lunes, 29 de abril de 2013

Pro Patrimonium. El sangrante abandono del alcázar de Arriba de Carmona






Últimamente ando especialmente sensible con estos casos en los que la incurable incuria de los que mandan permiten que nuestro patrimonio histórico se convierta en una masa deforme alejada de la realidad o, lo que es peor, en simple polvo. Esto segundo es lo que está aconteciendo con el antaño fastuoso Alcázar de Arriba, también conocido como Alcázar de la Puerta de Marchena o del rey don Pedro por el refinado palacio que éste monarca mandó construir en su interior.

Aquí no hablamos de grotescas "restauraciones" o "puestas en valor" (como si un monumento no fuera valioso de por sí), eufemismo éste último muy de moda en boca de los casposos progres que sonríen triunfantes cuando se perpetra alguna infamia, quizás gozosos por ver convertido en un espantajo lo que antaño fue símbolo de represión o de la autoridad regia. Más bien hablamos de como se ha permitido que una fortificación palaciega se haya convertido en un informe montón de ruinas y escombros que, por el camino que va, mucho me temo que cualquier día de estos se va al garete, lugar éste donde por desgracia ya hay reunidos demasiados monumentos hispanos.

No voy a narrar la historia del alcázar ya que en la red hay infinidad de referencias a la misma, así que solo me remontaré al nefasto año de 1967, cuando el castillo fue cedido al estado y éste,  a su vez, pasó su "custodia" a Entursa, empresa pública encargada de la gestión y mantenimiento de la red de Paradores Nacionales y, posteriormente, en 1986, privatizada y comprada por diversas cadenas hosteleras. Así pues, desde el año 67 el alcázar quedó en manos de Entursa, que se limitó a edificar el parador arrasando las zonas que le interesó y abandonando el resto. Y lo mejor es que no permitían que nadie hiciera lo más mínimo por impedir la ruina progresiva. Como el perro del hortelano, vaya, que ni come ni deja comer.

Para mayor comprensión del desafuero, un vistacillo al plano inferior, el cual fue trazado en 1886 por George Bonsor...






Bien, en rojo tenemos la superficie que ocupa actualmente el parador. En azul las partes que fueron demolidas para su construcción, incluyendo toda la parte de la muralla que queda bajo el sombreado rojo. En verde tenemos las zonas que más deterioro han sufrido desde entonces, aparte de la total aniquilación de la barbacana. O sea, que han bastado 137 años para que la ruina se convierta en una escombrera.

Otro vistacillo, ésta vez a una foto cenital...






En rojo tenemos el parador original. En verde un ala que se construyó posteriormente y en azul la puerta de acceso, de la cual fue derribada una parte si la comparamos con el plano de Bonsor. 

Bueno, esta es la situación en general. Ahora, veamos algunos detalles especialmente sangrantes, blasfemos y sacrílegos.



Ahí tenemos una imagen de la puerta de acceso al parador, o sea, la que antiguamente era la puerta de entrada al primer patio de armas del alcázar. En el detalle se puede ver la decoración que aún se conserva en la bóveda de dicha puerta. Bien, pues por ahí pasan camiones pequeños, furgonetas y, naturalmente, los automóviles de los que se alojan en el puñetero parador. Los humos de los escapes, como se puede suponer, acabarán enterrando en hollín la mentada decoración, y cualquier día alguien se despista o calcula mal en la angosta entrada y se lleva media puerta por delante. No deja de ser curioso que en una época en que el estado te dice hasta lo que tienes que comer se permitan estas cosas, ¿no? Prosigamos...



Ahí tenemos el interior de la puerta. Al fondo aparecen los vehículos aparcados ante la fachada principal del parador. Si observamos los óvalos rojos, veremos que en su día fueron eliminadas parte de las jambas para facilitar el acceso a los automóviles. Sin embargo, si un policía local te pilla meando en un rincón en cualquier calle porque no encuentras un bar abierto, te puede clavar nada menos que 3.000 del ala. Curiosamente, los chuchos mean donde quieren pero nadie les dice nada. Cabe suponer que como los chuchos son insolventes, pues pasan de ellos. Está de más decir que por destrozar una puerta con siglos a cuestas no pasó nada.



