VELES con su equipo habitual, lo mínimo que se despachaba para ir a la guerra |
Cierto. Debería empezar dando pelos y señales acerca del origen, desarrollo y desaparición de la legión manipular antes de hablar de una parte de las mismas en una época concreta, pero entonces malearía mi espíritu caótico, desordenado y carente de metodología. En todo caso, en algún momento las entradas relacionadas con este tema formarán un todo que cada cual leerá como le de la gana, así que todos contentos. Además, hacía tiempo que me apetecía largar una filípica sobre los VELITES que, colijo, son quizás las tropas menos conocidas por ser las que iban más pobremente armadas, mientras que sus demás colegas marchaban a la batalla perfectamente equipados. Eran, por así decirlo, los pringados de la legión, y por ello se perecen ser lo primeros en esta pequeña serie monográfica sobre las legiones manipulares, qué carajo. No obstante, para los que desconozcan este tipo de unidad haremos una breve síntesis de la misma para poder ponernos en situación porque, en sí, la legión manipular abarca un período histórico lo bastante amplio desde las primeras reformas llevadas a cabo por Marco Furio Camilo cuando sus probos conciudadanos fueron bonitamente derrotados por por galos del caudillo Breno en la batalla del río Alia (c. 390 a.C.), y donde quedó claro que la falange era una formación demasiado rígida para hacer frente a enemigos distribuidos por el campo de batalla en grupos pequeños que, sin prisa pero in pausa, iban diezmando al enorme bloque de infantería sin que estos tuvieran la posibilidad de maniobrar para librarse de la escabechina. En fin, de todo esto ya hablaremos largo y tendido en mejor ocasión así que, sin más demora, vamos al grano...
Falangita romano. Como se puede ver, su aspecto es prácticamente idéntico al de un hoplita griego |
Como es de todos sabido, Roma adoptó inicialmente la falange como formación táctica en su ejército. Herederos de la cultura helenística, no dudaron en decidirse por las unidades de falangitas que tantos éxitos dieron a los griegos en general, a los macedonios en particular e incluso a sus vecinos etruscos. No vamos a entrar en profundidad sobre el desarrollo del hoplita romano ya que eso lo dejaremos para una entrada monográfica sobre esa cuestión, así que nos limitaremos a viajar en el tiempo hasta mediados del siglo IV a.C., cuando a raíz de las guerras contra los samnitas los romanos llegaron a la conclusión de que el sistema de falanges estaba ya más obsoleto que un encendedor de yesca. Por otro lado, hasta aquel momento seguía vigente, y se mantendría hasta tiempos de Gaio Mario, el concepto de ciudadano-soldado mediante el cual todos los romanos entre los 17 y los 46 años estaban sujetos a filas ante la carencia de un ejército profesional como el que se creó posteriormente. Cada romano estaba obligado a servir cuando era llamado a las armas y, en base sus medios económicos y su edad, entraba a formar parte de cualquiera de las categorías existentes. La cantidad de renta mínima fijada era de 11.000 ases anuales, por lo que los más tiesos, que eran la mayoría, ingresaban como MILES (infantería), mientras que los de las familias más pudientes formaban parte de los EQVITES (caballería) que, por cierto, con el tiempo pasaron a ser una clase social en sí mismos.
