay que probar hasta dar con la fórmula y la combinación de factores más adecuados.
Por todo ello, si no queremos complicarnos en exceso la vida
la opción más sensata es una riñonera, accesorio este que de unos años acá es
habitual entre los hombres y, de hecho, hasta se fabrican diseñadas como
pistoleras en las que basta un tirón de una solapa para abrirlas. ¿Por qué no
un bolso de mano? Porque un bolso de mano o de esos que se llevan en bandolera
puede ser robado de un tirón, perderlo, caerse al subir al autobús o sufrir mil
percances más. Pero una riñonera irá sólidamente abrochada en la cintura en la
posición que más nos convenga, y con un mínimo de entrenamiento su usuario será
capaz de invertir en la extracción prácticamente el mismo tiempo que si usa una
sobaquera. Por otro lado, estas fundas permiten llevar en su interior
cargadores de pistola o inyectores de revólver de respeto, por lo que nuestra
capacidad de municionamiento no se verá limitada a la que llevamos en el arma.
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Con una de estas fundas puedes pasearte por una playa nudista armado con una Para-Ordnance P14 de calibre .45 con cargadores de 14 cartuchos y todos creerán que ahí llevas el móvil, el tabaco y el bote de cremita. Como vemos, basta un tirón para abrirla |
Obviamente, cambiar de cargador o recargar un revólver con rapidez requiere mucho entrenamiento (doy fe), y no es algo que se aprenda en dos ratos. Antes al contrario, hay que invertir horas en adquirir la soltura y los reflejos necesarios para ello, y más teniendo en cuenta un detalle muy importante: si tenemos que recargar el arma es porque no hemos sido capaces de neutralizar al agresor o bien el número de ellos es de más de un par de ellos. Esta circunstancia hará que la presión y los nervios puedan superarnos y volvernos unos manazas a pesar del entrenamiento, por lo que los movimientos para recargar el arma deben acabar siendo un reflejo condicionado que realicemos de forma totalmente instintiva. Cuando actuamos bajo presión, todo lo aprendido se vaporiza, y solo lo que hemos convertido en algo incrustado en el cerebro, como darle una patada en la espinilla a un cuñado antes de los buenos días, podrá llevarse a cabo de forma totalmente automatizada. Por lo demás, las riñoneras ofrecen una ventaja añadida, y es que no nos limita el tamaño del arma. Mientras que en una tobillera solo podremos llevar con cierta comodidad un revólver con cañón de 2" o una pistola de armazón pequeño, en la riñonera podremos portar sin problemas un revólver de 4", una pistola de 9 mm. o incluso una vetusta pero siempre fiable y contundente Colt 1911A1 de calibre .45 ACP o cualquiera de sus infinitas imitaciones. Ojo, estas fundas están diseñadas por norma para diestros de forma que la empuñadura queda orientada para agarrarla con la mano derecha, así que a la hora de elegir un modelo deberemos tener en cuenta este detalle. No obstante, también se fabrican fundas en las que el arma queda en posición vertical, valiendo así tanto para diestros como para zurdos.
Bien, ya hemos visto cómo las cuestiones climatológicas nos pueden condicionar a la hora de elegir un arma de defensa personal. Ojo, la licencia tipo B solo permite una, de modo que si a alguno se le ha ocurrido disponer de dos o tres para emplearlas según la estación del año, que se pire a Tejas o cualquier otro paraíso de las armas, donde podrá tener una para cada día de la semana si le plugue. Veamos a continuación la verdadera enjundia porque, actualmente, lo cierto es que los catálogos de los fabricantes de arma cortas son extensísimos, por lo que la opción de una pistola pequeña de grueso calibre y gran capacidad de cargador es perfectamente viable. Antaño no era posible. Hasta hace relativamente pocos años, todo el que se veía limitado por el tamaño se tenía que conformar con un revólver de 2", y solo los que sabían que no tendrían problemas para ocultar un arma grande eran los que se podían agenciar una cacharra de 9 mm. en adelante.
