martes, 14 de mayo de 2013

Chatarra bélica 1ª parte







Esta entrada se sale un poco de la temática habitual del blog pero he estimado oportuno hacerla inspirado por el interesante trabajo que lleva a cabo el Sr. Medyr acerca de las líneas fortificadas, trincheras y demás restos de nuestra deplorable guerra civil. Tomen nota del mismo los interesados en estos temas. Por cierto, también hace unas fotos muy chulas, así que oído al parche: http://www.apratizando.com/



Trece proyectiles de artillería y dos carcasas de mortero
hallados en Oviedo
Bien, como iba diciendo, me consta que hay mucha afición a moverse por las zonas en las que hubo violentos cambios de impresiones, líneas fortificadas, etc. Sin embargo, puede que más de uno ignore lo peligroso que puede ser bichear por esos sitios sin saber lo que puede encontrarse, así que creo que no será mala cosa invertir un rato en leer esta entrada y tomar buena nota de los peligros que los acechan. Vamos al tema...



Granada de mortero de 81 mm. aparecida
en la provincia de Guadalajara
Afortunadamente, en nuestra guerra civil no se usaron armas químicas ni artillería de calibres monstruosos tan al gusto de los germanos. Sin embargo, las preparaciones artilleras no tuvieron en muchos casos nada que envidiar a las habidas en la Gran Guerra, y con el añadido de que mientras en ese conflicto la aviación se dedicaba más que nada a ametrallamientos de posiciones en tierra, en la nuestra sí se usaron bombas de caída libre con una potencia terrorífica. Recordemos que nuestro conflicto fue la antesala de la siguiente guerra mundial y el campo de pruebas de multitud de nuevas armas, y para liarla aún más se usaron de las más variopintas procedencias: desde fusiles Arisaka japoneses a revólveres Nagant rusos o bombas de mano alemanas de mango. Como en todos los conflictos, un determinado porcentaje de proyectiles no estallaba al llegar a destino, permaneciendo enterrados durante décadas a la espera de que alguien lo manipule inadecuadamente para provocar un desastre.



Alijo de chatarra bélica intervenido por la guardia civil.
Si todo eso explota no encuentran del fulano ni los
botones de la bragueta.
Así pues, conviene saber qué era y como funcionaba lo que podríamos encontrar, de forma que sepamos ante qué estamos. Pero, ojo, que a nadie se le ocurra ponerse a jugar a artificieros. De hecho, ni siquiera estos profesionales optan por ponerse a desmontar nada si no lo tienen clarísimo, y prefieren detonarlo antes de jugarse el pellejo. Por otro lado, las leyes españolas prohíben terminantemente la tenencia de explosivos, de modo que nada de llevárselo a casita para presumir ante los colegas timoratos. Así pues, si encontramos cualquier cosa sospechosa, lo mejor es marcar el lugar y comunicarlo enseguida a la guardia civil. Ellos avisarán a los TEDAX y se acabó el peligro. Y nada de largarse sin decírselo a nadie, porque otro que venga detrás podría topar con el chisme y palmarla.

ADVERCENCIA FINAL: Voy a explicar como es la apariencia y el funcionamiento básico de estos artefactos, pero no como desactivarlos o ponerlos en uso. No quiero que me dejen un comentario en esta entrada escrito con los dedos de una mano por alguno que pensó que jugar a los desactivadores de bombas molaba mazo, y menos aún de otro dándome las gracias por haberle librado de su cuñado en lo que sería el crimen perfecto: "Cógela, cuñado, que no pasa nada...", ya nos entendemos, ¿no? Ah, tampoco diré cuales son las que carecen de peligro. Háganse vuecedes a la idea de que TODAS SON MÁS PELIGROSAS QUE UN MACACO CON UNA GUILLETTE.

Los objetos que podremos encontrar, salvo la lata de sardinas mohosa o el peine de cartuchos de un Mauser, son los siguientes:

- Granadas de mano, tanto defensivas como ofensivas.
- Granadas de mortero.
- Granadas de fusil.
- Proyectiles de artillería.
- Las espoletas de todos ellos.
- Bombas de aviación. Son más raras, pero haberlas haylas.
- Artefactos explosivos de circunstancias y totalmente artesanales.

