"Su pasión cautivó a una mujer", dicen en el póster de la película. Si se refiere a Isabel de Francia, me temo que Wallace fue un pederasta de cuidado, como a continuación veremos |
Esta aclamada cinta, que ganó cinco Oscar incluido el de Mejor Película, se preocupó más de la ambientación que del rigor histórico empezando por mostrarnos a los escoceses como unos probos energúmenos con kilt, una prenda que tardaría aún siglos en inventarse. Sí, no se pasmen. El kilt tuvo su origen en el siglo XVI con la fèileadh, una especie de capa que cubría todo el cuerpo hasta las rodillas, algo parecido a la toga romana, pero más corta. Doscientos años más tarde, en el siglo XVIII, fue cuando surgió el kilt tal como lo conocemos, y en realidad no era sino una fèileadh cortada porque era una prenda que resultaba un tanto engorrosa, sobre todo para vestirla mientras se trabajaba. Para colmo, el invento se atribuye a un british (Dios maldiga a Nelson) llamado Thomas Rawlinson. En resumen, que el fulano del corazón valeroso y su banda de probos homicidas jamás vistieron semejante prenda. En la ilustración de la derecha pueden ver un grabado de la época que muestra el aspecto de la féileadh.
En lo referente a la ambientación la cosa fue mejor salvo algunas chorraditas. El armamento y los despliegues de masas son bastante convincentes, así como las sangrientas escenas de lucha que, como es lógico, son más fieles a la realidad que otras en las que la gente cae como moscas sin que se vea una gota de sangre. Sin embargo, en el rigor de la historia tal como fue se buscó, como está mandado, el tema mercantilista. Y no sé por qué, ya que el personaje y su época dan de sobra para una película épica sin necesidad de meter gazapos absurdos. Pero, como siempre, el poderoso caballero que es Don Dinero corta el bacalao y, además, a los yankees les debe privar eso de manipular la historia para que aparezca tal como a ellos les hubiera gustado que fuera, en vez de mostrarla como fue en realidad. Bueno, al tema...
William Wallace
Estatua de William Wallace en Aberdeen. Ese sería su aspecto real, muy alejado del heroico andrajoso que aparece en la película |
En realidad, se sabe muy poco sobre la vida de este personaje antes de su aparición en escena a raíz de los intentos por parte de los escoceses de mandar a su casa a los ingleses. Escocia había sido un reino independiente que Inglaterra deseó anexionarse constantemente, cosa que también ocurrió con Gales e Irlanda. En cualquier caso, sí es cierto que Wallace, posiblemente perteneciente a la baja nobleza escocesa y hombre con seguridad dotado de gran carisma y habilidad innata como estratega, le dio bastante guerra a Eduardo I de Inglaterra. Al parecer, fue educado en un monasterio, lo que le permitió tener un nivel cultural superior a los hombres de su tiempo. No se conoce con certeza su fecha de nacimiento, pero en la batalla de Stirling Bridge (1297) (la primera que aparece en la cinta), debía tener menos de 30 años. Por cierto que el parecido de la batalla real con el que nos muestra la película es pura coincidencia, lo que por otro lado tampoco debe sorprendernos.
Batalla del puente de Stirling, librada el 11 de septiembre de 1297 |
Su rebelión comenzó, tal como aparece en la película, con el asesinato del sheriff de Lanark, William Heselrig, en 1297. Las causas que le llevaron a cometer tales actos no tuvieron nada que ver con la muerte de su amada Murron, personaje ficticio sin nada que ver con la realidad. Al parecer, Wallace mantuvo un altercado con el sheriff, quizás por el despotismo que los ingleses solían mostrar contra los lugareños, y en respuesta al mismo Wallace reunió a varios de los suyos y acabó con la vida de Heselrig. Tras su captura, fue ejecutado en agosto de 1305 tal como vemos en la cinta, siguiendo la norma que se seguía con los reos de alta traición y que era un verdadero alarde del sadismo más rebuscado: colgado sin que se le rompiera el cuello para prolongar la asfixia, castrado, destripado y, finalmente, decapitado. Luego, su cuerpo fue cuarteado y cada trozo enviado a los diferentes lugares en que intervino. Su cabeza fue expuesta en el puente de Londres, clavada en una pica, como escarmiento.
