sábado, 1 de abril de 2017

Curiosidades: der Totenkopfring, el anillo de las SS


Esas manos tan cuidadas eran las del siniestro jefe del RSHA,
el tristemente célebre Reinhard Heydrich. En el dedo anular
de su mano derecha se percibe claramente su Ehrenring, que
sustituyó a la alianza matrimonial que se le ve en otras fotos
De toda la abundante quincallería que tanto entusiasmaba a los nazis y en especial a Heinrich Himmler, una de las piezas quizás menos conocida es el anillo que el Reichsführer entregaba a modo de recompensa a los miembros más distinguidos de las SS. Sin embargo, este pequeño y aparentemente simple adorno era tal vez el que contenía una carga simbólica más profunda que todas las medallas, distintivos, parches, cintas y demás parafernalia con que los nazis adornaban sus elegantes uniformes. Hablamos del SS-Ehrenring (anillo de honor de las SS) o, como se le conocía vulgarmente, Totenkopfring (anillo de la calavera), un objeto envuelto en tal misticismo que actualmente aún se fabrican réplicas o versiones basadas en una simbología similar por todo el mundo. Y lo más curioso es que el mercado al que van dirigidos estos anillos no parece ser exclusivamente el de grupos neonazis y coleccionistas, sino a mucha gente que, simplemente, les llama la atención eso de la calavera y las runas. Colijo que la inmensa mayoría de ellos no sabe la historia del anillo en cuestión ya que, de ser así, supongo que no se avendrían a pasearse por el mundo luciendo semejante objeto en un dedo. En cualquier caso, que cada cual se ponga lo que le de la gana y aquí paz y después gloria, amén de los amenes.

Sepp Dietrich junto a varios oficiales del SS-Leibstandarte
durante la celebración del cumpleaños del famosísimo
SS-Strurmbannführer Kurt "Panzer" Meyer, al que podemos
ver tras Dietrich, a la izquierda de la imagen. En la mano
derecha de Dietrich se ve su Ehrenring
El Ehrenring fue una más de las muchas ocurrencias de Himmler que, como muchos sabrán, estaba verdaderamente obsesionado con la búsqueda de todo lo referente a la mitología germánica y sus símbolos que, está de más decirlo, creía a pie juntillas hasta el extremo de mandar a Otto Rahn al Languedoc para intentar averiguar el paradero del Grial basándose en el poema épico "Parsifal", obra de Wolfram von Eschenbach, o mandar una expedición al Tibet en busca de los orígenes de la raza aria. Por cierto que el parecido físico de un tibetano con un alemán se me antoja tan similar como el de un sifón a un botijo. En cualquier caso, lo cierto es que el inefable Heini, como llamaban a Himmler sus más allegados, destinó jugosísimas sumas de dinero a una legión de pseudo-historiadores, "expertos raciales", científicos más falsos que una moneda de plomo y, en definitiva, toda una fauna dedicada enteramente a complacer al obsesivo Reichsführer en su afán por dotar a su Orden Negra de toda una compleja simbología. De hecho, él mismo se creía una reencarnación del emperador Enrique I el Pajarero, así que ya podemos imaginar como estaba el patio. No obstante, Himmler tenía las ideas muy claras en ese sentido ya que sabía perfectamente que la principal herramienta para desarrollar en la población un nacionalismo acérrimo consiste en crear y fomentar todos los mitos, símbolos y personajes que ayudarán a convertir una caterva desorientada en un ejército de fanáticos seguidores que, sin darse cuenta, serán capaces de darlo todo, incluyendo la propia vida, para coadyuvar a la consecución de su ideología, y esto por desgracia lo seguimos viendo a diario aún en pleno siglo XXI.

