Prosigo, ya que la musa está en vena, con la cosa carrística de la 2ª Escabechina Mundial, pero no sin antes comentar un par de cosillas. No crean que me ha dado el volunto de cambiar de forma radical la temática habitual del blog. Simplemente, al igual que se hizo con el centenario de la Gran Guerra y de la que se redactaron unos cien artículos, la siguiente matanza es merecedora de, al menos, una cantidad similar. Por otro lado, de la misma forma que en la primera las protagonistas fueron la ametralladora y la aplastante contundencia de la artillería, en la segunda el que acaparó la atención de propios y extraños fue el carro de combate, por lo que obviamente será el tema principal de este período. No obstante, y ya que en la red hay mucha información al respecto por ser una época relativamente reciente, me inclinaré más por modelos que, por el motivo que fuese, tuvieron menos repercusión o fueron tan avanzados que apenas se les tuvo en cuenta o que, por el motivo que sea, merezcan ser recordados. Dicho esto, se serenen los amantes de la cosa bélica medieval o del mundo antiguo ya que estos períodos seguirán adelante como es lógico, y buena prueba de ello es la ración de mundo romano que hemos repartido en estos días atrás. Bien, aclarado este punto, procedamos.
Иóсиф Стáлин. En cualquier caso, usaremos la transliteración latina para no hacernos la picha un lío, de modo que nos quedamos con JS-2, un carro de combate que, al menos para mi gusto personal, tenía una línea soberbia, mucho más elegante que los cuadriculados vehículos teutones salvo las excepciones del Panther y el Königstiger y, al mismo tiempo, ofreciendo una apariencia poderosa. Pero, cuestiones de gustos aparte, hay un hecho incuestionable: el JS-2 fue a mi modo de ver, aunque sea el carro olvidado, el que marcó al resto del mundo la nueva anatomía de estos vehículos y que al día de hoy aún permanece activa. ¿Que no se lo creen? Observen esta foto:
Eliminación del artillero de proa, quedando solo el piloto con el puesto de conducción en el centro del casco, una torreta grande, capaz de albergar un arma principal de grueso calibre, más una suspensión por barras de torsión, rueda tractora trasera y rodillos de retorno que lo harían comparable a cualquier carro de los años 60-70 o incluso posteriores. Recordemos, por ejemplo, que los M-26 Pershing y M-47 Patton yankees usados en Corea aún tenían artillero de proa y cañones de 90 mm. mientras que el JS-2 montaba uno de 122 mm., o sea, similar a los de 120 mm. de ánima lisa actuales de los carros de la OTAN. Ojo, esto no implica que el JS-2 no tuviera su cuota obligatoria de chapuzas incomprensibles como todo lo fabricado en la URSS pero, a pesar de que el número de unidades producidas duplicó holgadamente al Tiger y el Königstiger juntos, inexplicablemente no aparece en el inventario de carros de combate guays del personal, que se centra en el puñeteroT-34 y, con suerte, en el KV-1. Sin embargo, y como vemos en la foto de cabecera, el JS-2 no solo sirvió para clavar el último clavo en el ataúd tedesco, sino que se paseó bonitamente por Berlín ante las pasmadas jetas de la población. Bueno, vale de introitos y vamos al grano que para luego es tarde...
Cuando el ciudadano Adolf embistió a los probos y sufridos hijos del padrecito Iósif, el carro pesado ruso era el KV-1, un vehículo que había entrado en servicio en el verano de 1940 y era un tanto paradójico ya que, a pesar de que su masa total ascendía a las 47 Tm. contra las 28 del T-34/76, sin embargo armaban el mismo cañón de 76,2 mm. O sea, como si al Tiger le hubiesen plantado el KvK-37 L/24 de 75 mm. de un Panzer IV Ausf. E, la típica incongruencia rusa. No obstante, lo cierto es que el mayor blindaje del KV-1 hizo que los tedescos se asustaran un poco al ver que sus armas anticarro de 37 y 50 mm. no les hacían ni cosquillas ni al KV-1 ni al T-34 pero, como contrapartida, su cañón era el mismo. Es un tanto absurdo fabricar un carro pesado para armarlo igual que un carro medio pero, en fin, cosas de rusos... En todo caso, la cuestión es que a principios de 1941 la inteligencia soviética emitió un informe según el cual los tedescos estaban diseñando una serie de armas anticarro mucho más potentes como consecuencia de las experiencias obtenidas en su fulgurante ocupación de Francia (Dios maldiga al enano corso). Conociendo como las gastaban sus "aliados" del Pacto de No Agresión, se acojonaron de tal modo que aparcaron los diseños de armamento y munición anticarro que les habrían venido de perlas una vez desencadenada la Operación Barbarroja para rediseñar el KV-1 y reciclarlo en un nuevo carro polivalente, aunando la ligereza del T-34 con la poderosa coraza del KV-1 que, además, desde sus inicios dio bastantes problemas de tipo mecánico y de transmisión. Enésima chorrada rusa porque aún se estaban devanando los sesos para concluir el desarrollo del T-34 para, por un informe de la "inteligencia" que seguramente fue un golazo del Abwehr tedesco, dedicar medios, tiempo y dinero a diseñar ese supuesto carro pesado polivalente.
