lunes, 10 de julio de 2023

CORRECCIÓN POLÍTICA MONETARIA

 

Ínfima muestra de las mondas de inversión que se emiten en el mundo todos los años. Si se acuñaran en España, seguramente habría ofendiditos que les encontrarían algo con qué ofenderse. Porque el ofendidito, ese esclavo de la corrección política, no vive sin sentirse ofendido, y hasta ventosean en un recipiente para no contaminar con el metano producido por su dieta vegana

Que sí, la artillería de galeras, que no se me olvida. Pero les ruego que sean pacientes. Llevo dos semanas intentando solventar una serie de problemas, y no baladíes por cierto, y no estoy para muchas filigranas mentales. Así pues, y por no dejar esto en plan "musa fugitiva", pues hablaremos hoy de un tema del que, seguramente, la mayoría de vuecedes no tengan noticia. Más aún, puede que incluso les resulte revelador de cara a un futuro más o menos lejano- o próximo, depende de la edad que tengan- y les resulte una interesante opción para hacer buen uso de los ahorros, si es que como está el patio pueden ahorrar algo, naturalmente.

INTROITO

Desde hace muchos años, la inversión en metales preciosos- sobre todo oro y plata- se ha convertido en una muy rentable opción para gente que no tenga prisa por amortizar el capital pero, a cambio, quieran obtener un rédito más que jugoso sin tener a los SPECVLATORES del fisco a la caza y captura ya que, en muchos casos, tanto las compras como las ventas se realizan a nivel particular. Solo un apunte: desde el año 2003 al presente, el oro se ha revalorizado alrededor de un 460%, uséase, que al que le queden 20 0 30 años para jubilarse, ya sabe dónde tiene que meter pasta porque de cobrar pensión que se vaya olvidando. 

Bien, en el mercado de metales de inversión hay, literalmente, infinidad de monedas y lingotes de todos los pesos. Mogollón de países, incluyendo estados fallidos o países tercermundistas como Somalia, Congo, Camerún, Gabón, etc., más la miríada de paisitos minúsculos pertenecientes a la Commonwealth- Niue, Tokelau, Barbados, etc.- emiten todos los años nuevos modelos de monedas con los motivos más diversos para, además de estimular la inversión, hacer lo propio con el coleccionismo. Son famosos los Pandas chinos o los Koalas y las Kookaburras australianas, presentadas en onzas de oro y plata de varios pesos y que tienen una demanda tremenda. Un ejemplo de ello es que un Panda de hace 10 o 15 años puede venderse hoy sin problemas al triple o el cuádruple de lo que costó.

Bueno, muy grosso modo, porque hablamos de un mundillo con más entresijos que las malas ideas de un cuñado, eso es la inversión en metales preciosos. Sin embargo, España nunca ha prestado atención a ese mercado hasta hace un par de años. La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT en adelante) siempre se ha limitado a emitir colecciones de monedas con un peso bruto de 27 gramos de plata esterlina, o sea, de .925 milésimas, a precios muy superiores a los de una onza de plata pura. Ídem a las monedas conmemorativas de oro de ley .999, más caras de lo que les correspondería por su valor en metal. Obviamente, son series que compran personas que pasan de invertir, y se limitan a coleccionarlas porque les gustan los motivos las mismas: capitales de provincia, personajes famosos de la historia y chorradas por el estilo. Sea como fuere, hablamos de monedas cuyo precio puede triplicar el de su valor en metal. En fin así está el patio. Obviamente, los que buscan invertir en oro y/o plata ni se plantean adquirir ese tipo de monedas, teniendo que recurrir por norma a las emitidas por cecas foráneas que, además, son muy cotizadas en todo el planeta y, de hecho, hay gente que incluso ni espera unos años a amortizar la inversión, sino que revenden monedas atrasadas añadiéndole unos euros de más y se ganan un dinero todos los meses.

HECHOS

En 2021, con algunas décadas de retraso sobre el resto de países del mundo, la FNMT se dignó por fin emitir una onza de oro bullion. Bullion es el término que se usa para designar las monedas de inversión no circulantes que, como ven en la foto, tienen un valor facial que ni de lejos se asemeja al real. Como pueden observar, el valor facial de esta onza es de apenas 1'5 €, mientras que su valor real cuando salió al mercado era de unos 1.650 € aproximadamente. Ahora, apenas dos años después, oscila por los 2.150 €. Esta nueva serie de dedicó a animalitos propios del país, iniciándola con el lince ibérico. Ojo, IBÉRICO, ténganlo en cuenta. IBÉRICO, como el jamón, uséase autóctono de Iberia. No vamos a entrar en el diseño porque, ni viene al caso en este tema y, para gustos, colores. Sea como fuere, a mí me parece bastante cutre y falto de atractivo. Basta compararlas con las de la foto de cabecera para establecer odiosas comparaciones. Además, la cabeza de la lince (la imagen está sacada de la foto de una hembra real) daba a entender que las sucesivas seguirían la misma pauta, lo que no ha sido así. 

