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Una sociedad en la que esta escena es considerada actualmente como una violación en toda regla está condenada a desaparecer. En Occidente hay ya no cabe un tonto más, y lo peor es que asistimos impasibles a nuestra autodestrucción tanto como civilización como cultura por obra y gracia de los nuevos totalitarios |
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Totalitarios convencionales que se hicieron con el poder conforme al "Manual del Tirano Avezado". Los que padecemos actualmente en Occidente lo han hecho de forma tan taimada que todos los toman como benefactores de la humanidad |
No hay nada nuevo bajo el sol. Desde que tenemos noticia, la humanidad ha pasado por ciclos alternativos de libertad y opresión. La libertad ha permitido a los aspirantes a opresores a propagar sus tóxicas consignas, su demagogia y sus mensajes de odio contra sus enemigos, reales o imaginarios. La gente, mayoritariamente aborregada y sensible ante los argumentos de cualquier pico de oro, ha aceptado sus dogmas y ha ascendido al poder al aspirante a opresor para convertirlo en opresor a tiempo completo. Estos totalitarios siempre han sido ciudadanos con la capacidad de ver el momento adecuado para iniciar su metamorfosis: guerras, períodos de carestía, etc., que hacen que la gente se cabree y se incline a apoyar a cualquier pelagatos rebosante de demagogia para auparlo al poder con tal de que los saquen de sus penurias. El enano corso (Dios lo maldiga) aprovechó la situación caótica que se vivía en Francia tras la revolución para reciclarse de tenientillo de artillería en emperador nada menos. El ciudadano Adolf, un acuarelista fracasado, supo ver que la humillación sufrida por Alemania tras la Gran Guerra sería la llave que le daría el poder. El camarada Lenin tuvo clarísimo que el pueblo ruso estaba un poco harto de los inmensos privilegios de la aristocracia encabezada por el padrecito Nikolái Aleksándrovich Románov, y no paró hasta, parafraseando al alevoso visir Iznogud, ser zar en lugar del zar. En fin, la lista sería interminable y, como decía el enano corso, que a veces tenía algún destello de inteligencia, "la mayor parte de aquellos que no quieren ser oprimidos, quieren ser opresores". Y, ciertamente, es una verdad como un templo.
Bien, esto es lo que nos dice la historia. Sin embargo, Occidente parece haberse liberado por fin de los totalitarismos políticos, uséase, las dictaduras al uso que aún padecen otras zonas del planeta que siguen ancladas en el pasado. Europa ha tenido que soportar ya demasiados tiranos que han provocado infinidad de guerras que no han servido para otra cosa que no fuese sembrar miseria, muerte y destrucción + IVA, hambre y odios africanos. Pero el hecho de que Occidente ya se vea- de momento- libre de tiranos convencionales, no quiere decir que no padezca totalitarismos y, de hecho, ya se están imponiendo si bien no por la fuerza de las armas, sino por la presión incansable de esos grupúsculos que, a modo de sectas, pretenden propagar sus ideas amparados en la libertad de expresión y en la defensa de minorías supuestamente oprimidas pero que, curiosamente, no toleran que nadie levante la voz contra ellos o se atreva siquiera a cuestionar sus dogmas.
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El racismo patológico de los yankees fue en gran parte el germen que dio paso a los actuales totalitarios |
Todo este mamoneo de la abyecta tiranía de la corrección política surgió, como es de todos sabido, de los Estados Unidos, un país cuya sociedad, podrida hasta el tuétano, es víctima de sus múltiples complejos surgidos precisamente de su interminable lista de vicios, empezando por el racismo y el supremacismo. Han puteado tanto a sus minorías que, al final, se han autoerigido en los defensores planetarios de los oprimidos hasta convertirlos en los nuevos opresores. Estamos presenciando como los ofendiditos, esos inquisidores de nuevo cuño, son los que dicen de qué se puede hablar y qué no se debe decir, pero ellos dicen y hacen lo que quieren porque se han intitulado en defensores de los oprimidos, lo que les permite oprimir a destajo. Estos opresores han adoptado tácticas que ya practicaban los nazis en los años 3o, pero adaptadas a los tiempos modernos: 1. El señalamiento. Los nazis no disponían de redes sociales para incluirte en la lista de estigmatizados, de modo que plantaban al personal una estrella amarilla hasta en los calzoncillos. O las bragas, naturalmente. Ahora, en menos de cinco minutos tu jeta aparece en todo el planeta con el estigma con que te hayan marcado.
