sábado, 14 de septiembre de 2013

6 curiosidades curiosas sobre los hoplitas



Ciudadanos recreacionistas pasándoselo pipa jugando a los hoplitas durante el fin de semana


Dilectos lectores, la arpía de la musa no se digna retornar. Me temo que, como otros años, sus vacaciones son más largas de lo recomendable y, lo que es peor, me deja con el seso vacío, inapetente y amorcillado. No es ni para mandarme una postal dándome alguna idea la muy...

Bueno, a la vista de que llevo varios días de sequía, pues ahí largo una serie de curiosidades curiosas sobre los hoplitas que, como casi todo el mundo sabe, eran como se denominaban a los guerreros griegos. Lean vuecedes, lean, y verán que hay mucho mito acerca de estos sujetos propalados, como no, por los "expertos", esa raza de memos que pontifican como un abad mitrado en el sermón del domingo pero que, en realidad, no saben un carajo de nada. Veamos pues...


Hoplitas protegidos por aspis
Curiosidad 1: Es muy habitual que el personal afirme de manera contundente y categórica que el término hoplita proviene de los enormes escudos circulares que portaban y que se denominaban en griego hoplón. Pero va a ser que nones. Hoplón significa arma, no escudo, por lo que un hoplita no era un portador de escudos, sino un hombre de armas. El escudo era denominado como aspis. Así pues, ya lo saben: un hoplita era un hombre de armas, uséase, un guerrero.





Efebos entrenando

Curiosidad 2: Es también muy habitual que el término efebo se aplique por norma a los mocitos adolescentes y de aspecto feminoide que son especialmente apetecidos por los sodomitas. De hecho, el término contiene en nuestros días una fuerte carga digamos... homosexual, y se les identifica como antiguos pobladores de harenes o incluso como putos. Sin embargo, un efebo no era nada de eso. Según el sistema de alistamiento ateniense, usado en la práctica en toda Grecia menos en Esparta, al cumplir los 18 años los nuevos ciudadanos se convertían en epheboi, o sea, un joven. Estos efebos tenían que cumplir durante dos años un severo programa de instrucción tanto militar como física denominado ephebate, tras el cual ya podían considerarse como hoplitas en toda regla. 



Dos "amantes" preparándose
para el combate

Curiosidad 3: Al igual que los espartanos, en los ejércitos griegos era habitual adjudicar un efebo bajo la tutela de un veterano a fin de que los conocimientos y experiencia del mismo sirvieran como materia de aprendizaje al novato. Estas parejas de efebo-hoplita eran denominadas como "amantes", lo cual no quiere decir en modo alguno que se entregaran por norma a prácticas de tipo homosexual. De hecho, el término no conllevaba originariamente ninguna connotación de tipo sentimental ni sexual. Para corroborarlo, el mismo Jenofonte explicaba que la homosexualidad estaba muy mal vista en los estados griegos y en Esparta prohibida. Obviamente, eso no quita que se llevasen a la práctica de forma más o menos discreta, pero la cuestión es que estas parejas de amantes no eran tales. Así pues, cabe suponer que el famoso Batallón Sagrado de Tebas, que ha pasado a la historia como una unidad nutrida por parejas de "amantes" en realidad se referían a parejas de efebo-hoplita, no de homosexuales. De hecho, las referencias que hacen de esta unidad Plutarco o Pammenes no hacen mención alguna a cuestiones de tipo sexual, sino en el sentido de un fuerte lazo de unión derivado de la camaradería. 



Réplica de una cantimplora de hoplita
Curiosidad 4: El término pandemia, que actualmente es aplicado a las epidemias que se extienden por varios países, proviene del griego pandemei, que era un tipo de movilización aplicable a todo el pueblo independientemente de su edad. Esta movilización, como cabe suponer, era aplicada en muy raras ocasiones como, por ejemplo, peligro de una invasión por ejércitos muy superiores en número. Dependiendo de la hipotética duración de la campaña, el estado proveía de raciones de campaña a las tropas. Dichas raciones se componían de sal, cebollas y pescado en salazón, el cual se envolvía en hojas de higuera. Todo ello se portaba en un pequeño cesto de mimbre llamado gylion. Aparte de esto, cada hoplita llevaba un espetón de hierro por si surgía la posibilidad de asar carne durante la campaña. En cuanto al agua, la transportaban en unas cantimploras de barro que se colgaban mediante unos cordones de cuero. 



Partes en que se dividía un escudo de hoplita
Curiosidad 5: La cobardía, como está mandado, siempre ha estado penada en todos los ejércitos del mundo mundial. Mostrar cobardía ante el enemigo no solo está muy feo, sino que además es más contagiosa que el sarampión y se corre el peligro de que toda la tropa salga echando leches dando la espalda al enemigo, sean derrotados vilmente y entreguen el campo al adversario sin más. Entre los griegos, uno se los síntomas de esa falta de brío combativo era lanzar el escudo. El aspis era un trasto que pesaba más de seis kilos y, por razones obvias, cuando tocaba largarse del campo de batalla a toda prisa es como si pesara seis arrobas, así que era lo primero que el cagueta de turno tiraba para correr más deprisa. A estos hoplitas poseídos por la más atroz jindama los denominaban rhipsaspis, o sea, "los que arrojan el escudo". Así pues, en Atenas eran penados con una multa de 500 dracmas a los que tenían la desfachatez de volver a casa sin el pesado escudo. Para hacernos una idea de la magnitud de la multa, la panoplia de un hoplita costaba unos 30 dracmas aproximadamente. Con todo, surgían complicaciones cuando uno volvía al terruño alegando que no había huido, sino que había perdido el puñetero escudo en combate o se lo habían roto. Así pues, no era fácil dirimir quién había dado la espalda al enemigo y quien no.



Trofeo consagrado a Nike,
diosa de la victoria
Curiosidad 6: El término trofeo proviene también del griego, concretamente de la palabra tropaion. El trofeo era una especie de monumento que señalaba el lugar exacto en el que el ejército enemigo había iniciado la retirada, y consistía en la panoplia completa de un guerrero enemigo o bien armas de diversos tipos. Era, por así decirlo, un monumento conmemorativo de una determinada victoria. Estos trofeos eran consagrados a los dioses, que siempre convenía tenerlos contentos por si acaso. Y se tomaban bastante en serio el tema este de los trofeos, que conste. Como referencia podemos tomar a Herodoto, que menciona como los focios, tras derrotar a los tesalios, fabricaron un trofeo con 4.000 escudos, los cuales dedicaron a partes iguales al Oráculo de Delfos y a la ciudad de Abai.



Bueno, espero que estas seis curiosidades curiosas hayan sido reveladoras al personal que me lee.


Hale, he dicho...








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