Por lo tanto, el tamaño del arma ya no es tan determinante a la hora de decidir qué arma comprar, teniendo preferencia otros factores que veremos a continuación.
1. ¿QUÉ CALIBRE SERÍA EL MÁS INDICADO?
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Orificios de entrada y salida producidos en una mano por una bala de calibre .45 ACP. No creo que haga falta insistir en que ese disparo neutralizaría ipso facto al agresor. Ah, y le dejaría la mano averiada de por vida, naturalmente |
Ante todo, cuando poseemos un arma de defensa personal tenemos que olvidarnos de eso tan guay de "que mate poco", optando por un calibre escaso de potencia que, en teoría, neutralice al agresor sin hacerle mucha pupa. Error. Si tenemos un arma para defendernos es para, si es preciso, llegar a las últimas consecuencias. Neutralizar a un agresor con un calibre pequeño requiere buena puntería y mucha serenidad para apuntar en una fracción de segundo a una zona en la que pueda inmovilizar al atacante, pero sin causarles lesiones permanentes o, simplemente, una lesión definitiva en el cerebro o el corazón. Debemos tener en cuenta que las situaciones de defensa se solventan en pocos segundos. Esos interminables intercambios de disparos que salen en las pelis son el enésimo camelo, y la realidad es que el aspirante a víctima se verá atacado de forma inopinada, disponiendo literalmente de un instante para decidir qué hacer. Por lo tanto, necesita un calibre capaz de neutralizar al victimario independientemente del sitio donde impacte la bala.
Un disparo con un calibre 7'65 mm. o un 9 Corto en una pierna no detiene a un fulano salvo que le destroce la rótula, y menos si va hasta las cejas de farlopa. Más aún, incluso impactando en el cuerpo no sentirá sus efectos hasta pasados unos segundos, segundos que serán suficientes para que se nos eche encima y nos acuchille a su sabor o, si dispone de otra arma de fuego, nos responda y nos deje en el sitio. Regla de oro: AL AGRESOR NO SE LE PUEDEN DAR SEGUNDAS OPORTUNIDADES. Lo que está en juego es nuestra vida, y procurar respetar la del agresor puede suponer perder la nuestra o acabar malheridos. Por lo tanto, si usamos un arma de calibre medio-pequeño posiblemente nos veamos obligados a realizar más de un disparo para detener al agresor, con el consumo de munición que supone. Si solo es uno, podemos salir airosos pero, ¿y si son tres? Chungo...
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Orificio de salida en la cara interna del muslo producido por un .357 SIG, un calibre con una potencia similar al .40 S&W. Juraría que también incapacitaría a un agresor con un solo disparo |
Por lo tanto, hay que optar por calibres potentes que desarrollen una energía cinética tal que, aunque el impacto sea en un antebrazo o un sedal en una zona con grandes masas musculares como un muslo (véase foto de la izquierda), el shock traumático producido detenga en seco al atacante. No olvidemos que la munición expansiva está prohibida, por lo que si usamos una pistola tendremos que emplear munición blindada, que siempre tendrá unos efectos menos contundentes. Tenemos mogollón de calibres poderosos para armas de tamaño medio o pequeño, pero no hay necesidad de devanarse mucho la sesera porque con estos que citamos a continuación nos bastan: .45 ACP, .40 Smith & Wesson, o 10 mm. Auto serían los más adecuados. Un impacto con cualquiera de esos tres sería resolutivo. Si por el contrario nos decantamos por un revólver, el inexcusable .357 Magnum o, en su defecto, cartuchos del .38 Spl. "+P" o "+P+", unas municiones aparentemente iguales que el .38 de toda la vida, pero con unas cargas superiores que hacen que su potencia aumente de forma notable. Ojo, no todos los revólveres del .38 admiten esos cartuchos, lo que hay que tener en cuenta a la hora de comprarlo. Si no nos queremos complicar la vida, pues compramos uno del .357 Mg., que puede disparar tanto los .38 de cualquier tipo como el .357. Sí, la bala de ambos tienen el mismo calibre, pero la vaina del .357 es 3 mm. más larga para acoger una carga mayor de pólvora, o sea, un revólver del .357 puede disparar munición del .38, pero no al revés.
