miércoles, 19 de junio de 2019

El misterioso cuchillo del coronel Baldock




La entrada de hoy iba a estar dedicada al ritual del seppuku para terminar con la monografía sobre ese tema que comenzamos hace ya varias semanas. Sin embargo, en los comentarios de la entrada anterior un amable lector, el Sr. Antonio, tuvo la gentileza de aportar un enlace que, cuando lo vi, me quedé más epatado que si llegas a casa y ves que tu cuñado acaba de descubrir el escondite de los destilados de calidad. En dicho enlace aparecía este cuchillo, increíblemente parecido al Buckmaster 184 que se mencionó anteriormente pero con una salvedad: según el enlace, data de 1880. Algunos de mis esquemas se fueron al carajo de forma inusitada, porque a pesar de lo que he leído sobre cuchillos nunca había tenido noticia del mismo y, peor aún, ni siquiera aparece en los libros que tengo sobre el tema. Algo no me cuadraba, y como cuando se me mete algo en el magín remuevo todo lo removible para asacar los entresijos del tema, pues me he dedicado a pasar mogollón de horas buscando lo que hay sobre este curioso ejemplar del que, ciertamente hay muy muy poca información. 

El enlace en cuestión explica que este cuchillo apareció en el International Military Antiques (IMA), una página donde ofrecen material militar de todas las épocas para coleccionistas. El arma la describen de la siguiente forma:

Cuchillo lanza del coronel Baldock, 1880. 

Desarrollado por el coronel Baldock, del Batallón Merwara del Ejército Indio de la Reina Victoria en la década de 1870, es el precursor de todos los cuchillos modernos de combate y supervivencia. Con un inspirado diseño, el coronel Baldock introdujo este temible cuchillo fabricado enteramente de acero que se convierte fácilmente en una lanza mediante el acoplamiento de cualquier palo o rama que podamos encontrar en el campo. 

A continuación da una serie de datos sobre sus dimensiones, su sistema de fijación del asta al mango y explica que los dos petos que aparecen roscados en la cruceta son "para combatir cuerpo a cuerpo", pero no especifica qué aportarían en un hipotético combate a puñaladas contra un enemigo. 

Un cuchillo Baldock de 1880 con aspecto de haber salido de la fábrica
anteayer. Esto ya da que pensar.
Bien, durante el rato que estuve digiriendo este peculiar cuchillo que podríamos decir que es el ANTECESSOR, el eslabón perdido de los cuchillos de supervivencia, empecé a reparar en algunos detalles que no me cuadraban en un arma de 1880. En primer lugar, la funda, un tipo sospechosamente similar al del "Jet Pilot Survival Knife" que vimos, con su chapa haciendo las veces de contera. Por otro lado, casi oculto tras la trabilla de fijación al cinturón tenemos el típico alambre de acero del ejército yankee para colgar todos los accesorios del correaje en los ollados que llevan para tal finalidad. En resumen, la funda no podía ser de época. La sesera empieza a hervir y me entra un ataque de curiosidad tremebundo. Así pues, lo primero era saber quién leches era el coronel Baldock del Batallón Merwara. Y empieza el rastreo...

Hombres del 44º Batallón de Merwara en 1903
Como coronel Baldock a secas no aparece nada. No sabemos el nombre de pila, así que opto por buscar por su unidad. Hay páginas que ofrecen enlaces a los efectivos, oficiales, hojas de servicio y distinciones de TO-DO el ejército británico (sí, igualito que aquí por los cojones. Dios maldiga a Nelson y tal, pero en eso nos echan la pata). Bien, grosso modo, el 44º Batallón de Infantería Merwara era una unidad creada en Beawar, una población en el Rajastán (India), por un tal capitán Hall en 1822. Al año siguiente es bautizado como 14º Batallón Local de Mhaiwara. Entre 1843 y 1861 es destinado a labores puramente policiales para recuperar su estatus militar como Batallón Mhaiwara en 1871. En 1903 es nuevamente rebautizado, esta vez con su denominación definitiva de 44º Batallón de Infantería Merwara. Al estallar la guerra estaba acantonado en Ajmer y es enviado a Iraq, llegando a Basora el 6 de febrero de 1915 para que se dediquen a darse estopa con los malvados otomanos. Allí pasarán toda la guerra para, al término de la misma, volver a sus cuarteles de Ajmer. El 22 de junio de 1921, el 44º Batallón de Infantería de Merwara es finalmente disuelto. ¿Y qué?, se dirán algunos. Pues que en el Batallón Merwara no había ningún coronel Baldock en aquella época, por lo que si formó parte de la unidad tuvo que ser antes de 1912, ergo tenemos que remontarnos en el tiempo. Empieza a ponerse emocionante la cosa, porque se intuye que la información que hay sobre este sujeto es en su mayoría procedente de los tropocientos copia-pega que repiten lo mismo sin preocuparse de saber si es cierto o no. 