Dicho esto, al grano...

Granadas de mano


Estos malévolos chismes fueron usados por millones, tanto por parte de los que atacaban una posición como por los defensores de la misma. Básicamente constan de un cuerpo metálico hueco y relleno de cualquier substancia que la haga estallar, desde pólvora negra a amatol, nitramina, trilita, etc. Para que detone la carga es preciso un multiplicador, que es lo verdaderamente peligroso porque la substancia explosiva casi siempre pierde propiedades con el paso de los años. Pero el multiplicador no, y esos chismes, compuestos a veces por fulminato de mercurio, tienen potencia para arrancarte de cuajo una mano. En lo tocante a su cometido se diferencian en ofensivas y defensivas. Las primeras tienen menos radio de acción ya que son usadas cuando uno ataca, por lo que podría quedar expuesto a su propia metralla ya que carece de protección en el momento de la explosión de la granada. Las defensivas son para usarlas lanzándolas sobre el enemigo que intenta tomar la posición que uno defiende, por lo que tienen un radio de acción mayor y lanzan más metralla ya que el que la arroja cuenta con la protección que le brinda la trinchera. Su radio de alcance teórico suele rondar los 100 metros, si bien el real es bastante inferior, como la mitad o incluso algo menos. 

Comenzaremos por estas últimas, no sin antes recordar por enésima vez que estos chismes son asaz peligrosos, y que una de las granadas que veremos a continuación tiene, caso de estar aún activa, potencia para convertirlo a uno en comida para gatos. Bueno, al grano...


Granadas de cuerpo pre-fragmentado


Un soldado nacional arroja una granada contra
una posición republicana
Son las que comúnmente se conocen como "granadas de piña" por su similitud con estos frutos. Generalmente son de hierro colado, y las espoletas y multiplicadores van atornillados en su parte superior. La carga explosiva era generalmente introducida por el mismo orificio donde luego iba roscada la espoleta y eran transportadas separadas unas de otras por meras cuestiones de seguridad. Una vez en el frente se procedía a unir granada con espoleta. Este tipo de granada, por ser de hierro, son las que en peor estado se encuentran y, por lo general, sus espoletas tienen los mecanismos totalmente oxidados o se trata de una simple mecha podrida hace décadas. Pero mucho ojo, que dependiendo de la espoleta usará un multiplicador distinto, y ese puede estar aún vivo. Son, como se ha dicho, a base de ácido pírico o, lo más peligroso, fulminato de mercurio, substancia tremendamente inestable que se vuelve aún más inestable con el paso del tiempo. Que a nadie se le ocurra intentar desenroscar la espoleta, porque al hacerlo puede activar el frictor y partir de este cruel mundo al cabo de 6 segundos a lo sumo mientras vemos nuestra envoltura carnal un tanto averiada y con un aspecto sumamente desagradable.

Veamos algunos modelos habituales:



Granada francesa F-1 modelo 1915. El ejemplar de la izquierda lleva montada la espoleta francesa 1915, con mecha de 4 a 6 segundos prendida por un frictor. La de la derecha lleva la espoleta Brilliant, un modelo posterior a la 1915 la cual fue sustituida por la poca fiabilidad de ésta. Al igual que la anterior, el multiplicador detonaba mediante una mecha que se encendía al liberarse la palanca. En este modelo, la carga explosiva de 60 gramos de cheddita (la cheddita era una mezcla de clorato y dinitrotolueno), era introducida por un orificio practicado en la base del cuerpo que, a continuación, era cerrado mediante un tornillo. 




Granada "Universal", fabricada en España. Va armada con la espoleta B-3 con retardo pirotécnico. Como vemos, había dos tipos, una el cuerpo pre-fragmentado en seis filas y otra con ocho, si bien la primera era la más frecuente. La carga consistía en 45 gramos de nitramina o amatol. Además de la espoleta B-3 podía usar la Brilliant, en cuyo caso la palanca quedaba alojada en una acanaladura longitudinal.







Granada de discos, copia española de una granada francesa. La de la imagen monta la espoleta B-3, si bien también podía usar la Brilliant, con la que podía utilizarse como granada de fusil. Los discos eran para hacer de obturador ya que también podía ser disparada con morteros de 52 mm.