Lo que terminó de convencer a los rusos de que el KV-1 debía ser sustituido cuanto antes fueron las desastrosas batallas de Járkov (la primera en octubre de 1941 y la segunda en mayo del siguiente año), donde los s0viéticos perdieron más de 800 carros de todo tipo en los diez días que duraron ambas batallas, y la campaña de Crimea de 1942. A la vista de que el ejército exigía que se suspendiera la fabricación de los KV y se volcaran todos los esfuerzos en producir más T-34, que se había mostrado infinitamente más eficaz, el padrecito Iósif advirtió a los ingenieros de la fábrica de Cheliábinsk de que ya se podía ir poniendo las pilas para mejorar las prestaciones de los KV si no querían verse en las minas de plomo o, peor aún, con un cacho plomo en el cráneo. Al frente de la oficina SKB-2 (Oficina Especial de Proyectos nº 2) de dicha fábrica estaba el joven general Iósif Yákovlevich Kotin, uno de los más brillantes ingenieros militares soviéticos que intervino en muchos de los proyectos más conocidos de la industria armamentística soviética, empezando por la familia de los KV y terminando por los JS y todos los autopropulsados basados en sus respectivos chasis.
La SKB-2, que previamente había fracasado estrepitosamente en 1942 con el KV-13, el enésimo intento de fabricar un carro universal, logró salvar los muebles in extremis con una versión de circunstancias a la que se le instaló una nueva transmisión diseñada por Nikolai Fedórovich Shashmurin, se aligeró de peso y se le cambió la rectilínea torreta del KV-1 por otra de fundición con un perfil más redondeado. El vehículo fue denominado como KV-1S. La S era por skorotsnoi (скоростной, rápido), aunque nunca quedó claro si la rapidez fue debida a la prisa que se tomaron o a lo rápido que irían a Siberia si no diseñaban algo decente. Sea como fuere, el ejército aceptó este modelo en agosto de 1942 mientras encontraban con que sustituir al KV-1, cuya producción había sido definitivamente desechada. Pero, mira por donde, a pesar de ser unos malvados bolcheviques ateos, en enero de 1943 se les apareció la Virgen: pudieron trincar un Tiger y ponerlo a buen recaudo para desmontarlo hasta la última pieza y ver a lo que se enfrentaban. Aunque el Panther y el Tiger habían entrado en acción hacía poco tiempo y en un número bastante escaso, desde el primer momento dejaron claro a los rusos que eran unos enemigos temibles que, si aumentaban en número, no serían detenidos por los T-34, sino por un carro poderosamente blindado y armado con un cañón capaz de ofender a sus enemigos a más distancia, como hacían los tedescos con sus cañones de 75 y 88 mm.
Pero era obvio que el KV-1S era lo que era, un parche que había que sustituir cuanto antes por un vehículo como Lenin manda. En abril, el Tiger capturado fue enviado al polígono de tiro de Kubinka, cerca de Moscú, para darle estopa con la artillería más potente disponible y, lógicamente, susceptible de ser instalada en un carro de combate, que no era plan de ponerle un cañón naval de 300 mm. El que se mostró más eficaz, logrando penetrar la gruesa y sólida coraza del Tiger, fue el cañón antiaéreo 52-K mod. 1939 de 85 mm., que perforó 100 mm. de blindaje a nada menos que 1.000 metros de distancia. Por lo tanto, ya empezaban a ver la luz: hacía falta un cañón de ese calibre, pero adaptado a un carro de combate. En la primera quincena de junio ya se habían terminado cuatro prototipos: 2 cañones S-31 fabricados por la Oficina Central de Dieño de Artillería, y dos D-5T manufacturados por la Planta Nº 9. Las diferencias entre ambos modelos consistían en que el S-31 podía acoplarse en el montaje que ya usaban los T-34 y los KV, mientras que el D-5T era una derivación del D-5C que ya usaba el SU-85 y se caracterizaba por su bajo peso y su escaso retroceso, lo que siempre viene bien en una torreta con un interior más bien angosto.
Se barajaron tres opciones. En primer lugar, reformar la torreta ampliando la corona de giro de los 153,5 cm. que tenían los KV hasta los 180 cm., lo que obligó a alargar el casco 42 cm. y, por ello, añadir una sexta rueda al tren de rodaje. Además, se eliminó el ametrallador de proa, dejando el compartimento de conducción situado en el centro del vehículo. Este diseño recibió el nombre de объект 237 (objeto 237), y en julio ya estaban listas dos unidades para pruebas, una con el cañón S-31 y otra con el D-5T. Estos prototipos fueron el comienzo de la familia IS en honor al padrecito Iósif ya que Kotin, muy sensatamente, optó por hacerle la pelota al jefe supremo y más si consideramos que, tras las derrotas iniciales a manos de los tedescos, la reputación de Voroshílov como ministro de defensa había quedado más tocada que un diputado retenido en la verja de Gibraltar con dos maletas llenas de papeles morados de los que no supo dar razón alguna. En cuanto a las otras dos opciones, eran menos enjundiosas: se limitaron a montar dichos cañones sobre carros KV-1 estándar bajo las denominaciones de объект 238 y 239.
