lunes, 30 de diciembre de 2013

Etimologías y supersticiones curiosas


Casi todo lo que hablamos o los miedos que padecemos en nuestros días tienen, no les quepa duda, los orígenes más añejos, variopintos y, en muchos casos, hasta de matiz religioso. Así pues, y porque hoy no tengo muchas ganas de narrar cosas enjundiosas, dejaré una relación de algunas palabras con orígenes curiosos o de supersticiones que provienen desde mucho más allá que los abuelos. PAX IN VNIVERSA TERRA y esas cosas que se dicen en ésta época del año, así que veamos pues...

Las coronas cornudas

O cornudas coronas más bien, ya que el origen de las mismas está en los cuernos. Estos aditamentos de naturaleza córnea que lucen en sus testuces muchos animales y, de forma simbólica, muchos cuñados, compadres y políticos, han sido desde los tiempos más remotos símbolo de poder. Los bichos que los lucen representan siempre animales agresivos y/o poderosos en el imaginario popular: el toro, el buey, el carnero... y en la Edad Media, muchos guerreros se los plantaban en sus yelmos como aviso de que gastaban muy mala leche y estaban lo bastante cachas como para apiolar al más bravo. Precisamente porque los cuernos eran símbolo de poder surgieron las coronas para indicar a la peña quién era el que mandaba. La raíz etimológica de corona es el palabro indoeuropeo "sker-2-", que da origen en latín a corona y cornu. O sea, que aunque su significado es diferente, están unidas por la misma raíz. Los primeros en usar corona tal como la entendemos fueron los romanos las cuales, como vemos en la foto, eran unas diademas (o sea, coronas, derivadas a su vez del griego korone) con radios que simbolizaban los cuernos, la representación ancestral del poder. Por cierto que el término corona no se empezó a usar en la lengua castellana hasta el siglo XIII. 

La herradura de la suerte

¿Quién no ha tenido alguna vez una herradura mohosa guardada como oro en paño, convencido de que la diosa Fortuna se dejará caer un día con una Primitiva o la esquela del cuñado más abominable? Aún recuerdo la que tenía la tía Maripepa tras la puerta del comedor de verano (las casas sevillanas tenían uno en la planta baja y otro en la planta alta según la época del año, con sus correspondientes cocinas) y que estaba terminantemente prohibido tocar. Bueno, la cuestión es que esta superstición viene de sus usuarios, los caballos. Estos animalitos han tenido una aureola relacionada con la magia y las divinidades desde tiempos de Adán. Incluso en la Edad Media se representaba al signo zodiacal Géminis no como dos gemelos, sino como dos caballos, uno blanco y otro negro como símbolo de dualidad. Así pues, el personal dio por sentado que encontrar una herradura perdida (no vale ir al herrero a comprarla, naturalmente) de un caballo era señal de buena fortuna, ya que era el "zapato" de uno de esos animales que, además, tenían el poder de la clarividencia e incluso de prevenir a sus jinetes. Ojo, no valen las de mulos, asnos y bueyes. Las fetén son las de caballo.

El gato negro

Los gatos en general y los de pelaje negro en particular han sido y, de hecho aún son, motivo de ciertos recelos entre la peña, especialmente los últimos. Justo es reconocer que ver a uno de esos animalitos apalancado en una ventana y clavándonos sus ojos amarillentos con olímpico desprecio es un tanto desconcertante, pero quizás ese temor provenga del medioevo, cuando eran asociados de forma inapelable con las tinieblas, la brujería, las brujas y, está de más decirlo, con el propiciador de tanta maldad: Satanás. Sin embargo, en tiempos anteriores estos bichos eran considerados como benéficos y relacionados con las divinidades más reconfortantes. ¿Acaso no momificaban los egipcios a sus gatos domésticos cuando agotaban sus siete vidas con el pastizal que costaba dicha intervención? Pero, para su desgracia, los gatos habían estado casi siempre relacionados con entes o divinidades femeninas, lo que los convirtió en la diana perfecta de la misoginia implacable de la Iglesia, que no paraba de buscar cuestiones mujeriles para que simbolizaran por sistema todo lo malo, lo sucio, lo perverso y lo pecaminoso del mundo. Y si alguien me dice que qué tendrán que ver los símbolos de los egipcios o los griegos con el cristianismo les diré que todo. Al cabo, los protocristianos no hicieron sino acaparar las simbologías paganas para que las conversiones fueran un trágala más asumible.

El gallo veleta

Aunque ciertamente hoy día se ven veletas que no tienen nada que ver con estas madrugadoras volátiles, carecen del caché que posee una veleta reglamentaria desde que Noé plantó la vid. ¿Nadie se ha preguntado nunca por qué han sido por norma los gallos los que con su silueta han recortado los cielos de medio mundo? Pues la cosa viene de antiguo, como digo. El gallo es un bicho asociado como símbolo solar desde siempre, precisamente por ser el primero que anuncia la llegada del astro rey. En el cristianismo medieval tomó un gran protagonismo simbólico por ese mismo motivo, ya que se asociaba el Sol con Cristo. Así pues, el gallo, con su canto tan desagradable, recordaba al personal todas las mañanas que el Redentor, tras la Muerte, resucitaba e iluminaba al mundo entero. Por otro lado, y como también se le asociaba con la vigilancia por aquello de madrugar tanto, era por lo que se los colocaba en las partes más elevadas de las iglesias y, posteriormente, de las casas. Vigilaba los lugares sagrados y los hogares, y les anunciaba la llegada diaria de la luz. Actualmente se está perdiendo esta bonita tradición, siendo sustituidos los ancestrales gallos por horteradas tan abrumadoras como el escudo del equipo de balompié preferido o incluso la silueta de la suegra.