Resumiendo: siempre que sea posible, optar por un calibre potente, que baste un solo disparo para convencer al agresor de que lo más sensato es quedarse quietecito mientras berrea con el fémur convertido en comida para peces o el húmero medio desintegrado. Por lo tanto:
VENTAJAS: Las dichas. Un único disparo basta para dar por terminada la agresión. Si se impacta en una zona no vital, paran en seco al agresor. Si el impacto es en zona vital, pues eso, se verá repentinamente desvitalizado.
INCONVENIENTES: Más potencia implica dos cosas: más retroceso y menos capacidad de munición. Más retroceso supone que se alargará el tiempo para tomar miras si hay que efectuar un segundo disparo, pero también es cierto que las distancias habituales en situaciones de defensa son muy escasas, en las que en muchas ocasiones se dispara de forma instintiva, alineando el arma con el blanco sin necesidad de centrar las miras.
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Obviamente, hay muchas mujeres que manejan armas de grueso calibre como si fuera una pistola de agua, pero hablamos de ciudadanas que se machacan a diario. Un ama de casa que nunca ha empuñado una pistola tiene que tener en cuenta otros factores |
Y UN ÚLTIMO DETALLE A CONSIDERAR: ANATOMÍA Y FUERZA FÍSICA. Por mucho que las hembristas se empeñen en equiparar a ambos sexos, los hombres tienen por lo general las manos más grandes y son más fuertes que las mujeres. Por otro lado, también hay hombres con manos pequeñas y con menos fuerza que un grillo anémico de la misma forma que hay ciudadanas grandotas que te sueltan una leche a mano vuelta y te tumban. Por lo tanto, debemos tener en cuenta que el tamaño y la potencia del arma que elijamos deben adaptarse a nuestra mano y nuestra fuerza física. De poco sirve un arma poderosa en manos de un canijo al que el retroceso le desmorona los escafoides como un arma pequeña que se vuelve inmanejable en una manaza como un remo de galera.
2. ¿PISTOLA O REVÓLVER?
Este es quizás el dilema que más reconcome al personal, más que nada por la enorme cantidad de leyendas urbanas al respecto que suelen propalar los "expertos" de barra de bar de polígono de tiro y, por supuesto, los cuñados que se pirran por los vídeos de Yutub dónde sale un fulano intitulado como "experto tirador" que adiestra a los probos agentes del FBI, la NSA, la CIA, la TIA y la ABUELA. Vayamos por partes, y que cada cual saque sus propias conclusiones:
VENTAJAS DE LA PISTOLA
A) Más capacidad de munición, de hasta 18 cartuchos en armas de tamaño medio
B) Más facilidad para recargar
C) Menos voluminosas, ergo más fáciles de ocultar
DESVENTAJAS DE LA PISTOLA
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Arma en "condition one": cartucho en recámara, amartillada y con el seguro puesto. Basta desenfundar, momento que se aprovecha para quitar el seguro, y el arma está lista para abrir fuego. A pesar de que un accidente sería muy raro y producto de la impericia, hay muchos que no son capaces de portar un arma así en la cintura |
A) Más mecanismos en movimiento, ergo más posibilidades de interrupción. Basta un cartucho defectuoso o suciedad en el interior del arma para tener que accionar la corredera para resolver el problema. El tiempo empleado en solventar la interrupción puede ser vital.
