miércoles, 22 de junio de 2022

LOS ANDARES DE PUTIN

 


A ver, las cosas claras y el chocolate espeso. Ni musas fugitivas ni pollas en vinagre. Llevo una temporada de capa caída porque, como me ha ocurrido otras veces, no me apetece pasarme horas traduciendo, elaborando gráficos, dibujitos o buscando fotos. Ya está, así de simple. Así pues, cuando me da un leve avenate busco algo facilito para escribir unas líneas, cubrir el expediente y sanseacabó. Y dicho esto, vamos a lo que vamos...

Desde que el infame camarada Vladimiro se levantó oyendo voces en las que el padrecito Iósif le animaba a hacer resurgir de sus cenizas la vetusta, apolillada y fallida URSS, su persona ha sido objeto de tropocientas especulaciones chorras o no tan chorras pero, en todo caso, imposibles de corroborar. Los personajes más siniestrillos o polémicos de la historia siempre han sido objeto de miles de bulos a cual más surrealista pero que, por obra y gracia de la incultura palmaria del personal, se dan por ciertos. Curiosamente, uno muy extendido es el de los capados por heridas de guerra. De Franco y Hitler se propaló bastante, como si ser herido en los testículos fuese algo deshonroso o mermase la capacidad intelectual del sujeto. Algunos, en el colmo del desbarre, aseguraba que la voz atiplada del extinto Caudillo se debía precisamente a esa herida, sin saber que el tono de voz lo marca la adolescencia, y que una vez deformada la laringe por la secreción hormonal ya no cambia aunque a uno le quiten los testículos, la próstata, la picha o el hígado. Lo cierto es que Franco recibió una herida en el vientre durante la guerra de África que casi lo manda a la fosa, y el ciudadano Adolf respiró iperita, pero sus partes pudendas permanecieron intactas. 

También son muy celebrados los bulos sobre desviaciones o perversiones sexuales. Curiosamente, mientras que hoy día se tolera e incluso se anima a practicar todo tipo de fornicio por muy exótico que sea, si sale a relucir el nefando Benito alguno intentará denostarlo afirmando que era un golfo, un putañero y que tenía mogollón de amantes, motivo por el que cantidades masivas de celebridades de todo tipo podrían entonces ser vilipendiadas. No hace mucho leí un titular de un pseudo-artículo "histórico" donde se decía que el ciudadano Adolf era aficionado al sado-masoquismo para ponerlo, además de malvado, como un pervertido sexual, pero si dices que no has visto la peli esa de las cincuenta sombras de no sé quién te miran como si fueses un carca retrógrado. En fin, ya sabemos que la retro-progresía casposa y cavernaria del planeta tiene varas de medir para todos los gustos.

Hecho este introito, creo que merece la pena dedicar unas líneas al tema de los andares del camarada Vladimiro, de los que se han escrito ya bastantes artículos en la prensa y cienes y cienes de vídeos en Yutub planteando todo tipo de teorías. Como creo que ya saben hasta en Raticulín, este psicópata camina con el brazo derecho pegado al cuerpo, sin el balanceo habitual que nos permite un mejor equilibro cuando andamos, mientras que el izquierdo se mueve normalmente. La teoría más sensata es, lógicamente, la que lo achaca a alguna patología que permanece en secreto si bien ha habido hasta cónclaves de neurólogos para estudiar el motivo de esa inmovilidad, aunque me temo que de neurología sabrán mucho, pero de armas y de cómo usarlas no saben un carajo. Yo me inclino más por una lesión residual o una secuela por su afición por el judo. Como ya sabrán, el camarada Vladimiro es un judoca experto- cinturón negro nada menos- que lleva la torta de años practicando ese arte marcial, y no sería ni mucho menos el primero que se jode una articulación a causa de una luxación, una rotura de tendones (dan guerra eterna, doy fe), ligamentos, etc. Cuando el adversario te agarra del brazo para voltearte, un tirón excesivamente potente podría dislocar un hombro sin problemas y dejarlo averiado para siempre, y más si la lesión se produce a partir de cierta edad en la que los efectos de la rehabilitación no son tan eficaces como cuando uno tiene 25 años. 