Según vemos en ese rol donde figura la oficialidad de la unidad, el comandante de la misma era el teniente coronel H.H. Dunlop, que fue destinado a la misma en enero de 1912. Sin embargo, en las páginas donde ofrecen los pocos cuchillos de ese modelo citan una y otra vez al coronel Baldock, del Batallón Merwara. Sí, pero en ese batallón no sirvió como coronel por mucho que lo repitan porque recibió ese nombre en 1903 y se supone que el dichoso coronel ya era su comandante años atrás. ¿Dónde leches estuvo ese hombre? Naturalmente, o doy con él o fenezco en el empeño.

Después de bichear largo y tendido sobre el personal del Ejército de la India solo aparecen de momento dos Baldocks: Thomas Stanford Baldock, teniente de artillería en abril de 1873 y George Baldock, que entró en el ejército en 1840 y ascendió a coronel el 15 de febrero de 1871. Este podría ser nuestro hombre. Pero no. Este sirvió en Madrás, así que en principio no nos vale. Seguimos buscando y aparece otro Baldock: el teniente coronel C.H. Baldock de 108 Rgto. que en octubre de 1892 había obtenido la titulación de traductor de persa. El 108 Rgto. era una unidad formada en Bombay en 1768 y que no se movió de allí hasta que el 24 de enero de 1912 fue enviada a Aden, en Yemen, donde les pilló el inicio de la contienda. 


Tropas del Ejército de la India durante la Gran Guerra
Y, en efecto, ahí lo tenemos. El teniente coronel C. B. Baldock aparece al mando del 108 Rgto. desde agosto de 1911, o sea, antes de ser enviado a Aden. Si observamos las fechas, el destino aparece con la misma del ascenso, por lo que es obvio que este Baldock ya servía en esa unidad anteriormente. Pero a la izquierda hay un dato que no cuadra: su fecha de ingreso en el ejército es el 29 de agosto de 1895, por lo que difícilmente pudo diseñar ningún cuchillo siendo coronel 15 años antes. Por lógica, el padre del cuchillo misterioso tenía que ser el George Baldock que vimos antes y ya era coronel en 1871. Pero, buscando buscando se cierra el círculo, y mira por donde encuentro una relación de oficiales del Ejército de la India muertos como auténticos y verdaderos héroes durante la Gran Guerra. ¿Y a quién encuentro? A C. B. Baldock, o sea Charley Blair Baldock, del 108º Rgto. de Infantería de la India muerto el 19 de octubre de 1915 con 49 años, por lo que había nacido en 1866. Nada cuadraba con el coronel Baldock que buscamos y lo habría desechado, pero debajo de la referencia a su deceso detallan claramente que el "Knife-Spear" (cuchillo-lanza) fue una idea suya que patentó en abril de 1902, citando como fuente la obra de Ron Flook "British Commonwealth Military Knives" (1999). Diana. El coronel Baldock no existió y no creó ningún cuchillo en 1880 por mucho que lo repitan sin solución de continuidad en las páginas de coleccionistas y subasteros. El Baldock que nos ocupa entregó la cuchara en Yemen y allí resposan sus restos, en el Maala Memorial nº 2 junto a varios conmilitones que tampoco volvieron a casa. Por cierto que Flook menciona su creación también en otra obra, "The London Knife Book, 1820-1945) (Aplausos y vítores, qué carajo).

