viernes, 22 de marzo de 2019

6 curiosidades curiosas sobre las espadas japonesas


Daisho formado por una katana y un wakizashi originales. Estas armas son quizás las piezas más representativas de
la panoplia de los samurais durante siglos

El legendario samurai Wakiya Yoshisuke en plan
desagradable con un enemigo al que está hendiendo
el yelmo y lo que hay debajo del mismo con su
tachi. Romper un yelmo de un tajo era la máxima
demostración tanto de la calidad del arma como de
la fuerza del que la manejaba
Estimados lectores, eso de que la primavera la sangre altera es una verdad inexorable. Toooodos los años, desde que me alcanza la memoria, este cambio estacional me sienta como una patada en el hígado, y en vez de ponerme alegre y contentito como los gorriones en busca de gorrionas para refocilarse y tal me convierto en un despojillo. Me duele la puñetera cabeza, las cervicales se me han amotinado y, lo que es peor, me invade una indolencia que hace que solo teclear se convierta en una tarea titánica como la de un Atlas soportando sobre sus lomos el cielo entero. Así pues, y como no tengo el magín para mucha extrusión intelectual, dedicaremos esta entrada a las socorridas curiosidades curiosas que siempre vienen bien para chinchar cuñados y dárselas uno de hombre curto. Y, de paso, aprovecharemos para hablar de un tema que nunca hemos tratado: las espadas japonesas que, por lo general, todo el mundo conoce de forma genérica como katanas

Pero antes de empezar quiero aclarar que este artículo no pretende ser un enjundioso estudio sobre este tipo de armas ya que solo detallar las diferentes curvaturas de sus hojas según el período de construcción o el amplio surtido de puntas de las mismas ya darían para un par de artículos así que, a modo de introducción, nos limitaremos a dar cuenta de forma generalizada de sus orígenes, así como para corregir algunos estereotipos y bulos infundados que suelen ser tomados como artículo de fe por la mayoría de las personas humanas. En todo caso, tengan por cierto que con lo que estudiaremos en este artículo podremos darle el disgusto de su vida a ese cuñado que se compró una réplica en Toledo y la tiene en su soporte en la chimenea del salón como si fuese la espada del mismísimo Takeda Shingen, el belicoso Tigre de Kai que tanta guerra dio en su día y, además, se ha visto unas 83 veces el documental chorra ese en el que aparece el difunto ex-sargento Ermey cortando barras de hielo con uno de esos chismes. Bueno, al grano...

Esta es la imagen de un samurai que nos es más
habitual, con jeta de enfado y armado con dos
espadas. Obsérvese por la posición de las vainas
que ambas están colocadas con el filo hacia arriba
Curiosidad 1. En el imaginario occidental, la figura del samurai está íntimamente ligada a la espada o, mejor dicho, al daisho, que era como estos probos nipones denominaban al juego de dos armas de distinto tamaño que solían portar. Ambas tenían el mismo acabado, ornamentación, etc. Así pues, si nos hablan de un samurai lo primero que se nos viene a la mente es un sujeto con media cabeza afeitada (con esta moda pretendían darse a sí mismos una apariencia de más edad ya que ellos veneran y respetan ante todo a las personas mayores), su elegante indumentaria de seda y sus dos espadas introducidas en el obi, una faja a modo de ceñidor que un occidental tardaría un mes en aprender a colocársela con propiedad. Sin embargo, la realidad era bastante más compleja, como todo lo relacionado con los japoneses, y desde los mismos orígenes de estas armas a las distintas variantes que fueron evolucionando a lo largo del tiempo pasando por las diferentes escuelas de armeros con sus métodos de elaboración, etc., etc., etc. hacen que esto de las katanas sea algo mucho más enrevesado de lo que imaginamos. En realidad, colijo que estas cosas no son aptas para cerebros occidentales, menos puntillosos y más pragmáticos quizás. La cuestión es que los japoneses no designaban a sus espadas por modelos o tipos en sí tal como hacemos nosotros, V.gr. mandoble, bracamarte, estoque, ropera..., sino por sus longitudes y forma de portarlas ya que, en realidad, si nos fijamos todas las espadas japonesas son en sí distintas versiones de un mismo tipo. 