Sin embargo, la teoría más exitosa es la del "paso del pistolero". Mogollón de "expertos" de Yutub que son como el maestro Liendre, que de todo saben pero de nada entienden, han propalado esa historia en base a que, según afirman, en los manuales del extinto KGB se entrenaba al personal a caminar con el brazo caído para, en caso de peligro, tener la mano lo más cerca posible del arma para desenfundarla con la máxima presteza. En honor a la verdad, yo no he leído el manual ese y colijo que los que propalan esa teoría tampoco pero, si nos basamos en el sentido común, creo que se puede desmontar con bastante facilidad. Veamos cómo...

1. A la derecha tenemos un uniforme del KGB de tiempos de la desaparecida URSS, cuando el camarada Vladimiro aún no oía voces y si las oía hacía oídos sordos. En realidad, era igual que los del ejército regular salvo en los distintivos. Bien, observen la pistolera. Es la típica funda militar con solapa abrochada con un botón de bronce y sujeta al cinturón con dos presillas. Pretender desenfundar con rapidez una pistola metida ahí es como querer pelar una mandarina con guantes. La mano derecha tiene que soltar el botón y, con la muñeca, empujar la solapa hacia arriba y asir la empuñadura. Pero como el arma suele entrar un poco a presión, hay que agarrar la funda con la mano izquierda para impedir que al dar el tirón para sacar la pistola tiremos al mismo tiempo de dicha funda y del cinturón. En resumen, que llevar el brazo pegado al cuerpo no sirve para nada. Lo que sí serviría es cambiar esa mierda de funda por algo más moderno que no requiera el uso de la mano zurda, como la mayoría de las que actualmente usan las policías de los países modernos. Por este motivo, podemos colegir que la costumbre del brazo inmóvil obedecería más bien a cuando se sirve de paisano, no de uniforme.

2. ¿Qué es lo primero que pretende un agente policial cuando va de paisano? Exacto, pasar lo más desapercibido posible. Confundirse con la gente, ser invisible. Y si además eres un puñetero espía, razón de más. Por lo tanto, ¿tiene sentido que un fulano del KGB se pasee delante de la embajada de los Estados Juntitos con el brazo derecho inmóvil para que hasta las limpiadoras sepan que es del KGB? Vendría a ser lo mismo que la manida imagen del agente de la Gestapo con abrigo de cuero y sombrero de ala caída. Daría un cante tremendo y los posibles sospechosos saldrían echando leches nada más verlos aparecer. Por razones obvias, un tipo de la Gestapo procuraba ante todo pasar desapercibido, tener el aspecto de un probo ciudadano tedesco con jeta de trasegador de zumo de cebada, bigotito de cepillo e indumentaria corriente de calle. Y por la misma razón, un policía dedicado a perseguir el tráfico de drogas tendrá pinta de yonki, se dejará rastas, vestirá de guarrillo e incluso esnifará farlopa y fumará porros a mansalva. No va a ser tan gilipollas como para presentarse en el gueto de los traficantes con un traje de Armani, oliendo a colonia cara, diciendo que ni fuma ni bebe y recomendando al personal que lleven una vida sana. Por lo tanto, la teoría del brazo caído para desenfundar yendo de paisano también se me antoja insostenible tanto en cuanto delataría a todo aquel que perteneciera a la siniestra organización político-policial. Ahí ven al archimalvado agente Toht de la famosa peli "En busca del Arca perdida", que no se quita el abrigo de cuero ni en pleno desierto y, para pasar más desapercibido aún, luce el emblema del NSDAP en la solapa. Obviamente, nadie se dio cuenta de que era de la Gestapo...¿o sí?