Granada rusa modelo F1. Monta la espoleta Koveshnikov, provista de un retardo de cuatro segundos. La carga era de 60 gramos de trinitrotolueno. La espoleta Koveshnikov podía también usarse en la "Universal", para lo cual precisaba un manguito de latón para poder adaptarla a la misma. También podía montarse en la modelo 31 polaca y la F-1 francesa.







Granada francesa "Citron Foug" (significa algo así como limón furioso). Esta peculiar granada iba provista de una espoleta bastante simple: al retirar el capuchón que aparece en la foto bastaba pulsar un percutor que inflamaba un fulminante, el cual iniciaba una mecha. El muelle del percutor no tenía demasiada potencia, por lo que eran habituales los accidentes en caso de que la granada hubiera sido desprovista del capuchón de seguridad y se pulsara por descuido o pequeños golpes. La carga consistía en 50 gramos de cheddita.





Granada española modelo 1921. Creada por el comandante Carvajal, ya era obsoleta a mediados de los años 30. Su espoleta consistía en una lengüeta que, al tirar de la misma, iniciaba una mecha con un retardo de entre 4 y 6 segundos. Esta espoleta carecía de cualquier elemento de seguridad para su transporte o manipulación. Su carga, de 65 gramos de pólvora negra de grano medio, la hacía muy sensible a la humedad. Es un modelo que se usó muy poco, pero lo pongo por si acaso.




Granada española modelo "República". También conocida por la tropa en plan de coña como "biberón" o "sifón" por su peculiar morfología. Tiene otra peculiaridad, y es que, como vemos en la foto, la palanca se liberaba extrayendo dos anillas en vez de una solo, como es habitual. Ello era debido a que el muelle del percutor que iniciaba el fulminante que prendía la mecha era tan potente que, a veces, rompía el pasador de la anilla dando el último gran susto de su vida al pardillo que llevaba la granada encima. De ahí equiparla con las dos anillas, que no estaba el personal para sustos que te dejan seco. Se desconoce tanto la carga como el explosivo usado, si bien al estar producida en Valencia con pocos medios supongo que le pondrían lo que pillaban, y ya sabemos que en Valencia siempre ha habido pólvora en cantidad.




Granada española Mod. 1, más conocida como "de tonelete". Se trata de una granada fabricada en la Pirotecnia de Sevilla y profusamente usada por las tropas nacionales. Este chisme era la quintaesencia de lo básico. Se rellenaba por la base a través de un orificio que se cerraba con un tapón de plomo para lograr una mejor estanqueidad. La carga era de pólvora nitrocelulósica para fusil y la espoleta era algo tan simple como una mecha lenta y un cerillo. Al retirar el tapón, que aparece en la pieza de la izquierda, quedaba a la vista la mecha en cuyo extremo había una cabeza de fósforo. Para encender el cerillo bastaba rascarlo contra el trocito de lija pegado en el interior del tapón. Como medida de seguridad, llevaban un trozo de algodón entre el cerillo y la lija, por si acaso. La mecha tenía una longitud de 6 centímetros, lo que daba un retardo de 7 segundos. 



Granada polaca modelo 31. Esta granada arma la espoleta B3, aunque también puede encontrarse con la rusa Koveshnikov. Sus niveles de calidad eran bastante altos y lograban una estanqueidad notable, hasta el extremo de que actualmente pueden conservar tanto la carga como el multiplicador en perfecto estado. Lo habitual es que el cuerpo esté pre-fragmentado en cinco filas, si bien se fabricó una variante con cuatro que, por su parecido con la F1 rusa, podemos distinguirla una de otra porque el tapón de rellenado para la carga va en el modelo polaco sujeto mediante un pasador, mientras que el de la rusa va atornillado. La carga era de trinitrotolueno.






Granada española modelo "Hispana". Se trata de una pieza de gran calidad que fue desarrollada en los años 20. Iba provista de una espoleta de impacto que se activaba cuando una cinta que llevaba envuelta se soltaba, de forma similar a la de la Lafitte italiana (de esa ya hablaremos). Ese sistema actuaba como seguro de distancia, ya que si caía cerca del lanzador y la cinta aún no se había soltado del todo, no explotaba aunque le dieran de patadas. Se desconoce el tipo de explosivo que usaban, así como la carga.






