viernes, 12 de noviembre de 2021

LA ERA DE LAS MIGRACIONES DEL SIGLO XXI

Dilectos lectores, este es otro artículo de opinión dedicado a un tema que, desde hace años, provoca innumerables controversias: las migraciones. Ya sabemos que no es ni remotamente un fenómeno reciente sino anterior a los tiempos de Noé pero, por desgracia, cada vez son más frecuentes los incidentes y enfrentamientos fronterizos a causa de estos movimientos de personas. Probablemente, al término de la lectura más de uno me tache de xenófobo y demás epítetos habituales dedicados a los que no están por la labor de dejarse invadir quedándose de brazos cruzados, pero como hombre libre que soy expreso mi opinión y punto, y si alguien no está conforme pues me da una higa. Las opiniones son como los cuñados: todo el mundo tiene uno. En fin, ya saben de qué va el tema, y advertidos quedan de que no se trata de una de mis habituales filípicas didácticas. 


Este es el principio de una nueva era


La especie humana es por naturaleza sedentaria. Le gusta establecerse en un determinado lugar donde pueda vivir con su tribu y dónde el clima y la tierra le sean propicios por lo que los humanos son, como muchas otras especies, sumamente territoriales. No quieren compartir sus recursos con otros, y lucharán denodadamente para defender sus cazaderos, sus zonas de recolección oportunista o las tierras que ha aprendido a cultivar y el ganado que ha aprendido a domesticar para no tener que echar el bofe y jugarse el pellejo trotando tras un búfalo, un mamut o un feroz jabalí. Los humanos han aprendido a construir viviendas que les han permitido asentarse en áreas más confortables que una puñetera cueva húmeda y oscura. Ya no tiene que caminar un trecho para buscar agua porque ha establecido su poblado junto a un arroyo de aguas límpidas, en un valle cuyo clima es más soportable o incluso agradable, y gracias a la agricultura y la ganadería dispone de más tiempo libre para reproducirse a una velocidad inquietante. Curiosamente, a pesar del largo período de gestación de sus hembras y el aún más largo período de dependencia materna de sus cachorros, su nivel demográfico aumenta con rapidez. Este aumento de población tiene una ventaja y un inconveniente. La ventaja es que si son más les resulta más fácil cultivar más tierras, guardar mejor el ganado y proteger su territorio. El inconveniente es que al ser más necesitan más recursos para subsistir, lo que puede llegar a esquilmar dichos recursos y, por ello, verse obligados a convertirse en nómadas de circunstancias y buscar otro sitio donde asentarse.

Así fueron nuestros comienzos como sociedad sedentaria: la
cabañita, las cabritas, el huertito, paz y sosiego...
Así pues, llegado el caso lían el petate y se ponen en marcha con su ganado y sus bártulos en busca de un nuevo territorio. Pero no es fácil encontrar un buen asentamiento que no esté ya ocupado por otros humanos. Tras varios días o semanas de marcha, encuentran otro valle similar al que durante varios años esquilmaron hasta dejar la tierra convertida en un erial, pero ya está ocupado. Sus habitantes, gente precavida, han fabricado una empalizada alrededor de sus cabañas para impedir que tanto las fieras como otros humanos invadan su reducto, y no son precisamente amigables. En cuanto tienen noticia de que un grupo de extraños se aproxima, rápidamente dan la voz de alarma. Ponen su ganado a buen recaudo, meten a los viejos, las hembras y los cachorros dentro de la empalizada y dejan a unos cuantos machos jóvenes a cargo de vigilarla. El resto se arma con sus garrotes, hachas y lanzas para informar a los nómadas que no son bienvenidos, y que mejor pasen de largo porque no están dispuestos a compartir su territorio con nadie. En ese momento pueden ocurrir tres cosas, a saber:

Primera: Los nómadas, en vista de que los ocupantes del valle son más y parecen tener muy mala leche, optan por hacerles caso y pasan de largo.

Segunda: Los nómadas sacan la calculadora traída por seres del espacio que el brujo de la tribu guarda como oro en paño, hacen recuento y comprueban que son más numerosos, por lo que deciden presentar batalla y declararse invasores diplomados. Si ganan, expulsarán a los habitantes del valle y se apoderarán de sus recursos. Si pierden, los habitantes del valle matarán a todos los machos nómadas de cualquier edad y se quedarán con las hembras, que les servirán como esclavas y reproductoras.

Tercera: Que ante la paridad de fuerzas, ambas tribus lleguen a un acuerdo para compartir el valle. La fusión de conocimientos de ambas tribus servirán para mejorar sus condiciones de vida, el aumento de pobladores los hará más fuertes ante la hipotética visita de futuros nómadas y, en breve, comenzará a tener lugar un mestizaje que vendrá muy bien para renovar la sangre, que ya sabemos que la endogamia es bastante chunga y produce hijos débiles y/o tontos que al llegar a la edad adulta se convertirán irremisiblemente en cuñados y/o políticos.

