viernes, 17 de mayo de 2013

Chatarra bélica 3ª parte



Imitar a este sujeto que tan decididamente desentierra una granada de mortero de 120 mm. es tener todas las papeletas
para que, al cabo de tres o cuatro días y una vez finalizadas las diligencias judiciales, nuestros deudos aventen las cenizas
de lo que hayan podido recuperar de nuestros averiados cuerpos.

Bueno, tras haber visto el tema de las granadas de mano, más extenso por ser más utilizadas, quedan por repasar:

1. Las espoletas 
2. Las granadas de mortero
3. Los proyectiles de artillería
4. Las granadas artesanales

Obviamente, no vamos a entrar en los tipos de proyectiles, calibres de los mismos o las espoletas que montaban porque no tiene sentido, y más para ciudadanos paseantes que no tienen pajolera idea del tema. Pero lo que sí les conviene saber es como son, qué forma tienen y, lo más importante, la pupa que pueden hacer si uno los confunde con algo digno de ser pateado justo antes de dar la última patada de su vida. Veamos pues...

LAS ESPOLETAS


Proyectil de 105 mm. hallado en una
finca en Alcaracejos (Córdoba).
Como se puede ver, tanto el
proyectil como la espoleta están
intactos.
Estos chismes son para los proyectiles de artillería y de mortero lo mismo que los multiplicadores de las granadas de mano. O sea, lo que hace estallar la carga explosiva. Van enroscados en la punta de dichos proyectiles y pueden ser de diversos tipos: de impacto, de retardo, de proximidad... 

En el campo podemos encontrarlas de dos formas: ya detonadas y que en su día salieron disparadas junto a los cientos de fragmentos de la carcasa del proyectil convertidos en metralla, o bien intactas por una sencilla razón: como medida de seguridad, los proyectiles solían ser trasladados a la posición artillera desprovistos de espoletas, siendo estas montadas in situ y del tipo que se considerase necesario. Obviamente, las detonadas carecen de peligro ya que su carga de iniciación detonó en su momento, pero las que no hayan sido usadas sí pueden darnos el último gran susto. Lo repito una vez más: una espoleta tiene potencia suficiente para arrancarnos una mano de cuajo o matarnos allí mismo. Así pues, y ante la duda de si está viva o no, pues ya sabemos lo que tenemos que hacer: marcar el sitio y avisar a la guardia civil. ¿Que como sabemos si está detonada o no? Anda, se me acaba de olvidar, mira por donde. 



Ahí tenemos tres espoletas de mortero de uso habitual. De izquierda a derecha son:  espoleta de percusión Brand con retardo. Estaba fabricada con latón, y armaba las granadas Brand para morteros de 81 mm. 
Espoleta de percusión tipo Valencia, también para las Brand de 81 mm. Al igual que la anterior, estaba fabricada con latón. Tenían un seguro de transporte consistente en un pasador de horquilla, así que ya saben vuecedes, si ven la horquilla, está viva y coleando (esto de los pasadores es válido para cualquier tipo de espoleta). Finalmente tenemos una espoleta de percusión Valls fabricada de aluminio y con la parte inferior, donde va la carga del multiplicador, de latón. Se usó en las granadas para mortero Valero de 50 y 81 mm. Hay mogollón más, pero basten estas tres como ejemplos.



En cuanto a las espoletas para proyectiles de artillería, ahí tenemos algunas de ellas. De izquierda a derecha podemos ver en primer lugar la espoleta alemana AZ-23, usada para proyectiles de 75 y 105 mm., así como para el famoso Flak 88 alemán para tiro terrestre, ya que fue precisamente en España donde se percataron de lo bien que iba ese cañón, creado como arma anti-aérea, para batir objetivos en tierra, especialmente blindados enemigos. A continuación tenemos una espoleta Garrido modelo 24, una de las más usadas por la artillería española. Armaba los proyectiles de 70, 75, 105 y 155 mm.. La siguiente es la espoleta de doble efecto para el obús Palencia. Por último tenemos la espoleta de doble efecto de 40 divisiones para granadas rompedoras de 70 y 75 mm., o sea, se trata de una espoleta de tiempo. Estas son especialmente válidas para dar sustos a los ciudadanos intrépidos. ¿Por qué? Un ejemplo... Esas espoletas eran reguladas antes de ser disparadas. El artillero la calibraba al tiempo que estimaba oportuno, pensando en que el proyectil explotase en el aire, sobre las trincheras enemigas de forma que el cono de fuego aliñase al personal que se agazapaba en ellas. Básicamente podemos decir que funcionaban como esos relojes de cocina que van girando a medida que avanza el tiempo. Imaginemos que el artillero se equivoca, o bien le da más tiempo para que explote después de tocar el suelo y sorprender al enemigo, pero que el proyectil de entierra en fango, y éste detiene el giro del mecanismo. Al ser de latón no se oxidará, y un día encontramos la granada intacta. Oh, qué bonita... Oh, qué bien lucirá en la mesita del salón. Le quitamos la mugre, la limpiamos a conciencia, el mecanismo se pone nuevamente en marcha y el ciudadano se va al carajo junto a la mesita del salón y medio bloque de pisos. Se me entiende, ¿verdad? Bien, prosigamos...



En lo tocante a las espoletas de aviación, considero irrelevante el tema porque esas, si se encuentran, es porque la bomba explotó. No ocurre como las de artillería o morteros, que sí cabe la posibilidad de dar con ellas sin haber sido usadas. Pero sí quiero concretar otra cosilla que puede ser importante, y es como saber si un proyectil de artillería que podamos encontrar fue o no disparado. ¿Que qué importancia tiene eso? Pues mucha. Si fue disparado y no explotó cabe la posibilidad de que la espoleta esté muerta aunque la carga siga activa. Si no fue disparado, seguro al 99% que ambas cosas, espoleta y carga, están vivas. Observemos la zona resaltada de rojo de la foto. La granada de la izquierda tiene una tira de cobre o latón con las estrías del ánima del cañón bien marcadas. La de la derecha permanece lisa. O sea, la primera fue disparada y la otra no. Esa tira es lo que se conoce como "banda de forzamiento", y están concebidas para que el proyectil tome las estrías con la misma. En este caso no ocurre como con las balas de fusil o pistola, que toman las estrías en toda la superficie de contacto de las mismas con el ánima del cañón. Resumiendo: si la banda de forzamiento muestra las marcas de las estrías, el proyectil fue disparado. Si está lisa, no fue disparado, o sea, a ese no se le puede ni estornudar encima por si acaso.



Granada de mortero alemán de 50 mm. y una vista del culote
con el estopín
En las granadas de motero no podremos ver esto porque estas armas son de ánima lisa, así que llevan en la parte trasera unos estabilizadores que le permiten mantener una trayectoria correcta. Tampoco tienen vaina con la carga de proyección, sino que dicha carga forma parte del proyectil. Así pues, la única forma de saber si están disparadas o no es comprobando si es estopín está picado por la aguja percutora, lo cual es complicadillo porque estará todo lleno de tierra y tal. ¿Que se limpia y se averigua? Sí, ya, ya... Por cierto, estos estopines tienen la apariencia de un cartucho de caza, pero fabricado enteramente de latón. Los de artillería se asemejan a una vaina de pistola o fusil pero sin la bala.

Bueno, con esto vale por hoy. Mañana concluímos con la chatarra belicosa.

Hale, he dicho...


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