domingo, 8 de marzo de 2020

Misterios misteriosos: SPETSNAZ


Grupo de partisanos en el distrito de Leninsky en 1942. Estas unidades, debidamente asesoradas por el ejército y
la policía política, fueron el germen de donde surgieron los Spetsnaz

Sí, misterio misterioso. Ya, ya sé que actualmente hasta el Potito sabe qué es el Spetsnaz, pero si nos remontamos en el tiempo se empiezan a diluir en un ectoplasma evanescente hasta que desaparece. De hecho, la mayoría empezó a oír hablar de estos probos homicidas a raíz del conflicto que mantuvo la antigua URSS con Afganistán en el que, como todos los que antes habían intentado ocupar ese abrupto, desértico y absurdamente codiciado país atestado de fanáticos agarenos adoradores del falso profeta Mahoma, fracasaron de forma estrepitosa. 

Patrulla de Spetsnaz en el actual conflicto sirio. Como podemos ver, su
aspecto difiere bastante de las fotos de propaganda donde se parecen más
a unos Robocops
Si a cualquier cuñado ahíto de documentales chorras le preguntan por el Spetsnaz inmediatamente responderá que son las fuerzas especiales rusas, similares a cualquier otra unidad de ese tipo del resto del planeta: GOE, SAS, COS, SEAL, Sareyet Matkal, etc. Sin embargo, el Spetsnaz no fue concebido como una fuerza especial en el sentido de grupo de ciudadanos que, tras un entrenamiento que comienzan cien y logran acabar cinco, se convierten en ogros nasío pa matá capaces de liquidar a cientos de enemigos usando sus propias manos como armas, desactivan una ojiva nuclear con unos alicates mohosos, salvan al planeta al menos una vez en semana y hasta se trajinan a la más guapa y frondosa del barrio y la ponen contentita como poco dos veces al día. Bien, pues va a ser que no. Más aún, aunque oficialmente creados en 1950, su trayectoria data de fechas tan lejanas como la revolución bolchevique, y el desconocimiento de su existencia no es más que fruto de la obsesión soviética por el secreto más secretísimo y, de hecho, incluso han tenido siempre especial cuidado para negar su misma existencia hasta que ya era imposible ocultarlo más tiempo. 

Spetsnaz en Chechenia actuando como una unidad de infantería motorizada
Por otro lado, mientras que las unidades de fuerzas especiales tienen como principal cometido el cumplimiento de misiones muy concretas acordes a su preparación, el Spetsnaz ha hecho y hace de todo, viéndose obligados muchas veces a actuar como simples unidades de infantería de un ejército que, aunque descomunal, ha adolecido de forma sistemática de lentitud, iniciativa y entusiasmo. El soldado ruso es valiente y correoso, pero si no tiene detrás alguien que le diga constantemente qué debe hacer se convierte en un pasmarote, entre otras cosas por el proverbial pánico que tienen- todos, desde los soldados rasos a los oficiales- a meter la pata y que les caiga encima un paquete de antología. De ahí que, incluso hoy día, Rusia ha tenido que hacer uso del Spetsnaz en sus conflictos interiores en Chechenia o Crimea precisamente porque la infantería convencional podía no estar a la altura de lo que se les pedía.

Por todo esto, como vemos, no se asemejan a las unidades de fuerzas especiales convencionales, donde se animaba y se anima al personal a alistarse, se editaban libros sobre ellos y se rodaban documentales y películas donde se insistía en su valor, su patriotismo y su mala leche con los enemigos. Y, por otro lado, el Spetsnaz ha contenido siempre una gran carga política por razones obvias ya que surgieron de manos de un partido que se hizo con el poder en Rusia y lo mantuvo durante 70 interminables años. Así pues y ya que de las andanzas actuales del Spetsnaz hay información abundante, dedicaremos esta entrada a hurgar en sus orígenes, que son el misterio misterioso que se escapa al cuñado sabihondo. Procedamos pues...