Y así nos vimos a los dos días, en el momento en que unos nómadas
pretendieron disputarnos el valle. La situación actual es exactamente
igual. Basta sustituir el poblado de la imagen por un país
Bien, grosso modo, ese ha sido el devenir de nuestra especie desde hace miles de años. Las migraciones jamás han cesado si bien las causas que las han producido han aumentado: guerras, catástrofes naturales, hambrunas, epidemias… A medida que la especie ha evolucionado, también lo ha hecho su estructura social y sus conceptos éticos y morales y, al mismo tiempo, se han fortalecido los vínculos entre los miembros de dicha sociedad, lo que les ha permitido progresar arrimando el hombro todos a una. Hablamos de una sociedad que ha pasado de estar formada por grupúsculos de unas decenas de probos homínidos liderados por el más cafre y grandullón del clan, a decenas o cientos de millones de probos ciudadanos liderados por un grupo de sinvergüenzas que basan su gestión al frente de la macro-tribu en el latrocinio y las corruptelas. Pero las migraciones siguen existiendo, y actualmente no pasan por el valle unos cuantos nómadas despistados, sino cientos, miles o millones de ciudadanos desesperados que cada vez se muestran más agresivos para que les permitan quedarse en el valle. Lo que han dejado atrás era tan asqueroso que están dispuestos a lo que sea porque no tienen nada que perder, por lo que estos nómadas empiezan a convertirse en invasores. Bien, este concepto creo que ha quedado claro, así que pasemos a otro punto para, al final, hacer converger todo en unas conclusiones que nos permitan ver las actuales circunstancias como son, no como nos quieren hacer ver que son.

A los tres minutos de que esta pancarta apareciera en la fachada del
ayuntamiento de Madrid, los móviles de los "refugees" echaban humo
informando a sus cuñados de que daban carta blanca para venir
cuando quisieran y cuantos quisieran
Los países del primer mundo están plagados de gente acomplejada. La progresía, maestra en temas de propaganda, ha sabido inculcar un sentimiento de culpa en una mayoría de personas que ven con recelo como aumenta de forma preocupante el número de nómadas. Culpa por haber colonizado a otros; culpa por haberse adueñado de los recursos de los colonizados si bien nunca mencionan los beneficios que los colonizados obtuvieron de sus colonizadores, sin los cuales muchos seguirían en la Edad de Piedra; culpa por haber sabido sacar mejor provecho de sus propios recursos y, por ende, vivir mejor; culpa porque nuestro nivel de vida contamina más el planeta y, ya puestos, culpa por ser culpables de que otras tribus no hayan sabido prosperar, que vendría a ser lo mismo que acusar a un padre de que su hijo no quiera estudiar porque no ha nacido con capacidad intelectual para ello.

Escena de "La cortina de humo" en la que el productor, interpretado
por Dustin Hoffman, da instrucciones a la supuesta albanesa. Ni
siquiera lleva el gato, que será añadido en el proceso de edición,
sino un paquete de patatas fritas para picoteo
Estos ciudadanos acomplejados no son racistas ni odian a la humanidad, e incluso les produce pesadumbre ver la miseria, las guerras y las hambrunas que padecen otros. Las imágenes y noticias que trascienden en nuestra archicomunicada sociedad nos permiten seguir al minuto los desastres que tiene lugar en cualquier parte del mundo, y el complejo de culpa se mezcla con el sentimiento de solidaridad propio de la especie, ambos aumentados con un constante machaconeo propagandístico hábilmente manipulado: el negrito con ojos tristes comido de moscas, la niña afgana cuyo destino es ser la esclava de un marido 30 años mayor que ella, el ciudadano subsahariano- antes negro a secas- que trepa desesperado una valla de varios metros de altura huyendo de cualquier guerra, etc. Son imágenes que buscan conmover aunque, por lo general, son meras escenografías diseñadas por expertos en la materia. ¿Han visto la película “La cortina de humo” (título original “Wag the dog”)? Es una cinta en clave de comedia protagonizada por Robert de Niro y Dustin Hoffman que trata de cómo manipular a las masas para desviar la atención del personal, precisamente mostrando una supuesta cría albanesa pasándolas putas en un ambiente bélico. La niña corretea en un estudio ante un fondo azul sobre el que, en el proceso de edición, plantan un escenario de guerra y con el añadido de efectos de sonido: explosiones lejanas, tableteo de ametralladoras, gritos de angustia, etc., y hasta se analiza el impacto visual del color del gatito que lleva en brazos para que inspire más compasión. No cuento más para no chafarles la historia, pero les aseguro que merece la pena verla.

