Una mañana de esparcimiento en la que los EQVITES hacen alarde de su destreza en una sesión de HYPPIKA GYMASIA, donde vemos al DRACONARIVS de la COHORTE con su peculiar estandarte |
Aunque dije que en esta entrada se daría término al tema catafráctico, tras largos y profundos debates mientras dormía la siesta he decidido que merece la pena entrar más a fondo en el mismo. Sé que es un tipo de tropas que llama bastante la atención a los aficionados a la cosa militar romana; sé que hay muy poca información en la red salvo artículos que lo tocan de forma generalista y más bien desde su contexto histórico que a la catafracta en sí; así mismo, hay determinados aspectos de la misma que son aún más desconocidos y, para colmo, hasta sé que el Pisuerga pasa por Valladolid de modo que fraccionaré todo lo referente a la equipación, armamento etc. para poder hablar sobre ellos más a fondo sin tener que elaborar un tocho que me provoque un motín cervical o, peor aún, una guerra civil entre las malvadas cervicales y el foramen magnum. Bueno, a lo que vamos...
Si muestran la ilustración de la derecha a sus cuñados más despreciables, inmediatamente les responderán que es el fulano que llevaba en un palo esa cosa con cabeza de dragón y cuerpo de serpentina de colorines en las movidas de la HYPPIKA GYMNASIA, donde los jinetes demostraban su pericia tanto en la monta como en el manejo de las armas a caballo. Alguno incluso puede que se extienda un poco más y añada que era una enseña propia de la caballería, porque quedaba muy guay la serpentina cuando galopaba y tal, meneándose por el viento. Si es así, ya pueden relamerse de gustito porque podrán darles un repaso que los que hacen época y se hundirán en una depresión tan profunda que decidirán acabar con sus misérrimas existencias encerrándose en la nevera y palmarla por una hipotermia más galopante que el pequeño penco que aparece detrás del DRACONARIVS de la ilustración, porque la historia de ese peculiar estandarte es más extensa de lo que muchos piensan. Pero veamos cuáles eran las enseñas de la caballería hasta la adopción del DRACO.
Originariamente, la caballería romana usaban el IMAGO, el SIGNVM y el VEXILLVM convencional del ejército si bien con algunas diferencias propias. En la imagen de la izquierda vemos la lápida de un tal Flavinus, un IMAGINIFER ALÆ del ALA PRETRIANA que porta el IMAGO de su unidad, en este caso una cabeza radiante que se supone que un retrato de Nerón representado como Helios. El IMAGO fue una enseña surgida a partir de Augusto, en la que los emperadores eran deificados. Consistía en un busto del mismo colocado sobre un asta o dentro de una especie de concha que representa una ÆDICVLA, o sea, una capilla u hornacina, o bien, como en este caso, dentro de un CLIPEUS, un pequeño escudo redondo que solía llevar pintada la imagen de un dios, el sol o, en este caso, el emperador. Cuando este pasaba a mejor vida, el IMAGO se fundía o bien se conservaba en los campamentos y, lógicamente, se sustituía por el del nuevo césar. Por lo demás, y como puede apreciarse, las astas de las enseñas de caballería eran más cortas que las de sus conmilitones de infantería a fin de que fueran más manejables. Solían portarse en la mano izquierda, dejando de derecha libre para usar su arma o, si las cosas se ponían chungas, el escudo.
Este otro jinete está recreado partiendo de su lápida. Se trata de un heroico hispano, Quinto Carminio Ingenos, SIGNIFER del ALA I HISPANONRVM, y está datada hacia el 20 d.C. Como vemos, la enseña que porta es una lanza, arma principal de la caballería, provista de una barra transversal de la que cuelgan unos pendientes con forma de corazón. En los mismos se solía grabar la jeta del emperador o algún símbolo propio de la unidad, que ya sabemos que estos probos imperialistas eran más supersticiosos que los ciudadanos de etnia gitana, antes gitanos a secas. En cuanto al VEXILLVM, era igual que el usado por la infantería, o sea, un asta con un travesaño del que colgaba un trozo de tela cuadrangular de color rojo o púrpura, generalmente con flecos dorados en el borde inferior. En la tela se pintaban, bordaban o sobreponían en colores brillantes o en oro el símbolo de la unidad o su nombre. El EQVES que portaba esta enseña era el VEXILLARIVS.