Naturalmente, Heini también tenía su anillo, que para eso
era el amo del cotarro y se lo otorgó a sí mismo. Se puede
ver perfectamente en el anular de la mano derecha
Bien, aclarado el motivo del por qué Himmler se esforzaba tanto en buscar hasta el paradero de los calzoncillos de Sigfrido o la barra de labios de Brunilda, veamos cómo se gestó la creación del Totenkopfring. La idea estaba inspirada en un anillo que, según las leyendas germánicas, poseía el dios Thor, y que era tan sagrado para los paganos tedescos como el crucifijo para un cristiano. Con un objeto con tanta carga simbólica Himmler pretendía crear una recompensa, una especie de distintivo que pudiera llevarse siempre encima incluso cuando uno se duchaba, cosa que no era posible con una condecoración convencional ya que comprobaron que clavarse el alfiler en el pellejo del pecho resultaba extremadamente doloroso y nada práctico. Así pues, qué mejor que un anillo que, además, es un objeto que desde tiempos inmemoriales está relacionado con las alianzas entre personas, hermandades, tribus, sectas, etc. En este caso, como podemos suponer, dicha alianza era con el Führer, el partido y las SS que, en un futuro no muy lejano, tenía la intención de convertir en una especie de orden militar al uso medieval que sería la salvaguarda de la pureza racial y los guardianes del Reich de los Mil Años que tanto cacareaba Hitler en sus fastuosas movidas en Nuremberg.

Karl Maria Wiligut con uniforme de SS
El diseño fue llevado a cabo por un peculiar personaje llamado Karl Maria Wiligut (1866-1946), que estaba considerado por Himmler como el más profundo conocedor de los entresijos de la simbología del alfabeto rúnico que tanto gustaba en las SS. Al cabo, las mismas siglas de la organización estaban escritas con la runa sig o sigel, que tiene la característica forma como de rayo. Wiligut era un militar austriaco que se distinguió durante la Gran Guerra por su valía, pasando a la reserva en 1918 con el grado de coronel. Pero nuestro hombre, además de ser un militar capacitado, estaba obsesionado por las historias que le contaba su abuelo cuando era crío acerca de la mitología germánica, hasta el extremo de que, tras dejar el ejército, se entregó en cuerpo y alma a estudiar todas esas leyendas como si fuesen absolutamente ciertas. La cosa es que su parienta, hartita de tanta chorrada y que no atendiese a su familia porque dedicaba su vida por entero a sus indagaciones, en 1924 logró que lo metieran en un sanatorio mental, siendo incapacitado porque un tribunal médico declaró que estaba como un cencerro, que era un megalómano contumaz y, lo peor de todo, padecía una esquizofrenia de tomo y lomo. 

Runas armanen
Tres años más tarde pudo largarse del sanatorio, le hizo dos higas a la parienta y a sus hijas y se marchó a Alemania, donde empezó a relacionarse con organizaciones masónicas, de neotemplarios y, en fin, con todas aquellas sectas o grupúsculos pseudo-religiosos y espirituales que se pusieron tan de moda en aquellos años. Y, mira por donde, en 1933 tuvo la suerte de conocer a Himmler, el cual fue inmediatamente seducido por la sarta de historias que Wiligut le contó y que le venían de perlas para su proyecto. Lo nombró SS-Standartenführer (coronel) y lo puso al frente de un departamento de historia para que investigara todo lo investigable. Además, hasta creó un alfabeto rúnico de 18 letras que, en realidad, no eran más que una variación de las runas armanen de Guido von List, un ocultista de cierta fama a finales del siglo XIX y principios del XX. Pero como Himmler se creía todo lo que Wiligut le contaba y, además, le aseguró que estaban basadas en las más profundas raíces de la mitología germánica, pues fueron aceptadas para adornar el dichoso anillo. 

