En estos tiempos tenebrosos que nos toca vivir, donde la palabra "libertad" se usa precisamente para coartarla e imponer ideologías perversas y un adoctrinamiento feroz, ha surgido un nuevo espécimen de primate, el ofendidito. Se trata por lo general de una caterva de inútiles, ignaros y acomplejados aquejados de una idiocia en estado terminal que se pasan el día buscando cualquier cosa con la que ofenderse. Los ofendiditos, como no dan un palo al agua, viven o, mejor dicho, parasitan en casa de sus padres, no tienen oficio ni beneficio y no saben hacer la O con un canuto, pues se limitan a hacer méritos para ser aceptados en las filas de estos partido anti-sistema que acogen de buen grado a todo aquel cuyo C.I. no llegue al de un bonobo para usarlos como carne de porra en las manifas donde los de la UIP los brean a palos.
Como papá les regala un ordenador o un esmarfon con tal de tenerlos entretenidos, pues se apuntan a todas las redes sociales del planeta para que puedan proclamar lo ofendidos que se sienten por cualquier soplapollez. En vez de ayudar en la casa a planchar, fregar el suelo, a emparejar calcetines o hacer los mandados a mamá, pues se pasan horas y horas recluidos en sus antros bicheando en las ediciones digitales de la prensa a la caza y captura de algo ofensivo para, a continuación, rasgarse las vestiduras y amenazar con cometer seppuku, cosa que, por desgracia, jamás cumplen. Ahí ven a la niña siniestra, que afirma que le han arruinado la infancia habiendo nacido en un país con uno de los mejores niveles de vida del planeta. Babea, berrea, insulta, hace muecas y se le hinchan las venas del pescuezo mientras despotrica porque anteayer vio como un gorrión fue arrollado por un ferrocarril, por lo que exige que se prohíba el tráfico ferroviario diurno en todo el planeta para que los gorriones puedan volar sin tener de qué preocuparse. Eso sí, de los chavales fusilados por los orcos rusos en Ucrania o de las familias masacradas en Sudán, ni caso. Que se jodan, que para eso son unos primates de mierda.
Bien, a estas alturas muchos se preguntarán a santo de qué este avenate. Pues a un ridículo suceso acaecido hace ya unos diez años y del que nadie se acuerda, salvo yo, que tengo memoria de elefante. ¿Recuerdan esta foto? Dio la vuelta al mundo...
Así comenzó "El Mundo", un diario con una línea editorial mobile qual piuma al vento, el artículo sobre la noticia: "En cada campo de batalla siempre hay una imagen provocadora que genera debate al tiempo que se convierte en icono, en símbolo de la devastación y la deshumanización que engendra la guerra. El contexto violento crea en las fotografías nuevas capas de lectura donde, quizá en la toma, no había intención de generar controversia." Terrible, apocalíptico, horripilante, un testimonio implacable de la maldad humana en general y del fulano de la máscara en particular.
Los periodistas, apremiados por los ofendiditos, ni se preocuparon en indagar el cómo y el por qué de aquella siniestra máscara, y hasta los altos mandos del ejército gabacho se vieron obligados a jurar por la vil osamenta del enano corso que aquello era impropio del honneur y la grandeur del armée française, y aseguraron que abrirían una investigación para averiguar quién era el fulano de la máscara y castigarlo debidamente, y si hacía falta lo fusilaban al amanecer, qué carajo. Está de más decir que aquella chorrada se olvidó al cabo de dos o tres días. El ejército gabacho hizo el paripé para aplacar los ánimos, los periodistas encontraron otros embustes en los que perder el tiempo y mentir a destajo, y los ofendiditos siguieron haciendo el gamba en el Feisbú y el Tuiter, dedicándose a insultar a todo aquel que no comulgue con su..."¿ideología?".
Captura de pantalla donde podemos ver una ínfima muestra de máscaras tenebrosas y alegóricas |
Otro siniestro portador de la Muerte, pero en moto |
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