Esta conocida foto supuso literalmente un mazazo en las conciencias
de la sociedad occidental. El crío de origen kurdo que apareció
ahogado en la costa turca se presentó como la enésima prueba de
la culpabilidad de Occidente, como si Occidente tuviera la culpa
de que Siria lleve años de guerra civil. Sin restar importancia a la
tragedia, luego se supo que la foto fue manipulada
A diario nos salen en la red tropocientos pantallazos de ONG’s que piden tu firma, o sea, tus datos para venderlos a quien sea, para que dones dinero a los niños de Paislejanolandia, o para que a una ciudadana iraní no le endilguen no sé cuántos latigazos, anuncio este que por cierto lleva un siglo apareciendo, y dudo que los expeditivos ayatolás estén aún esperando a ejecutar la sentencia sobre esa desdichada. No paran de propalar noticias terribles sobre matanzas, hambrunas, epidemias, apocalipsis y desastres naturales de todo tipo. En resumen, el sentimiento de culpa aumenta cada día que pasa, y encima nos incrustan en nuestras atribuladas existencias a la niña esa que necesita imperiosamente tratamiento psiquiátrico porque el tema del clima le ha destrozado la infancia a pesar de vivir en uno de los países con mejor nivel de vida del planeta. La niña abronca en la mismísima ONU a una caterva de políticos con jeta de pesadumbre y lágrimas de cocodrilo, y todos a una prometen a la niña siniestra que harán todo lo necesario para revertir el inminente apocalipsis que acabará con nuestro hermoso planeta de aquí a un mes o dos. Por cierto, ¿nadie se ha preguntado cómo pudieron los humanos de hace 30.000 años provocar una glaciación? ¿O cómo los nocivos humanos pudieron convertir una inmensa selva en el actual desierto de Sáhara? Lo más que contaminaban eran sus hogueras para soasar el filete de búfalo y el metano de sus pedos tras hartarse de legumbres cocidas, por lo que semejantes cambios en el clima se me antojan debidos a otros motivos que ignoramos.

Emigrantes españoles despidiéndose de sus familias camino de
Alemania. No entraron saltándose controles fronterizos, no
arrollaron a los guardias, no iban indocumentados. Todos entraron
con su pasaporte a buscar trabajo a un país que necesitaba
imperiosamente mano de obra. ¿Somos culpables por eso?
Otra forma de fomentar ese sentimiento de culpa es alegar que los europeos fuimos también nómadas, cuando no invasores, en tiempos pasados, por lo que moralmente estamos obligados a aceptar las masas de nómadas provenientes del tercer mundo. Dejando aparte los movimientos invasivos que derivaron en imperios, mencionan los europeos que migraron a Estados Unidos entre la segunda mitad del siglo XIX y las dos o tres primeras décadas del XX. Lo que no dicen es que, gracias a esos migrantes con apellidos irlandeses, rusos, italianos, franceses, españoles, etc., Estados Unidos se pudo convertir en la primera potencia del mundo. Mencionan los españoles que a principios del siglo XX se fueron a países sudamericanos en los que incluso aún tenían parientes porque, al cabo, habían sido parte de España hasta hacia 80 años; otros, por motivos políticos, huyeron de España tras la guerra civil, y otros que durante los años 60 se marcharon a Alemania, Suiza o Francia principalmente para buscarse las habichuelas. Algunos se quedaron, pero la mayoría volvieron al terruño cuando lograron mejorar su situación económica. Muchos rusos se largaron de su país a raíz de la revolución bolchevique, muchos italianos se largaron a América cuando Italia estaba un poco bastante arruinada, muchos portugueses se largaron a Brasil, Angola o Mozambique, muchos british (Dios maldiga a Nelson) aprovecharon su moderno imperio para establecerse en Sudáfrica, Rodesia, India, etc., muchos gabachos (Dios maldiga al enano corso) hicieron lo propio en Marruecos, Argelia o Indochina, etc., etc., etc. En resumen, todos los europeos hemos migrado alguna vez.

Buque mercante atestado de migrantes cuyo puerto de destino era
la isla Ellis, en Nueva York, donde eran recibidos, clasificados,
identificados y documentados. Tampoco entraron ilegalmente, y
su esfuerzo permitió prosperar tanto al país como a ellos mismos
Sin embargo, estas migraciones no eran invasivas. Estos europeos nómadas iban a países donde sabían que hacía falta mano de obra o donde era posible crear industrias que dieran puestos de trabajo. Sí, es cierto que muchos canarios llegaron a Venezuela en pesqueros de forma ilegal, y es cierto que los italianos y los irlandeses crearon mafias en Estados Unidos que aún hoy día no han podido- o no han querido- erradicar. Pero también es cierto que la inmensa mayoría de estos nómadas migraron legalmente, se buscaron un trabajo y prosperaron como buenamente pudieron. Por cierto que siempre me ha llamado la atención cómo los tedescos, que tras la guerra se encontraron en vez de un país una escombrera calcinada, no se convirtieron en nómadas. Se quedaron en su país, limpiaron los escombros, edificaron en los solares machacados por las bombas y, quince años más tarde, volvían a ser la primera potencia económica de Europa. Curioso, ¿no? O más bien, envidiable.