Anualmente, el senado convocaba el DILECTVS, una especie de sorteo mediante el cual cada ciudadano optaba a formar parte del ejército en base a sus ingresos y rentas, quedando sujeto a filas durante 16 años en el caso de los MILES y solo 10 los EQVITES. Este sistema, como todo en la legión, fue sufriendo variaciones a lo largo del tiempo ya que, por ejemplo, en el siglo II a.C., tras haber servido durante 6 años o campañas seguidas, el ciudadano quedaba liberado de ser llamado más veces a las armas, pasando a ser un EVOCATVS, una especie de reserva activa a la que solo se recurría en caso de verdadera necesidad. Como EVOCATVS podía ser llamado hasta completar los 16 años obligatorios de siempre, pero si pasaba el tiempo y palmaba de viejo sin que fuera llamado a filas, pues eso que se ahorraba. La selección la llevaban a cabo los tribunos militares de cuatro en cuatro hombres, de forma que se distribuyeran de manera uniforme entre todas las legiones en base a su forma física, edad, etc., y una vez llevada a cabo dicha selección tenía lugar el juramento de fidelidad, que era personal. Al parecer, para abreviar y no pasarse dos días esperando a que cientos de fulanos jurasen se adoptó un sistema por el que uno cualquiera pronunciaba la fórmula de juramento completa, mientras que el resto repetían IDEM IN ME, lo mismo para mí, por lo que el proceso se abreviaba bastante y podían terminar pronto y largarse a la taberna a celebrar que se iban de batallitas. Previamente se les notificaba el lugar y el día donde deberían concentrarse para iniciar el entrenamiento con todo su equipo en perfecto estado. No lo olvidemos: cada ciudadano era propietario de sus armas, las cuales debía presentar cuando era llamado a filas.
Los cuatro tipos de combatiente de la legión manipular. De izda. a dcha. tenemos un HASTATVS, un VELES, un TRIARIVS y un PRINCEPS |
Una vez que tenía lugar el DILECTVS, cada cual iba a parar a la unidad que le correspondía y, en función de la edad, era considerado como HASTATVS, PRINCEPS o TRIARIVS. Los HASTATI y PRINCIPES iban armados de forma similar: casco, espada, PILVM y un gran escudo oval, y combatían en la primera y la segunda fila respectivamente. La diferencia entre ellos solo radicaba en la edad: los HASTATI eran los más jóvenes, y se les ponía al frente para que se fueran curtiendo en la batalla y, por otro lado, siendo en su mayoría solteros pues si palmaban tampoco dejaban viudas inconsolables y proles huérfanas. Los PRINCIPES eran hombres jóvenes pero ya con cierto grado de veteranía, y formaban en segundo lugar para acudir en auxilio de sus camaradas si veían que el enemigo amenazaba con arrollarlos. Por último, en tercer lugar, estaban los TRIARII, lo más veteranos, de entre 30 y 40 años de edad más o menos y que raramente entraban en combate. Su armamento consistía en un escudo, gladio, lanza de mano, loriga y, por lo general, un casco etrusco-corintio en vez del tipo Montefortino de sus compañeros más jóvenes. De hecho, cuando se comentaba que si en tal o cual batalla la lucha había llegado hasta los TRIARII es que las cosas habían estado verdaderamente chungas. Y los ricachones que podían pagarse, además del equipo personal, un penco y sus arreos pues formaban parte de la unidad de caballería que nutría cada legión.
TESSERARIVS escribiendo la consigna del día en su TESSERA y esperando a ver si alguno lo soborna para que lo libre de hacer guardia y se pueda ir de putas a la ciudad más cercana |
Cada tipo de combatiente quedaba encuadrado en uno de los diez manípulos de 120 hombres de que constaba la legión. Así, una legión estaba formada por 1.200 HASTATI y 1.200 PRINCIPES, menos el caso de los TRIARII cuyos manípulos eran de solo 60 hombres. Cada manípulo estaba al mando de un centurión que era elegido por sus mismos compañeros, el cual nombraba a otro centurión, y ambos a su correspondiente OPTIO. Por lo tanto, cada manípulo estaba al mando de un CENTVRIO PRIOR, un CENTVRIO POSTERIOR, dos OPTIONIS y, además, un SIGNIFER, un CORNICEM y el TESSERARIVS, una especie de furriel encargado de distribuir los servicios y de entregar a los guardias la consigna que escribía en una TESSERA, una tablilla en la que se anotaba la palabra clave y de donde tomaron el nombre. La misma distribución de mandos era válida para los manípulos de TRIARII, pero recordando que sus efectivos eran la mitad. En cuanto a la caballería, estaba formada por 300 hombre divididos en TVRMÆ de 30 jinetes cada una divididos en grupos de 10, cada uno de los cuales al mando de un DECVRIO más su correspondiente OPTIO. El DECVRIO más veterano ostentaba el mando de la TVRMA.