El camarada Trotsky, en el centro, pasando revista a una unidad de la
Caballería Roja en 1919. Por su movilidad, estas tropas lograban infiltrarse
profundamente en territorio en manos de los Blancos y causar estragos
entre los contrarrevolucionarios
El término Spetsnaz es el acrónimo de spetsialnoye naznacheniya, ignotos palabros que vienen a significar "designación especial" o "propósitos especiales". Son considerados como el producto de una mezcla entre el razvedchik y una policía política surgida a raíz de la guerra civil que tuvo sumamente entretenidos a los Rojos y los Blancos desde 1917 hasta la victoria de los primeros en 1922. El razvedchik era desde siempre el explorador del ejército, sujetos cuya misión era llevar a cabo la razvedka, o sea, infiltrarse en el territorio o las líneas enemigas, espiar sus medios y movimientos y volver para informar de ello a sus superiores. Pero la guerra civil rusa era más complicada de lo habitual porque el Ejército Rojo no se las tenía que ver con un solo enemigo, sino con varios: los Blancos, rivales como el Partido Social Revolucionario de Miliukov, milicias nacionalistas de diversos países fagocitados por el extinto imperio de los Románov y fuerzas de intervención extranjeras que, ante todo, querían impedir la amenazadora expansión del comunismo al resto de Europa.

Feliks Edmúndovich Dzerzhinski (1877-1926),
uno de los más crueles verdugos de los padrecitos
Vladimir e Iósif y jefe de la Cheká
Por todo ello, los bolcheviques lo tenían bastante complicado porque tenían demasiados frentes abiertos como para hacerles frente a pesar del gran número de seguidores que les seguían. Pero, como ya dijimos antes, aunque el ruso es un ciudadano valeroso y tal, solo se mueve si le ponen las pilas, así que se plantearon dos soluciones que, con el tiempo, se mostraron sumamente eficaces: ante todo, preservar la seguridad en la retaguardia y mantenerla limpia de enemigos, infiltrados y espías, para lo que fue creada la Cheká (Vserossíyskaya Chrezvycháinaya Komíssiya, Comisión Extraordinaria Panrusa). Y en segundo lugar, formar unidades destinada al razvedka que, además de infiltrarse en territorio enemigo y en posibles núcleos de contrarrevolucionarios en su propia retaguardia, se dedicarían al sabotaje, labores de contra-inteligencia, agitación política y asesinato de líderes políticos y mandos militares. Estas fuerzas recibieron el nombre de Chasti Osobogo Naznacheniya o, abreviado, ChON, que traducido a un idioma inteligible significa Unidades de Propósito Especial. Como vemos, ya aparece lo de los "propósitos especiales", y con unos cometidos tanto militares como políticos.

Al término de la guerra civil con la victoria bolchevique, la Cheká fue reciclada en el OGPU (Ob'yediniónnoye gosudárstvennoye politícheskoye upravléniye, Directorio Político Unificado del Estado), mientras que el ChON fue simplemente disuelto en 1923. Pero Rusia era demasiado grande como para dar la batalla por ganada quedando aún en las zonas limítrofes numerosos núcleos que no estaban por la labor de convertirse en comunistas, sobre todo en las zonas de Asia de población musulmana, los basmachi, que no pudieron ser reducidos hasta principios de los años 30. De las tropas y unidades policiales empleadas para someter estos reductos de resistencia surgieron dos ramas, una policial y otra militar: el NKVD (Naródny Komissariat Vnútrennij Del, Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos) y el GRU (Glávnoye Razvédyvatelnoye Upravlenie, Directorio Principal de Inteligencia).