Uno de los muchos asaltos en la valla fronteriza de Melilla. La
eliminación de las concertinas en la parte superior por dictado de
la progresía solo ha servido para facilitar la entrada de ilegales y
para poner en peligro la vida de los agentes que vigilan la zona
Pero, sea como fuere, no vamos a entrar en los motivos que impulsan a millones de personas a jugarse el pellejo cruzando el mar en una canoa mohosa, o a tener que pasar por zonas de guerra donde pueden ser heridos o muertos o, en resumen, a las mil y una calamidades y penurias que a diario pasan en el mundo. Lo cierto es que estamos viviendo una verdadera invasión que ya amenaza nuestra misma sociedad, dividida entre acomplejados y acomplejadores. Y más cierto es que la aceptación de estas masas de nómadas se antojan un tanto contradictorias porque lo que dicen los políticos al respecto es bastante surrealista. Son unas excusas tan ridículas y básicas que un parvulario avispado las desbarataría en un periquete.

Afirmación: Necesitamos inmigrantes para pagar las pensiones del futuro.

Réplica: ¿Y por qué no dictan leyes para modificar el sistema de pensiones, el cuál Vds. mismos llevan décadas diciendo que hay que cambiar y no cambian porque solo buscan que les favorezca el cambio con un rédito electoral, prevaleciendo la ideología en vez del bien común?

Afirmación: Necesitamos no sé cuántos millones de currantes porque el gasto en pensiones y seguridad social nos supera.

Réplica: ¿Cómo es posible que necesitemos millones de currantes en un país con millones de parados?

Afirmación: Vienen en busca de una vida mejor.

Réplica: ¿A costa de empeorar la nuestra?

Afirmación: Ningún ser humano debe ser ilegal.

Réplica: Cicerón decía que somos libres porque somos esclavos de la ley. Sin leyes, viviríamos en un caos.

Afirmación: Son pobres víctimas que huyen de la miseria.

Réplica: ¿Si están en la miseria, de dónde sacan los miles de euros o dólares que las mafias les exigen para traerlos? Y ya puestos, esos miles son pequeñas fortunas en sus países de origen con los que podrían montar algún tipo de empresa, explotación agrícola o lo que sea.

Jesús Caldera, ministro de Trabajo entre 2004 y
2008, llevó a cabo una regularización masiva de
690.000 ilegales, lo que provocó enérgicas protestas
por parte de varios países de la UE por el evidente
efecto de llamada que tendría semejante medida.
Pero lo guay era eso de "papeles para todos" sí o sí
Y a todo ello, añadir el efecto de llamada por la permisividad en las fronteras, la formación de mafias que son simples traficantes de carne humana y la creciente delincuencia protagonizada por menas y no tan menas que saben que hay ONG’s de acomplejadores que les proporcionan asesoramiento legal para escaquearse, manteros que no pagan impuestos y ejercen una competencia ilegal al comercio legal literalmente esquilmado a base de impuestos, traficantes que prostituyen a chicas menores y no tan menores para “pagarse el billete” y a las que prometieron un puesto de trabajo, aunque no especificaron que el trabajo consistía en ejercer la prostitución SINE DIE, etc. Pero ante esos hechos palmarios, los políticos miran para otro lado y se limitan a repetir como cotorras que hay que ser tolerantes, que hay que ayudar al prójimo mientras ellos roban al prójimo a calzón quitado y, en fin, los mantras huecos y manidos de siempre. Bien, ya vemos como esta todo perfectamente orquestado para crear un ambiente social propicio para que los ciudadanos acomplejados traguen sapos so pena de ser tachados de xenófobos, racistas y, naturalmente fascistas, calificativo sumamente práctico para aplicarlo a todo aquel que, independientemente de su ideología, tenga la osadía de manifestar abiertamente una postura contraria a la marcada por esa progresía dictatorial que nos coarta la libertad de opinar como nos dé la gana a pesar de que ellos son los primeros a los que la palabra libertad no se les cae de la boca.

Y ahora, las cuestiones finales donde confluye todo lo que se ha expuesto y que juraría que es compartido, aunque callado, por muchos de los que me leen para no ser señalados con el dedo de la progresía redentora que no admite réplicas a sus dogmas.

¿Por qué estos nómadas ilegales no pagan ni siquiera una tasa
por venta ambulante, mientras que un kioskero que vende
chucherías es esquilmado como un borrego?
Pregunta 1: ¿Qué está motivando estos movimientos migratorios masivos?