2. El aislamiento social. Los nazis segregaban a los judíos en guetos para que los arios no se viesen contaminados con su presencia, y los opresores modernos buscan silenciarte y que nadie quiera relacionarse contigo porque eres racista, xenófobo, homófobo o poseedor de cualquiera de las tropocientas fobias que han creado. Ahora, tus "amigos" se olvidan de tu existencia, te bloquean en el "wasa" y si te ven venir se cruzan a la otra acera. Ya no existes. Has sido cancelado.
3. El silenciamiento. Los nazis no permitían a los judíos dar conferencias, informar a nadie la persecución de que eran objeto, etc. Ahora, si uno de los señalados por el estigma quiere dar una charla o participar en un debate, una horda de opresores se persona en el lugar donde se celebrará el evento y la liarán parda para que el pseudo-opresor oprimido no pueda manifestar su opinión, cercenándole su libertad de expresarse y a la que los opresores recurren para mandarte a callar si no dices lo que ellos quieren oír.
4. La persecución y el acoso. La Gestapo y los Einsatzgruppen buscaban hasta en las cloacas a los enemigos del estado, retiraban los títulos universitarios a los judíos, y hasta les quitaban las condecoraciones ganadas durante la Gran Guerra luchando por Alemania. Ahora, los pseudo-opresores oprimidos son hostigados sin descanso. Reciben amenazas, incluso de muerte, de las que no se libran ni sus familias. Los pseudo-oprimidos opresores presionan para que los despidan de sus trabajos, para que tengan que marcharse a otra ciudad o, mejor aún, a otro país. O, todavía mejor, a que se ahorquen en el garaje, y así dejan de oprimir a los pseudo-oprimidos.
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Bright Sheng, compositor, director de orquesta y pianista al que los alumnos de la Universidad de Michigan le liaron la de Dios porque tuvo la osadía de ilustrar un seminario proyectando la perversa versión de "Otelo" dirigida y protagonizada por Laurence Olivier en 1965. El malvado actor cometió la atrocidad de pintarse la jeta de marrón para interpretar al moro Otelo. Algo imperdonable. Por cierto, no oí a ningún blanco quejarse cuando Denzel Washington interpretó a Macbeth en 2021
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En fin, las perspectivas son, como vemos a diario, de lo más siniestras. Han permitido que una legión de ignaros acomplejados se erija en paladines de todo lo que consideran ofensivo y, encima, se les tolera. Hace 500 años, un acusado de herejía por el Santo Oficio podía hablar y declarar ante el inquisidor para dar explicaciones acerca de sus actos, pero ahora es que ni te dejan hablar. Recuerdo que, no hace mucho, vi en Yutube un vídeo de un probo ciudadano melanino yankee que, a pesar de ser por lo visto uno de esos tipos con las paredes forradas de diplomas, intentaba dar una charla en una aula universitaria. Ni tiempo tuvo de abrir el pico, porque una orca (tanto de condición psíquica como física porque era una gorda aullante) empezó a dar unos alaridos con tal ímpetu y fuerza que no sé cómo no le sangró el gaznate. Este hombre, sin perder la sonrisa, intentaba hacer ver a la orca que él tenía derecho a expresarse, pero fue imposible. Aquel cacho carne no paraba de gritar sin descanso ante la total pasividad del resto de los presentes, que se limitaban a grabar la surrealista escena con sus móviles. Porque esa es otra: ahora la gente ve como un delincuente asalta a una venerable abuelita para robarle los 20 € que acaba de sacar del cajero y, en vez de socorrerla, se ponen a grabarlo todo. Digo yo: hijoputa, en vez de grabar y ya que no tienes cojones para ayudar a esa pobre mujer, al menos llama a la policía... Pues nada. La sociedad se ha convertido en testigo sumiso y silente de todos los desafueros habidos y por haber.