3. Con todo, aceptamos que un agente de paisano va armado, pero eso tampoco obliga a llevar el brazo tieso. Como ya explicaremos a fondo cuando me anime a termina el articulillo dedicado a la opción pistola Vs. revólver para defensa personal, no siempre se quiere o se puede llevar oculta una pistola en el costado derecho. Veamos varias opciones que harían absurdo lo del brazo inmóvil:

A) Vestido con traje. Las chaquetas se cortan por sistema entalladas a la cintura, por lo que llevar algo debajo haría que se viese de lejos un abultamiento asaz sospechoso. Por ese motivo, es más habitual que si se viste una chaqueta se lleve a la espalda o en una sobaquera. En ese caso, sí se puede cortar el traje de forma que el abultamiento producido por el arma se note menos porque, además, en el costado derecho se suele colocar una funda para uno o dos cargadores de respeto. 

B) Vestido con ropa ligera. En épocas primaverales o calurosas, un hombre armado puede portar su pistola en el costado sin problema porque se pone un jersey, una cazadora, un polo o una camisa de manga corta de esas que se llevan por fuera. Al ser ropa amplia destinada a permitir que el aire circule, se disimula con facilidad. Pero, al igual que ocurre cuando se lleva la pistola en una funda de costado con chaqueta, la cercanía de la mano al arma tampoco soluciona gran cosa por una sencilla razón: tenemos que recurrir casi siempre a la mano izquierda para levantarnos la prenda y, de ese modo, evitar que el martillo o el espolón de la empuñadura se enganche en la ropa, retardando aún más la extracción, retardo que puede ser eterno si nos enfrentamos a un fulano que ya nos encañona y aprovecha la coyuntura para meternos una bala en el cráneo. Como vemos en la foto de la derecha, el probo ciudadano se dispone a repeler una agresión con su arma, y se tiene que ayudar de la mano izquierda para evitar que se le enganche en el jersey que viste sobre la camisa.

C) En Rusia hace un frío que pela en invierno, así como en los países de Europa Central donde el KGB estuvo operativo mientras existió. Ya me dirán de qué leches sirve llevar el brazo pegado al arma cuando se viste un grueso y largo abrigo que habría que levantar o desabrochar para extraer un arma enfundada en el costado. En ese caso, lo lógico sería llevar la pistola en una sobaquera, en cuyo caso solo hay que ayudarse con la mano izquierda para descubrirse el costado y empuñar el arma. Sí, tal como lo ven en la foto. Se vista la ropa que se vista, si se quiere efectuar una extracción rápida hay que ayudarse con la mano izquierda y, en este caso, tampoco sirve de nada mantener el brazo inmóvil junto al costado derecho porque la puñetera pistola la llevamos precisamente en el costado izquierdo.

D) El desenfunde cruzado. Crossdraw, lo llaman los yankees. Consiste en llevar el arma en una funda en el costado izquierdo tal como vemos en la foto. Este tipo de fundas es muy recomendable para personas que conducen un coche ya que, en caso de necesidad, les facilita la extracción sin riesgo de engancharse con el cinturón de seguridad o  de tener dificultades por estar la pistola en el lado más estrecho del puesto de conducción. Además, el desenfunde cruzado facilita un movimiento natural de enfilado hacia el agresor cuando se extrae porque la funda, como vemos, queda en una posición casi horizontal, lo que sería un inconveniente si se lleva en el costado derecho. En fin, que si se usa una de estas pistoleras tampoco sirve de nada el brazo inamovible. 