Respuesta: Dos motivos. Uno, la necesidad de determinadas personas de huir de estados de guerra o persecución política. Antes se chinchaban y sucumbían o sobrevivían como podían o les dejaban. Ahora, la facilidad para comunicarse en un mundo globalizado les permite alentar la esperanza de escapar de la quema en otros países donde reina la paz. Dos, los bulos propalados por las mafias que buscan el traslado masivo de nómadas con la promesa de que los llevarán a países donde mana leche y miel. Una vez que los dejan en su destino y ven que ni hay leche ni miel es tarde para echarse atrás. El mafioso ha cobrado y no admite devoluciones. El nómada se acaba de convertir en un “sin papeles” con un futuro aún más negro que el que tenía en su país de origen. La forma de impedir que se sumen más es eliminar el efecto de llamada consecuencia de facilitar papeles o abonándoles un subsidio que, por otra parte, en justicia debe estar destinado a los ciudadanos que contribuyen con sus impuestos, no a intrusos que entran de forma ilegal en la Unión Europea.

A diario nos bombardean con imágenes de este tipo para aumentar
el sentimiento de culpa de Occidente. Pero, ¿culpa de qué? ¿De
que en su país haya guerra? Ninguno de nosotros la ha provocado.
¿De que pasan hambre? Ninguno de nosotros les ha robado la comida.
¿De qué carajo tenemos la culpa?
Pregunta 2: ¿Qué ha hecho proliferar como hongos las ONG’s que protegen a las avalanchas de nómadas?

Respuesta: Obviamente, montarse su chiringuito. Ya tenemos noticias de famosas ONG’s (no citaré nombres, naturalmente, pero ahí está la hemeroteca) acusadas de corruptelas o cuyos dirigentes eran unos golfos consumados que, aprovechando la buena fe de unos cuantos, se forran a costa de subvenciones estatales, donaciones privadas y, posiblemente, de porcentajes de las mafias que trasladan a los nómadas. Actualmente, tener un cargo en una de estas ONG’s supone ganar una pasta difícil de controlar a nivel fiscal y, encima, sin dar un palo al agua. El trabajo ya lo ponen los pardillos que se van a pasar las vacaciones de verano a cualquier país a cavar un pozo a pico y pala y a contraer malaria o cualquier enfermedad chunga que les joderá la vida. O, si el cruel destino se pone borde, a palmarla a manos de un ciudadano melanino cabreado no se sabe por qué que decide acribillar a balazos con su Kalashnikov a los cooperantes que van precisamente a ayudarles.

Genocidio de Ruanda entre hutus y tutsis. ¿Somos culpables de
que se odiaran a muerte y se mataran a machetazos?
Pregunta 3: ¿Por qué hay países que promueven que sus ciudadanos se conviertan en nómadas?

Respuesta: Eliminar población improductiva, sobre todo entre los más jóvenes, pero también como medio de presión para perjudicar a terceros países. Recuerden lo de Ceuta hace unos meses: una auténtica invasión de chavales enviados a España valiéndose del bulo de que una conocida estrella de balompié jugaría en la ciudad. ¿Qué estado sería capaz de emplear la fuerza para repeler una invasión de chavales desarmados? Resultado: nos endosan varios miles de menas que nos cuestan un pastizal y que dentro de unos meses se habrán fugado de los centros de internamiento para engrosar la lista de delincuentes juveniles o los grupos de criminales que se dedican a robar, traficar con drogas y montar verdaderas batallas entre bandas rivales, perturbando la paz y creando guetos en los que se han convertido en los amos sin que ningún político tenga valor para implantar la ley sí o sí porque la progresía los señalará con el dedo acusador de la xenofobia y blablabla...

Pero, ojo, determinados países aprovechan los movimientos migratorios para llevar a cabo una infiltración silenciosa formada por fanáticos islamistas cuya misión es captar adeptos y fanatizar a los de su religión. Ya hemos visto como la mayoría de los atentados islamistas perpetrados en los últimos años han sido llevados a cabo por jóvenes nacidos en su país de adopción pero que, tras caer en las redes de estos captadores de pirados, no han dudado en matar a los que los acogieron de buen grado. Obviamente, pagarán justos por pecadores, pero lo cierto es que cualquier persona de religión musulmana causa rechazo aunque sea un santo varón por culpa de esos ingratos. Y a este apartado, sumar las mafias de los países del este y los menores que se suman a agresivas bandas callejeras que, gracias a unas leyes permisivas hasta la nausea, cometen todo tipo de fechorías sin que se les pueda castigar como merecen. O sea, son hombres para delinquir, para matar o para robar, pero para recibir el castigo pasan a ser pobres niños que han sido llevados por el mal camino por culpa, naturalmente, de Occidente, origen de los males del planeta desde tiempos de Adán.

Matanza de judíos en Ucrania a manos de un Einsatzgruppen.
La culpa fue de los hutus y los tutsis. Ah, no, que fueron los
nazis, que odiaban a los judíos...
Pregunta 4: ¿Por qué a pesar del evidente malestar de la ciudadanía contra esta avalancha continua de nómadas los políticos no hacen otra cosa que no sea poner parches donde lo que habría que hacer es cambiar la rueda entera?