B) Aunque los seguros de estas armas son muy eficaces, muchos no se atreven a portarla en lo que Jeff Cooper denominaba como "condition one", o sea, con cartucho en la recámara, amartillada y con el seguro puesto. El que no se atreva a llevar encima un arma así, ya sabe que tendrá que emplear un tiempo precioso, cuando no vital, para tirar de la corredera y cargarla.
C) Al haber más mecanismos, las pistolas requieren más mantenimiento. Para evitar interrupciones debemos mantenerla limpia y engrasada (engrasada, no embadurnada en aceite). Así mismo, debemos controlar que los cargadores funcionan bien, que los muelles que impulsan las tejas elevadoras no están trabados y que los mecanismos de retenida y expulsión de los mismos funcionan perfectamente. Hay que controlar que la aguja percutora, que en las pistolas está oculta, está en buen estado. En fin, no voy a perderme en este tema, pero creo que está claro que una pistola hay que tenerla siempre muy cuidada para que no nos falle en el momento decisivo.
VENTAJAS DEL REVÓLVER
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Revólver calibre .357 Mg. y cañón de 3". Es una muy buena opción para los que busquen fiabilidad, tamaño reducido y potencia de fuego. La bala de ese chisme atraviesa un coche de lado a lado sin problemas |
A) Tienen menos mecanismos que un chupete. No hay que accionar seguros. Basta extraer el arma y apretar el gatillo en doble acción. Sí, el gatillo estará más duro que si disparamos en acción simple, pero para meter un balazo a un fulano a tres metros no hace falta ser un figura tirando.
B) Su mantenimiento es mínimo. Basta con que el cañón no se emplome (muchas marcas de munición cargan balas de plomo endurecido con antimonio y estaño), que el mecanismo para bascular el tambor funcione y que la aguja percutora no esté rota, lo que es bastante fácil porque muchos de ellos la tienen a la vista, unida al martillo.
C) En un revólver no hay encasquillamientos. Si un cartucho defectuoso falla, no hay que accionar ningún mecanismo. Basta volver a apretar el gatillo. El tambor girará, y el cartucho que no ha sido disparado se quedará en su recámara. Ojo, solo puede presentarse una pega que lo inutilice. Es rarísima, pero puede pasar: cuando un cartucho, por un defecto de fábrica o si lo recargamos nosotros, no lleva pólvora. En ese caso, la energía del pistón impulsará la bala lo suficiente para desplazarla unos centímetros por el ánima, pero ahí se queda. Si con los nervios no nos damos cuenta y volvemos a apretar el gatillo con una bala atascada en el cañón, este reventará sí o sí por la sobrepresión. Pero, como digo, es algo muy muy raro.
DESVENTAJAS DEL REVÓLVER
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Inyector de 6 cartuchos de calibre .44 Special. Cada alveolo tiene dentro un muelle que impulsa los cartuchos en el tambor para acelerar el proceso de carga |
A) Menos capacidad de munición. Lo habitual es de 5 cartuchos en los de armazón pequeño y 6 o 7 en los de armazón medio o grande. No obstante, como afirmaba Cooper, "...si para solventar una situación de defensa necesitas más de 7 disparos (se refería a la capacidad de su inseparable Colt 1911A1) es que estás en una guerra, y si estás en una guerra necesitas algo más que una pistola". Y tenía razón. Si no eres capaz de rechazar una agresión con dos o tres tiros como mucho mejor no salgas de casa. No obstante, se pueden llevar encima uno o dos inyectores que, con práctica, permiten un ciclo de recarga bastante rápido. Aunque es muy improbable que lleguemos a tener necesidad de usarlos, al menos nos aportarán una sensación de confianza al saber que no nos veremos sin munición en caso de vaciar el tambor.
B) Son más voluminosos, lo que habrá que tenerlo en cuenta si lo portaremos ligeritos de ropa. Con todo, ya hemos mencionado diversas formas de llevar armas grandes aunque vayas en bañador.
3. ¿QUÉ MATERIAL Y ACABADO ES MÁS RECOMENDABLE?