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Antonio Escohotado (1941-2021). Con este no se atrevían los pseudo-oprimidos porque les daba unos repasos de antología y les callaba la boca en 0'2 segundos |
Como ya comentamos en el articulillo dedicado a la verborrea de los tiranos, estos opresores recurren a la creación de enemigos contra los que descargar su superávit de bilis y de odio. Cualquiera que se salga del guion que ellos marcan se convierte ipso-facto en un ser despreciable que no merece ni el aire que respira, y como son parásitos que han visto que instituirse en pseudo-oprimidos les permite obtener pingües beneficios en forma de subvenciones y demás prebendas sin tener que dar un palo al agua, cada día hay más fobias que combatir. Pero ojo, son fobias improcedentes con las que pretenden obtener una serie de derechos que ya existen, uséase, fobias que nadie siente salvo cuatro chalados y derechos que llevan años, décadas o siglos institucionalizados. Como decía si no recuerdo mal Antonio Escohotado, "la lucha por obtener un derecho debe concluir en el momento en que se logra ese derecho". Sin embargo, vivimos en un estado de ofensa permanente, de lucha por derechos más que reconocidos, y todo para lo dicho: mantener el chiringuito y la mamandurria. Demos un repaso... |
Estas solo querían igualdad con los hombres: poder votar y ser votadas, estudiar en la universidad o disponer de su propio dinero |
FEMINISMO. Lo que antaño era una lucha para equiparar los derechos de la mujer con los del hombre se ha instituido en una especie de religión misándrica cuyo principal dogma es demonizar al hombre, restarle derechos, que no privilegios, y anteponer los derechos mujeriles a los varoniles facilitándoles el acceso a subvenciones, proyectos, trabajos, etc., no por su capacidad, sino por su sexo. Hace ya mucho tiempo que los derechos de hombres y mujeres son los mismos en Occidente (en Irán o Afganistán no, pero esos no son de Occidente), por lo que el feminismo ya no tiene razón de ser. Es igual de anacrónico que luchar contra la esclavitud ya que la esclavitud no existe. Y si alguna fanática dice, que lo dicen a diario, que el feminismo pretende acabar con el machismo, lo dice sabiendo dos cosas: el machismo existirá siempre, de la misma forma que siempre habrá tías con muy mala leche que hacen la vida imposible a sus maromos, y siempre habrá algún hideputa que levante la mano a la parienta. Pero ese no es un machista, es un mierda, no un hombre.
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Estas, por el contrario, buscan someter a los hombres. El cartel lo dice todo |
La cuestión es que el feminismo pretende anular la virilidad, convertirnos, como decían los griegos, en malakós (blandos), tipos afeminados que se maquillan, se pintan las uñas y planchan como nadie. El odio al hombre ha llegado, como hemos visto recientemente, a que en algunos colegios se haya suprimido la celebración del Día del Padre, buscando anular así la figura paterna tradicional para dar preferencia a las familias monomaternales, como dicen ahora. ¿Qué están consiguiendo? Pues que cada vez haya menos hombres dispuestos a arriesgarse entablar una relación convencional porque les puede costar una ruina.
Ah, y una cosilla más. A ver, fervientes feministas que consideráis a todos los hombres maltratadores y violadores. Yo os pregunto: ¿vuestros padres/abuelos/bisabuelos, etc. violaron a vuestras madres/abuelas/bisabuelas, etc.? ¿Las maltrataron? ¿Y vuestros hermanos, violan a sus mujeres? ¿Y vuestros hijos, también son violadores y maltratadores? Salvo casos contados, juraría que todas negarán semejante suposición. Entonces, ¿por qué decís lo mismo del resto de los hombres sin tener la más mínima prueba y basándoos simplemente en prejuicios producto de vuestra misandria patológica, panda de enfermas?