Lo que vemos en esa foto es la muralla donde se abre la puerta de acceso al alcázar propiamente dicho. Esta muralla, así como la puerta, no son visibles más que desde dentro del recinto ya que está tapada por el ala del parador marcada en rojo en la foto cenital. No hay forma de poder verla desde el patio de armas ya que hay una reja que impide el paso (odio profundamente las rejas, vallas y alambradas).





La denominada como "Torre Menor", que al paso que va podríamos denominar como "Torre Mínima" a la vista de su deplorable aspecto. La malla de plástico rojo es para marcar una cata arqueológica. Se hicieron algunas no sé cuando que han dejado a la vista lo que en tiempos de Bonsor estaba aún sin enterrar por los escombros y el polvo. Otra lacra es, obviamente, el expolio que sufrió el edificio durante décadas y décadas sin que nadie pusiera coto al desmán.




Desolador aspecto del patio de armas interior, con las torres a punto de derrumbarse. Obsérvese el montón de
escombros que aparece en el centro de la imagen.

Aspecto que ofrece actualmente la liza. La falsabraga, a la derecha, está prácticamente demolida, en muchas
zonas prácticamente a nivel del suelo. Lo mismo ocurre con el tramo de muralla de la izquierda.
Simplemente ya no está.

Interior de una de las torres, con la bóveda derrumbada y desmochada. En el suelo hay más de medio metro de
excrementos de paloma, muy corrosivos por cierto con la piedra, el ladrillo, etc.

Parte este del recinto, concretamente la que correspondería a la zona palaciega edificada por el rey don Pedro.

Panorámica del foso norte, medio cegado por los escombros. El penoso estado del conjunto salta a la vista de forma
palmaria: muralla desmochada, con la base pétrea agujereada y, descollando sobre todo, los dos paramentos que
quedan en pie de la otrora altiva torre del homenaje. Cualquier día, un ventarrón la derriba y entonces empezarán
los lamentos, las lágrimas de cocodrilo y el "tú tienes la culpa porque yo avisé".


Finalmente, a la izquierda podemos ver otra toma del aspecto del foso, medio cegado, lleno de basura, escombros y con la contraescarpa llena de oquedades que han sido hechas a lo largo del tiempo por el personal con los fines más diversos.

Lo que vuecedes han visto no es más que una ínfima muestra de lo que hay allí, que podemos resumir en: ruinas a punto de colapsarse, maleza, escombros, basuras y un progresivo deterioro que amenaza con acabar con el monumento. Hace ahora un año, el ayuntamiento obtuvo por fin la cesión del alcázar, y al parecer se destinó un presupuesto de 300.000 € para iniciar las obras y abrir al público el recinto de forma que los visitantes fuesen realizando la visita sobre unas pasarelas de madera mientras iban avanzando las obras. Pero, al día de hoy, el alcázar sigue cerrado a cal y canto y, naturalmente, deteriorándose más a cada día que pasa. 

Por otro lado, ya hemos visto en la entrada referente al castillo de Utrera que se destinaron unos 450.000 € que apenas dieron para "restaurar" una mínima parte, así que ya podemos imaginar que con 300.000 no daría ni para limpiar los fosos. En definitiva, y según me informaron ayer por la mañana, ni hay obras, ni proyecto de que las haya en breve, ni nada de nada.   Y aquí no ha lugar a la excusa de que Carmona es un pueblo perdido que no va nadie y que, por ende, no merece la pena el gasto, o que es una de esas  fortalezas en lo alto de un cerro en mitad de ninguna parte y donde no aparece absolutamente nadie jamás de los jamases. Antes al contrario, Carmona recibe muchas visitas porque, aparte del jodido parador, su casco antiguo es una joya, así como sus fastuosos templos y el alcázar de la Puerta de Sevilla. Así que o se ponen las pilas o los guiris del parador igual se despiertan un mal día sobresaltados por el estruendo del derrumbe de alguna torre.

Así son las cosas...

Hale, he dicho...

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