Mijaíl Tujachevski (1893-1937), uno de los más
preclaros cerebros del Ejército Rojo eliminado junto
a tantos otros por las paranoias del padrecito Iósif
Pero, además de la nueva organización policial y una unidad de inteligencia militar como Lenin manda, también se creó una fuerza especial aerotransportada, algo totalmente novedoso en aquella época, fruto del incuestionable talento de Mijaíl Nikoláyevich Tujachevski, verdadera eminencia gris del Ejército Rojo y que, precisamente por ello, el Abwehr del almirante Wilhelm Canaris y el RSHA de Heydrich pusieron especial empeño en hacer llegar al padrecito Iósif que era un mal comunista y un traidor de tomo y lomo, por lo que fue eliminado en 1937 durante la Gran Purga que dejó al ejército soviético con los mandos bajo mínimos. Ya en 1925 Tujachevski vio claramente que las matanzas de la Gran Guerra no solo salían carísimas en material y efectivos sino que, además, no servían de nada. Así pues, se convirtió en un denodado defensor del concepto de "guerra en profundidad" por el que las guerras modernas no serían ganadas mediante interminables confrontaciones en frentes estáticos, sino infiltrándose en las líneas enemigas con pequeños pero selectos grupos de hombres cuya misión sería destruir las vías de comunicación, los depósitos de municiones, el asesinato de los altos mandos y, en resumen, sembrar el caos. Las primeras maniobras de esta novedosa fuerza especial se llevaron a cabo el 2 de agosto de 1930 y consistió en lanzar grupos de diversión de solo una docena de hombres cada uno tras las supuestas líneas enemigas en la región de Voronezh, logrando un éxito total. De inmediato se formó una primera compañía que dos años más tarde fue ampliada a efectivos de brigada, recibiendo el nombre de 3ª Brigada de Propósitos Especiales de Asalto Aéreo. Ciertamente, tanto Canaris como Heydrich sabían lo que se hacían minando la confianza del padrecito Iósif en Tujachevski porque, de no habérselo cargado, la invasión tedesca de 1941 habría tenido seguramente una historia muy diferente.

Aleksandr Orlov (1895-1973), que supo
mandar a paseo el paraíso comunista antes
de que le trepanaran el cráneo con una bala
En cualquier caso, el banco de pruebas para el NKVD y el GRU fue la guerra civil española. El NKVD envió a sus efectivos al mando de Aleksandr Mijáilovich Orlov, que tomó las de Villadiego camino de USA sin despedirse siquiera en 1938 por temor a ser incluido- lo estaba, de hecho- en la lista de la Gran Purga que tenía prevista el paranoico del padrecito Iósif. Por cierto que el tal Orlov estuvo implicado en el traslado a Rusia del famoso "Oro de Moscú" organizado por Negrín. En cuanto al GRU, se hizo cargo Péterys Yánovich Kyúzys, más conocido por el alias de Jānis Bērziņš y en España con el apodo de "general Grishin" (todos los soviéticos que vinieron a incordiar a España adoptaban un mote para no ser identificados). Pero el tal Kyúzys no supo decir adiós a tiempo como su colega Orlov y, en este caso, sí acabó su miserable vida de comunista irredento con el cráneo atravesado por la bala de un Nagant en un calabozo de la siniestra Lubianka en julio de 1938. Cuando el ciudadano Adolf mandó a sus belicosas hordas a atragantarle el té al padrecito Iósif, que estaba en la inopia dando por sentado que tras la Guerra de Invierno contra Finlandia- que por cierto le salió monstruosamente cara para los beneficios obtenidos- se podría apalancar apaciblemente a fumar en su pipa Dunhill de capitalista redomado con Beria a su lado para seguir elaborando listas de enemigos del pueblo, se vio con que lo más granado de su oficialidad se pudría en fosas comunes con el cráneo atravesado de un balazo y su ejército esperando a que se le pasase el susto sin que nadie se atreviese a dar un solo paso no se fuese a cabrear el zar rojo y los mandase a Kolimá. 


Péterys Kyúzys (1889-1938). Este no supo decir adiós
a tiempo. Debió hacer la maleta con Orlov
Pero una vez que se sobrepuso del pasmo y el Ejército Rojo pudo reaccionar, aunque el empuje tedesco era inicialmente imparable, se empezaron a organizar grupos de partisanos conforme a la doctrina creada en 1921 por Mijaíl Vasílievich Frunze, que en plena guerra civil fue el que tuvo más claro lo de infiltrar grupos selectos tras las líneas enemigas e incluso disponer que, en previsión de un hipotético avance del adversario, se distribuyeran depósitos de armas y municiones para proveer a los partisanos que actuarían en la retaguardia enemiga. Sin embargo, la habitual indolencia y la diabólica burocracia soviética hizo que semejantes preparativos se hubiesen diluido con el tiempo, lo que permitió el avance alemán sin que apenas nadie pudiera hostigarlos por la zaga... de momento. Con todo, tanto el NKVD como el GRU pudieron comenzar a organizar sus propias operaciones de guerrilla enviando comandantes expertos en demolición y sabotaje, además de francotiradores, para adiestrar y organizar a los partisanos que se movían en la retaguardia tedesca. Estos hombres eran veteranos de la guerra española y finesa y sabían lo que se llevaban entre manos. Para coordinar la resistencia se creó el Cuartel General Central del Movimiento Partisano (Tsentral'nii shtab partisanskogo dvizhenia). En esta infernal guerra de guerrillas en la que caer en manos de la Wehrmacht o, peor aún, de un Einsatzgruppen de las SS implicaba acabar ahorcado en un poste de telégrafos con un letrero colgando del pescuezo fue donde se puede decir que surgió el verdadero germen del Spetsnaz en forma de los antiguos razvedchik que actuaban tanto adiestrando partisanos como llevando a cabo acciones por su cuenta, siempre bajo la dirección del GRU. 