A la derecha podemos ver un Ehrenring desde todas las perspectivas para poder contemplar la compleja simbología que contenía. Se trataba de una pieza de plata cincelada en todo su contorno con hojas de roble, árbol sagrado en la mitología germánica. En lugar preferente, como no, la calavera que identificaba al cuerpo y de cuyo origen ya hablamos en una entrada anterior. A cada lado, con la letra A en la figura inferior y flanqueando la calavera aparecen dos runas sig dentro de un triángulo. Este simbolizaba la vida eterna ya que sus tres caras representan el nacimiento, el desarrollo y la muerte del hombre. La runa está relacionada con el sol y la buena salud, así como con el símbolo pagano de la victoria. Por ello, simbolizaba tanto el saludo nazi "Heil" (salud) como la victoria "Sieg". Fue precisamente de la simbología de esta runa de donde surgió el grito de guerra nazi con que los ciudadanos tedescos se desgañitaban en las movidas hitlerianas: Sieg heil!, que repetían enloquecidos hasta que les sangraban los gañotes. Marcada con la B tenemos una esvástica dentro de un cuadrado. Dicha esvástica está formada por cuatro ur rúnicas, que era símbolo de fertilidad y de la comunión del hombre con los dioses y la eternidad. La letra C muestra la Heilzeichen dentro de un círculo asociado a la prosperidad. La Heilzeichen estaba formada por dos runas sig y una combinación de la runa tyr y la os. El círculo representa el movimiento de la divinidad en la Naturaleza, el círculo de la vida. Las runas sig ya hemos explicado lo que significaban, mientras que la tyr era la representación en forma de lanza del dios de la guerra nórdico del mismo nombre. Este galimatías simbólico venía a querer decir que la muerte carece de poder ante un hombre valeroso, y que no hay que temerla. Finalmente, la letra D nos señala la runa hagall dentro de un hexágono, signo de fuerza ante la adversidad, de la fe inquebrantable en uno mismo y de la capacidad del hombre para alcanzar la máxima sabiduría. En fin, todo eso encierra el puñetero anillo, y ciertamente el tal Wiligut se devanó la sesera a base de bien para encerrar esta interminable letanía en un pequeño aro de plata.

El diseño final del Totenkopfring fue presentado a Himmler el 24 de diciembre de 1933, siendo institucionalizado oficialmente el 10 de abril de 1934. Inicialmente estaba destinado a los miembros más veteranos de las SS, concretamente a aquellos cuyo número de filiación estuviera entre los 3.000 primeros. Con el anillo se adjuntaba un documento con el nombre del destinatario, una explicación abreviada de la simbología que acabamos de explicar y, finalmente, una serie de advertencias en las que se avisaba que el anillo no estaba disponible a nivel comercial, que no debía caer en manos ajenas y que cualquier imitación del mismo era delito. Por último, una sentencia molona: "Tragen Sie den Ring in Ehren!", que viene a querer decir "¡Porta el anillo con honor!", y al final la firma de Himmler. No obstante y a pesar de tratarse de un obsequio personal del mismísimo Reichsführer, parece ser que no todos los beneficiarios del anillo llegaron a obtenerlo ya que los que creían tener derecho al mismo debían solicitarlo a través de los conductos reglamentarios de las SS así que, bien por desinterés, bien por que simplemente se les olvidó o porque les daba una higa el regalito hubo quien nunca llegó a recibirlo. El documento que vemos en la foto superior, fechado el 1 de diciembre de 1934, es el que concedía el anillo al SS-Hauptsturmführer Gehardt, que vete a saber quién leches fue. En todo caso, por la fecha se trataba de uno de los privilegiados con la primera tanda de anillos calavéricos.