Todos los portaestandartes tenían un rango equiparable a un suboficial de nuestros días, y eran seleccionados entre los hombres más valerosos de su unidad. Recordemos que para el ejército romano, la pérdida de sus enseñas era un cataclismo por el que un legado podía llegar a diezmar a su legión, que naturalmente quedaba señalada como una banda de cobardes y tal que solo podrían recuperar la honra si lograban rescatar los estandartes capturados por el enemigo. De ahí que el IMAGINIFER, el SIGNIFER o el VEXILLARIVS fuesen hombres capaces de dejarse sacar la piel a tiras antes de permitir que les arrebataran su amada enseña. Y aparte de la caballería del ejército tenemos la pretoriana, que incluía un SIGNIFER por TVRMA. Cuando Augusto creó la EQVITES SINGVLARES AVGUSTI, o sea, lo más selecto de la unidad para formar su guardia personal, esta tenía su propio VEXILLARIVS como todas las demás tropas de caballería y, además, el IMAGO, cuyo portador no era denominado en este caso como IMAGINIFER, sino como TABLIFER, palabro ignoto que, a pesar de haberlo buscado en diccionarios de los buenos, no he sido capaz de encontrarlo.
Bien, estos era grosso modo los estandartes de la caballería romana hasta que Marco Ulpio Trajano se marchó con su tropa de abnegados homicidas a la Dacia, donde se encontraron con que estos ciudadanos balcánicos usaban unas enseñas chulísimas de la muerte y que, fieles a la consigna de "que inventen otros que nosotros lo copiamos", pues la adoptaron en un periquete. De hecho, antes de entrar en combate los portaestandarte dacios hacían flamear sus dragones mientras hacían sonar los CARNYX, unas largas trompetas terminadas en forma de cabeza de jabalí que emitían un sonido lúgubre para acojonar más y mejor a los enemigos, lo que debió causar una profunda impresión entre los invasores latinos. En todo caso y como testimonio de ello tenemos la Columna de Trajano, en la que aparece esta enseña en manos de sus enemigos unas veinte veces. Una de ellas la vemos a la derecha, formando parte del botín arrebatado a los dacios y que, como vemos, su cabeza no tiene precisamente forma de dragón, sino más bien de perro o lobo. Sin embargo, a los romanos debió parecerles más guay el dragón, porque fue el que acabaron adoptando. Así surgió el DRACO que casi todo el mundo identifica como el estandarte por excelencia de la caballería romana y que, como veremos, ni lo inventaron ellos, ni lo usaron solo ellos y, de hecho, hasta sobrevivió muchísimo tiempo una vez que el imperio de Occidente de fue a hacer puñetas. Veamos su historia...
El DRACO era un estandarte formado por una cabeza de animal con la boca abierta tras la cual llevaba un largo tubo de tela- posiblemente seda para hacerlo más ligero- que, por las representaciones que se pueden ver hoy día, podía ser lisa, con cintas o de varios colores y/o motivos dibujados en la misma. Básicamente, era un chisme similar a las mangas de viento que vemos en los aeropuertos y que, precisamente por tener su origen en los pueblos de la estepa de Asia, muchos autores sugieren no sin razón que inicialmente se usaron como un indicador de la dirección y la velocidad del viento de cara a hacer las correcciones oportunas a la hora de disparar sus mortíferas andanadas de flechas. Según Arriano, era una invención sármata pero la realidad es que también lo usaban los dacios, alanos, sasánidas y los partos. Es al parecer muy posible que estos iranios, que procedían de Asia Central y habían sido vecinos de los chinos, lo hubiesen tomado de ellos y, de ese modo, fue como llegó a Europa.
