miércoles, 8 de abril de 2020

PANZERSCHRECK. Despliegue y uso táctico


Miembros de un Panzer-Zerstörer-Truppe con jeta de estar contentitos por los evidentes elogios y palmaditas en el lomo
que están recibiendo de su jefe. Obsérvese la enorme longitud de los tubos, en algunos casos más altos que los propios
tiradores y eso que los tedescos siempre han presumido de ser ciudadanos altos

Bueno, dilectos malvados, con este artículo damos término a la pequeña monografía dedicada a los lanzagranadas tedescos, que espero les haya resultado no solo ilustrativa, sino extremadamente letal contra sus abyectos cuñados. 

Fotograma de "Salvar al soldado Ryan" en el que el abnegado sargento
Horvarth pretende acabar con un Tiger I con un bazooka que ha encontrado
no se sabe dónde. Con ese chisme no haría gran cosa contra el tedesco,
cuyo blindaje frontal superaba holgadamente la capacidad de perforación
de la carga hueca que disparaba el M-1
Por lo general, cuando salen a relucir este tipo de armas el concepto que se suele tener en el magín es que los servidores de la misma eran dos probos homicidas que iban a su bola y que se limitaban a freír el primer carro enemigo que se les ponía a tiro sin más historias. Esta imagen, propalada por el cine como está mandado, es totalmente errónea. Los cazadores de carros estaban integrados de forma reglamentada en todos los ejércitos con un determinado número de armas por compañía, batallón, regimiento, etc. en función de sus necesidades. Obviamente, un regimiento de intendencia no tenía las mismas probabilidades de toparse con una unidad acorazada enemiga que uno de infantería, por lo que el reparto se realizaba en función del, digamos, riesgo o probabilidades de tener que enfrentarse a esas terroríficas máquinas. No obstante, a lo largo del conflicto la distribución de armas anticarro en todos los ejércitos que las usaban fue cambiando según las circunstancias y la disponibilidad de las mismas. Los yankees, por ejemplo, empezaron enviando tres unidades del M-1 por compañía en marzo de 1943 para, apenas un año después, cuando la producción lo permitió, aumentarlas a ocho. Los paracaidistas tenían cuatro por compañía y los que iban embarcados en planeadores cinco. En cuanto a la dotación de proyectiles, eran de seis unidades por arma divididas en dos bolsas de lona. Como vemos, cada cual se lo montaba como mejor podía o sabía.

En el caso de los tedescos se hizo lo mismo, como ya podemos suponer. Eso de la pareja con su tubo a cuestas paseándose por el frente en busca de un T-34 es una chorrada, y los cazacarros estaban divididos en unidades que fueron cambiando a medida que la situación en el frente y la disponibilidad de armas evolucionó a lo largo del conflicto. 

Unidad de cazacarros armados con Pazerfäuste y Panzerschreck
Curiosamente, los Panzerfäuste no estaban sujetos a las asignaciones específicas que marcaba el Kriegsstärkenachweisungen o, abreviado, KStN, que podemos traducir como Directiva para las Fuerzas de Guerra, o sea, el número de armas que debía distribuirse por unidad conforme a unas tablas. En estas listas se incluían fusiles, pistolas, subfusiles o ametralladoras, pero no figuraban las armas consideradas como desechables, o sea, granadas de mano, munición o, en el caso que nos ocupa, los Panzerfäuste, por lo que en una compañía podía haber media docena o uno por hombre, lo que no dejaba de marear al enemigo porque nunca sabían qué era lo que se iban a encontrar, y el Panzerfaust, a pesar de sus limitaciones, a lo tonto a lo tonto acabó con mogollón de carros y posiciones fortificadas. Lo único que sí se tenía en cuenta era la Ausstattung, o sea, la dotación de armamento de las unidades en base a tres días de combate normal o uno intenso pero, como decimos, las tablas podían decir una cosa y en la realidad suceder otra. En cualquier caso, sirva como referencia que dicha dotación era de 36 unidades por compañía de infantería, 18 las de unidades acorazadas y 27 las de granaderos acorazados. Pero, insistimos, estas cifras eran siempre sobre el papel, y no necesariamente se cumplían a rajatabla. En resumen, que a pesar de lo puntillosos que eran los tedescos para estas cosas no lograron normalizar la situación.  