El 31 de julio, los KV-85 y los IS-85, nombres de circunstancias que recibieron los prototipos, llegaron al polígono de tiro de Kubinka acompañados por 28 especialistas al mando del ingeniero jefe de la Fábrica Nº 100. Las pruebas tuvieron lugar el 2 de agosto, y tras las mismas fueron enviados al Kremlin para ser inspeccionados por el padrecito Iósif en persona acompañado de Molótov, Voroshílov, Beria y demás gerifaltes bolcheviques. Un dato curioso: antes de acceder al recinto, todos los tripulantes y demás especialistas excepto los conductores fueron sacados de los vehículos y dejados en la puñetera calle con la jeta a cuadros, siendo reemplazados por personal del NKVD. Es evidente que la confianza del padrecito Iósif en sus amados hijos era conmovedora. En cualquier caso, de todos los modelos presentados el que recibió finalmente el visto bueno fue el объект 237, que se comenzó a fabricar en la factoría de Chelyábinsk en septiembre, pudiendo disponer de 67 unidades a finales de 1942, y 40 más a principios del año siguiente con la denominación de IS-85.
Sin embargo, y a pesar de tantas pruebas y tanto pasear los prototipos por el Kremlin, los militares y los ingenieros tenían muy claro que un cañón de 85 mm. no bastaba para aplastar a los Tiger. Tanto estos como los Panther siempre podían ofenderlos a una distancia mayor, fuera de su alcance efectivo, y hacía falta un arma verdaderamente poderosa, capaz de luchar de igual a igual con los carros tedescos. La fábrica Nº 100 tenía en pleno proceso de diseño el cañón D-10 de 100 mm., un arma proyectada específicamente como cañón anticarro, pero lo que aún no estaba ni en la mesa de planos era la munición para el mismo. En esa misma época, Kotin estaba analizando los resultados de la batalla de Kursk y, junto a su equipo de la Planta Nº 9, se dio cuenta de que el arma más eficaz había sido el A-19, un obús de 122 mm. que tuvo bastante éxito destruyendo fortificaciones, alambradas e incluso carros ligeros gracias a su munición de alto explosivo, cuya metralla era capaz de perforar blindajes de hasta 20 mm. de grosor o, caso de alcanzar carros más pesados, producirles daños notables en los trenes de rodaje, sistemas ópticos, etc. Pero, además, este obús disponía de un proyectil de carga hueca que había sido diseñado para su autodefensa, por lo que se despacharon a gusto en Kursk incluso con los temibles Tiger. Kotin tuvo claro desde el primer momento que ese sería el cañón ideal para reforzar el armamento del nuevo carro. Solo había que acortarlo 24,5 cm. y añadirle un freno de boca ya que, por razones obvias, el retroceso de semejante arma era inasumible dentro de una torreta.
El cañón fue adaptado a su uso en un carro de combate preparando una afuste de la misma forma que se hizo con los antiaéreos de 85 mm. Aunque el cierre era de tornillo, se ordenó que se rediseñara la culata para que fuera de cuña deslizante, mucho más adecuado para un carro para ahorrar espacio y obtener más cadencia de tiro. Este nuevo cañón recibió el nombre de D-25T, y fue montado en el chasis del IS-85 dando origen al объект 240. Una vez puesto a punto el prototipo fue enviado a Kubinka a finales de noviembre, justo cuando empezaron a salir de fábrica los primeros IS-85, para probar sus efectos en presencia de Voroshílov sobre un Panther capturado. Sus efectos fueron bastante rotundos, porque con el blanco situado a 1.500 metros el proyectil perforó un lateral de la torreta, golpeó la plancha del lado opuesto y, arrancándola de la soldadura, la lanzó a varios metros de distancia. Eso sí, la demostración casi le cuesta un disgusto serio al camarada ministro porque el freno de boca instalado, en forma de T, reventó y casi se lo lleva por delante. Este incidente hizo que, obviamente, se ordenara cambiar el malvado freno de boca, siendo sustituido por uno de dos cámaras similar al que usaban el Panther y el Tiger. En cualquier caso y superado el zuzto, todo el personal se puso muy contentito y lo celebraron a base de bien, porque el cañón aquel era ya algo verdaderamente serio. Tras obtener el visto bueno y completar las modificaciones necesarias, se dio vía libre a su construcción el 31 de diciembre de 1943 y siendo rebautizado como JS-2, al parecer por temas de "seguridad". Imagino que sería para que los tedescos, como eran tontos de baba, no lograran enterarse jamás del calibre del cañón.
Bien, con el tema del cañón resuelto, al menos sin que nadie protestara demasiado, ya solo quedaban las menudencias, o sea, fabricar el resto del carro. La torreta, de generosas dimensiones para la época, se obtenía mediante fundición. En su interior se "acomodaba" la tripulación formada por tres hombres: comandante del vehículo, artillero- ambos en el lado izquierdo- y cargador, situado a la derecha. En el techo se abrían dos escotillas, una sencilla formada por una placa circular para el cargador y una cúpula a la izquierda con dos hojas para el mandamás y el artillero. La cúpula disponía de seis visores de visión directa. En la parte trasera izquierda había una protuberancia donde se instalaba la rótula de la DT para defensa cercana, y en los costados tenía dos pequeñas troneras como las mencionadas en el T-34 para uso de armas individuales. Además, a nivel de unidad se le soldaban las barandillas para que la infantería de apoyo tuviera donde agarrarse y poder palmarla como héroes, y no despanzurrado por el carro que venía detrás.