VELES junto a un TRIARIVS. La diferencia entre el armamento de ambos es palmaria |
Finalmente quedaban los VELITES, que eran los más tiesos entre los tiesos ya que no se podían costear lorigas de malla ni yelmos chulos ni armaduras de las caras. Cada VELES se conformaba con un casco, un puñado de dardos, una PARMA y un gladio o un puñal (luego hablamos con detalle del armamento). Su defensa corporal, aparte del escudo, se limitaba a la simple túnica que vestía, bajo la cual solo se interponía su pellejo entre los proyectiles enemigos y sus tripas. Los VELITES, cuyo número también varió a lo largo del tiempo, eran inicialmentente 1.200 hombres agregados en grupos de 40 en cada manípulo. Es decir, a nivel administrativo formaban parte de tal o cual manípulo y estaban bajo las órdenes de su centurión, pero combatían en primerísima línea y, aunque sin mandos directos acompañándoles, parece ser que adoptaban ese cometido los que por su veteranía y/o capacidad de liderazgo eran seguidos por sus camaradas. Por otro lado, solían ser también los más jóvenes del ejército ya que, extraídos de las familias más humildes, por su corta edad aún no habían tenido siquiera tiempo de labrarse una posición económica más desahogada ejerciendo un oficio.
Así pues, la distribución de la legión manipular básica la podemos ver en el gráfico inferior
Según vemos, la legión adoptaba una formación denominada como TRIPLEX ACIES, tres filas, formada por HASTATI, PRINCIPES y TRIARII. Los VELITES, aunque aparecen en una cuarta fila inicial, en realidad eran colocados ahí para iniciar el combate, pero luego se replegaban hacia la retaguardia quedando tres filas de diez manípulos de escasa profundidad, cada una a cargo de resolver la batalla. A ambos lados vemos las TVRMÆ de caballería que, por lo general, se colocaban en las alas para envolver o atacar por los lados al enemigo o explotar el éxito acuchillando a los que huían si lograban ponerlos en fuga.
Bien, esta es, grosso modo, la legión que operó entre mediados del siglo IV y mediados del II a.C. Conviene aclarar que las fuentes empleadas en estos temas son las legadas por el historiador griego Polibio (200-118 a.C.) y su colega romano Tito Livio (59 a.C.-17 d.C.), por lo que en muchos aspectos se suele considerar más fiable el testimonio de Polibio tanto en cuanto fue contemporáneo al menos al período más tardío de la legión manipular. En todo caso, como hemos visto, este tipo de formación y de tropas no tienen nada que ver con las legiones surgidas tras la reforma de Mario, en las que el estado ya pagaba en gran parte la equipación de cada hombre, se eliminaron las diferencias entre legionarios para ser todos iguales, se trocaron los manípulos por cohortes y, lo más importante, desapareció el ciudadano-soldado en favor del ejército profesional formado por ciudadanos, que parece que son la misma cosa pero no es así en modo alguno. Y dicho esto creo que ya podremos tener una idea bastante clara de en qué consistía la legión manipular, así que vamos a ver con más detalle el origen y desarrollo de sus componentes más pobretones, los VELITES protagonistas de la entrada de hoy.