Fosa común donde se aburre como una ostra el tte. coronel Baldock. Su
nombre aparece en segundo lugar en la columna izquierda
Hasta hemos podido dar con una breve semblanza sobre la vida de este probo cuchillero aficionado que nos deja clara su trayectoria. Había nacido en Bangalore el 21 de agosto de 1866. Su padre, John Baldock (1830-1905), era veterinario militar, y su madre Susan Baldock, de soltera Willmot (1841-1916) habían vuelto a Inglaterra en algún momento antes de palmarla porque ambos fallecieron en Somerset. Por lo tanto, podemos desechar también la posibilidad de que un "coronel Baldock" padre de este sujeto fuese el inventor y se le atribuyera al hijo. Ingresó en el ejército en agosto de 1885 y fue destinado al Rgto. Devonshire. En 1888 es promovido al empleo de teniente y lo trasladan al Ejército de la India, y en 1902 asciende a capitán. Y mira por donde, sirvió en el Batallón Mhaiwara, pero cuando esta unidad es rebautizada como Batallón Merwara en 1903 es destinado al 108 Rgto. donde transcurrió el resto de su carrera. O sea, que en puridad no sirvió en el Merwara, sino en el Mhaiwara. Era el mismo, sí, pero el tiempo que sirvió en la unidad tenía otro nombre. Finalmente, su muerte no fue precisamente heroica y tal porque se murió de disentería ejerciendo como Administrador Militar en la isla de Kamarán, en el extremo sur del Mar Rojo. Las aguas del lugar le sentaron como un tiro, vaya...

Bien, la cosa empieza a aclararse. Descifrar misterios misteriosos es algo que me fascina, así que no me decaen los ánimos a pesar de haberme tenido que echar lágrimas artificiales en los ojos porque me pican de cojones de tanto fijar la vista en la pantalla, pero se empieza a ver luz al final del túnel. Ahora toca buscar el puñetero cuchillo que nadie diseñó en 1880.


Empezamos a buscar en las páginas de coleccionismo y lo que encontramos es este cuchillo que, como salta a la vista, muestra grandes diferencias con el ejemplar con que iniciamos el artículo. Pero lo más reseñable es algo en teoría secundario: la vaina. No hay dos iguales, y muchas de ellas sospechosamente nuevas como la que vemos en la foto. O sea, que eran réplicas de las originales o simplemente las habían elaborado para acompañar el cuchillo, que en cada caso habría llegado a nuestros días sin su correspondiente vaina. Y, en efecto, era así. En la foto de la derecha tenemos un fragmento de un catálogo de época donde aparece el cuchillo con su vaina original. Como vemos, está fabricada toda de cuero y hasta luce un motivo repujado a modo de decoración. Eso no es propio de un cuchillo militar, sino más bien civil. 

La leyenda del catálogo dice: 

"Diseñado y patentado por el coronel Baldock, del Batallón Merwara, luego secretario honorario del Mhow Tent Club. Cada deportista debería poseer una de estas valiosas armas. No solo para su uso como cuchillo de caza, sino por la empuñadura patentada que permite instalarle un asta en un momento y, en caso de que se rompa, la lanza puede ser reparada sobre el terreno sin demora y no verse inutilizada. Una sierra muy útil ha sido añadida en el lomo del cuchillo."

Dos observaciones: aquí aparece ya lo del "coronel Baldock, del Merwara", por lo que colijo que igual lo pusieron para darle lustre al producto, o se equivocaron más o menos a posta. No obstante, la confusión de Mhaiwara por Merwara es aceptable ya que en aquel momento todos lo conocían por su nuevo nombre. Además, es lógico ya que nadie se refiere a una unidad por su antigua denominación. En cualquier caso, es evidente que de esta reseña es de donde surgió el coronel que nunca lo fue, y se ha ido repitiendo año tras año hasta la actualidad. Y, por otro lado, lo del club suena a aficionados a la naturaleza y la acampada. Tent significa tienda de campaña, así que su invento podría ser atribuido precisamente a su afición al campo y/o la caza. Mhow es una población en el estado de Madhya Pradesh, en la India.