La maldita radio era, mira por donde, el mismo modelo instalado en el T-34/76, una 10-RT acompañada de un intercomunicador TPU-4 bis F por el que todos los tripulantes estarían comunicados y pudieran contarse chistes de nazis tontos por el camino. El aparato estaba instalado en la parte izquierda, junto al comandante, y delante de ella había un contenedor para platos de 63 cartuchos para la ametralladora trasera, manejada por el comandante de carro. Pero donde empezaron las quejas, como no podía ser menos, era por lo que vemos en la parte trasera derecha de la torreta: los exiguos 28 proyectiles de dotación del carro que, para colmo, venían con la vaina separada. Acostumbrados a las generosas santabárbaras del KV-1, que contenían hasta 135 proyectiles de 76,2 mm., los 28 del JS-2 les parecían algo así como ridículos. Los mandamases aseguraron que eran suficientes para llevar a cabo cualquier ofensiva, lo cual sería hasta cierto punto lógico si tenemos en cuenta que estas máquinas fueron desde el primer momento destinadas a misiones de ruptura de frentes, dando paso a los T-34 una vez que las posiciones tedescas hubiesen sido arrolladas. No obstante, justo es reconocer que era una dotación birriosa y, de hecho, cuando se estaban batiendo el cobre en Berlín hubo muchos vehículos que tuvieron que retroceder a retaguardia hasta tres veces para rearmarse. Más aún, su hermano menor, el JS-85, luego rebautizado también como JS-1, disponía de 59 proyectiles, una cifra más decorosa.
Obviamente, la munición separada, una costumbre en muchos países para las piezas de artillería convencional, era un coñazo en un carro de combate. El cargador, una vez que recibía la orden del comandante, introducía el proyectil seleccionado, y luego tenía agacharse para coger de los armarios del suelo la vaina. Un cargador verdaderamente entrenado podía lograr una cadencia de tiro de 3 disparos por minuto, muy lejos de, por ejemplo, los diez que podía alcanzar un Tiger. Pero el sufrido cargador, además de agacharse como un pelota ante el jefe supremo, tenía que estar cachas. El proyectil más pesado rondaba lo 25 kilos de peso, mientras que los de un Tiger eran de solo 9 kilos. En fin, eso que ahorraban en gimnasio. Por lo demás, la dotación de cartuchos para las ametralladoras era de 2.331 cartuchos para las DT y de solo 250 para la DShK modelo 1938 de calibre 12,70 mm. emplazada en la cúpula del comandante, o sea, solo una caja que, en teoría, debería usarse como defensa antiaérea para lo que estaba montada sobre un afuste giratorio. A la derecha vemos los tres tipos de munición usada inicialmente. De izquierda a derecha tenemos: Proyectil perforante trazador БР- 471 (BR-471). La banda roja en la vaina era para indicar las que debían usarse para este proyectil en concreto. En el centro tenemos el ОФ-471 (OF-471), un proyectil de fragmentación de alto explosivo con una carga de un 70% de Trotyl y un 30% de trinitrotolueno. Finalmente, a la derecha podemos ver el ОФ-471H (OF-471N corto),similar al anterior pero con una carga de un 60% de trinitrotolueno y un 40% de nitrato de amonio. Cuando se usaban contra objetivos blindados no lograban perforar la coraza, pero su potencia producía una onda de impacto que derivaba en una lluvia de astillas de acero que se proyectaban hacia el interior del carro con las consecuencias que podemos imaginar.
En cuanto al sistema de puntería, se trataba de un visor de 4 aumentos TSh-17 y un periscopio PT-4-17 que en la primavera de 1944 fue sustituido por un visor Mk-4. En la ilustración inferior podemos ver el retículo.
El funcionamiento era similar al TMFD-7 del T-34, pero con menos escalas porque no estaba concebido para munición obsoleta como la que usaba su hermano menor. El tirador regulaba el ángulo vertical del cañón hasta que la barra horizontal del retículo se situaba en la distancia del blanco y santas pascuas. A la izquierda aparece la escala para el cañón graduada hasta 5.200 metros y a la derecha la de la ametralladora coaxial, graduada hasta 1.400 metros. En el centro, un calculador de deriva para adelantar el disparo cuando se abría fuego sobre objetivos en movimiento. En la recreación de la derecha tenemos lo que vería el artillero en plena refriega.