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Hace pocos días, esta gorda canijofóbica hizo expulsar a un ciudadano de una sala de conferencias porque le recomendó que, en vez de hacerse la víctima, redujese su ración cotidiana de bocatas de salchichón y se apuntase en un gimnasio. Se puso como una fiera, oiga... |
GORDOFOBIA. Una de las fobias últimamente más de moda. Los gordos y, sobre todo, las gordas, se sienten víctimas. Pero, ¿de qué? ¿De que les digan que están gordos? ¿De que les cueste trabajo encontrar ropa chula de su talla? ¿Acaso alguien los acosa por la calle por estar gordos? Veamos...
Caso victimista 1: Me rechazan en ciertos trabajos por estar gordo. Cierto. En muchos trabajos donde se busca personal que tenga que mostrarse cara al público, pues prefieren gente con un aspecto físico saludable. Sería absurdo admitir a una gorda como vendedora de productos dietéticos o, por ejemplo, a un gordo como entrenador personal en un gimnasio. La sociedad que hemos creado rinde culto al cuerpo, de modo que ese deseo de perfección física se ha vuelto contra muchos. Pero eso tiene solución: adelgace vuecé.
Caso victimista 2: Como media hoja de lechuga al día y no adelgazo, me voy a cortar las venas. Dudo que con media hoja de lechuga no adelgace, pero si es así es evidente que tiene Vd. un problema metabólico. Vaya a un endocrino y deje de publicar vídeos en Yutube o el Tictoc ese lloriqueando.
Caso victimista 3: En mi canal no paran de llamarme gordo/gorda. Pues cierra el canal, carajo. ¿Para qué lo quieres, para que te fustiguen a diario? Ah, y de paso, puedes adelgazar y mostrar a los ofendedores que has sido capaz de dejar de lado los bollicaos y los bocatas de chopped y te machacas en el gimnasio.
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Al paso que vamos, igual algún gordo/a se siente ofendidito/a por ser comparado/a con un premio lotero y hay que cambiar el nombre por "Premio Superlativo" o alguna gilipollez similar |
No hay fobia hacia los gordos, salvo los anormales que se dedican a odiar a todo el mundo porque son basura mental y solo así desfogan su amargura. Nadie detesta a otra persona por estar gorda. La realidad es que hay muchos gordos que se odian a sí mismos por no ser capaces de poner remedio a un problema de salud, y en vez de optar por la fórmula "menos plato y más zapato", pues se pasan el día zampando bollos incrustados en el sofá. Y como se odian por tener tres arrobas de sobrepeso, pues claman por la injusticia y acusan al resto de primates de victimarios. Señor/a gordo/a, Vd. tiene un problema de salud que tiene que verlo como el que padece diabetes porque durante su vida ha devorado pasteles a mansalva o cirrosis porque se ha bebido a diario media Escocia. Deje de llorar y quejarse y acuda a un especialista, verá como se encuentra mejor, le baja la tensión, el riesgo de ictus o infarto y hasta podrá subir a un primer piso sin sufrir cuatro amagos de angina de pecho antes de llegar al descansillo.
Por cierto, ¿qué ley habría que impulsar para hacer a los gordos felices? ¿Cuota de bollos con mortadela gratis? Desde que cumplí los veintitantos años, este menda siempre ha vivido con algunos kilillos de más porque en esta familia hemos tenido unas tragaderas de cocodrilo, y jamás me he sentido odiado, ni ofendido, ni me han despreciado. He tenido que pagar los trajes más caros por ser de tallas especiales, pero he preferido eso a renunciar a los filetes empanados, y no por eso salgo en Yutube echando espumarajos de ira porque considero injusto que tenga sobrepeso por comerme de una sentada 17 filetes empanados, una tortilla de patatas y dos bollos de Alcalá remojados con dos litronas.