Este era por norma el destino que aguardaba a los partisanos que caían en
manos de los tedescos, que hasta se ahorraban la bala en la nuca. Pero, a
pesar de todo, no lograron domeñar a estos belicosos eslavos. Por cierto que
el cartel de abajo avisa en alemán que está prohibido hacer fotos, lo que
al parecer no fue tenido en cuenta por los presentes en la ejecución
Estos grupos ya no se nutrían solo de campesinos cabreados porque los tedescos le habían asesinado a toda la familia, sino por voluntarios seleccionados entre personal cualificado tanto física como intelectualmente y, sobre todo, de probada adhesión al partido, siendo miembros el mismo o de la Liga de Jóvenes Comunistas, que la cosa ideológica ya sabemos que el padrecito Iósif la anteponía ante todo. De hecho, los partisanos del GRU eran apoyados eventualmente por los destacamentos de las Divisiones Motorizadas Independientes de Fusileros de Designación Especial del NKVD (Otdelnaya Moto-Strekovaya Brigada Osobo Naznacheniya, OMSBON), que además de colaborar en el entrenamiento del personal se sumaba a operaciones de envergadura que necesitasen de más efectivos. Una prueba de su eficacia fue la acción llevada a cabo de forma previa a la ofensiva de Smolensk en agosto de 1943, cuando nueve grupos de zapadores con un total de 316 hombres se infiltraron tras las líneas alemanas nada menos que 320 km. para volar las líneas férreas que debían suministrar pertrechos al enemigo cuando comenzase la fiesta.

Celebrando la victoria en la Plaza Roja. Las tropas arrojan ante la tribuna
donde preside el desfile el padrecito Iósif las banderas tomadas al enemigo
El término de la contienda trajo inicialmente el "relax" habitual en estos casos. El enemigo había sido arrollado, las fronteras de la URSS estaban rodeadas de países satélites cuyos líderes, títeres del comunismo, serían la primera barrera defensiva en caso de un hipotético ataque por parte de Occidente y el padrecito Iósif ya solo tendría que preocuparse de seguir rellenando de tabaco su Dunhill y elaborando listas de enemigos del pueblo con Beria. Las unidades de partisanos organizadas para rechazar a los tedescos fueron disueltas, e incluso el OMSBON del NKVD fue prácticamente eliminado. Sin embargo, aún había mandos militares con sentido común que tenían la lección bien aprendida y, aún más claro, que no podían permitirse volver a hacer el primo como lo hicieron con el ciudadano Adolf, y menos en un mundo en el que cada vez era más evidente que se estaba dividiendo en dos bloques, y que los antiguos aliados se estaban convirtiendo en sus nuevos enemigos a una velocidad increíble.

Iliá Stárinov (1900-2000). Durante su estancia en
España adoptó el alias de Rudolph
Uno de ellos fue el coronel Iliá Grigórievich Stárinov, un archicondecorado ingeniero veterano de la guerra civil rusa, de la española y, por supuesto, de la Gran Guerra Patriótica que es aún conocido como "el abuelo de los Spetsnaz". Experto en demoliciones y minas, era otro firme defensor de la teoría de la "guerra en profundidad" que tan buenos resultados había dado a lo largo del tiempo. Tras la guerra había sido integrado en el GRU, donde era uno de los oficiales más prestigiosos tanto por su trayectoria militar como por su incuestionable fervor ideológico. En 1949 empezó a organizar Compañías Independientes de Reconocimiento de Designación Especial (Otdelnaya razvedyvatelnaya rota spetsialnogo naznacheniya, orrSn), preparadas para adentrarse hasta 200 km. tras las líneas enemigas pero, inicialmente, solo con misiones de exploración. El año siguiente se crea por fin el Spetsnaz, cuya andadura comienza con el envío de sus miembros como asesores militares a países o conflictos donde pudieran interferir en los intereses de Occidente, pero siempre manteniendo en el más absoluto secreto la existencia de la unidad a la que pertenecían. Así, a lo largo de esa década, intervinieron en Corea del Norte, en Cuba, Angola, etc.