Básicamente, tenemos los siguientes:
A) El tradicional pavonado. Es el menos recomendable. Estéticamente es más bonito, pero en un arma que está en contacto con el cuerpo se verá atacado por el sudor, enemigo nº 1 del pavón. Y si tenemos un sudor especialmente ácido podemos ver como nuestra preciosa cacharra empieza a mostrar siniestras picaduras a los pocos días.
B) Acero inoxidable. El mejor cuando portamos un revólver. Insensible a sudores y humedades, aspecto atractivo con un acabado satinado y nunca nos tendremos que preocupar del temible óxido.
C) Cromado o niquelado. Obviamente, la protección que ofrecen es superior al pavonado. Hoy día están muy pasados de moda y, de hecho, no sé de ningún fabricante que los ofrezca. Con todo, siempre podemos encontrar un arma de segunda mano- pistola o revólver- con este acabado. A mí no me gustan, la verdad y, además, el brillo que producen puede provocar reflejos molestos a la hora de apuntar.
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Armazón de polímero de una Glock. La corredera se desliza por unas guías de acero embutidas en la parte superior del mismo |
D) Polímero. Es la moda desde que Glock sacó al mercado su modelo 17 hace ya 40 años. Su principal ventaja es que aligera bastante el peso del arma y eso, cuando hay que llevarla encima durante horas, se agradece. Aunque una pistola normal pese solo un kilo, cuando llevas 10 horas con la cacharra a cuestas se nota. Hoy día, hasta el potito fabrica algún modelo con el armazón de polímero, así que hay oferta en cantidad. No puedo hablar de la solidez de todos ellos, pero sí afirmo rotundamente una cosa: la Glock es absolutamente fiable. He disparado y he visto disparar miles y miles de cartuchos con una 17 de 9 mm. Parabellum sin que se produjera una sola interrupción, ni que el arma mostrase síntomas de fatiga. Las correderas no van pavonadas, sino fosfatadas, un acabado en tono mate mucho más resistente a la corrosión que el pavonado que, además, ofrece la ventaja de que no provoca reflejos molestos a la hora de hacer puntería si bien en los casos de defensa personal eso es irrelevante.
4. ¿LAS CACHAS ORIGINALES U OTRAS?
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Revólver de 2" con cachas de madera cuadrillada y otro de 3" con cachas de neopreno. Las segundas siempre serán la mejor opción |
Por lo general, sobre todo en los revólveres, las cachas originales suelen ser poco recomendables. Es mejor rascarse el bolsillo y comprar unas de neopreno, que permiten un agarre más firme, no resbalan en una mano sudorosa por el estrés y absorben mejor el retroceso. Está de más decir que las cachas de nácar, de madera tallada, marfil, hueso o asta son una herejía cuando hablamos de estos temas.
5. ¿QUÉ MARCA DE MUNICIÓN ES MÁS ACONSEJABLE?
Muy sencillo: la mejor que se puedan permitir. Escamotear 5 o 6 pavos en una caja de munición más barata, ergo peor, cuando lo que está en juego es la vida de uno no solo es de gilipollas, sino también de gilipollas e incluso de gilipollas, y también de gilipollas cicateros. Una buena munición provocará menos fallos, las probabilidades de que algún cartucho salga defectuoso es prácticamente nula porque las marcas de categoría someten sus productos a estrictos controles de calidad y, en resumen, mata más y mejor. Para dos puñeteras cajas de 50 cartuchos al año ahorrarnos 1o o 12 pavos es algo tan ridículo que hasta dudaba si mencionar este punto, pero lo menciono porque fijo que algún cuñado les dirá que él usa los cartuchos marca "Bala feliz" made in China o "Amado Líder" made in North Korea, y van de lujo. Y un carajo. Compre RWS, Norma, Winchester, Remington, y déjese de birrias que a saber si una remesa sale cargada con pimienta negra en vez de con pólvora.