Granada española "Ferrobellum". Inspirada en la Sthg 24 alemana, se diferencia de ésta en que la española lleva el cuerpo pre-fragmentado. El funcionamiento era el mismo: al desenroscar el tapón que va a final del mango sale una anilla unida a un cordel del cual se tira para iniciar el frictor, consistente en una pasta pirotécnica que, tras un retardo de unos 6 segundos, hacía detonar el multiplicador. El mango iba roscado al cuerpo de la misma forma que los cepillos para barrer al palo.

Qué... no se imaginaban vuecedes que eran tantas, ¿eh? Esos once tipos de granada pueden aparecer en cualquier parte de nuestra vapuleada geografía, de modo que mucho ojo. 

Bueno, proseguiremos mañana, que aún quedan multitud de chismes por estudiar.

Hale, he dicho...


Continuación de la entrada pinchando aquí

Colaboraciones: Pero Niño, espejo de caballeros 3ª parte




Dilectos blogueros, una vez más el Sr. Mario tiene a bien ilustrarnos con las andanzas de Pero Niño el cual, en esta ocasión, se mea en las calaveras de los hijos de la Gran Bretaña en su propia casa, los chulea sin misericordia y los vapulea como, según los cánones, se debe vapulear a los herejes enemigos de la Fe, o sea, a los de la brumosa isla de Albión (Dios maldiga a Nelson). Pasen y lean...


Para los que siguen el blog, sabrán que unas entradas atrás hablábamos de las andanzas del caballero Pero Niño , relatadas por su alférez Gutiérrez Díaz de Games. En este episodio veremos como atacan, junto con ayuda de un contingente Francés, la villa de Poole, hogar del corsario inglés Harry Pay (Dios maldiga a Nelson. N. del T.).

Dejemos que Gutiérrez Díaz nos ponga en situación: ”Fueron costeando las galeras la costa, y buscando puertos, y tomaron las galeras agua y leña. Y vieron ganado de vacas y ovejas, y lo robaron. Así iban siguiendo la costa, cada día quemando y robando muchas casas y panes, y había muchas escaramuzas con la gente de aquella tierra. Y supo el capitán de un lugar que se llama Pola (Poole) que es allí en esa costa”.



Situación de Poole en el condado de Dorset, en la costa sur de la isla
Esta villa era el hogar de un corsario Inglés llamado Harry Pay, que debía ser muy famoso por la cantidad de daños que realizaba en sus ataques a las villas cantábricas y en la costa de Francia: “...y este Harry Pay quemó Gijón y Finisterre, llevándose el crucifijo de Santa María de Finisterra”.


Al alba se presentan a la vista de la villa. Los capitanes castellano y francés hablan sobre cómo realizar el ataque. Charles, el capitán francés, dice que las aguas son demasiado bajas y pueden encallar en los roquedos, y que en esa comarca hay muchas gentes de armas y flecheros (tropas de arqueros,ballesteros y escopeteros). El capitán propone que la gente vaya desembarcando poco a poco por medio de los cópanos (pequeñas lanchas), y que mientras unos pelean, otros irán desembarcando.

Charles dijo que de ninguna manera los franceses iban a desembarcar de aquella manera, así que el capitán Pero Niño ordenó a su gente desembarcar y procedieron a dar fuego a la villa. Al rato comenzaron a aparecer gran número de gente de armas y flecheros ingleses, y los castellanos formaron un cuadro y fueron retrayéndose por la playa poco a poco paso a paso. El capitán veía lo igualada que estaba la pelea y desembarcó con más gente a socorrer a los que peleaban. Veamos como Gutiérrez nos cuenta la pelea:


Y allí fue la bandera del capitán Fernando Niño, su primo, y los hombres de armas, y mandó que se reorganizaran bien y fuesen a destruir el lugar. Asentaron al bandera como punto de reunión fuera del lugar, y los hombres de armas con ella. Y mandó el Capitán que no robasen ninguna cosa, sino que a todo le dieran fuego, para que no se empachase la gente con el robo, y así fue como ardía toda la villa , menos una casa hermosa y grande (que debía ser un depósito militar o una atarazana), que la defendían muchos ingleses desde dentro. Y los castellanos porfiaron tanto que entraron por la fuerza en la casa y la gente que había en ella huyó por la parte trasera.

