Bueno, dilectos lectores, prosigo re-editando las entradas sobre cine histórico felizmente rescatadas de las profundas y procelosas profundidades de un disco externo. Esta que va a leer a continuación fue la primera de la serie y se publicó en julio de 2011 (carajo, como pasa el tiempo, etc...). No he actualizado el texto que, lógicamente, se verá un poco desfasado por razones obvias. De hecho, esta película la vi en versión original, antes de que se estrenara en España, y de ahí poner su título real, "Ironclad". Los gazapos y errores históricos son clamorosos, pero es una buena peli para ponerse hasta las cejas de palomitas y zumo de cebada a -2º porque, las cosas como son, las escenas de masacres son muy buenas, con sangre de esa que salpica a la lente de la cámara y mucha víscera desparramada. En fin, una cinta de entretenimiento que no debemos tomar como histórica más que en el hecho de que transcurre durante el reinado del taimado Juan Sin Tierra. Bueno, ahí la tienen, juzguen vuecedes mismos. Ah, por cierto, se hizo posteriormente una segunda parte que intenté ver entera, pero a los diez minutos me sobrevinieron unas terribles arcadas ante la cutrez del producto, así que la mandé a paseo.
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No creo haber comentado anteriormente que me encanta el cine. Soy de esos especímenes capaces de pasar un domingo entero con el culo pegado a la butaca (del sofá, no del cine, establecimientos estos que no piso hace años y años porque me producen jaqueca) viendo pelis. Y, como ya podrá suponerse, siento especial predilección por el cine histórico.
Se han hecho cientos de películas históricas, la mayoría, por desgracia, poco o nada fieles a la realidad en todos los aspectos. Sin embargo, hoy día parece que hay una nueva corriente que está por la labor de, "licencias históricas" aparte, contarnos lo que sucedió con más verosimilitud y con unos atrezzos más fieles a la realidad de la época. Hoy día vemos casi infantiles películas como "Ivanhoe" (1952), dirigida por Thorpe, o la inolvidable "Robin Hood" protagonizada por Errol Flynn en 1938, y bastante alejadas del como era en realidad aquella Europa oscura, dominada por la ignorancia, el miedo y la guerra.
No voy a hacer críticas cinematográficas por dos motivos: uno, porque ya hay tropocientas páginas que se dedican a eso. Y dos, porque las críticas a nivel interpretativo siempre me han sido indiferentes. Una película puede gustar o no y punto, diga lo que diga el crítico de turno, generalmente untado por la productora. Películas que son verdaderos monumentos a la mentira histórica han sido récords de taquilla, y otras mucho más fieles a los hechos prácticamente han pasado desapercibidas. Por lo tanto, estas entradas irán destinadas a contrastar la fidelidad histórica y ambiental de determinadas películas, independientemente de que sus interpretaciones sean buenas o no.
Inicio pues esta serie de entradas con una peli que vi ayer en V.O. porque aún no está en la red doblada al español. Puede verse subtitulada, pero se ve que el políglota que lo hizo recurrió al Worldlingo sin más. Se trata, como indico en el título de la entrada, de "Ironclad", que puede traducirse como Ropa de hierro. Alguien la ha rebautizado como "Templario" al español, no sé por qué, siguiendo la inveterada costumbre de cambiar los títulos originales por otros que no tienen nada que ver.
El subtítulo ya nos indica que no se han cortado un pelo a la hora de hacer gasto en plasma sanguíneo: Blood will run (Va a correr la sangre). Y, ciertamente, corre en abundancia. En esta cinta no veremos espadas salir del cuerpo del enemigo limpias de hematíes. De hecho, sus escenas son de una crudeza poco o nada vistas hasta ahora en este tipo de películas. Me recordaron a las cruentas imágenes de la Biblia Maciejowski, en la que deben haberse inspirado a base de bien (en los créditos iniciales aparecen varias ilustraciones de dicha obra), con miembros cortados y hombres partidos en dos de un espadazo. De hecho, hasta aparece un tipo de chafarote que solo conocemos por la biblia en cuestión.
La película narra el asedio sufrido por el castillo de Rochester, en Kent, a manos del ejército de Juan I de Inglaterra, más conocido como Juan Sin Tierra, proverbial malvado en todas y cada una de las películas en las que aparece este personaje. Este asedio tuvo lugar en 1215 como consecuencia de la revuelta de los barones contra este monarca que, cabreado el hombre al ver cercenados muchos de sus regios privilegios por la firma de la Carta Magna, se empeñó en meterlos en cintura. La fidelidad histórica es bastante aceptable salvo en algunos episodios que luego detallaré pero, si algo me sorprendió de esta película, fue el minucioso seguimiento que han hecho del asedio, en algunos casos llegando a detalles sorprendentes si tenemos en cuenta que los guionistas suelen reescribir la historia como les da la gana para "mejorar" el relato con meros fines mercantilistas.