Página del manual para señalar la efectividad del arma
sobre un T-34
Respecto al Panzerschreck, las primeras unidades fueron enviadas al frente junto con un manual bastante básico publicado el 30 de septiembre de 1943 en el que, aparte de una página con lo mínimo que se debía saber sobre el arma, el resto eran unos croquis de los carros T-34 A (sic), T-34 B (sic)- imagino que se referirían a los modelos T-34/76 A o B-, KV-1 A y C (sic), KV-2, Matilda, Valentine, Churchill y, finalmente, el M-3 y el M-4 yankees. En dichos croquis venían tres vistas de cada carro, frontal, lateral y trasera donde, como vemos en la ilustración, se marcaban las zonas más vulnerables de cada uno de ellos. En negro era donde un impacto tenía un efecto destructivo. Rayas en blanco y negro, efectos incapacitantes o destructivos, y en blanco donde un impacto no tendría efecto. Los hijos del padrecito Iósif tuvieron constancia de la presencia de los Panzerschrecke en el frente de Ucrania a finales de diciembre de 1943 por parte del 30º Cuerpo de Fusileros de la Guardia, informando que habían sufrido algunos desagradables cambios de impresiones con "unos cohetes de alto explosivo y termita", lo que puso un poco inquietos a los soviets que, inmediatamente, dieron orden de intentar apoderarse de algún ejemplar y, sobre todo, de apresar a sus dotaciones para sacarles información sobre las nuevas armas.

Un Panzerjäger Bren  731 equipado con tres Panzerschrecke y
varios Panzerfäuste. En primer término se ven las cajas de munición
Bien, para agilizar al máximo el despliegue de los Panzerschrecke y ayudar a su arma acorazada a tener a raya a los T-34 y los KV-1, entre septiembre y octubre de 1943 el ejército organizó diez Panzerzerstörer-Bataillone (mot), batallones de cazacarros motorizados numerados desde el 470 al 479. Posteriormente se formaron seis más, dos de los cuales, el 485 y el 486, fueron desplegados en el Frente Occidental en el otoño de 1944, o sea, un año más tarde. Este dato nos corrobora que, en efecto, donde más falta hacían los lanzacohetes era en el Frente Oriental, mientras que en Francia aún podían aviarse con los Pak de 50 y 75 mm., aparte de los carros desplegados en esa zona. Estos batallones estaban formados por tres compañías con 54 Panzerschercke cada una más 18 de reserva con una dotación de 540 cohetes. Para desplazarse con la mayor rapidez posible recurrieron al uso de vehículos ligeros como Kubelwagen, vehículos semi-oruga Sd.Kfz 251 o incluso material capturado como se hizo en el Frente Occidental con los Bren Carrier de los british (Dios maldiga a Nelson), rebautizados por los tedescos como Panzerjäger Bren 731.

PaK 40 de 75 mm. Con una dotación de seis hombres y una cadencia de 14
dpm, solo los modelos más pesados de los aliados se le resistían. Pero el
problema era precisamente ese, que se les resistían
Las unidades de cazacarros también recibieron progresivamente los Panzershrecke a medida que la producción lo permitió. Inicialmente fueron asignados 25 unidades por división, considerando que ya disponían de artillería contracarro en cantidad. Los regimientos de infantería fueron dotados de una Panzerjäger-Kompanie que, por norma, se le daba el número 14, que tenía como dotación una batería con seis cañones PaK 40 de 75 mm. y dos secciones con 18 Panzerschrecke. Cuando entraban en combate, una de estas secciones se sumaría a un batallón de infantería, siguiéndolos a retaguardia. Solo cuando hacían acto de presencia carros enemigos se adelantaban para prepararles emboscadas aprovechando el terreno o parapetándose en edificios en ruinas, fortificaciones, etc.

En diciembre de 1944, las Panzerjäger-Kompanien fueron reformadas como Panzer-Zerstörer-Kompanien (compañías de destructores de carros). Su dotación de armamento anticarro era similar a la de los antiguos Panzerzerstörer-Bataillone: 54 Panzerschrecke por compañía más 18 de reserva, pero a ese material le añadían nada menos que 90 Panzerfäuste. O sea, que iban armados hasta los dientes. Como excepción, se daban casos de compañías con dos secciones armadas con Panzershrecke y una tercera sección con tres cañones Pak 40 de 75 mm. para hostigar al enemigo a larga distancia. Sea como fuere, la cuestión es que, como se ha dicho, lo que figuraba en el papel era una cosa y la realidad otra, siempre en función del material disponible que, a aquellas alturas de la guerra, escaseaba cada vez más.