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Campo de trabajo de la UMAP, en Cuba, donde fueron a parar miles de homosexuales entre 1965 y 1968. La izquierda, que siempre acusa a la derecha de homófoba, nunca menciona que sus venerados Fidel y el Ché odiaban a muerte a los homosexuales |
HOMOFOBIA. Ciertamente, la homosexualidad siempre ha sido considerada como una lacra, algo contra-natura castigado por religiones y leyes (en Europa hasta hace pocas décadas era delito en todas partes), y más en el caso de los hombres que las mujeres. Sin embargo, la "religión" actual ha elevado a los altares a todo aquel que manifieste unas tendencias sexuales que no sean las marcadas por la Naturaleza. De hecho, solo por decir lo que he subrayado, yo sería vilipendiado, injuriado y lapidado al afirmar que la homosexualidad es contra-natura. Pero, vamos ver, ser o tener unas tendencias contra-natura no quiere decir que los que las tengan sean peores o mejores, sino que no son conforme a lo que marca la Naturaleza, que es que los machos se arrimen a las hembras y viceversa. Si Vd., siendo hombre, siente atracción por otros hombres, pues la verdad es que tanto a la Naturaleza como a mí y a casi todo el mundo nos importa un soberano carajo. Y lo mismo le digo a Vd., señora, si sus apetencias consisten en refocilarse con otras señoras.
De hecho, la "lucha por los derechos LGTBIDJNOVUBEXS+-x/" ha llegado al extremo de que parece que si no eres homosexual no eres nadie. Vemos como de Fulanito o Menganita, antes de mencionar sus méritos, se anuncian a bombo y platillo sus tendencias sexuales, que colijo forman parte de la intimidad de cada cual y a nadie le importan. Pero, aparte de que no le importen a nadie, ¿qué derechos tienen vulnerados? ¿Quién los persigue?
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Por mucho que se empeñen los pseudo-oprimidos en decir lo que no es, estas escenas causan gran preocupación entre la gente normal. Ver como ejércitos de hombres desesperados invaden el territorio de forma violenta no motiva precisamente a la hospitalidad |
XENOFOBIA. Cierto, hay xenófobos, y cada vez habrá más. ¿Por qué? Pues por la misma razón que una manada de bonobos se cabrea si ve a varios paisanos rondando su territorio. El hombre es, como la mayoría de los animales, un ser territorial. Desde que nos inventaron tenemos incrustado en nuestro acervo la conservación del territorio donde subsistimos ya que disponemos de agua, caza, flora y un clima aceptable. Un territorio atravesado por un río que nos permite disponer de agua para aplacar la sed y pescar, de animalitos terrestres que matar para poder devorarlos, árboles y arbustos que nos dan frutos para poder comernos un postre decente tras zamparnos medio mamut, y un medio ambiente que nos libra de pelarnos de frío en invierno y asarnos de calor en verano. Obviamente, si notamos la presencia de otros homínidos en nuestro territorio, saltarán las alarmas porque, seguramente, pretenderán expulsarnos. Por lo tanto, actuamos en consecuencia: metemos a las homínidas, las crías y los abuelos en la cueva y el resto vamos en busca de los intrusos para informarles que su presencia no nos resulta grata, y que o pasan de largo o les incrustaremos en sus cráneos nuestras hachas de piedra homologadas. Ese es el origen de la xenofobia.
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El principal argumento de los pseudo-oprimidos para "combatir la xenofobia" es que los españoles fuimos emigrantes. Compárese esta foto de currantes hispanos con la del párrafo anterior. Sobran los comentarios |
No creo que haga falta ser especialmente imaginativo para trasladar una situación similar a nuestros tiempos. Las imágenes de turbas de ciudadanos apátridas melaninos intentando asaltar por las bravas los límites fronterizos, las flotas de pateras y cayucos desembarcando en las costas miles de fugitivos, las masas de gente que huye de la guerra, del hambre, de la opresión o de lo que sea, nos producen el mismo efecto que a nuestros ancestros ver merodear un grupo de primates por su territorio. Nos da miedo que vengan apoderarse de nuestros recursos, a aniquilar nuestra cultura para imponer la suya, a erradicar nuestra religión para extender la suya... Es algo genético, no lo podemos evitar. Y ojo, no confundamos churras con merinas, que una cosa es ayudar al prójimo y otra permitir invasiones soterradas que se amparan en el buen rollito y la tolerancia, y más con gente que provienen de culturas que no son precisamente tolerantes con las ajenas.