Curiosidad 2. El origen de las espadas japonesas es chino. Sí, criaturas, siendo derrumbar los esquemas de más de uno, pero antes del siglo X, cuando los herreros japoneses no sabían forjar ni un cuchillo para cortar sushi como Buda manda, los nipones se limitaban a adquirir sus espadas en China y Corea. Se trataba de un tipo de espada llamado chokutō, un arma de hoja recta de entre 70 y 80 cm. de largo, de sección triangular y con un solo filo, lo que a hacía apta para herir tanto de punta como de corte. Los nipones establecieron sus centros de fabricación en tres zonas concretas, Yamato, Mutsu y San-in, pero su calidad dejaba mucho que desear porque sus conocimientos metalúrgicos estaban aún en pañales. De hecho, los mandamases y personajes de postín preferían adquirir sus armas en China, siendo las japonesas consideradas como meras copias cutres de las continentales. En la ilustración de la derecha podemos ver a un samurai con la indumentaria propia de mediados del siglo X y en el detalle un chokutō similar a los usados en esa época.

Armeros dando los toques finales a unas hojas casi terminadas.
Lo habitual para completar una espada era un mes como mínimo
Curiosidad 3. ¿Qué por qué razón las espadas japonesas son curvas cuando originariamente eran rectas? Hay teorías diversas, como no podía ser menos. La más antigua data del siglo VIII, cuando las tribus aborígenes del norte del Japón, los emishi, se enfrentaron al gobierno de Nara, que dominaba el sur y el oeste de la isla. Al parecer, estos emishi usaban una espada de hoja curva que se mostró especialmente efectiva a la hora de combatir a caballo como si de un sable de húsar se tratara. Con el paso del tiempo, los samurais fueron readaptando sus espadas chinas dándoles esta forma curvada que les pareció más adecuada para su forma de luchar. No obstante, y como no podía ser menos, hay otras teorías al respecto. Una de ellas, que aunque parezca descabellada no debemos desechar sin más, es que la curvatura de estas espadas no fue más que el resultado de la casualidad. Algún herrero se equivocó aplicando el temple de forma selectiva a la hoja, por lo que las diferencias de temperatura en la misma hicieron que esta se curvara levemente. Y el herrero, en vez de tirar la hoja, optó por lo más inteligente: decir que acababa de crear una nueva espada más eficiente, más bonita y más guay y, como suele pasar, el camelo coló. Sea como fuere, la cuestión es que en el siglo X ya había surgido el tachi, la primera espada curvada, siendo su más encumbrado artífice un armero de Hôki llamado Yasutsuna. A partir de ese momento es cuando se generaliza el diseño característico de las espadas japonesas que, con su multitud de variantes, permanecerá inalterable para siempre.

Aunque nos pueda parecer raro, en la iconografía
japonesa es más habitual la imagen del samurai
a caballo con arco que empuñando una espada
Curiosidad 4. Otro tópico que echará abajo los esquemas del personal es que en modo alguno la espada era la principal arma del samurai. Los primeros samurais que nutrieron los ejércitos a partir del siglo IX basaban su destreza en la monta y el tiro con arco, o sea, la arquería a caballo. Esta disciplina, conocida como kyuba no michi (el camino del arco y el caballo) era la que decidía el éxito en las batallas, y solo cuando la reserva de flechas de su aljaba se agotaba era cuando echaba mano a la espada. Al parecer, estas armas se convirtieron en las principales a raíz de sus luchas con los mongoles que querían invadir Japón, y al enfrentarse en cruentos abordajes era cuando se veían obligados a usarlas de forma preferente. Con todo, los samurais siguieron prefiriendo usar armas enastadas cuando luchaban a caballo de la misma forma que sus coetáneos occidentales preferían la lanza, recurriendo a las espadas en último extremo. ¿Que por qué entonces se ha propalado tanto esa imagen del binomio samurai-espada? Pues por un lado tenemos la gran cantidad de representaciones artísticas de la época que muestran duelos entre samurais haciendo uso de sus espadas, pero el que institucionalizó la espada como el símbolo de la casta militar japonesa fue el shogun Tokugawa Ieyasu (1542-1616), que afirmó que la espada era el alma del guerrero, y que un samurai nunca debería estar sin ella, no ya en la guerra, sino en la vida cotidiana. De ahí es de donde procede esa imagen del samurai con indumentaria civil siempre acompañado de sus armas sujetas en el obi. Además, esta costumbre no solo se convirtió en una cuestión simbólica, sino que servía para anunciar a todos que estaban ante un guerrero, un hombre perteneciente a una casta superior al que se debía respetar y temer. Debemos tener en cuenta que las clases inferiores tenían vedado el uso de parejas de armas salvo un cuchillo o similar, pero hacer ostentación de un daisho sin tener el estatus para ello era la mejor forma de acabar su existencia de una forma muy desagradable.