El casco era quizás la parte más significativa del JS-2 por lo novedoso de su concepto y, sobre todo, por la peculiar distribución interior de la misma. El piloto, como ya se comentó, estaba situado en el centro del mismo, pero acompañado por dos enormes depósitos de combustible situados a cada lado y con una capacidad de 190 y 245 litros, más un tercero junto al motor de 85 litros. A esos, añadir cuatro tanques externos de 75 litros, tres para gasóleo y uno como reserva de aceite. Por lo tanto, tenemos que nuestro monstruo contenía un total de 745 litros, pero como su motor de 12 cilindros y 520 HP se tragaban la escandalosa cifra de 2,3 litros por kilómetro, pues resulta que la autonomía se quedaba en unos 325 km. yendo por carretera y a velocidad de crucero. Si se iban de excursión campo a través se reducía a la mitad. Pero lo más peculiar del casco era un accesorio que suele pasar desapercibido para la mayoría del personal: una ametralladora DT situada a la derecha del piloto. Como ven en el gráfico superior, carecía de rótula o de cualquier sistema para poder moverla. Simplemente se introducía en un tubo, donde quedaba anclada sin posibilidad de hacer fuego más que hacia adelante. La manejaba el conductor mediante un disparador eléctrico de pedal, siendo el cargador el que debía reponer la munición una vez agotada. Las vainas servidas iban cayendo en un recoge-vainas de lona adosado a la ventana de expulsión. Lógicamente, más de uno se dirá que vaya chorrada, incluyéndome yo mismo pero, bueno, ¿qué sería de Rusia sin sus incongruencias? Esa máquina no podía afinar el disparo, ni apuntarse de ninguna forma. Su misión consistía simplemente en ahuyentar o aplastar contra el suelo a la infantería enemiga que se le ponía por delante, que seguramente pensaba que les disparaban con la coaxial.
En cuanto a la proa, se fabricaron tres tipos distintos por fundición que podemos ver en el gráfico inferior:
A la izquierda vemos el primero, provisto de un visor formado por una simple plancha con una ranura de visión directa que, si estaba la cosa tranquila, podía bascularse hacia arriba. Las flechas rojas señalan sendos periscopios para visión lateral. Las flechas azules marcan los tapones para los depósitos de combustible situados a ambos lados del piloto. En el centro vemos otro tipo que, en este caso, dispone de un visor situado en una cúpula rectangular protegido por un cristal antibalas. La pequeña pestaña que vemos delante era para desviar disparos de armas de grueso calibre que pudieran penetrar en la cámara de conducción, matando al piloto. Finalmente, a la derecha tenemos otra versión, en este caso combinando la parte superior de fundición con una plancha frontal laminada. En la foto de la derecha podemos ver el visor del primer modelo abierto. La chapa que va de un guardabarros a otro era para hacer de rompeolas cuando vadeaban un curso fluvial, y los cuatro eslabones de repuesto están atornillados a ocho tetones soldados al casco. El foco de la izquierda es el típico con visera para conducción nocturna, y el otro para cuando no había peligro o para deslumbrar al enemigo cuando se atacaba de noche.
El blindaje frontal era de 120 mm., con una angulación en la parte superior de 60º y de 30º en la inferior. Y aquí abrimos un paréntesis para aclarar un aspecto que a más de uno seguro que se le ha pasado por alto. Se habrán preguntado muchas veces a santo de qué insistir tanto en la angulación del blindaje, y seguramente se responderán que el motivo no es otro que desviar los proyectiles enemigos. Cierto, pero a medias. Observen el gráfico de la derecha. Ahí vemos el perfil de la proa del JS-2 con sus 120 mm. de espesor. Un malvado proyectil perforante de un Tiger acaba de impactar contra la parte superior del glacis y, ¿qué se encuentra? Justo con el doble de espesor, más el evidente efecto de desviación que sufrirá. Y si impacta en la parte inferior, pues en vez de 120 mm. tendrá que perforar 140. Esto se traduce en algo bastante simple: cuanto más ángulo tenga un blindaje, no solo desviará más fácilmente los proyectiles enemigos, sino que aumentarán el grosor de la coraza. Un Tiger, con su grueso blindaje vertical tenía a efectos prácticos menos grosor que un T-34. Otra cosa es que la calidad del acero tedesco fuese muy superior al ruso, pero eso es otra historia. Si además de acero de calidad le dan el ángulo de la proa de un Panther habría sido absolutamente impenetrable. Curiosamente, a estas alturas vemos que el Leopardo en servicio en varios países incluida España sigue esa misma pauta, al menos en los primeros modelos, mientras que los rusos, con todas sus garruladas, hace ya más de 75 años que tuvieron bastante claro que a más ángulo mejor protección, no se necesitaba tanto blindaje y, por ende, se podía aligerar de peso el carro. Cierro paréntesis.
Por lo demás, el conductor no disponía de escotilla propia. Para acceder al vehículo tenía que hacerlo por la escotilla del cargador si bien detrás del asiento había una de escape en el suelo por si había que salir echando leches mientras su colegas se carbonizaban. En la foto vemos al fondo el puesto de conducción embutido entre los dos depósitos de gasóleo. Las flechas verdes señalan los periscopios de visión lateral, que disponían de un asa para girarlos. La flecha amarilla señala el cuadro de mandos, y la roja el alojamiento de la ametralladora fija rarita. En el suelo vemos las cajas para las vainas, que solían ir recubiertas por una estera de goma hasta que la estera se caía a cachos o la robaban. La barra negra que baja desde la torreta servía, como vemos, para sustentar los asientos del artillero, a la izquierda, y el cargador, a la derecha y fuera de encuadre. El del jefe de carro estaba más atrás, sobre la corona de giro y era plegable. Como vemos, en este caso las proverbiales estrecheces rusas parecen un poco más amplias.