Por otro lado, el catálogo no menciona en ningún momento la cosa militar, sino que lo ofrece a "sportsman", término que incluiría a cazadores, excursionistas (las excursiones de aquella época no tenían nada que ver con las actuales paellas en una zona de descanso en una carretera general) y, en resumen, personas amantes de la naturaleza y la vida al aire libre. ¿Qué nos sugiere esto? Pues que el teniente coronel Baldock no diseñó un cuchillo de combate, ni siquiera de supervivencia. El invento de este hombre fue un cuchillo de campo que, gracias a su ingeniosa empuñadura hueca, se convertía en un eficaz chuzo de remate para defenderse en caso de que el arma de fuego fallase o por si durante la acampada aparecía algún animalito deseoso de merendarse al personal y había que invitarlo a marcharse. En la India hay bichos más peligrosos que un hurón o un zorro, ya me entienden. A Baldock no se le pasó por la cabeza llenar la empuñadura de su cuchillo de cerillas, sedales, pastillas y tonterías varias, sino un simple palo para obtener una lanza y nada más. Y, por cierto, buscando buscando encuentro por fin un Baldock con su vaina original, la misma que hemos visto en el anuncio y que pueden observar en la foto de la izquierda. Es una funda con brocal y contera de cuero, con la trabilla para el cinturón baja y sin ningún tipo de cierre. Salta a la vista una vez más que es un objeto que tiene poco de militar. Veamos ahora el cuchillo, que es la madre del cordero.

A la derecha tenemos el croquis de la patente, fechada en abril de 1902 aunque la leyenda sobre este cuchillo afirma que el misterioso coronel Baldock empezó a diseñarlo en 1870, por lo que se tomó con tranquilidad lo de la patente, registrada nada menos que 32 años más tarde. La hoja tiene una longitud de 9" (22'8 cm) y el lomo lo recorre una sierra de 4" (10'1 cm.). La longitud total del cuchillo es de 14" (35'5 cm.), lo que supone una pieza de dimensiones generosas. Aunque en el croquis no aparece, los ejemplares que se conservan tienen todos una acanaladura de una longitud aproximada de dos tercios de la hoja, ocupando el espacio comprendido entre la zona central del recazo y el comienzo del contrafilo. La enjundia del arma está, como es lógico, en la empuñadura. Se trata de un tubo de acero hueco provisto de cuatro ranuras destinadas a facilitar una mínima apertura para poder introducir el asta de circunstancias. En el brocal, formado por una protuberancia redondeada, hay otros tantos pequeños petos o púas que, una vez cerrado el casquillo, se clavarán en la madera, bloqueando dicha asta para que no gire ni se salga cuando se use el cuchillo como lanza. Respecto a la cruceta, se ven ejemplares de bronce y de hierro o acero indistintamente y de más o menos longitud. 

El casquillo de cierre lo podemos ver perfectamente en la foto de la izquierda. Se trata de un cilindro hueco con la superficie cuadrillada para facilitar el apriete con las manos mojadas o pringosas. En el extremo superior del mismo aparece una muesca que lo bloqueaba en un pequeño tetón situado en la parte externa del brocal. Como ya podemos suponer, a la hora de buscar un palo adecuado para fabricar el asta había que conseguir uno cuyo diámetro se aproximase mucho, y hablamos de milímetros, para lograr un buen ajuste. 5 mm. más impedirían cerrar el casquillo, y con 5 mm. de menos el asta quedaría floja y se saldría. Para impedir la entrada de humedad y suciedad vemos ese tapón, posiblemente mandado fabricar por algún dueño del cuchillo a lo largo del tiempo ya que no es un accesorio de serie, que cerraría el brocal quedando perfectamente ajustado al mismo. Las acanaladuras que se ven en el vástago del tapón son para que los petos no se claven, y que pueda deslizarse en el interior de la empuñadura sin problemas. Por cierto que, en este caso, la cruceta es de acero, y de un tamaño bastante menor al del pseudo-Baldock protagonista  a medias de este artículo.