Probo ciudadano recreacionista ambientado de VELES. En este caso ha optado por un escudo ovalado con SPINA CENTRAL |
La primera referencia acerca de la introducción de infantería ligera en la legión, término que por cierto tiene su origen en "elección", en referencia a la selección celebrada en el DILECTVS en base al principio de CIVES QVI ARMA FERRE POSSVNT (ciudadanos capaces de portar armas), surge hacia mediados del siglo IV a.C. de la mano de Livio si bien en sus escritos no cita las fuentes en que se basó para afirmar lo dicho. Según el historiador romano, las legiones de aquella época estaban formadas por 5.000 efectivos a razón de 15 manípulos entre los tres tipos de combatientes y entre los cuales cita la existencia de los LEVES, unas tropas formadas por 300 efectivos agregados a los manípulos de HASTATI y armados exclusivamente con una lanza, un puñado de dardos y, posiblemente, un escudo redondo con los que se dedicaban a escaramuzar, explorar y, acudir en batalla a hostigar a los enemigos que estuvieran poniendo en peligro a los suyos. Su agilidad y ligereza les permitía ir de un lado a otro, arrojar sus dardos y retirarse sin sufrir apenas bajas. Para el cuerpo a cuerpo disponían de una lanza pesada. En resumen, su aspecto era el de un ciudadano vestido con una túnica y armado solamente con una lanza y varios dardos, nada más. Pero, además de los LEVES y siguiendo el relato de Livio, tras los TRIARII había dos tipos más de tropas ligeras, los RORARII y los ACCENSI. De los primeros no se sabe prácticamente nada más que eran lo dicho, unas tropas ligeras que, por su posición en retaguardia, debían estar tal vez compuestas por las tropas menos eficientes y quedaban en reserva para caso de extrema necesidad mientras que los ACCENSI son generalmente aceptados no como combatientes, sino como los servidores que en número de diez o veinte estaban agregados a cada manípulo, luego centuria. Es posible que si las cosas se ponían verdaderamente chungas se recurriera a ellos para echar una mano, pero es evidente que si la victoria pendía de un hilo se recurría hasta a los cuñados del personal para salir del brete y acabar la jornada de forma satisfactoria.
Los romanos fueron aprendiendo a base de palos y derrotas de antología hasta dar con la formación táctica que mejor resultados les daría: la legión formada por diez manípulos de cada uno de los tres tipos de legionarios, HASTATI, PRINCIPES y TRAIARII, más 1.200 VELITES agregados a razón de 40 por manípulo como ya se comentó anteriormente. Así, la legión manipular quedaba formada por 1.200 HASTATI, 1.200 PRINCIPES, 600 TRIARII, 300 EQVITES y 1.200 VELITES. El número de efectivos, como ya se ha comentado, fue sufriendo cambios a lo largo del tiempo permaneciendo inalterables solo los TRIARII y los EQVITES, que siempre tuvieron los mismos efectivos mientras duró este tipo de formación táctica. Por lo general, se acepta que la reforma de este tipo de unidad surgió durante las Guerras Samnitas (hubo tres comprendidas entre los años 343 al 290 a.C.) ya que estos, negándose por norma a presentar batalla en zonas llanas y prefiriendo siempre luchar en zonas montañosas, obligó a los romanos a adoptar formaciones más pequeñas y maniobrables que se adaptasen mejor al terreno.
La primera referencia que se tiene de los VELITES como tales data del 211 a.C. durante el asedio a Capua, donde se estableció la costumbre de combinar tropas ligeras con infantería pesada si bien es probable que ya existieran durante la Primera Guerra Púnica. Livio afirma que ya aparecieron en 255 a.C. durante la revuelta de Régulo. En todo caso, algunos autores sugieren que la introducción de este tipo de tropas tuvo lugar a raíz de una substanciosa rebaja en el baremo de rentas para formar parte del ejército, que pasó de los 11.000 ases anuales que mencionamos anteriormente a solo 4.000. Como es lógico, hombres con unos ingresos que darían risa hasta a un mileurista no se podían costear ni remotamente el equipo de un HASTATVS o un PRINCEPS, así que se tenían que conformar con emular a los antiguos LEVES. Sin embargo, su despliegue táctico en el campo de batalla se racionalizó bastante, dándoles cometidos muy concretos y una forma de actuar basada, como era ya habitual en los romanos, en una disciplina férrea y un entrenamiento muy eficaz. Veamos el despliegue de una legión antes de iniciar el combate.