En cuanto a su vida operativa, en febrero de 1944, los regimientos equipados con carros KV fueron transferidos a otras unidades y se inició la formación de otras nuevas equipadas con el flamante JS-2. Estas unidades recibieron la coletilla "de la Guardia", quedando reservadas a cometidos concretos para ruptura del frente enemigo, como ya se comentó antes. Los nuevos regimientos que se fueron creando a medida que se producían más vehículos estaban formados por cuatro compañías de cinco carros más uno de mando, 21 carros en total, más una compañía de ametralladoras, otra de apoyo técnico, una batería antiaérea para auto-defensa, personal para mantenimiento y una unidad de sanitarios, en total 375 hombres. Pero lo más peculiar de estos regimientos es que los tripulantes no eran soldados ni clases de tropa. El jefe de carro y el conductor eran oficiales, mientras que el cargador y el artillero eran suboficiales, lo que denota que los mandamases no estaban por la labor de dejar sus preciados JS-2 en manos de paletos siberianos.
Su primera acción de guerra la protagonizó el 11º Rgto. de Carros Pesados Independiente de la Guardia al mando del coronel Nikolai Geórgievich Tsigánov en abril de 1944 contra los Tiger del s. Pz. Abt. 503 cerca de Tarnapol, resultando destruido un JS-2 que los tedescos no pudieron examinar porque se vieron obligados a retirarse. Previamente, desde el mes de febrero habían tenido lugar varios encuentros entre IS-85 y unidades alemanas. Concretamente, el 13º Rgto. de Carros Pesados de la Guardia llegó a la zona de Fastov-Bila Tserkva para apoyar a la 109 Brigada Acorazada en su ataque contra la aldea de Lisyanka, para lo cual el comandante del regimiento designó una compañía de IS-85. Los Panther que ocupaba la zona los flanquearon y esperaron a que estuvieran a una distancia de 600-800 metros para abrir fuego. En apenas 10 minutos no dejaron títere con cabeza si bien cada carro ruso requirió entre 3 y 7 impactos para ser destruidos. Paradójicamente, al día siguiente los rusos volvieron al ataque, pero para encontrarse con que los tedescos se había retirado, abandonando 16 Panther, dos Panzer IV y dos carros de asalto por falta de combustible. Por su parte, los tedescos pudieron finalmente echarle el guante a un JS-2 en mayo de 1944, cerca de Tirgo Frumos, en Rumanía.
Bueno, dilectos lectores, supongo que tras esta filípica el JS-2 ya no será para vuecedes el gran olvidado. A pesar de ser tan poco conocido, su producción alcanzó los 4.392 ejemplares: 35 en 1943, 2.210 en 1944 y 2.147 en 1945. Del IS-85 solo se fabricaron 107 unidades: 67 en 1943 y 40 en 1944. El JS-2 fue exportado a varios países de la órbita soviética incluyendo países árabes y estuvieron en servicio hasta la década de los 70 en algunos casos. Además, dio origen a una extensa familia de carros pesados y cañones autopropulsados, e incluso como plataformas de misiles balísticos. De hecho, el último miembro de la familia de nuestro protagonista, el JS-8, y renombrado como T-10 cuando el padrecito Iósif se largó al infierno comunista en 1953 y el partido decidió estigmatizarlo por criminal, por cansino y por tirano, fue la pesadilla de Occidente durante bastante tiempo y, las cosas como son, solo su aspecto acojonaba al más pintado.
En fin, creo que no olvido nada relevante porque, como es lógico, he tenido que sintetizar al máximo para no hacer de esta entrada un tocho infumable. En todo caso, solo con lo que hemos expuesto tiene para provocar crisis de ansiedad a sus cuñados que no pasaron del KV-1.
Ya seguiremos.
Hale, he dicho
Cuando el ciudadano Adolf embistió a los probos y sufridos hijos del padrecito Iósif, el carro pesado ruso era el KV-1, un vehículo que había entrado en servicio en el verano de 1940 y era un tanto paradójico ya que, a pesar de que su masa total ascendía a las 47 Tm. contra las 28 del T-34/76, sin embargo armaban el mismo cañón de 76,2 mm. O sea, como si al Tiger le hubiesen plantado el KvK-37 L/24 de 75 mm. de un Panzer IV Ausf. E, la típica incongruencia rusa. No obstante, lo cierto es que el mayor blindaje del KV-1 hizo que los tedescos se asustaran un poco al ver que sus armas anticarro de 37 y 50 mm. no les hacían ni cosquillas ni al KV-1 ni al T-34 pero, como contrapartida, su cañón era el mismo. Es un tanto absurdo fabricar un carro pesado para armarlo igual que un carro medio pero, en fin, cosas de rusos... En todo caso, la cuestión es que a principios de 1941 la inteligencia soviética emitió un informe según el cual los tedescos estaban diseñando una serie de armas anticarro mucho más potentes como consecuencia de las experiencias obtenidas en su fulgurante ocupación de Francia (Dios maldiga al enano corso). Conociendo como las gastaban sus "aliados" del Pacto de No Agresión, se acojonaron de tal modo que aparcaron los diseños de armamento y munición anticarro que les habrían venido de perlas una vez desencadenada la Operación Barbarroja para rediseñar el KV-1 y reciclarlo en un nuevo carro polivalente, aunando la ligereza del T-34 con la poderosa coraza del KV-1 que, además, desde sus inicios dio bastantes problemas de tipo mecánico y de transmisión. Enésima chorrada rusa porque aún se estaban devanando los sesos para concluir el desarrollo del T-34 para, por un informe de la "inteligencia" que seguramente fue un golazo del Abwehr tedesco, dedicar medios, tiempo y dinero a diseñar ese supuesto carro pesado polivalente.