El cancerbero o, mejor dicho, el can Cerbero

Esta quizás la sepan muchos, pero como supongo que aún serán más los que la desconocen pues la incluyo. Todos hemos escuchado alguna vez a los comentaristas deportivos mencionar a los porteros de balompié como "el cancerbero", ¿no? Bueno, esto es en cierto modo insultar un poco al sufridor de los goles del adversario ya que denominarlos así es llamarlos "perros infernales". Así pues decir "Casillas, el perro infernal de la selección española" como  que queda fatal aunque a uno no le guste ese deporte, como es mi caso. El verdadero chucho Cerbero era un bicho mitológico hijo de la víbora Equidna y de Tifón y cuyo era aspecto bastante desagradable ya que tenía varias cabezas (dependiendo de quien contara la historia, hasta cien), cola de dragón y el cuello erizado de serpientes. Este perro tan asqueroso guardaba la entrada al Tártaro junto al palacio de Plutón para impedir que las almas de los muertos, tras ser trasladadas a través de la laguna Estigia, decidieran largarse de aquel sitio tan feo y volver al mundo de los vivos. Lo que no se es de donde leches viene la comparación entre porteros y perros diabólicos, la verdad...

 La importancia de calzar espuelas

Es de todos sabido que el acto de calzar las espuelas era uno de los más importantes durante el rito de armar a un caballero. De hecho, debían ser de oro y no de otro metal porque formaban parte de la esencia caballeresca que diferenciaba su estatus del resto de los mortales. ¿Por qué pues estos meros instrumentos para aguijonear caballos tomaron tanta relevancia en la simbología de la Edad Media? Las espuelas no eran nada nuevo en aquella época. Se tiene constancia de que ya los romanos las usaban, si bien formando parte integrante de las CALIGÆ que usaban los jinetes que nutrían las TVRMÆ de caballería en forma de simple púa de hierro. Pero si los romanos adoraban los símbolos, los hombres del medioevo no les iban a la zaga, ya que comparaban las espuelas con la fuerza activa, con las alas de Mercurio que, como sabemos, las tenía en los tobillos, y servían de protección del talón, lo cual debió echar de menos el peleida Aquiles cuando el priamida Paris lo aliñó con una flecha en ese mismo sitio. Así pues, este caballeresco complemento albergaba, como vemos, más connotaciones además de hacer la puñeta al caballo.

La Muerte con su guadaña

Es otra imagen típica que hasta los críos de teta conocen. Sin embargo, la guadaña en manos del siniestro esqueleto encapuchado no se empezó a usar hasta el siglo XV. Anteriormente, la herramienta de la Parca era una hoz y, en tiempos más remotos del paganismo, las deidades asociadas con la muerte portaban un pequeño cuchillo curvado llamado harpé. En todo caso, si preguntamos a cualquiera qué simboliza la guadaña casi invariablemente nos responderán que es lo que usa la Muerte para segar vidas. Sí, pero no. Para segar vidas valdría cualquier otra cosa más manejable que una engorrosa guadaña, ¿no? De ahí que lo que verdaderamente simbolice sea que, al hacer uso de esta címbara para cortar las vidas, la Muerte nos iguala a todos tal como la hoja de la guadaña iguala la altura del pasto cuando se corta. La Muerte hace lo que nada en el mundo puede hacer: igualarnos a todos porque todos, inexorablemente, moriremos alguna vez: ricos, pobres, nobles, plebeyos, cuñados e incluso suegras, aunque estas últimas parezca que van a durar más que un martillo en manteca, juro a Cristo...

Las pelis de dos rombos

Los que ya peinen canas o incluso ni siquiera tengan necesidad de peinarse recordarán que en la tele, cuando iban a poner una película "moralmente dudosa", no se echaba mano de las "X's" que surgieron posteriormente y cuya máxima expresión del recochineo y la flagrante inverecundia de la carne eran las "XXX". Ponían uno o dos rombos, dependiendo de que la protagonista enseñara un muslo o, en el colmo de la indecencia, se diera un morreo feroz con el chico de la peli. Naturalmente, eran las féminas las que inducían a la indecencia, eran las inductoras al pecado de la carne y eran las malvadas que perdían con malas artes el alma pura del hombre. Y ya que era la mujer la causante del escándalo, qué mejor que avisar al personal con uno de sus símbolos: el rombo. Sí, no es coña. El rombo representa desde muy antiguo el órgano sexual femenino y era capaz de acrecentar las pasiones viriles. O sea, que una película de dos rombos equivalía a dos potorros, jejeje... Y para los que no peinan canas y crean que esas cosas no pasaban, básteles saber que, por ejemplo, el doblaje inicial de la famosa cinta "Mogambo" se modificó para que Grace Kelly fuera hermana del que en realidad era su marido en la ficción para ocultar el infamante adulterio que perpetra con el protagonista masculino, Clark Gable, ya que eso de que hubiera cuernos sin más no era aceptado por los mojigatos catedráticos de ética que nutrían la censura de antaño. Que tiempos aquellos, carajo...

En fin, ya está.

Hale, he dicho

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