Ahí tenemos una legión completa desplegada en TRIPLEX ACIES con los manípulos colocados al tresbolillo para cubrir huecos. En negro tenemos a los HASTATI, en rojo a los PRINCIPES, y en verde a los TRIARII. A ambos lados, en color púrpura, cinco TVRMÆ (su posición podía variar según el criterio del mandamás de turno) y, delante de todos, en color azul, los 1.20o VELITES formados en una línea de solo tres hombres de profundidad. En cuanto a los manípulos, los vemos divididos por centurias, con la primera delante y la segunda detrás para dejar más sitio libre antes de iniciar la batalla y, llegado el caso, ordenar un cambio en la formación si procedía. La batalla la iniciaban los VELITES en formación muy abierta para dificultar a los enemigos acertarle con sus jabalinas o, como ocurría en el caso de los cartagineses, los terroríficos glandes disparados por los honderos baleares o los SOLIFERREVM que los CAETRATI iberos manejaban con inigualable destreza. Los VELITES procuraban ante todo causar las primeras bajas en la línea enemiga y establecer escaramuzas breves pero dañinas antes de retirarse a toda velocidad cuando se les daba la orden con un toque de bocina.
En ese momento daban media vuelta y se colaban entre los huecos dejados por los manípulos, que generalmente era una distancia similar a la que ocupaba un frente, o sea, unos 15 metros aproximadamente, y se reagrupaban detrás de los TRAIARII. A partir de ese momento, solo volverían al ataque si se decidía que era necesario que acudieran a ayudar en algún punto vulnerable. Al parecer, se seleccionaban los hombres más ágiles y veloces para cabalgar a la grupa de los caballos de las TVRMÆ, que los transportaban rápidamente al lugar señalado y donde desmontaban, hacían su escabechina y se largaban a toda velocidad, o bien se enfrentaban a la caballería enemiga diezmando a sus pencos a golpe de dardo.
En esta siguiente fase, las centurias posteriores de los HASTATI avanzaban por la izquierda par tapar huecos y se colocaban junto a sus compañeros formando una línea de diez hombres de profundidad. Los PRINCIPES y TRIARII podían hacer lo mismo si se le ordenaba.
Y, por último, este es el despliegue antes de entrar en combate. Los HASTATI han formado una sola fila y los PRINCIPES han avanzado para cubrir el hueco. A partir de ahí, el empuje de las tropas, el acierto a la hora de relevarlas y la prevención de ataques por los flancos serían claves para no ver la legión enteramente rodeada y aniquilada. Con todo, no siempre se desplegaban los VELITES en primera línea desde el primer momento. Quizás para despistar al enemigo, había ocasiones en que se situaban en los huecos entre los manípulos de HASTATI. Cuando se daba la orden, salían en tromba para hostigar al enemigo y largarse en cuanto terminaban su misión. En Ilipa (206 a.C.), Escipión ordenó que, una vez que sus VELITES llegaran a la retaguardia, se reagruparan en las alas para atacar al enemigo por los flancos. En resumidas cuentas, como vemos, eran unas tropas extremadamente versátiles y no precisamente faltas de coraje para atreverse a hacer frente a unidades mucho mejor armadas que ellos.
Los VELITES tal como los hemos ido describiendo desaparecieron tras la batalla de Mutul (108 a.C.), en el contexto de la Guerra de Yugurta, y con tropas bajo el mando de Quinto Cecilio Metelo y Gaio Mario. Por otro lado, estos VELITES ya no eran ciudadanos romanos, sino aliados de otras naciones itálicas. A partir de aquel entonces las tropas ligeras pasaron a ser responsabilidad de los auxiliares, pero durante el tiempo que estuvieron operativos, estos pobretones tan belicosos fueron unas auténticas moscas cojoneras que sembraron el desconcierto entre los enemigos con sus VERVTI capaces de atravesar tanto los escudos como las envolturas carnales de sus enemigos. De hecho, en Zama (202 a.C.) fueron capaces incluso de deshacer la carga de elefantes de guerra de Aníbal Barca había desplegado para intentar romper la primera línea del ejército de Publio Cornelio Escipión, llegando a matar a muchos de ellos clavando sus espadas tras las orejas de estos poderosos animales sin que sus guías pudieran hacer nada para reconducir a sus fieras. Los elefantes pasaron entre los manípulos de HASTATI y cuando llegaron a la retaguardia del ejército romano fueron aniquilados. Veamos ahora algunos detalles sobre los VELITES.