Tachi con un tahalí jindachi-zukuri, ampliamente usado entre los años 900
y 1530. Estaba formado por dos cordones de entre 120 y 150 cm. fijados
a dos anillas
Curiosidad 5. Como ya comentamos al principio, los nipones dividían sus espadas no por tipos, sino por la longitud de la hoja y por la forma de portarla. Hay cierta controversia acerca de si en dicha longitud iba incluida la espiga, pero bueno, eso carece de importancia de momento. La cosa es que usaban una unidad de medida denominada shaku, que equivalía a 303 mm. El shaku a su vez se dividía en 10 sun, el sun en 10 bu y, finalmente, el bu en 10 rin (no confundir con el ri que sale en todos los crucigramas. Ese medía 3.927 metros). 

Katana con un tahalí buke-zukuri, usado entre 1531 y 1867. En este caso
está concebido para portar el arma en el obi. Para fijar la vaina cuando se
usa armadura lleva en la cara exterior un pasador plano y un cordón de
unos 120 cm. Además, era habitual que en la misma tuviera unos bolsillos
para cuchillos y estiletes de varios tipos de los que ya hablaremos
en su momento más a fondo
Así pues y basándonos en estos baremos, las espadas que tenían una hoja superior a dos shaku eran denominadas daito, y en estas estarían incluidas el tachi y la katana. Las comprendidas entre uno y dos shaku eran los wakizashi, armas de tamaño mediano generalmente usadas como espada auxiliar o por personas que por su condición social tenían permitido usar una espada pero no dos como el caso de los samurais. Finalmente estaban los tanto, armas inferiores a un shaku de longitud y que nosotros identificaríamos como un puñal o daga. El tanto, al igual que el wakizashi, podía también ser usado como arma secundaria, pero del mismo modo era habitual su uso entre mujeres y comerciantes para defensa personal. Otrosí, era el arma que se usaba por norma para cometer seppuku

Pero debemos añadir un tipo más, surgido en el siglo XIV durante el Período Nambokuchō. Se trata de la odachi o nodachi (tachi grande), espadas con una hoja excepcionalmente larga que no podía portarse en la cintura, sino en la espalda (v. ilustración de la derecha). Debido a esta peculiaridad también eran llamadas seoidachi, que viene a querer decir "tachi cargado en la espalda". No obstante, no todos los samuris eran capaces de manejar con soltura uno de estos chismes, demasiado pesados y engorrosos como no se fuera un hombre muy fuerte y diestro. Vendrían a ser algo similar a los faussard o los mandobles occidentales, solo aptos para tipos cachas, por lo que su uso no estaba muy generalizado que digamos. Por otro lado, parece ser que era habitual que se usaran como ofrendas votivas con acabados especialmente lujosos y de tamaños descomunales. Ya sabemos que a las deidades hay que tenerlos contentitos, y más cuando uno va a la guerra y tal...

Curiosidad 6. Y la pregunta obvia: ¿cuándo aparecen las katanas y en qué leches se diferencian de un tachi si ambas armas eran daitos, o sea, espadas de más de dos shoku de largo? Tranqui, troncos, porque tratándose de algo procedente del Japón no se puede dar una respuesta concisa. En primer lugar, la primera vez que se mencionan la katana como un arma distinta al tachi es a finales del siglo XII con el término uchigatana, contrapuesto a tsubagatana que se aplicaba al tachi. Sí, es condenadamente lioso, pero intentaré explicarlo. El palabro tsubagatana hace referencia a un "tachi provisto de tsuba", las guardas más o menos elaboradas y generalmente de forma circular u oval que tenían la misma función que las crucetas de las espadas occidentales: proteger la mano. Por el contrario, una uchigatana era una espada menos elaborada y sin tsuba, o sea, un arma de inferior categoría o para bolsillos menos pudientes, un "tachi para el hombre pobre" (en modo alguno todos los samurais eran gente acaudalada ni mucho menos). Pero el hecho de que originariamente las katanas fueran espadas para inopes no quiere decir que no fueran evolucionando hasta igualarse con el tachi como veremos a continuación.