Según este mismo historiador, el DRACO permanecía fláccido cuando el jinete estaba inmóvil, pero en el momento en que su montura galopaba la manga de tela volaba como una serpiente y silbaba con el viento al pasar por la boca abierta de la cabeza. Podemos dar por hecho que debía ser espectacular ver a uno de esos jinetes cabalgando con el estandarte moviéndose como una serpiente furiosa y emitiendo silbidos siniestros para acojonar al enemigo a modo de Stuka del Mundo Antiguo. Como ya hemos dicho, no todas tenían cabeza de dragón, sino de lobos- en referencia al senmuru iranio, un bicho mitad lobo mitad pájaro-, perros, peces o incluso no llevar ninguna cabeza, sino solo la manga. Así mismo, también se sugiere que podrían llevar por dentro aros de alambre para que no perdieran su prestancia cuando no flameaban. Sea como fuere, la cuestión es que el DRACO fue adoptado por el ejército romano hacia el 137 si bien es posible que, al menos inicialmente, solo fuera empleado en la HYPPIKA GYMNASIA por la cosa exótica y para darle vistosidad a estos eventos. No debió pasar mucho tiempo hasta que fuese adoptado de forma definitiva por la caballería romana y las COHORTIS EQVITATAS, las unidades mixtas de caballería e infantería, imagino que entre otros motivos porque era un estandarte mucho más visible en el campo de batalla que los VEXILLI y SIGNI tradicionales, lo que facilitaría conocer la situación de cada unidad al comandante del ejército en un campo de batalla polvoriento y asquerosamente sangrante.
No sabemos en qué momento se decidió que el DRACO sería oficialmente el estandarte de la caballería. Parece ser que las primeras unidades en usarlo eran los NVMERI procedentes de Asia Menor que, al cabo, siguieron usando sus propios símbolos. Por otro lado, es posible que las primeras unidades romanas que lo adoptaron como SIGNVM fueran las ALÆ CATAFRACTARII que, aprovechando el viaje a la Dacia, se trajeron el pack completo: caballería pesada + estandarte pero, sea como fuere, se podría asegurar que hacia finales del siglo II o comienzos del III ya se había extendido su uso. Tampoco sabemos por qué los romanos se inclinaron por el dragón y no por cualquier otro bicho. Mi paisano Isidoro señala en sus Etimologías (XVIII, 3-3) que "el estandarte del dragón se originó por la muerte de la serpiente Pitón a manos de Apolo", aunque me temo que esto lo relacionó porque, en realidad, desconocía que el DRACO no era de origen romano, sino traído de Asia Menor. No obstante, siempre es posible que los romanos tomasen esa referencia para inclinarse por la figura de un dragón. En todo caso, creo que los motivos reales nunca los sabremos. En la ilustración de la izquierda vemos un par de recreaciones para hacernos una idea de dos de las muchas variantes que podían tener, para lo que parece ser no había un canon establecido. Los había más cortos, más largos, con cintas y, como vemos, la cabeza del dragón podía tener diversas formas.
De hecho, el único ejemplar que ha llegado a nuestros días es el DRACO de Niederbieber (foto de la derecha), en el emplazamiento de un CASTRVM del LIMES del Rin que es el que normalmente se usa como referencia, pero eso no quiere decir que fuese un modelo "homologado". La cabeza, de 30 cm. de larga y 12 de ancha y alta, está formada por dos piezas de cobre unidas mediante cinco remaches en cada lado. La parte superior conserva su color cobre original mientras que la inferior fue estañada. Como vemos, en la parte superior presenta una cresta y los dientes son todos triangulares. En la base de la cabeza tiene un dos orificios, uno para el asta y, según algunos, el otro podría ser para acoplarle algún mecanismo que emitiese el silbido característico, uséase, un pito. El reborde trasero era donde obviamente se fijaba la manga de tela.
La cosa es que el DRACO debió tener un éxito enorme, porque los emperadores Constancio II y Juliano lo adoptaron como enseñas propias colocándoles una manga púrpura, el color de la realeza. Sin embargo, el término DRACONARIVS aún no se había extendido, y a los portaestandartes los seguían llamando VEXILLARIVS. Y el éxito ciertamente debió ser notable porque, según Vegecio, en el siglo IV el DRACO ya se había convertido en un SIGNVM generalizado en todo el ejército, en este caso al frente de cada cohorte, y ya se había adoptado el término de DRACONARIVS para designar a los que lo portaban. En la ilustración de la izquierda podemos ver una unidad de la infantería romana en la batalla de Adrianópolis, librada en julio de 324 entre Constantino y su cuñado Licinio (cómo no iba a haber un cuñado por medio...) y en la que aparece el DRACONARIVS animando al personal. Por cierto que conviene reparar en la torque que lleva al cuello. Hay dos teorías al respecto sobre este detalle: una, que el hecho de llevar la torque implicaba que solo eran elegidos como DRACONARII a los hombres especialmente valerosos, y otra que se les entregaba al ser nombrados como tales como un símbolo de su estatus.