Respuesta: Aparte de porque no quieren por nada del mundo ir en contra de la abyecta tiranía de lo políticamente correcto, por algo tan simple como ver en esas masas de nómadas un semillero de futuros votantes. El famoso “papeles para todos” y el “nadie es ilegal” tiene una clara finalidad: cuando tengas papeles y puedas votar ya sabes que, si no me votas a mí, los malos malosos xenófobos, racistas y fascistas te mandarán de vuelta a tu pueblo roñoso en 0’2 nanosegundos. Un millón de nómadas legalizados por la cara son un millón de votos que pueden decantar unas elecciones de forma apabullante.

Por otro lado, los hábiles propagandistas de la progresía pondrían en movimiento a sus ejércitos de perroflautas y demás parásitos acomplejados que no dudarían en echarse a la calle exigiendo que se reciba a los refugees con los brazos abiertos aunque ello suponga un aumento de la delincuencia, un aumento de la economía sumergida y un aumento de la competencia ilegal al comercio legal. Mientras tanto, el resto de la población, en vez de manifestarse en defensa de sus intereses, prefiere callar y cerrar los ojos para que no les tachen de xenófobos, racistas y fascistas.

Este psicópata sigue siendo el máximo icono de la
progresía. Esa progresía que defiende los derechos y
las libertades pero que adora a un homófobo redomado
y un criminal que declaró en la ONU en 1964: "Hemos
fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras
sea necesario
". Sin embargo, siguen vendiendo su
imagen de "revolusionario" defensor del pueblo
Pregunta 5: ¿Por qué existe ese temor reverencial a que la progresía te señale como xenófobo, racista y fascista?

Respuesta: Es la consecuencia de años de adoctrinamiento e ingeniería social en la que la progresía ha conseguido situarse en un nivel de superioridad moral totalmente inexistente, pero incomprensiblemente aceptado por muchos. Esta progresía, fiel seguidora de los regímenes más sanguinarios que han existido, se arroga el papel de defensores de una libertad que su ideología ha pisoteado sin misericordia desde siempre. Por otro lado y como contrapartida, se ha inculcado que la defensa de la patria, del territorio, de la cultura y las tradiciones son propios de dictaduras de derechas, como si las de izquierdas no estuvieran todo el día cacareando con la sacrosanta patria, los enemigos de la patria, los héroes de la patria, etc. Antaño lo repetían continuamente Stalin, Hoxha, Ceaucescu, Mao, Tito, Castro, Pol-Pot, etc., y actualmente el gordito coreano, el otro Castro, Chaves, Maduro, Morales, Castillo, Ortega, etc.). Han logrado que en Europa, ser defensor de todo lo que entraña y abarca el concepto de patria, de nuestros valores y nuestras tradiciones sean identificados como sentimientos propios de ideologías de extrema derecha, y que lo guay es un mundo de colores donde todos somos hermanos, nos llevamos muy bien, nos queremos mucho y caminaremos de la mano en dirección a un maravilloso amanecer de una nueva humanidad donde reinará la paz y la concordia eterna. Ah, y no habrá cuñados.

A un lado, los nómadas. Al otro, los defensores del valle. Bastará
una chispa para que se desencadene algo que prefiero no imaginar
Pregunta 6: ¿Qué consecuencias tendrán estos movimientos migratorias masivos, y si habrá una solución para ponerles freno?

Respuesta: Toda acción tiene su reacción. Eso es infalible. La paciencia del personal tiene un límite que, tarde o temprano, se acabará agotando, y entonces los mantras de la progresía no serán oídos por nadie, y ser tachado de xenófobo, racista y fascista le importará un carajo a la gente y, de hecho, ya hay muchos que se pasan esas admoniciones por el forro de la bragueta, como está ocurriendo estos días a Polonia. El miedo a unos nómadas cada vez más agresivos y que encima llegan exigiendo derechos ya está haciendo crecer en Europa partidos de extrema derecha que hasta hace pocos años eran residuales. Pero poco a poco están ganando terreno porque la gente se está empezando a hartar de este tema, y aunque en el bar o en la oficina digan una cosa, cuando echan la papeleta en la urna dicen otra. Ya vimos como en Francia el partido de Le Pen, que eran cuatro gatos, ha crecido de forma notable, y lo mismo está ocurriendo en naciones como Austria, Polonia, Dinamarca, Hungría, Italia, o España, que son más vulnerables a esos movimientos migratorios por su situación geográfica en la Unión Europea.

Ante eso, los partidos políticos de siempre, o sea, los que por norma se limitan a arrimarse al sol que más calienta, verán en peligro sus poltronas, por lo que empezarán a cambiar su discurso si bien lo harán de forma disimulada para no ser tachados de xenófobos, racistas y fascistas. Apelarán al bienestar del pueblo, a la imposibilidad de dar cabida a más nómadas muy a su pesar y, poco a poco, acabarán reconociendo que obtener un millón de votos de inmigrantes legalizados no es rentable porque les cuesta perder seis millones de votos de ciudadanos de pleno derecho, y con tal de no perder la poltrona meten al millón de legalizados en un barco y los mandan de vuelta a África de la misma forma que les regalaron los papeles en su día.