Spetsnaz practicando el lanzamiento de pala contra una diana. Curiosamente,
desde sus comienzos estas tropas siguen un intenso adiestramiento en el
manejo de la pala de trinchera como arma para combatir cuerpo a cuerpo,
e incluso está diseñada para ser usada como arma arrojadiza.
Hoy día su uso sigue totalmente vigente
Ya en plena Guerra Fría, concretamente en agosto de 1957, el GRU creó cinco batallones de Spetsnaz, cada uno formado por tres compañías basadas en el esquema de las orrSn y una unidad de mando. Inicialmente, su misión consistiría en que, llegado el caso de un conflicto entre bloques, penetrar tras las líneas de las fuerzas de la OTAN para localizar y destruir los misiles balísticos y sus instalaciones que, por aquel entonces, tenían un alcance de algo más de 1.000 km. Posteriormente se fueron creando más de 40 compañías hasta un total de 5.000 hombres que dependían del Quinto Directorio del GRU. Estas compañías estaban distribuidas en cinco batallones ubicados en la Alemania "Democrática", Polonia, el distrito militar de los Cárpatos, el Transcaucásico y Turquestán. En 1962 se aumentó el número de unidades de Spetsnaz, transformando los cinco batallones en seis brigadas y mejorando notablemente los baremos de selección de personal así como el entrenamiento, que además de la cuestiones puramente militares abarcaban inteligencia con técnicas de interrogatorio e idiomas. Sin embargo, y a pesar de que llevaban ya tiempo interviniendo como asesores en multitud de conflictos, ni el Tato sabía aún de la existencia de esta unidad. Y mientras en todo el planeta los boinas verdes yankees se hacían famosísimos ganando corazones y mentes en Vietnam y vendiendo mogollón de discos de la "Balada de los Boinas Verdes" compuesta y cantada por el sargento Barri Sadler, los Spetsnaz asesoraban al Vietcong sin que nadie se enterase de nada.

Yuri Andrópov (1914-1984). Pasó por todos los
escalones sin prisa pero sin pausa hasta alcanzar
el poder absoluto
Pero sus actuaciones ya no solo se limitaban al mero adiestramiento o espionaje, que llegaba al extremo de trabajar como conductores de camiones TIR para pasearse por toda la Europa sin levantar sospechas mientras que aprovechaban para espiar todo lo espiable. En 1956, cuando los probos ciudadanos húngaros empezaron a hartarse de la tutela comunista, el entonces embajador soviético en Budapest, Yuri Vladímirovich Andrópov, luego jefe del KGB y finalmente mandamás supremo de la URSS cuando sucedió a Brézhnev en 1982, recurrió al Spetsnaz para someter a los húngaros, lo que lograron de forma rápida y eficiente. Cuando la "Primavera de Praga" en Checoslovaquia en 1968 se volvió a enviar al Spetsnaz, en este caso la 8ª Brigada del Distrito Militar de los Cárpatos junto a miembros del KGB que, vestidos de civil, pilotaron los aviones que llevaron a las tropas hasta su objetivo como si fueran un vuelo comercial de Aeroflot. En menos que canta un gallo aterrizaron en el aeropuerto de Praga, lo ocuparon y pusieron bajo su control para, a continuación, tomar los puntos más sensibles de la capital: el palacio presidencial, la estación de la emisora de radio, los puentes sobre el Danubio y la colina Letná, que dominaba con su altura la ciudad y había sido el lugar elegido para emplazar la artillería. Todo ello permitió la entrada en masa del ejército soviético y ocupar el país en un periquete mientras que el planeta enero seguía sin saber quién leches eran los Spetsnaz. 