A la derecha podemos ver una recreación de un DRACONARIVS del reinado de Constancio y que, según Marcelino Amiano, llevaban el asta con piedras preciosas incrustadas, y la manga de tejido púrpura bordada en oro. Lo que no se tiene claro es de qué forma se distribuían los DRACONIS en cada ALA o LEGIÓN. Según Vegecio, había varias águilas y un solo DRACO, lo cual me parece un gazapo porque el águila fue durante siglos el símbolo más preciado y emblemático de las legiones. A mi entender, lo más lógico es que hubiese una sola águila y un DRACO por cada cohorte, que además de permitir identificar a cada una de ellas en el campo de batalla, servía como punto de referencia a los componentes de la misma en el maremagno del combate. Incluso se menciona que en el siglo V había un MAGISTER DRACONVM que, posiblemente, sería el DRACONARIVS más veterano o de mayor rango dentro de cada legión, presidiendo la SCHOLA DRACONARII de la misma.
En fin, hasta aquí llegamos de momento porque esta entrada va pareja a la existencia de los CATAFRACTARII del imperio de Occidente pero, como ya hemos dicho, el DRACO perduró en Bizancio al menos hasta el siglo VII, y aparte de los pueblos balcánicos que lo importaron también fue adoptado por Carlomagno e incluso aparece en el Tapiz de Bayeux. En resumen, que tuvo una vida operativa bastante larga. A la izquierda vemos una miniatura del PSALTERIVM AVREVM de San Gall, datado hacia finales del siglo IX que muestra tropas francas siguiendo a su DRACONARIVS que, en este caso, porta un estandarte con forma de pez.
Bueno, criaturas, con esto imagino que ya no habrá dudas acerca del origen de este vistoso y original estandarte. Y ya saben, no llenen demasiado la nevera estos días por si se les planta el cuñado en casa y le da por inmolarse del berrinche. Si no, siempre pueden facilitarle medio kilo de matarratas, que suele ser infalible.
Ya seguiremos.
Hale, he dicho
Originariamente, la caballería romana usaban el IMAGO, el SIGNVM y el VEXILLVM convencional del ejército si bien con algunas diferencias propias. En la imagen de la izquierda vemos la lápida de un tal Flavinus, un IMAGINIFER ALÆ del ALA PRETRIANA que porta el IMAGO de su unidad, en este caso una cabeza radiante que se supone que un retrato de Nerón representado como Helios. El IMAGO fue una enseña surgida a partir de Augusto, en la que los emperadores eran deificados. Consistía en un busto del mismo colocado sobre un asta o dentro de una especie de concha que representa una ÆDICVLA, o sea, una capilla u hornacina, o bien, como en este caso, dentro de un CLIPEUS, un pequeño escudo redondo que solía llevar pintada la imagen de un dios, el sol o, en este caso, el emperador. Cuando este pasaba a mejor vida, el IMAGO se fundía o bien se conservaba en los campamentos y, lógicamente, se sustituía por el del nuevo césar. Por lo demás, y como puede apreciarse, las astas de las enseñas de caballería eran más cortas que las de sus conmilitones de infantería a fin de que fueran más manejables. Solían portarse en la mano izquierda, dejando de derecha libre para usar su arma o, si las cosas se ponían chungas, el escudo.
Este otro jinete está recreado partiendo de su lápida. Se trata de un heroico hispano, Quinto Carminio Ingenos, SIGNIFER del ALA I HISPANONRVM, y está datada hacia el 20 d.C. Como vemos, la enseña que porta es una lanza, arma principal de la caballería, provista de una barra transversal de la que cuelgan unos pendientes con forma de corazón. En los mismos se solía grabar la jeta del emperador o algún símbolo propio de la unidad, que ya sabemos que estos probos imperialistas eran más supersticiosos que los ciudadanos de etnia gitana, antes gitanos a secas. En cuanto al VEXILLVM, era igual que el usado por la infantería, o sea, un asta con un travesaño del que colgaba un trozo de tela cuadrangular de color rojo o púrpura, generalmente con flecos dorados en el borde inferior. En la tela se pintaban, bordaban o sobreponían en colores brillantes o en oro el símbolo de la unidad o su nombre. El EQVES que portaba esta enseña era el VEXILLARIVS.