Este tipo de enfrentamientos serán inquietantemente frecuentes,
y cuando a los nómadas les de igual que les peguen un tiro en su
país o en una frontera, las cosas se podrán muy feas
Pregunta 7: ¿Qué tipo de solución se le dará a este problema?

Respuesta: Ninguna que sea agradable. Los nómadas, antes de disminuir en número, irán en aumento, y cada vez acudirán en más cantidad, no ya con la intención de “buscar un mundo mejor”, sino de apoderarse por la fuerza de ese mundo mejor. La inmigración será cada vez más usada como una forma de invasión soterrada, como en su día hizo Hasán II con su Marcha Verde en 1975. Hoy, ningún país se atrevería a abrir fuego contra una masa supuestamente desarmada (ojo, los palos, las piedras y las botellas de gasofa son armas). Dentro de poco, seguramente sí. Las concertinas y las sirgas tridimensionales proscritas por la progresía que vive de este chiringuito buenista se instalarán de forma masiva en las fronteras de Europa, y las minas antipersonal que con tanto orgullo eliminaron de sus arsenales los países de Europa con las bendiciones de personajes de farándula como Diana Spencer volverán a ser fabricadas y sembradas porque lo que estará en juego no será nuestra forma de vida o nuestro bienestar, sino nuestra propia supervivencia ante nómadas intransigentes que en vez de integrarse pretenden que seamos nosotros los que aceptemos sin rechistar sus costumbres y su cultura, nómadas que pretenden compartir nuestro progreso sin haber hecho nada para crearlo, y nómadas que vienen a tomar por su mano lo que deseen porque se les ha dicho que pueden hacerlo por la cara.

En pocos años, Europa se habrá convertido literalmente en una fortaleza para detener el flujo masivo de nómadas. Se hará realidad la famosa frase del coronel Jessep en “Algunos hombres buenos” (1992) cuando dice que “vivimos en un mundo que tiene muros y esos muros han de estar vigilados por hombres armados”. Las fronteras las formarán miles de kilómetros de alambradas, de campos minados, de patrullas de vigilancia armadas hasta los dientes y dispuestos a abrir fuego contra todo aquel que pase sin permiso. Y las costas tendrán que ser vigiladas por patrulleros que dispararán ráfagas de aviso a pateras atestadas de nómadas para que den media vuelta. Cuando los nómadas vean que ocupar el valle es imposible, el efecto llamada desaparecerá, los bulos propalados por las mafias de traficantes de carne humana serán desoídos y, finalmente, se iniciará una nueva era, pero no de ciudadanos del mundo caminando de la mano hacia un nuevo amanecer, sino de ciudadanos de un mundo dividido en dos: ricos contra pobres, con los ricos dispuestos a que nadie les quite sus valles, y de pobres buscando la forma de colarse en los valles de los ricos.

Muro en la frontera de Méjico con Estados Unidos. Queramos o
no, me temo que este es el futuro a corto-medio plazo
Pregunta final: ¿Cuándo empezó este problema? Porque guerras, epidemias y miseria ha habido siempre, y en tiempos modernos no se han producido anteriormente estas migraciones masivas.

Respuesta: A mi entender, la culpa es de Occidente y de una política de ayudas mal aplicada a causa de sus complejos. Si te dedicas a enviar dinero a gente que necesita salir adelante, llega un momento en que mucha de esa gente se da cuenta de que es más cómodo seguir llorando, porque quien no llora no mama, y en vez de intentar prosperar con la ayuda económica de Occidente prefieren vivir directamente el dinero de Occidente. Los ejemplos serían para llenar una enciclopedia, pero a modo de moraleja y conclusión, narraré una anécdota que oí hace unos años de boca de un misionero que había estado la torta de años en África, antes de que se produjera el actual fenómeno migratorio que vivimos a diario.

Este probo y solidario ciudadano estaba en Kenia, concretamente en territorio de los masai, que al parecer son ganaderos. Pero no son ganaderos vocacionales, sino porque los dioses les habían encargado la custodia del ganado. Está de más decir que los discursos del misionero acerca de la absurda teología ganadera de los masai no sirvieron de nada, y debido a una sequía que duraba ya varios años, las vacas parecían las siete vacas flacas del sueño del faraón. Ante la falta de pastos, el misionero solicitó y recibió material para perforar pozos artesianos y disponer de agua, así como todo lo necesario para sembrar grano, heno o, en resumen, cualquier tipo de forraje para alimentar a sus depauperadas y birriosas vacas divinas.

Bien, el misionero y sus cooperantes perforaron el pozo, instalaron la bomba de agua y enseñaron a los impasibles masai el proceso para preparar el terreno para la siembra: desbrozar, limpiar, arar, sembrar, etc. Finalmente, les juraron por sus muelas que gracias a ello sus vacas engordarían, darían una leche estupenda y se acabarían sus cuitas, lloviese o no. La respuesta de los masai fue como para mandarlos al carajo y borrarse de misionero para dedicarse a instalar piscinas en urbanizaciones de lujo:

-Los dioses nos confiaron la custodia del ganado. Nosotros no somos agricultores, sino ganaderos, por lo que no vamos a sembrar nada.