Carros T-55 soviéticos estacionados en una calle de Praga. A ver quién
era el valiente que les tosía...
Nadie los nombraba, sus misiones no figuraban en los diarios de operaciones, y sus caídos eran inscritos como paracaidistas hasta en las lápidas. Jamás hacían acto de presencia en las fastuosas parada militares de la Plaza Roja y las direcciones postales de sus acuartelamientos u oficinas eran simples códigos numéricos cuyo significado eran un enigma dentro de un misterio envuelto en una adivinanza. Solo se empezó a saber de la existencia de un grupo especial de operaciones soviético cuando desertores cubanos que habían logrado llegar a los Estados Unidos dieron cuenta de aquellos asesores enviados por los camaradas Jrushchov y Brézhnev para chinchar a los yankees. Pero el mismo secretismo con que eran tratados contribuyó a hacerlos aún más misteriosos e incluso a magnificarlos cuando, en realidad, cualquier miembro de los SEAL o el SAS estaba mucho más preparado en todos los sentidos que un Spetsnaz.

Patrulla de Spetsnaz en Afganistán en 1986
En fin, así fue como se gestó esta unidad que, como comentábamos al principio, empezó a salir del anonimato a raíz de la intervención soviética en Afganistán en 1979, donde fueron literalmente la cabeza del ariete que acometió la ocupación del territorio porque, por aquel entonces, la exhausta Unión Soviética empezaba su imparable declive y no disponía literalmente de tropas y medios verdaderamente eficaces. Aunque en las inteligencias de los países occidentales ya se tenía un conocimiento profundo de quiénes eran, el que hizo llegar al gran público la existencia del Spetsnaz fue Vladimir Bogdanovich Rezun, un capitán del Spetsnaz que también se hartó de hacer el comunista y, aprovechando que formaba parte de la misión diplomática soviética en la delegación de la ONU en Ginebra, en 1978 le hizo dos higas al camarada Brézhnev y de Suiza se largó a Inglaterra, donde imagino que los del MI6 lo recibirían con los brazos abiertos. En 1987, Rezun publicó bajo el pseudónimo de Viktor Suvorov la obra "Spetsnaz. La historia detrás del SAS soviético" que, por si ya no estaban bastante mitificados, contribuyó aún más a convertir a sus antiguos conmilitones en auténticos superhombres.

Miembros del "Batallón Musulmán" del Spetsnaz en Afganistán, formado
por tayikos, turcómanos y uzbekos entrenados para hacerse pasar por
afganos e infiltrarse con más facilidad entre los enemigos
Por poner algún ejemplo, afirma que durante la 2ª Guerra Mundial los gérmenes de Spetsnaz llevaron a cabo la que denomina como "Guerra de los Raíles", en la que de forma simultánea se cubrió un frente de nada menos que 1.000 km. de ancho y 500 de profundidad por 167 unidades de partisanos que, con el asesoramiento de los Spetsnaz, produjeron en una sola noche 42.000 detonaciones, volando 215.000 raíles, 836 trenes completos, y 556 puentes ferroviarios aparte de ingentes cantidades de material de todo tipo. Un poco exagerado, ¿no? También afirma que el récord de salto sin carrera- o sea, saltar con las pierna juntas- de un miembro del Spetsnaz lo logró en 1970 un sujeto que debía consumir hormonas de rana a paletadas, porque alcanzó la asombrosa marca de 3,51 metros. Ni Superman, vaya. De hecho, asegura categóricamente que un Spetsnaz es invencible, cosa que ellos mismos pondrían en tela de juicio tras su desagradable visita a Afganistán, el Vietnam soviético. 


Viktor Suvorov (1947-       )
Pero bueno, exageraciones aparte- al cabo el tal Suvorov había pertenecido al cuerpo y querría darles lustre- la cosa es que desde entonces los Spetsnaz ya no son un misterio misterioso, sino una unidad de fuerzas especiales más que se tienen que batir el cobre en sitios muy desagradables llenos de ciudadanos muy cabreados, antes con los soviéticos y ahora con Putin, el nuevo autócrata de todas las Rusias que, por lo que parece, piensa durar en el poder más que un martillo en manteca.

En fin, criaturas, espero que esta lectura les resulte provechosa y puedan sacarle unas lágrimas de amargura a sus cuñados más despreciables.

Bueno, ahí queda eso. Otro día seguiremos contando las andanzas de estos ex-misteriosos homicidas.

Hale, he dicho

Spetsnaz en Chechenia. No debe haber cola para que lo manden a uno allí

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