Iósif Yákovlevich Kotin (1908-1979) |
Varios KV-1S pertenecientes al 5º Rgto. de Carros Pesados de la Guardia en otoño de 1942. Obsérvese la torreta, una especie de híbrido entre la del KV-1 con las formas más suaves de la del T-34 |
El fallido KV-13. Obsérvese que aunque el casco muestra la línea del JS-2, es un poco más corto ya que solo tiene 5 ruedas |
El "objeto 237" o, más bien, el JS nº 1 en la fábrica de Chelyábinsk en julio de 1943. Obsérvese como el casco ha sido alargado, añadiéndole una rueda más para poder albergar el cañón D-5T de 85 mm. |
KV-85 en la fabrica de Cheliábinsk. Obsérvese el montaje sin rótula para la ametralladora junto al foco izquierdo. Más abajo verán en qué consistía, aunque aplicado al JS-2 |
Un A-19 modelo 1931/37. De ese chisme salió el D-25T que acabaría armando al JS-2 |
El JS-85, luego renombrado como JS-1 |
Bien, con el tema del cañón resuelto, al menos sin que nadie protestara demasiado, ya solo quedaban las menudencias, o sea, fabricar el resto del carro. La torreta, de generosas dimensiones para la época, se obtenía mediante fundición. En su interior se "acomodaba" la tripulación formada por tres hombres: comandante del vehículo, artillero- ambos en el lado izquierdo- y cargador, situado a la derecha. En el techo se abrían dos escotillas, una sencilla formada por una placa circular para el cargador y una cúpula a la izquierda con dos hojas para el mandamás y el artillero. La cúpula disponía de seis visores de visión directa. En la parte trasera izquierda había una protuberancia donde se instalaba la rótula de la DT para defensa cercana, y en los costados tenía dos pequeñas troneras como las mencionadas en el T-34 para uso de armas individuales. Además, a nivel de unidad se le soldaban las barandillas para que la infantería de apoyo tuviera donde agarrarse y poder palmarla como héroes, y no despanzurrado por el carro que venía detrás.
La maldita radio era, mira por donde, el mismo modelo instalado en el T-34/76, una 10-RT acompañada de un intercomunicador TPU-4 bis F por el que todos los tripulantes estarían comunicados y pudieran contarse chistes de nazis tontos por el camino. El aparato estaba instalado en la parte izquierda, junto al comandante, y delante de ella había un contenedor para platos de 63 cartuchos para la ametralladora trasera, manejada por el comandante de carro. Pero donde empezaron las quejas, como no podía ser menos, era por lo que vemos en la parte trasera derecha de la torreta: los exiguos 28 proyectiles de dotación del carro que, para colmo, venían con la vaina separada. Acostumbrados a las generosas santabárbaras del KV-1, que contenían hasta 135 proyectiles de 76,2 mm., los 28 del JS-2 les parecían algo así como ridículos. Los mandamases aseguraron que eran suficientes para llevar a cabo cualquier ofensiva, lo cual sería hasta cierto punto lógico si tenemos en cuenta que estas máquinas fueron desde el primer momento destinadas a misiones de ruptura de frentes, dando paso a los T-34 una vez que las posiciones tedescas hubiesen sido arrolladas. No obstante, justo es reconocer que era una dotación birriosa y, de hecho, cuando se estaban batiendo el cobre en Berlín hubo muchos vehículos que tuvieron que retroceder a retaguardia hasta tres veces para rearmarse. Más aún, su hermano menor, el JS-85, luego rebautizado también como JS-1, disponía de 59 proyectiles, una cifra más decorosa.
