Bueno, ya va siendo hora de comentar alguna cosilla sobre los bizantinos. La verdad es que los ejércitos de estos romanos helenizados fueron una peculiar mezcla de lo oriental y lo occidental en todos los aspectos, empezando por la misma indumentaria. Pero en esta ocasión no hablaremos de un arma en sí misma, sino de un curioso accesorio que no fue usado nunca en Occidente a pesar de que, a raíz de las cruzadas, los francos debieron tener conocimiento del mismo. Me refiero al solenarion. Sí, eso mismo, el solenarion. ¿Que qué leches era un solenarion? Pues un curioso invento de lo más básico que permitía a los arqueros disparar pequeños dardos con los que hostigar a los enemigos y que dieron un resultado bastante aceptable aunque pueda parecer que semejante birria de proyectiles fueran incapaces de atravesar algo más duro que una sandía madura. Veamos pues...
Empecemos con el arma principal, el arco. Los bizantinos usaban un arco compuesto como el que ya tuvimos ocasión de estudiar en su momento y que provino de las tribus esteparias de Asia. En realidad, los romanos no eran muy dados a este tipo de armas y los arqueros que acompañaban a sus legiones eran por norma mercenarios pertenecientes a pueblos especialmente diestros en su manejo, tal como hacían con los honderos baleares. En el libro XII del "Strategikon" del emperador Flavio Mauricio, escrito a finales del siglo VI, este ya insistía en la necesidad de potenciar el arco en el ejército bizantino. Especificaba que de era de los psilos, las tropas de infantería ligera como el sujeto de la imagen superior, de donde debían extraerse los hombres destinados a combatir como arqueros, equipándolos con un arco de entre 118 y 122 cm. de longitud y dos aljabas, una con 40 flechas normales y otra para los dardos. Para defensa personal portaban un hacha ligera o tzikourion.
Dos siglos más tarde, el emperador León VI el Sabio (886-912) describió en su obra "Táctica" la morfología y el cometido del solenarion, que no era más que una simple guía en forma de media caña hueca como la que vemos en la ilustración de la derecha. Al ser los dardos de una longitud de unos 20 cm., obviamente no podían ser disparados con un arco tensado a tope por lo que eran colocados en el solenarion que era sujeto por la mano izquierda del arquero junto a la empuñadura del arco. Le bastaba colocar el dardo en la ranura, tensar la cuerda y disparar como si lo hiciera con una flecha normal ya que el accesorio que nos ocupa se encargaba de que su salida fuera limpia y con una trayectoria adecuada.
Al ser muy ligeros, su alcance era mayor que el de una flecha convencional, superando sin problemas los 300 metros de distancia. Iban armados con puntas cónicas o con cuadrillos prismáticos ya que una punta barbada imposibilitaría un buen funcionamiento al desplazarse por la guía del solenarion. Eso les proporcionaba una capacidad de penetración muy superior, lo que compensaba en parte su escasa masa. La velocidad que alcanzaban eran también muy alta, de forma que era imposible captar su vuelo con la vista. De ahí que los denominaran "moscas" o "ratones".
Hay cierta controversia acerca de la paternidad del invento, ya que algunos lo consideran de origen persa o árabe. Sin embargo, las referencias a guías similares al solenarion griego aparecen en las crónicas islámicas en tiempos posteriores, y no son descritas hasta el sigo XII bajo la denominación de majrã en árabe o nãwak en persa. Al parecer, los musulmanes usaban unos dardos minúsculos, del largo de un dedo meñique, lo que les permitía disparar incluso cinco al mismo tiempo, poniéndolos uno delante del otro. Eso induce a pensar que el majrã árabe era diferente al solenarion griego ya que en una guía abierta se caerían antes incluso de disparar. Así pues, parece probable que usaran una guía formada por una caña hueca en la que se practicarían dos ranuras longitudinales por las que se deslizaría la cuerda del arco tal como vemos en la ilustración superior, donde he recreado dos dardos en fila.
Detalle del solenarion en manos de un arquero |
El solenarion tenía diversas ventajas incuestionables aunque parezca que sus pequeños dardos no eran muy dañinos que digamos. De entrada, cada arquero podía transportar un gran numero de ellos debido a su mínimo tamaño. Por otro lado, permitía mantener una elevada cadencia de tiro, lo que suponía regar al enemigo con verdaderas lluvias de "moscas" cojoneras. Y por último, al ser necesario tener un solenarion para poder dispararlos, los enemigos no podían reutilizarlos contra ellos. Con todo, parece ser que hacia el siglo X empezó a dejarse de lado el uso de este peculiar invento, quizás debido a que la mejora del armamento defensivo del enemigo los hiciese poco eficaces. Sin embargo, la llegada de normandos al imperio de Oriente a raíz de las cruzadas hizo resurgir el solenarion aunque no se tiene noticia de cuando cayó definitivamente en la obsolescencia. Cierto es que los árabes, especialmente las unidades de caballería ligera, no eran muy dados a combatir cubiertos de hierro como los Occidentales, supongo que por el clima. Eso haría que las "moscas" bizantinas quizás perdurasen más tiempo del que hubieran sobrevivido en Europa, donde no servirían absolutamente de nada contra las lorigas y perpuntes usados por los guerreros.
En fin, curioso el invento, ¿no? Pues eso.
Hale, he dicho
Ciudadano recreacionista mostrando a la peña un solenarion que sustenta un dardo a punto de ser disparado |
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