Todos los portaestandartes tenían un rango equiparable a un suboficial de nuestros días, y eran seleccionados entre los hombres más valerosos de su unidad. Recordemos que para el ejército romano, la pérdida de sus enseñas era un cataclismo por el que un legado podía llegar a diezmar a su legión, que naturalmente quedaba señalada como una banda de cobardes y tal que solo podrían recuperar la honra si lograban rescatar los estandartes capturados por el enemigo. De ahí que el IMAGINIFER, el SIGNIFER o el VEXILLARIVS fuesen hombres capaces de dejarse sacar la piel a tiras antes de permitir que les arrebataran su amada enseña. Y aparte de la caballería del ejército tenemos la pretoriana, que incluía un SIGNIFER por TVRMA. Cuando Augusto creó la EQVITES SINGVLARES AVGUSTI, o sea, lo más selecto de la unidad para formar su guardia personal, esta tenía su propio VEXILLARIVS como todas las demás tropas de caballería y, además, el IMAGO, cuyo portador no era denominado en este caso como IMAGINIFER, sino como TABLIFER, palabro ignoto que, a pesar de haberlo buscado en diccionarios de los buenos, no he sido capaz de encontrarlo.
Bien, estos era grosso modo los estandartes de la caballería romana hasta que Marco Ulpio Trajano se marchó con su tropa de abnegados homicidas a la Dacia, donde se encontraron con que estos ciudadanos balcánicos usaban unas enseñas chulísimas de la muerte y que, fieles a la consigna de "que inventen otros que nosotros lo copiamos", pues la adoptaron en un periquete. De hecho, antes de entrar en combate los portaestandarte dacios hacían flamear sus dragones mientras hacían sonar los CARNYX, unas largas trompetas terminadas en forma de cabeza de jabalí que emitían un sonido lúgubre para acojonar más y mejor a los enemigos, lo que debió causar una profunda impresión entre los invasores latinos. En todo caso y como testimonio de ello tenemos la Columna de Trajano, en la que aparece esta enseña en manos de sus enemigos unas veinte veces. Una de ellas la vemos a la derecha, formando parte del botín arrebatado a los dacios y que, como vemos, su cabeza no tiene precisamente forma de dragón, sino más bien de perro o lobo. Sin embargo, a los romanos debió parecerles más guay el dragón, porque fue el que acabaron adoptando. Así surgió el DRACO que casi todo el mundo identifica como el estandarte por excelencia de la caballería romana y que, como veremos, ni lo inventaron ellos, ni lo usaron solo ellos y, de hecho, hasta sobrevivió muchísimo tiempo una vez que el imperio de Occidente de fue a hacer puñetas. Veamos su historia...
Grafiti en Kharga, Egipto, que representa a dos guerreros dacios portando sendos DRACONIS |
Según este mismo historiador, el DRACO permanecía fláccido cuando el jinete estaba inmóvil, pero en el momento en que su montura galopaba la manga de tela volaba como una serpiente y silbaba con el viento al pasar por la boca abierta de la cabeza. Podemos dar por hecho que debía ser espectacular ver a uno de esos jinetes cabalgando con el estandarte moviéndose como una serpiente furiosa y emitiendo silbidos siniestros para acojonar al enemigo a modo de Stuka del Mundo Antiguo. Como ya hemos dicho, no todas tenían cabeza de dragón, sino de lobos- en referencia al senmuru iranio, un bicho mitad lobo mitad pájaro-, perros, peces o incluso no llevar ninguna cabeza, sino solo la manga. Así mismo, también se sugiere que podrían llevar por dentro aros de alambre para que no perdieran su prestancia cuando no flameaban. Sea como fuere, la cuestión es que el DRACO fue adoptado por el ejército romano hacia el 137 si bien es posible que, al menos inicialmente, solo fuera empleado en la HYPPIKA GYMNASIA por la cosa exótica y para darle vistosidad a estos eventos. No debió pasar mucho tiempo hasta que fuese adoptado de forma definitiva por la caballería romana y las COHORTIS EQVITATAS, las unidades mixtas de caballería e infantería, imagino que entre otros motivos porque era un estandarte mucho más visible en el campo de batalla que los VEXILLI y SIGNI tradicionales, lo que facilitaría conocer la situación de cada unidad al comandante del ejército en un campo de batalla polvoriento y asquerosamente sangrante.
