lunes, 16 de enero de 2023

LVSITANIA MORTVS EST, incluyendo los CASTRA

 


Juraría por mis barbas de corte decadente y decimonónico, aunque mayestáticas y desafiantes, que a los que me siguen habitualmente les habrá extrañado este cambio de imagen o de look, como dirían los actuales gilipuertas que van de culturillas cosmopolitas empleando anglicismos hasta para dar de vientre tras un matojo. Bueno, pozí, he enviado al abismo al ya añejo CASTRA IN LVSITANIA que, desde 2011 (el tiempo vuela a una velocidad del carajo y blablabla...), viene haciendo las delicias de los ciudadanos de pro y es maldecido por los cuñados del planeta. ¿El motivo? A ello vamos, y de paso así hago relleno mientras que se me pasa mi enésimo ataque de molicie galopante, que lo de las justas a pie me ha dejado un poco bastante agotadillo.

Puede que mis lectores más veteranos recuerden que, al principio de los tiempos, la temática del blog era el patrimonio castellológico del ex-reino vecino. Los primeros artículos estaban dedicados exclusivamente a hablar de su surtido de castillos y fuertes, dando cuenta tanto de su historia como de su morfología y demás zarandajas para humillar cuñados y compadres irredentos. Por cierto que, curiosamente, a lo largo del tiempo apenas he tenido visitas del ex-reino, mientras que de países como Alemania, Putinlandia, Suecia, Noruega, la isla mohosa (Dios maldiga a Nelson) o incluso de China y otros países asiáticos he tenido y tengo muchísimos más lectores. 

De hecho, habrán observado que hace años que dejé de elaborar articulillos dedicados a las fortificaciones de los vecinos y me dediqué a ampliar mi catálogo de filípicas tanto en el tiempo como en la temática. En lo tocante a la cosa castellológica, tanto neurobalística como pirobalística, he podido comprobar de forma irrefutable que al personal le atraen más las entradas que hablen de técnicas constructivas o de las diversas partes que conforman una fortificación que de la historia de una en concreto, y más las de un país que, a pesar de la cercanía, es casi desconocido en España por la mayoría de la gente. En resumen, la cosa es que hace mucho venía dándole vueltas al magín porque, al cabo, no tenía mucho sentido hablar de los CASTRA de la LVSITANIA cuando estos habían desaparecido del repertorio y, por otro lado, la "fama" (por darle algún nombre) la tenía el Amo del Castillo, no la LVSITANIA de los cojones.

Lo que me decidió a dar el paso definitivo- ya saben que me tomo las cosas con más tranquilidad que los bizantinos y sus discusiones que duraban siglos- fue un desagradable suceso que me ocurrió el pasado jueves en Castro Marim, donde me desplacé con unos familiares tras solventar una cuestión laboral en Ayamonte. Paramos allí a tomarnos el aperitivo y, al irnos, nos encontramos a dos fulanos de la GNR multando el vehículo diciendo que estaba mal aparcado, lo que no dejaba de resultar sorprendente porque allí aparca cada cual donde le sale del níspero, sobre todo encima de las aceras, sin que nadie diga nada. El guardinha que llevaba la voz cantante nos trató de forma arrogante, despectiva, chulesca, como si fuésemos unos camellos pillados in fraganti transportando un alijo de drogas. Al familiar que llevaba el coche lo hicieron ir nada menos que al cuartel, donde lo tuvieron cosa de media hora, y todo para ponerle una multa que tenía que pagar in situ si quería que le devolvieran la documentación del coche. Y todo por haber dejado el vehículo aparcado en un sitio donde había otros coches que, curiosamente, no habían sido multados, quizás por llevar matrícula del ex-reino vecino. En fin, para qué hablar... La sangre me hervía ante la chulería del fulano aquel, farfullando en su gutural idioma, y nos largamos de allí jurando por todas y cada una de mis muelas que jamás volveré a pisar ni la LVSITANIA ni sus CASTRA.

¿Pataleta de adolescente? Bueno, quizás, salvo por el hecho de que la adolescencia hace ya algunos meses que la dejé atrás. ¿Cabreo ante el patente abuso del guardinha? Por supuesto. En España, un miembro de la policía o la Guardia Civil nunca se dirige a nadie en el tono chulesco y desafiante del fulano aquel, y menos por una simple infracción de tráfico que se solventa en el tiempo que se tarda en rellenar la denuncia, sin necesidad de mandar a nadie a un cuartelillo a dar explicaciones salvo que haya fundadas sospechas de que se trata de un delincuente. 

Resumiendo: que la pataleta provocada por el orco lusitano fue el detonante de lo que tenía in mente hace ya bastante tiempo. En fin, CASTRA IN LVSITANIA DELENDA EST, qué carajo. El guerrero desafiante que defendía el castillo de Lanhoso se ha hundido en el abismo, y ha sido sustituido por otro igual de amenazador ante la puerta del castillo de Chinchilla. Ah, por cierto, en la pataleta he incluido la supresión de todos los articulillos relacionados con las fortificaciones del ex-reino vecino, de modo que el que se quiera ilustrar sobre ellas tendrá que buscar en otro sitio.

¡CASTRA IN LVSITANIA HA MUERTO! ¡LARGA VIDA AL AMO DEL CASTILLO!

Hale, he dicho

POST SCRIPTVM: Curiosamente, desde que se publicó esta entrada hace apenas 18 horas he tenido más visitas del ex-reino vecino que en los últimos 12 años. Cosa más rara, ¿no?

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