A la derecha podemos ver con más detalle el casquillo y la forma de bloquear tanto el cierre del mismo como el asta, que intuyo que más de un usuario se la mandó fabricar con medidas exactas para poder convertir el cuchillo en lanza. De ese modo no tendría que ponerse a buscar un palo justo cuando un tigre de Bengala hacía su aparición habiéndose dejado su maravilloso express "Purdey" hecho a medida apoyado contra el tronco de un árbol. En el detalle tenemos el brocal de la empuñadura donde se aprecian los petos que se clavarían en la madera para fijar el asta. La flecha señala el tetón donde se encajaba la ranura de bloqueo que se aprecia tanto en esta imagen como en la de la derecha, que muestra la empuñadura entera. Así pues, bastaba imprimirle un pequeño giro como si se tratase de una bayoneta de cubo, siendo en este símil el tetón lo mismo que el punto de mira del fusil. El pequeño orificio que se ve en la parte inferior de la empuñadura imagino que sería para que no se hiciera el vacío y luego costase la propia vida sacar el palo. Por cierto que, en este caso, la cruceta es de bronce.

Fachada de la sucursal de Lahore hacia 1900
¿Y quién fabricó el cuchillo? Porque nuestro hombre se preocupó de diseñarlo, pero de producirlo y comercializarlo no. Aunque no he podido encontrar datos al respecto cabe suponer que vendió los derechos a un distribuidor, en este caso a Walter Locke & Co. Ltd., una firma fundada en 1888 con sucursales en Calcuta y Lahore que se dedicaba a la distribución de armas de todo tipo incluyendo espadas para oficiales, rifles de caza y, en fin, todo lo que cualquier persona relacionada con las armas por afición u obligación pudiese necesitar. No obstante, la Walter Locke hacía lo que muchos distribuidores: no fabricaban ellos, sino que encargaban las armas a otras firmas aunque en apareciesen ellos como marca. En este caso fue así.

En la foto de la derecha vemos las dos caras del recazo de un cuchillo Baldock. En la foto A aparece la siguiente inscripción:

BALDOCK KNIFE SPEAR
MADE EXPRESSLY FOR
WALTER  LOCKE & CO. LTD.
PATENTED

Y en la foto B esta otra:

JAMES DIXON & SONS
SHEFFIELD
ENGLAND

Para los que desconozcan la abominable lengua de los anglosajones las leyendas significan: "Cuchillo Lanza Baldock / Fabricado expresamente para / Walter Locke & Co. Ltda. / Patentado". O sea, que cita el modelo, afirma que está patentado no sea que venga un listo y lo fusile, y que está fabricado expresamente para el distribuidor, en este caso Walter Locke. Y el fabricante en sí aparece en la otra cara, James Dixon e Hijos, de Sheffield, Inglaterra. Así pues, el que algunos consideran el Padre de los Cuchillos de Supervivencia, el CVLTER ANTECESSOR de los contenedores de pijadas en las empuñaduras huecas era un simple cuchillo de campo y caza provisto de una sierra que vendría bastante bien para cortar ramas cuando había que construir un puesto para ojeo, pero en modo alguno relacionado con la milicia, y mucho menos con la intención de sobrevivir más que en el caso de que una pantera de Java se te abalanzase muy cabreada porque acababas de meterle un balazo en el rabo.

Aspecto de la sierra
Este cuchillo, independientemente de su ingenioso diseño, no debió alcanzar mucha popularidad ya que, como vemos, tanto los ejemplares que se conservan como los datos que hay sobre él son bastante escasos. Su venta debió limitarse con toda seguridad a la India, donde sería más útil que en una Inglaterra donde no serviría de gran cosa en los ojeos de faisanes o en las absurdas persecuciones de atribulados zorros, que eso de poner 100 chuchos tras uno de esos animalitos mientras que tropocientos jinetes se dan un paseo vestidos con chaqueta roja- o negra, según el gusto de cada cual- me ha parecido de todo menos lo que conocemos como un acto venatorio.