Bien, ha llegado el momento de recapitular. Con todo lo dicho, creo que cualquiera podrá analizar sin problemas sus circunstancias y decidir qué arma le interesaría más. Yo ahí no puedo añadir ni aconsejar nada porque lo que había que decir ya está dicho, y lo que yo considero más idóneo puede ser diametralmente opuesto a lo que piensen otros. En todo caso, por hacer un resumen final, valga esta lista:
1. Si poseemos un arma de defensa personal, hay que tener las ideas muy claras y asumir que llevarla encima puede cambiarte la vida. Si no estás dispuesto a llegar a las últimas consecuencias, mejor te compras un espray de pimienta y no te compliques la existencia ni jodas a tu familia.
2. Si poseemos un arma de defensa personal debemos tener claro que no es un juguete, y mucho menos una cacharra chula para dejarla entrever a los cuñados para darles envidia. Portar un arma es algo muy muy serio porque te convierte en un homicida potencial y en una presa apetecible de los malos malosos que querrán apoderarse de ella, por lo que debemos prepararnos a fondo tanto a nivel psicológico como en su manejo para que ese arma no se vuelva contra nosotros o los nuestros.
3. Si poseemos un arma de defensa personal es porque una grave amenaza planea sobre nosotros. Si nuestra vida está en peligro hay que invertir en un arma y municiones fiables al 100%, por lo que deberemos adquirir lo mejor que podamos pagar. Si nos viene un cuñado informándonos que su compadre tiene una pistola de su abuelo que era coronel de intendencia y la tiene flamante, mejor lo mandamos al carajo. Como ya comentamos al inicio, si se compra un arma de segunda mano, una de dos: o uno tiene los conocimientos suficientes para comprobar que está en perfecto estado, o se hace acompañar de alguien que sea un verdadero experto, no un cantamañanas.
4. Si poseemos un arma de defensa personal debemos conocer las leyes que nos atañen, porque poseer una licencia tipo B no es tener licencia para matar. Debemos saber cuáles serían las consecuencias si hacemos uso del arma, porque ahí no vale el "yo creí que..." o "si lo sé me compro un tirachinas...". En España, abatir a un agresor puede tener, aunque nos parezca surrealista, consecuencias legales bastante chungas, como vimos en el artículo anterior. Por lo tanto, si decidimos apretar el gatillo lo haremos con total conocimiento de que eso nos zambullirá en un interminable proceso que nos costará mucho dinero y, casi seguramente, la libertad. No obstante, y como decía mi abuelo, "de la cárcel se sale. Del cementerio no".
En fin, no creo que haga falta enrollarme más, así que damos por terminada la filípica pistolera. Todo lo que hemos visto es un resumen de lo más reseñable porque lo cierto es que este tema es bastante complejo y entran en juego, como vemos, muchos factores que hay que considerar y analizar detenidamente. Manejar un arma no es fácil, y tener la decisión necesaria para usarla menos aún, y en eso nadie salvo el interesado puede tener la última palabra.
Hale, he dicho
POST SCRIPTVM: Repasando el artículo, cosa que suelo hacer pasados un par de días tras su publicación por si se me ha pasado por alto algún gazapo, acabo de caer en la cuenta de un detalle: he perdido lastimosamente el tiempo elaborándolo porque, ¿a cuántos afortunados se le concede la licencia tipo B? En todo caso, imagino que los que me leen en países donde la legislación no sea tan inquisitorial les servirá de algo. A los españoles me temo que nones.
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DEFENSA PERSONAL. PISTOLA Vs. REVÓLVER
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Cualquiera puede aprender a manejar un arma y adquirir la destreza necesaria. Pero la enjundia no está en ir al polígono de tiro a pasar el rato, sino a asumir si, llegado el caso, será uno capaz de abatir a un agresor y arrostrar las posibles consecuencias. En USA lo tienen más fácil que aquí, donde se dan más derechos al agresor que al agredido. Pero eso es ya otro tema... |
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