VELITES en plena escaramuza contra tropas ligeras enemigas. Una vez diezmados darían media vuelta hacia su retaguardia |
Panoplia básica de los VELITES |
Aunque generalmente se les apoda como "portadores de capas", la etimología de su nombre nos la da el visigodo Isidoro. VELITES proviene de "volar de acá para allá", en obvia referencia a su ligereza y capacidad de movimiento en el campo de batalla. Recordemos que, además de ser los más pobretones del ejército, también eran los más jóvenes, ergo estarían sobrados de vitalidad y agilidad. Su panoplia estaba formada por varios dardos- siete según Livio y cinco según Gaio Lucilio- y un gladio. Su defensa corporal estaba confiada a una PARMA, un escudo redondo de unos 90 cm. de diámetro. Los dardos o VERVTI, también denominados como HASTA VELITARIS, eran unas jabalinas ligeras de entre 90 y 120 cm de largo rematadas con una mojarra de unos 2o cm. con punta generalmente troncopiramidal para aumentar su capacidad de perforación. Como vemos en la ilustración, estaban provistas de un AMENTVM, una fina correa o cordel donde se ajustaban los dedos índices y corazón para aumentar notablemente la potencia del lanzamiento así como la precisión del mismo.
De la PARMA, que según Marco Terencio Varrón recibía el nombre por ser todo redondo por igual (o sea, PAR), era una simple rodela de madera con una manija en su parte trasera. En el anverso podía colocarse un umbo de bronce o una SPINA de madera, reforzada o no con un umbo de metal, para proteger la mano que empuñaba el escudo. El borde podía estar reforzado con una tira de cuero o de bronce, mientras que la superficie del mismo estaba forrada de cuero y pintada. La protección de la cabeza estaba confiada a un casco de bronce tipo ático heredado probablemente de los etruscos o los samnitas. Estos cacos carecían de adornos ni florituras que los encareciesen por razones obvias. Por otro lado, aunque la imagen habitual de los VELITES es la que aparecen con una piel de lobo sobre el casco, no siempre era de estos bichos e incluso no todos la llevaban. Parece ser que su finalidad no era otra que ser identificados en la distancia por sus mandos, y no sería raro que solo las usasen esos "líderes naturales" que mencionábamos al principio y, de ese modo, ser también objeto de admiración y estímulo entre sus compañeros. En la ilustración de la izquierda vemos un VELES en orden de combate.
Obsérvese como todos sus VERVTI están provistos de su correspondiente AMENTVM, que como hemos dicho aumentaba de forma notable la potencia de lanzamiento. En la cintura lleva un gladio pendiente de un cíngulo, y no del típico tahalí usado por los legionarios. Sobre el casco de bronce lleva su piel de lobo que cae sobre su espalda y le da su apariencia tan característica.
Bueno, esta es básicamente la historia de estos peculiares combatientes. Durante un par de siglos formaron parte de la legión manipular hasta la desaparición de esta formación táctica, pero a pesar de sus limitados medios supieron dar guerra y, como titulo la entrada, ser unas verdaderas moscas cojoneras que no paraban de aguijonear al enemigo desde el mismo comienzo de la batalla.
Bueno, esta es básicamente la historia de estos peculiares combatientes. Durante un par de siglos formaron parte de la legión manipular hasta la desaparición de esta formación táctica, pero a pesar de sus limitados medios supieron dar guerra y, como titulo la entrada, ser unas verdaderas moscas cojoneras que no paraban de aguijonear al enemigo desde el mismo comienzo de la batalla.
Por lo demás, ya seguiremos con los distintos tipos de combatientes de las legiones manipulares, que no suelen ser mencionadas en los pésimos documentales de Canal Historia y les servirán por lo tanto para darles el día a sus abominables cuñados.
Hale, he dicho
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