Sin embargo, sí se produjeron réplicas de más o menos calidad, aunque ignoro si con licencia o por la cara. Una de ellas la podemos ver en la foto de la derecha. Se trata de un ejemplar con la hoja damasquinada fabricado por J. W. Jeffery, de Londres, y está valorado en 1.500 libras nada menos (he visto ejemplares de serie vendidos incluso en 2.250 libras). El arma, cuyo aspecto es impecable, parece muy bien fabricada. El manguito del cierre está finamente cuadrillado y partido en tres partes por acanaladuras. No se muestra la vaina, por lo que daremos por hecho que la original pasó a la historia. No obstante, hay por ahí otro ejemplar similar que sí se ofrece con una vaina pero que es más que obvio que ni es la original ni se le parece, aparte de estar flamante.

En fin, el misterio del misterioso cuchillo del coronel Baldock ha quedado resuelto (más aplausos, vítores y demás halagos), pero la réplica del pseudo-Baldock es aún más misteriosa porque se trata de eso, de una copia con el añadido de los dos pinchos que seguimos sin saber para qué carajo sirven. Ya comenté que colocados hacia abajo, al revés de como siempre aparecen en el Buckmaster, serían bastante útiles como parte hojas o para convertir el cuchillo en una daga de detener moderna bastante aceptable para luchar tanto contra enemigos armados de cuchillos como incluso con un fusil con bayoneta. Pero, ¿a quién y cuándo se le ocurrió esto? Apostaría por mis egregias barbas a que es cosa de un cuchillero yankee contemporáneo a la 2ª Guerra Mundial o quizás algo posterior. Comparemos el original y la réplica:


Ahí tenemos a los dos hermanastros. Nada más echar un simple vistazo las diferencias saltan a la vista, y no ya en lo tocante a diseño, sino también al acabado. El pseudo-Baldock tiene una terminación francamente mediocre. La unión de la hoja con la cruceta y el mango, mediante soldadura, deja bastante que desear (véase foto de la izquierda). Su sierra muestra un dentado mucho más basto que el original, la acanaladura de la hoja es más pequeña, estrecha y ni siquiera mantiene una anchura uniforme en su recorrido. La réplica carece de recazo, y presenta una muesca que da la impresión de servir como abrebotellas. En el comienzo del filo presenta una parte dentada de 2 pulgadas (5 cm.) que, en teoría, sería para cortar cuerda aunque a la vista de su aspecto creo que no podría cortar ni un pepino maduro. Y, finalmente, los famosos pinchos que en este caso tienen una longitud de 1'5 pulgadas (38 mm.) y que van roscados en la cruceta. En los ejemplares originales ni uno tiene orificios previstos para ese accesorio, por lo que es obviamente un aditamento posterior. Como vemos en la foto de la izquierda, ambos pinchos tienen unos rebajes para poder apretarlos con una llave que, por cierto, no sabemos donde puede estar guardada porque no aparece en ninguna foto.

En cuanto a las fundas, las diferencias son abismales. Vamos, que se parecen lo mismo que un huevo a una castaña. Arriba vemos la original, con su dibujito repujado, su contera y su brocal de cuero de buena calidad. Abajo tenemos la del pseudo-Baldock, de un material bastante cutrecillo y, como comentaba al principio, sospechosamente parecida a la del Jet Pilot Survival Knife. El bolsillo en este caso no es para guardar una piedra de afilar, sino los puñeteros pinchos. Una flecha señala un accesorio curioso: una pletina dentada cuya finalidad es mantener abierta la boca de la funda y protegerla de cortes que, en un material de tan escaso grosor, evitaría que el filo la cortase fácilmente. La otra flecha señala los alambres de enganche al correaje, lo que hace pensar que, en este caso, el fabricante pretendía encontrar compradores entre los militares que, como ya narramos en el artículo anterior, a partir de la 2ª Guerra Mundial y sobre todo en Vietnam adquirían cuchillería del mercado civil.