El Totenkopfring se entregaba en el estuchito tan chulo que vemos a la derecha (había algunas variantes). La entrega oficial se solía llevar a cabo aprovechando las fechas señaladas del partido o de las SS: el 20 de abril (cumpleaños de Hitler), el 21 de junio (el Sommersonnenwende, la fiesta del solsticio de verano), el 9 de noviembre (la efemérides del Putsch de Munich) y el 21 de diciembre (el Wintersonnenwende, la fiesta del solsticio de invierno), quedando reflejadas en la Dienstaltersliste, una relación donde figuraban los premiados por orden de antigüedad. Por lo demás, en la parte interna llevaba grabada una inscripción con las letras S Lb, abreviatura de Seinem Lieben (A su estimado...), con el apellido del beneficiario y, a continuación la firma de Himmler y la fecha de la concesión. No obstante y a pesar de ser un regalo personal, el propietario del anillo podía verse privado del mismo si era sometido a medidas disciplinarias, pudiendo verse desanillado desde 3 meses a 3 años en función a la falta cometida. Obviamente, si la cosa era muy gorda se lo quitaban para siempre por golfo y por ser un mal nacionalsocialista. Pero lo más peculiar de este objeto era la obligatoriedad de devolverlo al departamento de personal de las SS en caso de muerte, natural o no, para ser depositado en el castillo de Wewelsburg, una peculiar fortaleza triangular situada en Renania que Himmler quería convertir en el Camelot de las SS si la guerra no se lo hubiese impedido. 

Algunos anillos inspirados en el Totenkopfring
Tras la primera hornada de anillos, el Totenkopfring se fue convirtiendo en un preciado objeto que fue imitado por encargo por muchos miembros del partido, la policía y las SS que no figuraron entre los elegidos para ostentarlo. Así pues, recurrieron a joyerías o a los hábiles orfebres judíos de los campos de exterminio para que les elaborasen ejemplares de cierta similitud en oro o plata. Iguales no podían ser porque, recordémoslo, estaba prohibido y te metían un paquete si falsificabas uno, así que le ponían los símbolos más emblemáticos de las SS: las runas y la calavera, pero no mucho más por si acaso.

Castillo de Wewelsburg
No obstante, con la llegada de la guerra la concesión de anillos se hizo menos selectiva ya que, a partir de 1939, muchos oficiales de las SS con al menos tres años de servicio pasaron a formar parte de la élite señalada por Himmler para matar de envidia a sus cuñados con el anillo de la calavera. Sin embargo, como los SS caían como moscas en el campo de batalla muchos ejemplares fueron enviados a Wewelsburg por haber causado sus dueños baja definitiva, quedándose abonando el campo por toda Europa. Tras la primera entrega de 3.000 ejemplares y hasta 1944 se hicieron entrega de unos 14.500 anillos, de los cuales un 64% habían sido depositados en Wewelsburg en enero de 1945, mientras que un 10% no pudieron ser recuperados y un 26% estaban aún en poder de sus dueños, al menos oficialmente ya que si eran capturados por el enemigo no tardarían mucho en tirarlos o en tragárselos si hacía falta con tal de no verse señalados como SS distinguidos, lo que les podía costar un disgusto gordo, sobre todo si caían en manos de los rusos. En la primavera de 1945 y ante el imparable avance enemigo, los SS-Ehrenring depositados en Wewelsburg fueron al parecer llevados a una gruta que fue volada tras ser escondidos en sus entrañas para que no cayeran en poder de los aliados. Y allí deben seguir, porque nadie ha sido aún capaz de dar con el lugar.

Ejemplar original perteneciente al SS-Hauptsturmführer
Kurt Taschner, entregado el 9 de noviembre de 1942.
Quién lo pillara, ¿que no? Con lo que den por él fijo que
hay para unas vacaciones por todo lo alto
En fin, esta es la historia de estos peculiares anillos que, como comentaba al inicio de la entrada, aún se fabrican en cantidades masivas. Si alguno de los que me leen tiene alguno procedente de un abuelo tedesco, que sepa que le puede ganar un verdadero pastizal porque las piezas originales son muy escasas. De hecho, de los 3.000 primeros ejemplares quedan por lo visto menos de veinte unidades, por supuesto depositadas en colecciones privadas, así que ya podemos imaginar lo que pedirían por uno.

Bueno, esto es lo que hay.

Hale, he dicho






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