Hallaron dentro muchas armas de todas guisas, y truenos (armas de fuego), y jarcias y velas, y guarniciones de tierra y mar, y robaron lo que pudieron y al resto le dieron fuego. Volviendo a las galeras, los Ingleses peleaban con ellos. Y mientras nuestra gente iba retirándose a las galeras, comenzó a llegar mucha gente de armas de Ingleses tanto a pie como a caballo, y descabalgando, poníanse  a pie. Y ordenaron un haz de gente, hombres de armas y flecheros, y se pusieron tan cerca que bien se veía si ellos eran pelirrojos o morenos. Y traían las puertas de las casas , y asentándolas en tierra , con un madero detrás las sostenían, y salían de detrás de ellas a pelear. Esto lo hacía por miedo a las ballestas, que les mataban a muchos. Ellos tenían el terreno alto, y los castellanos el bajo. Y las flechas eran tantas y venían tan espesas, que los ballesteros no osaban a agacharse a armar las ballestas, y había muchos heridos de las flechas.Y tantas eran, que los que tenían jaques o sobrevistas, eran tantas las flechas que tenían clavadas que parecían asaeteados . La bandera, y el que la llevaba , tenían tantas flechas clavadas y alrededor suya que parecían un toro cuando anda corrido por el coso. Las buenas armaduras que llevaban les protegían, pero en algunos lugares eran penetradas. Y cuando sus flecheros hubieron gastado su almacén de flechas, cesaron de tirar para venir a pelear cuerpo a cuerpo con los castellanos”.



Arquero inglés
Aquí Gutiérrez Díaz de Games realiza un elogio a la labor que realiza el portaestandarte y alférez en el combate, siendo él en este caso su portador. Nos dice que en combate todo el mundo miran a la bandera, tanto enemigos como amigos. Y porque al alférez se le haya dado tal oficio, debe evitar que el crezca el orgullo y la locura, sino que tome el lugar que se le ha dado. Debe ser valiente para llevar la bandera en la delantera, ya que la candela mejor alumbra delante que detrás. Que la bandera es como una vela en una habitación , si se apaga, todos quedan sin vista.

Volviendo al combate, el capitán francés ha desembarcado con su gente para socorrer a los castellanos, que ya habían retrocedido tres pasos por la presión de los Ingleses. En ese momento Pero Niño dijo a Gutierrez Díaz, su alférez y Cronista:

Amigo, escuchad, en cuanto oigáis las trompetas, moved la bandera y avanzad hacia los Ingleses.

El capitán , muy bien armado , llamando la atención de la gente comenzó a gritar:

-¡¡Santiago, Santiago!!



Tocaron las trompetas, y la bandera avanzó , y toda la gente en pos de ella. Y era hora de que cada uno demostrara lo que valía , ya que había pelea para todos. La batalla fue bien disputada, tanto de un lado como de otro, y algunos de los ingleses comenzaban a huir, más no los gentilhombres, que muy bien peleaban  retirándose a la vez. Y si los hombres de las galeras hubieran ido a caballo, muchos prisioneros hubieran hecho ese día, más como iban a pie, hubo muertos y presos. Y digo la verdad que pasada la batalla, las flechas eran tantas en el suelo que no podía andar un hombre sin pisar flechas, y las recogían a manadas.”

Ganada la batalla y desbaratados los ingleses , el contingente franco-castellano comienza a curar a los heridos y a congratularse. El capitán francés pide perdón a Pero Niño por su tardanza de entrar en batalla, pero Pero Niño lo tranquiliza diciendo que el francés era muy buen caballero y que otro día demostraría su valor . (Quizás en otro capítulo).

Y añado: mucho se ha hablado siempre de los vanos intentos de los ingleses (Dios maldiga a Nelson) por hacernos la pascua en sus desembarcos en Cádiz, La Coruña, etc. y, sin embargo pocos conocen que les devolvíamos las visitas y les dábamos para el pelo. Así que quede pues constancia de que la maldita Albión fue hoyada por los hijos de Hispania, qué carajo...

Hale, ha dicho...