¿Quién lo fabricó? La respuesta está en este logotipo que no he podido localizar y que no figura entre las marcas de cuchillería conocidas. Pueden darse dos posibilidades: una, que ese fabricante ya no exista. Dos, que se trate de un fabricante del montón y carezca de relevancia. Y dicho todo esto, ya solo queda exponer mis conclusiones:

Es más que evidente que el pseudo-Baldock es una réplica muy posterior a la fecha que todos le atribuyen, obviamente para sacar más pasta por su venta. Curiosamente, IMA lo ofrece en Amazon como "NUEVO" por 124'95 dólares a pesar de que, como repiten todos copiándose y pegándose el mismo texto, es un Baldock fetén más antiguo que el hilo negro. ¿Cómo es que lo venden como nuevo? Pues porque es actual y nuevo, naturalmente. Si lo quieren más baratito, en Sarco Inc. lo ofrecen por solo 69'95 dólares, lo que tampoco casa mucho con un arma histórica y, en teoría, escasa. A mi entender, el cuchillero que lo copió no tuvo problemas con el tema de la patente, bien por haber caducado, bien porque el dueño de la misma, el tte. coronel Baldock llevaba ya la torta de años criando malvas y no tendría herederos. La funda en este caso dice más que el cuchillo en sí ya que su diseño no coincide en modo alguno con los de la época del modelo original. Yo la situaría, y lógicamente puedo estar equivocado, desde los años 50-60 en adelante. En cualquier caso, ahí abajo tienen una captura de pantalla de Amazon. Ojo al dato dentro del óvalo rojo: "solo" hay 13 unidades en stock, que no está mal para cuchillos nuevos de 1880.



Queda por resolver lo de los pinchos. ¿Los copió Buckmaster de este casi desconocido cuchillo? Vete a saber, porque la realidad es que desconocemos la fecha de introducción en el mercado del pseudo-Baldock y el 184 salió a la venta en los años 80 aunque hay por ahí alguna que otra marca malucha que también los ha usado, y siempre puestos al revés, como está mandado.  El ejemplar de abajo es una copia del Buckmaster que se encuentra por menos de 50 dólares y que, además de los pinchos, contiene en la empuñadura un equipo de supervivencia asombroso. En una bolsita de plástico de esas con cierre hermético lleva: dos agujas de coser, dos cerillas, un cacho sedal, dos plomitos de oliva y dos anzuelos. En el pomo la brújula de rigor, y en la funda dos bolsillos, uno para la piedra de afilar y otro para los pinchos que ya he aprendido a odiar. Con eso se sobrevive a siete holocaustos e incluso a un apocalipsis en toda regla, fijo. El del Buckmaster es aún más sofisticado: nada. Ni siquiera la brújula para poder echarle la culpa y decirle a la parienta que si has tardado 3 semanas en volver no es porque te hayas ido de putas, sino porque la birria de brújula falló y apareciste en Valdepotorros del Conejo y solo había autobuses de vuelta una vez al mes. Creo que hay versiones más actualizadas en las que sí se incluyeron cositas y tal, pero el modelo original solo traía si mal no recuerdo una piedra de afilar pegada en el reverso de la funda. Por cierto que esto de los cuchillos convertibles en lanza lleva bastantes años funcionando en España porque, como ya sabrán, el remate a cuchillo es el lance soñado por cualquier montero si bien es un poco peligroso y puede acarrear un serio disgusto si no se actúa con decisión y sabiendo lo que se hace. De ahí que más de uno opte por el chuzo de remate, que permite sentir el gustillo del momento supremo pero sin arriesgarse a que un cochino con buena boca te abra una raja desde el codo a la muñeca. El ejemplar que vemos en la foto inferior lleva en la funda el logotipo de la conocida firma Manufacturas Muela, y consta de un cuchillo de remate típicamente español con un asta metálica, supongo que de acero del bueno porque los cochinos y venados iberos tienen mogollón de fuerza.



En fin, dilectos lectores, con esto acabamos. Hemos descubierto un arma desconocida para la mayoría, el cuchillo lanza del teniente coronel Baldock, y hemos descubierto que el cuchillo del coronel Baldock de 1880 no ha existido nunca. Lo único que nos faltaría para redondearlo todo es averiguar quién leches fabrica la réplica causante de todo esto, de modo que si alguien asaca algo o da con el propietario del logotipo que hemos mostrado, que haga el favor de informarnos. 

Bueno, esto me ha provocado cierto agotamiento sesero, así que corto el rollo que desde ayer tarde estoy liado con el puñetero cuchillo, los pinchos y la madre que los parió.

Hale, he dicho


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