Salvo en la forma "abreviada" de contarlo, ya que el asedio duró siete semanas, cada episodio del mismo está bastante bien reflejado. Se usaron cinco ingenios, si bien en la cinta aparecen solo cuatro: tres fundíbulos y una torre de asalto. Se minó la torre del homenaje del castillo, para lo cual se recurrió a la grasa de 40 cerdos. Curioso, pero totalmente cierto. El 25 de noviembre de 1215, el rey Juan envió un mensaje a sus prebostes para que le fueran enviados 40 gorrinos bien gordos, tanto para alimentar a su gente como para, con su grasa, hacer arder el entibado de la mina con más fuerza.
Las diferentes fases del asedio están bastante bien reflejadas. El asalto, el intento por parte de los asaltantes de abrir las puertas, las crudelísimas escenas de combate sin piedad, la resistencia a ultranza dentro de la torre hasta que esta cae por efecto del minado... en definitiva, si alguien quiere tener una idea clara de como era este tipo de combates, en esa película podrá ilustrarse largo y tendido.
Las incorrecciones:
La Orden del Temple no intervino en la revuelta de los barones. Al inicio de la trama, como supongo que tenían que buscarle "sitio" al protagonista, los incluyen en las tropas de los veinticinco barones que obligaron al rey Juan a firmar la Carta Magna. De hecho, la controvertida orden estaba muy vinculada con la corona, especialmente con el hermano y antecesor de Juan I, Ricardo Corazón de León.
El ejército del rey Juan aparece como una mesnada de daneses a sueldo. Que yo sepa, el asedio se llevó a cabo con tropas regias.
La guarnición es de apenas 20 hombres. Nada de eso, eran alrededor de un centenar.
El ejército del rey se retira con la aparición de una hueste procedente de Francia. Falso, el castillo se rindió por hambre tras siete semanas de duro asedio. El edificio quedó bastante averiado tras el cerco (a Enrique III, hijo y sucesor de Juan I, le costó 1.000 libras esterlinas repararlo, una fortuna en aquella época), por lo que pudo ser ocupado sin más cuando, un año más tarde, sí hizo aparición un ejército al mando del delfín de Francia.
William de Albany, comandante de la guarnición, muere tras serle cortados pies y manos y lanzado luego contra la muralla con un fundíbulo (véase Guerra Psicológica). Falso. William d'Aubigny,o D'Aubeney, o d'Albini, lord de Belvoir, fue apresado tras el cerco. Estuvo a punto de ser ahorcado, pero uno de los comandantes del ejército del rey Juan lo convenció para que no lo matara. Tras la muerte del rey fue rehabilitado y murió 20 años más tarde, el 1 de mayo de 1236.
Reginald de Cornhill, condestable de Rochester, se suicida antes de terminar el cerco. No tengo constancia de su final. Cornhill no era un noble, sino un mero funcionario que había ostentado anteriormente el cargo de sheriff en Kent y Surrey. En la época en que transcurre la película era, como digo, condestable de Rochester, castillo este cuya tenencia ostentaba el arzobispo de Canterbury, Stephen Langton.
Thomas Marshall, el templario protagonista que, encima, se lía con la mujer de Cornhill, la cual no se llamaba Isabella como aparece en la película, sino Maud. Este personaje, como ya se puede suponer, es ficticio. Está de moda meter un templario hasta en la sopa, y más si es un templario que renuncia a sus votos para enredarse con una chica mona. No fue, junto al supuesto escudero de lord Belvoir, los únicos que quedaron vivos. No se conoce exactamente cuantos miembros de la guarnición sobrevivieron, pero sí se sabe que la intención del rey Juan fue ahorcarlos a todos como escarmiento, cosa que le quitó de la cabeza Savaury de Mauléon, vizconde de Thouars, un gabacho al servicio de la corona inglesa. Por otro lado, al final de la película el arzobispo "libera" de sus votos a nuestro hombre para que pudiera liarse con la viuda de Cornhill. Eso es una chorrada monumental ya que los templarios, como cualquier otro miembro de una orden militar, solo podía largarse dando cuenta a su maestre, no a un clérigo normal y corriente por muy obispo que fuera.
El armamento que aparece es bastante fiel a la época. Solo el mandoble que esgrime el templario está fuera de contexto. Ese tipo de espadas aún no se habían creado en el siglo XIII. Eso sí, mola mogollón.
Daneses pintados de azul. Que yo sepa, esta costumbre era propia de los pueblos celtas. Los daneses no de pintaban de ningún color. Si alguien sabe algo al respecto, que lo diga.
Bueno, amantes de las batallitas, no se la pierdan. Ahí dejo una imagen del castillo de Rochester, el que aparece en la peli.
Hale, he dicho
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