-Pero, a ver si os enteráis- replicó el misionero, imagino que un poco cabreado-, si no sembráis no habrá pasto, y el ganado morirá.

-Si el ganado muere será la voluntad de los dioses- dijeron sin inmutarse ante lo inexorable.

Mujeres alemanas desescombrando tras la guerra. Estas no esperaron
una señal de los dioses para reconstruir su país, arrasado hasta los
mismísimos cimientos
Como es lógico, si el ganado palmaba ellos irían detrás, pero por lo que se ve les importaba una higa porque así lo habían decidido los dioses. Obviamente, el misionero no tuvo la sangre fría de mandarlos al carajo, por lo que se tuvo que preocupar de hacerles llegar con el dinero de Occidente grano y pienso para que no se les murieran las puñeteras vacas y, mientras tanto, los masai seguían mirando al cielo a ver si alguna nube se aproximaba sin preocuparse mucho de sus vacas ya que el misionero era el que les llenaba el buche mientras que los dioses seguían durmiendo la siesta. En todo caso, lo cierto es que Occidente no puede alimentar al resto del planeta, ni solucionar sus odios ancestrales, ni mediar en sus guerras. Ni puede ni debe, porque hacerlo es como permitir que tu hijo crezca sin dar un palo al agua porque sabe que le comprarás ropa, tendrá agua caliente para lavarse, 50 pavos para irse a tomar unas birras con los colegas y tres comidas al día más el picoteo, además de tele por cable, internet, un móvil chulo, y hasta te irás con la parienta al cine si se le ocurre presentarse en casa con una amiga para que puedan refocilarse apaciblemente sin que nadie les perturbe el polvete.

Ahí tienen el resultado de una guerra de 20 años para introducir
en el siglo XXI a gente que no quiere pasar del siglo XV
Occidente ha gastado miles de millones y miles de vidas en intentar que un país como Afganistán salga de la Edad Media, y tras años y años han demostrado que prefieren seguir como estaban en tiempos de Mahoma. Hoy he leído una noticia sorprendente: su ejército- que se rindió a los talibán sin pegar un tiro- era seis veces inferior a las cifras conocidas para que sus mandos cobrasen las nóminas del personal que figuraba en plantilla aunque no existiera. ¿Para eso ha gastado Occidente recursos con los que se podrían haber construido decenas de hospitales e infraestructuras que nos son necesarias? ¿Para que al final sigan con su sharia cortando manos y cabezas, azotando a las mujeres violadas o ahorcando en una grúa a los homosexuales? Vaya forma de hacer el primo y, encima, la culpa de la derrota también es de Occidente, que en vez de arrojar mogollón de bombas termobáricas para acabar con todos optaron por el buen rollito. A ver si se enteran que meterse en camisa de once varas no solo no es rentable, es que es hacer el ridículo, y no sé qué es peor. Y mientras se ríen de nosotros, seguirán exportando opio en cantidades industriales, entrenando terroristas y serán refugio de fanáticos islamistas para joder a Occidente, el Demonio de la Era Moderna.

Ah, y no olvidemos la amenaza de Ahmed Ben Bella allá por 1966: “Conquistaremos Europa con el vientre de nuestras mujeres”, y si esto no da que pensar a los buenistas super guays de turno, puede que esta declaración del obispo de Esmirna, monseñor Germano Bernardini, durante un sínodo celebrado en octubre de 1999 y presidido por el extinto Juan Pablo II les estimule sus atrofiados magines:

Durante un encuentro oficial sobre el diálogo islámico-cristiano, un reconocido personaje musulmán, dirigiéndose a los participantes cristianos, dijo en un cierto momento con calma y seguridad: “Gracias a vuestras leyes democráticas os invadiremos; gracias a nuestras leyes religiosas os dominaremos”. Este relato debe creerse ya que el “dominio” ya ha comenzado con los petrodólares utilizados, no para crear puestos de trabajo en los países pobres de África o del Medio oriente, sino para construir mezquitas y centros culturales en los países cristianos de inmigración islámica, incluida Roma, centro de la cristiandad. ¿Cómo no ver en todo esto un claro programa de expansión y reconquista?”.

Acojona, ¿verdad? Pues eso es lo que hay. Sirva de aviso.

Hale, he dicho

Estos críos serán por desgracia los que formen la vanguardia de los nómadas. ¿Quién sería capaz de hacerles daño? Pero la culpa no será de Occidente, sino de los que los usen como escudos humanos de la misma forma que el rey de Marruecos usó a sus chavales para lanzarlos contra España. Sin embargo, una vez más, los responsables de todo seremos nosotros, eso fijo


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