No sabemos en qué momento se decidió que el DRACO sería oficialmente el estandarte de la caballería. Parece ser que las primeras unidades en usarlo eran los NVMERI procedentes de Asia Menor que, al cabo, siguieron usando sus propios símbolos. Por otro lado, es posible que las primeras unidades romanas que lo adoptaron como SIGNVM fueran las ALÆ CATAFRACTARII que, aprovechando el viaje a la Dacia, se trajeron el pack completo: caballería pesada + estandarte pero, sea como fuere, se podría asegurar que hacia finales del siglo II o comienzos del III ya se había extendido su uso. Tampoco sabemos por qué los romanos se inclinaron por el dragón y no por cualquier otro bicho. Mi paisano Isidoro señala en sus Etimologías (XVIII, 3-3) que "el estandarte del dragón se originó por la muerte de la serpiente Pitón a manos de Apolo", aunque me temo que esto lo relacionó porque, en realidad, desconocía que el DRACO no era de origen romano, sino traído de Asia Menor. No obstante, siempre es posible que los romanos tomasen esa referencia para inclinarse por la figura de un dragón. En todo caso, creo que los motivos reales nunca los sabremos. En la ilustración de la izquierda vemos un par de recreaciones para hacernos una idea de dos de las muchas variantes que podían tener, para lo que parece ser no había un canon establecido. Los había más cortos, más largos, con cintas y, como vemos, la cabeza del dragón podía tener diversas formas.
De hecho, el único ejemplar que ha llegado a nuestros días es el DRACO de Niederbieber (foto de la derecha), en el emplazamiento de un CASTRVM del LIMES del Rin que es el que normalmente se usa como referencia, pero eso no quiere decir que fuese un modelo "homologado". La cabeza, de 30 cm. de larga y 12 de ancha y alta, está formada por dos piezas de cobre unidas mediante cinco remaches en cada lado. La parte superior conserva su color cobre original mientras que la inferior fue estañada. Como vemos, en la parte superior presenta una cresta y los dientes son todos triangulares. En la base de la cabeza tiene un dos orificios, uno para el asta y, según algunos, el otro podría ser para acoplarle algún mecanismo que emitiese el silbido característico, uséase, un pito. El reborde trasero era donde obviamente se fijaba la manga de tela.
La cosa es que el DRACO debió tener un éxito enorme, porque los emperadores Constancio II y Juliano lo adoptaron como enseñas propias colocándoles una manga púrpura, el color de la realeza. Sin embargo, el término DRACONARIVS aún no se había extendido, y a los portaestandartes los seguían llamando VEXILLARIVS. Y el éxito ciertamente debió ser notable porque, según Vegecio, en el siglo IV el DRACO ya se había convertido en un SIGNVM generalizado en todo el ejército, en este caso al frente de cada cohorte, y ya se había adoptado el término de DRACONARIVS para designar a los que lo portaban. En la ilustración de la izquierda podemos ver una unidad de la infantería romana en la batalla de Adrianópolis, librada en julio de 324 entre Constantino y su cuñado Licinio (cómo no iba a haber un cuñado por medio...) y en la que aparece el DRACONARIVS animando al personal. Por cierto que conviene reparar en la torque que lleva al cuello. Hay dos teorías al respecto sobre este detalle: una, que el hecho de llevar la torque implicaba que solo eran elegidos como DRACONARII a los hombres especialmente valerosos, y otra que se les entregaba al ser nombrados como tales como un símbolo de su estatus.
En fin, hasta aquí llegamos de momento porque esta entrada va pareja a la existencia de los CATAFRACTARII del imperio de Occidente pero, como ya hemos dicho, el DRACO perduró en Bizancio al menos hasta el siglo VII, y aparte de los pueblos balcánicos que lo importaron también fue adoptado por Carlomagno e incluso aparece en el Tapiz de Bayeux. En resumen, que tuvo una vida operativa bastante larga. A la izquierda vemos una miniatura del PSALTERIVM AVREVM de San Gall, datado hacia finales del siglo IX que muestra tropas francas siguiendo a su DRACONARIVS que, en este caso, porta un estandarte con forma de pez.
Bueno, criaturas, con esto imagino que ya no habrá dudas acerca del origen de este vistoso y original estandarte. Y ya saben, no llenen demasiado la nevera estos días por si se les planta el cuñado en casa y le da por inmolarse del berrinche. Si no, siempre pueden facilitarle medio kilo de matarratas, que suele ser infalible.
Ya seguiremos.
Hale, he dicho
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