Bien, estas serían las opciones más habituales para un hombre armado. No se han tenido en cuenta otras como las fundas tobilleras, las riñoneras o los bolsos de mano por no alargarnos más en la cuestión pero, en todo caso, ya vemos que eso del paso del pistolero es, al menos a mi entender, una chorrada que no se sostiene ante un análisis medianamente razonado. De hecho, los gurús que todo lo saben se basan en este libro que dicen que es el manual del KGB y que se puede adquirir en Amazon. Pero, ojo, eso no es ningún manual, sino un libro escrito por un tal A. Dolmatov donde explica los métodos de entrenamiento del KGB. En la tapa lo pone bien clarito: "Cómo los soviéticos entrenan para combate personal, asesinato y subversión". Con todo, lo que sí debemos tener claro es que si esa técnica del paso del pistolero fuese tan eficaz, todas las policías del mundo la habrían adoptado, digo yo... Y, por otro lado, de entre los miles de agentes del KGB retirados ¿solo se ha observado este comportamiento en el camarada Vladimiro? ¿Y cómo es que los agentes del FSB, herederos directos del KBG, no parece que caminen de esa forma? ¿Quizás es que a estas alturas se han percatado de que andar así solo sirve para que el personal te cale nada más aparecer en escena? En fin, que no me cuadra nada.

Y es que, además, el camarada Vladimiro no siempre ha ido con el brazo tieso. Ahí lo ven en una fotito de hace unos años. Se le ve más joven, más ágil, más delgado y braceando briosamente como un guripa saliendo del cuartel con un pase de pernocta en el bolsillo. Pregunto: ¿cómo es que hasta ahora nadie había reparado en lo del paso de pistolero? ¿Tal vez porque antes andaba con normalidad y ahora no? Porque el camarada Vladimiro ingresó en el KGB en 1975, o sea, que debería llevar unos 45 años andando rarito, y como él miles de colegas que servían en esa siniestra unidad. Pero resulta que solo a raíz de su visita NON GRATA a Ucrania es cuando todo el planeta se ha dado cuenta del detalle del brazo estatuario. Muy raro, ¿qué no?

Ahí tienen al camarada Vladimiro haciendo el gamba. El tirón
que le dan del brazo derecho podría fastidiarle el hombro sin
problema a un sesentón por muy en forma que esté, ¿no?

En fin, dilectos lectores, colijo que estamos ante el enésimo bulo que, a fuerza de repetirlo, se ha convertido ya en un dogma inamovible. Mi conclusión ya la anticipé al comienzo de este articulillo. Esa inmovilidad tiene toda la pinta de ser la causa de una lesión, probablemente producida por su afición al judo la cual no ha dejado de practicar a pesar de no ser ya un mozuelo. Un hombre de sesenta y tantos años que sufre una rotura de tendones, ligamentos o algo por el estilo queda ya bastante perjudicado el resto de su vida, la zona afectada le dolerá constantemente y se verá limitado en ciertos movimientos. Tendrá que recurrir al consumo de analgésicos y anti-inflamatorios con regularidad, y estará de mala leche permanente porque vivir con el dolor como compañero inseparable acaba agriándole el carácter a cualquiera. Y hablo con total conocimiento de causa porque tengo jodido hace mucho tiempo el supraespinoso del hombro derecho y, mira por donde, a veces tengo que reprimir el braceo cuando camino porque duele que te cagas, no es raro que de noche o durante la siesta me despierte un dolor lacerante, el Nolotil y el Ibuprofeno ya los tengo en cestitos encima de la mesa, como si fueran caramelos de anís, y como asumo que estaré así el resto de mi vida pues me agarro unos cabreos de antología, pero sin poder desahogarme invadiendo al vecino porque, entre otras cosas, tiene un pitbull con muy mala leche. ¿Qué por qué no me lo he operado? Eso es otra historia. Se intentó, y casi me cuesta la vida por culpa de la muy hija de... En fin, un año de estos igual lo cuento.

Bueno, s'acabó por hoy.

Hale, he dicho

El camarada Vladimiro cuando ejercía de agente del KGB en Alemania Oriental. ¿Nadie se daba cuenta de que caminaba con un brazo tieso o, en realidad, andaba como todo el mundo para pasar desapercibido?

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