Aspecto del cañón D-25T, con regulación vertical de -3º a +20º |
Obviamente, la munición separada, una costumbre en muchos países para las piezas de artillería convencional, era un coñazo en un carro de combate. El cargador, una vez que recibía la orden del comandante, introducía el proyectil seleccionado, y luego tenía agacharse para coger de los armarios del suelo la vaina. Un cargador verdaderamente entrenado podía lograr una cadencia de tiro de 3 disparos por minuto, muy lejos de, por ejemplo, los diez que podía alcanzar un Tiger. Pero el sufrido cargador, además de agacharse como un pelota ante el jefe supremo, tenía que estar cachas. El proyectil más pesado rondaba lo 25 kilos de peso, mientras que los de un Tiger eran de solo 9 kilos. En fin, eso que ahorraban en gimnasio. Por lo demás, la dotación de cartuchos para las ametralladoras era de 2.331 cartuchos para las DT y de solo 250 para la DShK modelo 1938 de calibre 12,70 mm. emplazada en la cúpula del comandante, o sea, solo una caja que, en teoría, debería usarse como defensa antiaérea para lo que estaba montada sobre un afuste giratorio. A la derecha vemos los tres tipos de munición usada inicialmente. De izquierda a derecha tenemos: Proyectil perforante trazador БР- 471 (BR-471). La banda roja en la vaina era para indicar las que debían usarse para este proyectil en concreto. En el centro tenemos el ОФ-471 (OF-471), un proyectil de fragmentación de alto explosivo con una carga de un 70% de Trotyl y un 30% de trinitrotolueno. Finalmente, a la derecha podemos ver el ОФ-471H (OF-471N corto),similar al anterior pero con una carga de un 60% de trinitrotolueno y un 40% de nitrato de amonio. Cuando se usaban contra objetivos blindados no lograban perforar la coraza, pero su potencia producía una onda de impacto que derivaba en una lluvia de astillas de acero que se proyectaban hacia el interior del carro con las consecuencias que podemos imaginar.
En cuanto al sistema de puntería, se trataba de un visor de 4 aumentos TSh-17 y un periscopio PT-4-17 que en la primavera de 1944 fue sustituido por un visor Mk-4. En la ilustración inferior podemos ver el retículo.
El funcionamiento era similar al TMFD-7 del T-34, pero con menos escalas porque no estaba concebido para munición obsoleta como la que usaba su hermano menor. El tirador regulaba el ángulo vertical del cañón hasta que la barra horizontal del retículo se situaba en la distancia del blanco y santas pascuas. A la izquierda aparece la escala para el cañón graduada hasta 5.200 metros y a la derecha la de la ametralladora coaxial, graduada hasta 1.400 metros. En el centro, un calculador de deriva para adelantar el disparo cuando se abría fuego sobre objetivos en movimiento. En la recreación de la derecha tenemos lo que vería el artillero en plena refriega.
En cuanto a la proa, se fabricaron tres tipos distintos por fundición que podemos ver en el gráfico inferior:
A la izquierda vemos el primero, provisto de un visor formado por una simple plancha con una ranura de visión directa que, si estaba la cosa tranquila, podía bascularse hacia arriba. Las flechas rojas señalan sendos periscopios para visión lateral. Las flechas azules marcan los tapones para los depósitos de combustible situados a ambos lados del piloto. En el centro vemos otro tipo que, en este caso, dispone de un visor situado en una cúpula rectangular protegido por un cristal antibalas. La pequeña pestaña que vemos delante era para desviar disparos de armas de grueso calibre que pudieran penetrar en la cámara de conducción, matando al piloto. Finalmente, a la derecha tenemos otra versión, en este caso combinando la parte superior de fundición con una plancha frontal laminada. En la foto de la derecha podemos ver el visor del primer modelo abierto. La chapa que va de un guardabarros a otro era para hacer de rompeolas cuando vadeaban un curso fluvial, y los cuatro eslabones de repuesto están atornillados a ocho tetones soldados al casco. El foco de la izquierda es el típico con visera para conducción nocturna, y el otro para cuando no había peligro o para deslumbrar al enemigo cuando se atacaba de noche.
Por lo demás, el conductor no disponía de escotilla propia. Para acceder al vehículo tenía que hacerlo por la escotilla del cargador si bien detrás del asiento había una de escape en el suelo por si había que salir echando leches mientras su colegas se carbonizaban. En la foto vemos al fondo el puesto de conducción embutido entre los dos depósitos de gasóleo. Las flechas verdes señalan los periscopios de visión lateral, que disponían de un asa para girarlos. La flecha amarilla señala el cuadro de mandos, y la roja el alojamiento de la ametralladora fija rarita. En el suelo vemos las cajas para las vainas, que solían ir recubiertas por una estera de goma hasta que la estera se caía a cachos o la robaban. La barra negra que baja desde la torreta servía, como vemos, para sustentar los asientos del artillero, a la izquierda, y el cargador, a la derecha y fuera de encuadre. El del jefe de carro estaba más atrás, sobre la corona de giro y era plegable. Como vemos, en este caso las proverbiales estrecheces rusas parecen un poco más amplias.
Primer plano de la rótula de la ametralladora trasera. Obsérvese el aspecto rugoso de la superficie debido a los moldes de arena usados para el proceso de fundición |
Primeros planos de los dos tipos de visor usados por los conductores del JS-2 |
JS-3 egipcio capturado por el ejército israelí durante una parada militar. Como vemos, da bastante zuzto verse delante de semejante bicharraco |
T-10 en las calles de Praga durante la revuelta de 1968. ¿Acojona o no acojona? |
En fin, creo que no olvido nada relevante porque, como es lógico, he tenido que sintetizar al máximo para no hacer de esta entrada un tocho infumable. En todo caso, solo con lo que hemos expuesto tiene para provocar crisis de ansiedad a sus cuñados que no pasaron del KV-1.
Ya seguiremos.
Hale, he dicho
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