Marcas en la espiga de una katana. Obsérvese que el filo mira hacia arriba.
Si fuera un tachi las marcas estarían en la otra cara. En las mismas figuran
la fecha de fabricación, el nombre y la edad del herrero, el del probador y
su cuño 
Por otro lado, el tachi no se portaba en el obi, sino pendiente de una correas o cordones que, dependiendo de la época, eran de una determinada forma (cómo no...), o sea, como una espada cualquiera con la salvedad de que no pendía del costado, sino que quedaba perpendicular al cuerpo con la empuñadura más elevada que la punta. El filo miraba pues hacia abajo, y cuando se desenvainaba eran precisos dos movimientos para ponerse en guardia: uno, para la extracción en sí misma, y otro para colocar la espada en la posición deseada que podía ser, bien para detener o desviar un golpe del enemigo, o bien para asestarle un tajo o estocada. Como arma secundaria se llevaría el wakizashi o el tanto en el obi. Bien, al ser costumbre de los armeros grabar sus marcas en la espiga de la hoja, y considerando que dichas marcas tenían que estar mirando hacia fuera aunque quedaran ocultas por la empuñadura, la diferencia entre ambas espadas radica en algo tan chorra como este detalle: las katanas, al ser portadas con el filo mirando hacia arriba, tenían las marcas grabadas en la cara contraria a los tachis, cuyo filo miraba hacia abajo. 

Honolable sensei te filetea en medio segundo y le sobla la mitad del tiempo. Como se aprecia en las secuencias, con un
movimiento fulgurante desenvaina, golpea o desvía un golpe y se pone en guardia

Dos tsubas a juego pertenecientes a una katana y un wakizashi. Ambas
piezas son de hierro, y están datadas hacia 1750
¿Y por qué se portaban las katanas de esa forma? Bien, hay que constatar un detalle, y es que cuando se usaba armadura se llevaban siempre colgando de un ceñidor ya fueran tachis o katanas aunque con el paso del tiempo cada cual adoptó la forma que le pareció más adecuada, hasta el extremo de que no era posible distinguir si se trataba de una u otra espada salvo examinando la posición de las marcas, es decir, que podía llevarse un tachi con el filo hacia arriba y una katana con el filo hacia abajo. Hacia el siglo XV se fue generalizando la forma de portar la espada como katana, que cuando se trataba de ir con armadura se usaba con un tahalí buke-zukuri que permitía ajustarla perfectamente al cuerpo, como si se llevara en el obi. ¿Y qué ventaja tenía esta forma de portarla? Pues que un único movimiento permitía desenvainar y, al mismo tiempo, detener un golpe o asestar el que podía ser el primero y definitivo a un enemigo. ¿Se me entiende? Espero que sí, porque estos amarillos de los cojones tienen que hacerlo todo asquerosamente complicado, que hasta para hacer un puñetero té son necesarios 80 movimientos distintos perfectamente medidos y desarrollados con parsimoniosa espiritualidad.

Bueno, creo que estas seis curiosidades curiosas bastarán de momento para hacernos una idea del tema y, sobre todo, para ver que las espadas japonesas eran algo más que las katanas que venden en la red para que nenes totalmente enloquecidos desguacen a media familia incluyendo al gato. En todo caso, en sucesivas entradas ya iremos desgranando con más detalle todo lo concerniente a los componentes de cada espada, sus métodos de elaboración, etc.

En fin, voy a darme un par de martillazos en el parietal derecho, a ver si se me alivia el jodido dolor de cabeza.

Ya proseguiremos.

Hale, he dicho

Fotograma de la fabulosa cinta de Akira Kurosawa "Kagemusha" (1980), una película que es cuasi obligada para los
amantes del tema bélico nipón. En la imagen vemos a Takeda Shingen en su estrado. A su izquierda, en un soporte,
aparece el tachi. En la cintura lleva el wakizashi del que solo se desprende cuando toca el baño de los sábados. Como
era habitual en personajes de su rango, sus armas siempre le acompañan como testimonio de su autoridad y su estatus

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