Bien, la cosa es que, aunque a un precio superior al de otras bullion porque nuestros eximios gobernantes le metieron un sobrecosto porque les salió de los cojones, el personal celebró la iniciativa. Al fin tenían una moneda de inversión española si bien su salida al mercado estuvo llena de polémicas, como no podía ser menos. El reverso, que pueden ver a la derecha y que muestra un columnario inspirado en los míticos reales de a ocho, que fueron la moneda global en todo el planeta durante 300 años, era una birria copiada de un sello de Hacienda de hace no sé cuántos años. La acuñación inicial salió un churro porque aparecía un halo alrededor de la cabeza del lince, y el canto liso no gustó a nadie. Demos ahora un salto en el tiempo y nos plantamos en el año presente, 2023. ¿Qué por qué hay que saltar? En breve podrán comprenderlo.

Hace un par de semanas se anunció la salida de la tercera onza bullion, dedicada al caballo CARTUJANO. Ojo de nuevo: CARTUJANO, el caballo español por antonomasia, el que vemos en los retratos ecuestres del Conde-Duque de Olivares, del infante Don Baltasar Carlos, de Felipe IV, del general Palafox o del rey felón. Como vemos, la pauta de diseño inicial que mostraba solo la cabeza fue dejada de lado en favor del animal entero. Tampoco vamos a entrar en lo acertado del mismo, sino que insistiremos en que se especifica claramente que se trata de un caballo español, un caballo cartujano. No un caballo inglés, percherón, hanoveriano, bretón o cimarrón, no... Es un caballo español, la raza que crearon los monjes cartujos para obtener el más hermoso equino del planeta, digno de monarcas y cuya silueta es el paradigma de la nobleza, la fuerza y el poder sobre cuatro patas.

Vuecedes dirán que, hasta ahora, no han leído nada que tenga que ver con la tiranía de la corrección política, y ciertamente así ha sido. Ahora lo leerán, descuiden.

La enjundia está en la onza que se emitió en 2022, dedicada al toro. Así, toro a secas. Pero, ¿qué toro? Porque todos sabemos que los toros son los machos de los bovinos, pero habrá que especificar la raza para identificar al toro en cuestión. Hay toros hereford, frisones, limusinos, charoleses, retintos, etc. Pero, como salta a la vista, el que muestra la moneda es un toro de lidia. Es el toro de los anuncios de Osborne que se acabaron convirtiendo en un símbolo nacional, cuya silueta negra ha pasado a decorar banderas, camisetas y mogollón de objetos. El toro de lidia es la esencia de lo español, les guste o no a los animalistas. Ahí ven la moneda con el enunciado que nos informa que se trata de un toro a secas, cuando hasta un crío de teta lo identificaría con un morlaco saliendo por la puerta de los sustos. Y aquí llegamos al tema del articulillo: ¿Por qué se especificó que el lince era ibérico y el caballo cartujano, pero al toro no se le añadió su raza?

Obviamente, está de más decir que absolutamente nadie, y menos de la FNMT, han comentado nada al respecto, pero no hace falta tener una sesera especialmente dotada para la deducción para intuir el motivo: hay que ocultar, olvidar, omitir y enterrar cualquier referencia a la denostada fiesta nacional, algo que la progresía ha declarado como propia de bárbaros y de gente inculta aunque nunca parecen recordar que Picasso, Hemingway, Lorca o Wells fueron grandes aficionados a los toros. Lo que vemos a la izquierda es un apaño fotochopero que hice aprisa y corriendo hace un rato con lo que, a mi entender, habría sido el enunciado correcto de la moneda. Pero, claro, mentar la lidia es mentar al Maligno, y aunque la raza de lidia es conocida como tal, pues prefirieron omitirla para que los ofendiditos no pusieran el grito en el cielo clamando por la enésima exaltación de la barbarie y exigiendo la inmediata retirada del mercado de la moneda. Hoy día, cuatro pelagatos gritones tienen más influencia que millones de personas a los que los toros le dan un higa y no van a ver corridas o los miles de aficionados y personas que viven de ello y pueden calentar el puchero trabajando en el mundo de la tauromaquia. Eso sí, los ofendiditos, como no dan un palo al agua y viven de la mamandurria del chiringuito, tienen tiempo sobrado para plantarse con varias pancartas delante del Ministerio de Hacienda, de quien depende la FNMT, para protestar por el toro de lidia mientras que los ocupas esos siguen adueñándose de las viviendas del personal porque son "vulnerables". Por cierto que podrían haberle puesto "TORO BRAVO", pero me temo que lo de la bravura también contiene ciertas connotaciones taurinas por lo que, finalmente, debieron conformarse con el toro mondo y lirondo. 

Sea como fuere, la cosa es que, para mayor recochineo, el toro que vemos en la moneda fue tomado de la foto de uno real llamado Cetrero, un berrendo en negro, corniveleto y astifino de la ganadería El Ventorrillo lidiado en el coso de Las Ventas por Morenito de Aranda en mayo de 2017. A la derecha pueden ver la foto del toro en cuestión, obra de Joaquín Arjona. De hecho, si observan el suelo del toro monetario, no se asemeja en nada al de una dehesa, sino que es idéntico a la arena de un ruedo. En resumen, ponen un toro de lidia, pero sin decir que es un toro de lidia para que a los memos de turno no les estallen las arterias del pescuezo del berrinche.

Con todo, repito: no tengo constancia de que el enunciado de la moneda se deba a la maldita corrección política, pero apostaría mi augusta pelambre facial a que el guion es el que he narrado porque, en Occidente en general y en España en particular, no cabe un gilipollas más, y mientras que se enaltecen y respetan las civilizaciones y culturas ajenas, se denuestan y desprecian las propias. Así nos luce el pelo.

En fin, ya'tá

Hale, he dicho

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