Miembros de un Panzer-Zerstörer-Gruppe preparándose para entrar en
acción
Estas compañías contaban con dos Panzer-Zerstörer-Gruppen (Grupos  de Destructores de Carros) formados por un Gruppenführer (líder de la unidad, por lo general un suboficial), un Pferdführer, el encargado del caballo que tiraba de los dos Infanteriekarren 8 (If 8) donde se transportaban las armas y la munición, y dos grupos de tres parejas, doce hombres en total, con un Panzershreck por  pareja. Estas estaban formadas por el Richtschütze (tirador) y el Landeschütze (cargador). En cada trío, uno de los tiradores actuaba también como líder del grupo. Como armamento personal, los tiradores iban armados con una pistola, el Gruppenführer con un subfusil y el resto con las K98 Kar reglamentarias. Y aparte de los lanzadores añadían cinco Panzerfäuste o minas magnéticas HH.3, una bocacha para granadas de fusil y 20 botes de humo. Estos últimos los usaban para cegar a los carros enemigos y ocultar sus desplazamientos en el campo de batalla, o bien despistarlos para cazarlos como conejos parapetados tras unos escombros o un pozo de tirador. 

En la foto de la derecha podemos ver el carro de infantería donde se colocaban seis Panzerschrecke en una estructura de madera. En este primer carro podían acarrear también nueve cajas de munición (recordemos que cada caja contenía dos cohetes y un cristal de mica de repuesto para el escudo). En el segundo carro, enganchado en tándem, se apilaban otras doce cajas más de munición, lo que sumaban un total de 42 cohetes, más el material complementario: Panzerfäuste, botes de humo, minas HH.3, granadas de mano, etc. El If 8 era un pequeño remolque metálico con dos ruedas que, según el fabricante, podían tener radios de madera, discos de acero con neumáticos de goma o ruedas con radios de acero y neumáticos de goma maciza, todos con sus amortiguadores. Sus medidas eran de 1,19 x 99 cm y su capacidad de carga era de 350 kilos. 

Como ya se anticipó en la entra anterior, la lanza del remolque podía ser sustituida por una barra en T para desplazamientos cortos cuando llegaba al hora de acercarse a las posiciones, no fuese el penco a ponerse a relinchar y los delatase. No obstante, también podían ser remolcado por una Kettenkrad o una moto normal, como las BMW R75 o las Zundapp K750 del ejército. Sí, esas motos chulísimas de la muerte con sidecar y una MG-34 para abrirse paso en los atascos y abrasar taxistas y repartidores faltones. Caso de que el terreno no permitiera avanzar al If 8, la munición se colocaba en los Aufsetzgestell für Munition (armazón para municiones) para cinco cohetes que, como vemos, se colocaban en dos hileras de tres y dos en una balda con orificios para las ojivas. Los tubos se sujetaban mediante clips metálicos. Para colgarlos se recurría a los atalajes de la Rückentrage 42 (mochila modelo 42). Conste que no había una estandarización de estos armazones ya que se fabricaban a nivel de unidad. No obstante, los diez cohetes de dotación por arma podían ser transportados entre el tirador y el cargador aunque hablamos de una carga notable. Cada cohete pesaba 3,3 kilos, lo que hacen 16,5 kilos más el peso del armazón- unos 3 o 4 kilos más- y el resto del equipo. A eso, el tirador debía añadir los 11 kilos del Panzershreck. Ni las mulas de Mario, vaya...

En cuanto a su despliegue en el campo de batalla sobre posiciones estáticas, cavaban unos pozos formando un triángulo con una distancia de 150 metros entre uno y otro, dos al frente y un tercero en retaguardia. Como vemos en la figura superior, el pozo tenía forma de L invertida. En el lado corto se agazapaba el cargador- véase marcado con la flecha blanca en la foto inferior- para que el rebufo no lo achicharrase, mientras que el tirador se apalancaba en el extremo sobre una banqueta cavada en la tierra. El rebaje circular era para ofrecer el mínimo blanco posible al enemigo, de forma que apenas asomase parte de la cabeza para hacer puntería y zambullirse de inmediato mientras que su cargador introducía un nuevo proyectil en el tubo para mandar al paraíso comunista a otros cuatro o cinco hijos del padrecito Iósif. En el gráfico inferior veremos su disposición en el campo de batalla, ideada para no dejar un solo resquicio libre y, no lo olvidemos, disponían de armamento para, caso de tener la oportunidad, freír a un T-34 que pasase cerca o por encima del pozo con una HH.3 o, si convenía salir echando leches porque la infantería de acompañamiento los podía aniquilar, lanzar los botes de humo y escaquearse bonitamente sin dejar ni rastro.