Sin embargo, los pseudo-oprimidos se erigen en aliados de estos invasores que acuden por decenas de miles, y señalan a todo aquel que se queja de que el médico le cite para dentro de un mes mientras que a los recién llegados se les atiende de momento, o que le dan una ayuda birriosa para comprar pañales a la abuela pero a los apátridas les dan paguitas bastante jugosas, o que les proporcionen una vivienda gratis mientras que el pagano lleva ya 18 años apoquinando religiosamente el recibo de la hipoteca o pagando alquileres cada vez más onerosos. Las ONG's, que son receptoras de ingentes cantidades de dinero DE NUESTROS IMPUESTOS para trincar sin doblarla, denuncian a los guardias civiles que tienen que recurrir a la fuerza legítima para disuadir a los tropocientos melaninos cabreados que saltan ILEGALMENTE las vallas de Melilla y Ceuta, porque ya sabemos que luchar a favor de las fobias modernas da dinerito.
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Si pedir que esta caterva de golfos armados hasta los dientes sea expulsada de España es ser xenófobo, que me añadan a la lista de fóbicos. ¿Por qué tenemos que tolerar esto? |
Y, encima, tachan de xenófobos a los quejosos de ver como los invasores se convierten en acaparadores de privilegios pagados por ellos, y ponen el grito en el cielo cuando los pseudo-xenófobos protestan por la delincuencia extendida en determinados barrios especialmente poblados por bandas latinas nutridas por MENAS que convierten las calles en un infierno con sus enfrentamientos a machetazos, sus actitudes chulescas, sus amenazas y, en fin, por haber convertido un barrio apacible en un gueto donde nadie tiene agallas para salir a la calle a darse un garbeo. Y, para colmo, como son menores de edad, nuestras leyes ridículas impiden expulsarlos para que se vayan a su país a dar por culo, por lo que se quedan aquí campando a sus anchas por obra y gracia de políticos timoratos y degenerados y la complicidad de jueces excesivamente lasos para aplicar las leyes a estos orcos, mientras que no dudan en mostrarse especialmente severos con los paganos patrios.
En fin, esto es lo que hay. Como vemos, la libertad que tanto nos tatarean a todas horas es un mero subterfugio, un espejismo que oculta la cruda realidad: vivimos bajo un régimen totalitario que nos obliga a tolerar lo intolerable, a hablar, pensar y opinar como quieran cuatro botarates que, de forma hartera y sibilina, se han incrustado en la sociedad para hacernos la vida imposible. Lo más irritante es que lo han hecho porque, con el mantra del buen rollito y tal implantado por la progresía casposa y tiránica, lo hemos permitido.
Por cierto, todo lo narrado es solo una ínfima muestra de las aberraciones que tenemos que padecer desde que el movimiento guok ese se hizo con el mando. Por desgracia, la lista de desafueros es muchísimo más extensa, pero ya no tengo ganas de escribir más.
Hale, he dicho
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La última gilipollez impuesta por la corrección política y que tanto está dando que hablar estos días: la Cleopatra negra. Como habrán oído o leído, los egipcios están que trinan por esta tergiversación absurda de la historia, presentando a un personaje de sangre macedonia como una negra solo por dar relieve a la raza oprimida por la maldad Occidental, como si eso fuera a solucionar con efecto retroactivo los abusos de la esclavitud o las fechorías del Klan. Por cierto, ya puestos, ¿por qué no han cogido a un Julio César chino y un Marco Antonio sioux? A ambas razas también los putearon a base de bien los yankees |
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