Un Panzer-Zerstörer-Gruppe de las SS apeándose del camión para partir
al frente.
Como vemos, a lo largo de la zigzagueante trinchera dos grupos han abierto cuatro pozos de forma que se cubren unos a otros. 150 metros más atrás han colocado otro en la trinchera de enlace y uno más aislado, a la derecha, por lo que cada grupo controlaba un sector de 450 metros de ancho y 450 de profundidad. Como se puede apreciar, los T-34 que intentan superar la posición se ven pillados en todos los casos por, al menos, dos Panzerscherke, e incluso por tres que los abrasan por los costados o bien, dejándolos avanzar un poco más, por la zaga, destruyéndoles los motores e inmovilizándolos. En ese caso bastaría esperar a que los tripulantes abandonaran los carros o, si no ardía y decidían continuar la lucha allí mismo, acercarse por un ángulo muerto, endilgarle una HH.3 en el casco y adiós muy buenas, camarada Iván. Como vemos, con un despliegue de este tipo bastaban unas pocas unidades para neutralizar un ataque de carros. Por otro lado, los componentes de cada Panzer-Zerstörer-Gruppe no estaban desamparados. Sus compañeros de infantería ya se encargaban de tener a raya a la infantería de acompañamiento con fuego de fusil, ametralladora o incluso de mortero si había alguna batería disponible. En resumen, no era nada fácil para un batallón de carros cruzar una línea defensiva si la defendían uno o más de estos grupos de cazacarros. Incluso cuando los rusos atacaban de noche recurrían a una ingeniosa táctica para descubrir su posición: las ametralladoras disparaban largas ráfagas de izquierda a derecha, llenando el espacio con las balas trazadoras. Cuando impactaban con un carro veían como salían despedidas en cualquier dirección, por lo que ya tenían uno localizado. De inmediato salía un cohete en busca de su víctima para iluminar el campo de batalla con un carro ardiendo como una tea.

Grupo de cazacarros formados por miembros de las Juventudes Hitlerianas
en Frankfurt. Para desplazarse con rapidez se les proveyó de bicicletas con
un par de lanzadores. La foto data de la primavera de 1945, y aún tenían
humor para seguir dando guerra. Le echaron huevos, las cosas como son
A finales de 1944, cuando el otrora arrollador ejército alemán pasó a ser el arrollado y con los carros rusos, yankees y, en menor grado, british, empujaban hacia Alemania con una fuerza irresistible, ya no quedaban muchas opciones para llevar a cabo virguerías tácticas. Se empezó a recurrir a todo el personal disponible armando a las Volksgrenadier-Divisionen, unas divisiones formadas con personal del Volkssturm, las Juventudes Hitlerianas y hombres de unidades aniquiladas o disueltas para que, equipados con Panzerfäuste o Panzerschrecke, se enfrentasen como buenamente pudieran a los carros enemigos. Está de más decir que cayeron como moscas a pesar de su loable entusiasmo, especialmente los mozalbetes de las Juventudes Hitlerianas deseosos de palmar como héroes por el ciudadano Adolf, la Gran Alemania y el Reich de los Mil Años que apenas pasó de diez.

Estas unidades actuaban como apoyo a las muy mermadas divisiones de infantería y de ingenieros que apenas podían ya contener la avalancha en ambos frentes. Como hemos visto en la foto anterior, se les proveía de una Truppenfahrrad 38 (bicicleta para tropa modelo 38) para que pudieran acudir con presteza donde fuera necesario con dos Panzerfäuste o, como en la foto de la izquierda, con un Panzershreck y tres cohetes en el transportín. Estos grupúsculos, que aunque no lo parezca hicieron más daño del que se suele pensar, estuvieron dando guerra literalmente hasta el último momento, moviéndose por un Berlín lleno de rusos cabreados y despachando sus JS-2 y sus T-34/85 entre las montañas de escombros. No obstante, pagaron un precio muy alto por su empecinada resistencia.

Bueno, con esto concluimos. No creo que haya olvidado nada, así que se acabó lo que se daba.

Hale, he dicho

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Tras descargar el material, el Panzer-Zerstörer-Gruppe se dirige al frente. El del caballo se queda haciendo compañía al
animalito, no sea que le de por tomar las de Villadiego. Obsérvese que, además de los Panzerschrecke, también van
equipados con algún que otro Panzerfaust. Cada Gruppe se dividía a su vez en dos Panzer-Zerstörer-Truppe formado
por un líder- que era uno de los tiradores-, o sea, seis hombres en total y tres Panzerschrecke

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