Eduardo I de Inglaterra, conocido como Longshanks
En la época de la acción de la película contaba con 58 años. Su reinado fue bastante turbulento, viéndose comprometido en constantes problemas de tipo político y militar, a pesar de lo cual incluso tuvo tiempo de irse a las Cruzadas en 1268 aún teniendo el tesoro regio con telarañas. No murió, como aparece en la peli, justo cuando ejecutaban a Wallace (eso de palmar a dúo ambos enemigos queda molón, pero es falso). De hecho, sobrevivió al escocés algo más de dos años, falleciendo de disentería en julio de 1307 (contaba 68 años de edad, lo que no está nada mal para la época) mientras andaba a la gresca con Robert Bruce, al que no pudo meter en cintura a pesar de su empeño.
Eduardo, príncipe de Gales y luego Eduardo II de Inglaterra
Este personaje, único varón superviviente de la extensa progenie de Eduardo I, aparece perfectamente reflejado en la película. Era homosexual hasta la médula, hasta el extremo de hacer valido suyo, cuando alcanzó la corona, a su amante Hugo Le Despenser, el cual hizo y deshizo a su antojo y favoreció a los suyos como quiso con el beneplácito de su amante y rey. Sin embargo, el guionista se debió dejar el libro de historia junto al inodoro el día que escribió la trama, porque Eduardo no se casó hasta enero de 1308, o sea, nada menos que tres años después de la muerte de Wallace, cuando contaba con 22 años y su mujer apenas 16. Por otro lado, en la época de la acción era un chaval de apenas 14 años, de modo que poco pudo intervenir en cuestiones militares, como cuando dice a su padre que ha enviado tropas en auxilio de York, cercado por Wallace. Derrocado por su mujer, Isabel de Francia, con el apoyo de la nobleza en enero de 1326, fue encerrado en el castillo de Berkeley y asesinado en septiembre del año siguiente. Al parecer, para no dejar rastro del regicidio y achacar su muerte a causas naturales, ya que los venenos al uso en la época dejaban al occiso con muy mal aspecto, sus carceleros, Thomas de Gournay y John, barón de Maltravers, en un alarde de sádico ingenio, le introdujeron por el recto un cuerno de cabra previamente enderezado mediante la aplicación de calor para luego, a través del cuerno, meterle en el cuerpo un hierro candente. Así no dejaron huella, al menos externa, del crimen.
Isabel de Francia, mujer de Eduardo II
En realidad, su presencia en la película no tiene sentido ya que, como he dicho, su boda con Eduardo no tuvo lugar hasta tres años después de la muerte de Wallace. Debido a la homosexualidad de su marido, que solo se molestó en engendrarle tres hijos para cumplir con sus obligaciones a la corona, se convirtió en amante de Roger Mortimer, VIII barón de Wigmore y cerebro del derrocamiento de Eduardo II. Por sus alevosías y su ambición fue apodada como la "Loba de Francia", motivo este por el que en el retrato que aparece a la derecha vemos que sus manos son mostradas como zarpas caninas. Pero, temas conspiratorios aparte, en la época de la acción Isabel apenas tenía 5 añitos, por lo que difícilmente pudo ponerle los cuernos a su marido con el aguerrido Wallace o ser enviada como emisaria del rey para establecer una tregua.
Robert Bruce padre, VI Lord de Annandale
El taimado, maquiavélico y astuto leproso que aparece en la película, aunque durante mucho tiempo envuelto en las constantes luchas por el poder en Escocia, acabó sus días en Palestina, en 1304. O sea, que poco pudo influir en la decisión de vender a Wallace al enemigo ya que éste fue capturado un año después. Cuando la batalla de Stirling Bridge contaba con 54 años, pero eso de la lepra lo tenía un poco deteriorado al hombre. A la derecha podemos ver una recreación basada sobre su cráneo. No debía ser especialmente gratificante compartir en su compañía un plato de callos o cualquier otra delicia procedente de la casquería de animalitos vacunos o porcinos, las cosas como son... No obstante, el tema de la lepra aún es tema de debate y no se puede afirmar con rotundidad que la padeciera.
Robert Bruce hijo
Logró la corona de Escocia en 1306, pero su verdadera preocupación, más que Eduardo I, fue el otro aspirante al trono, John Comyn, señor de Badenoch y aspirante, al igual que Bruce, al trono escocés. Bruce acabó con su competidor de una forma muy práctica y adecuada para que no le diera más quebraderos de cabeza: lo apuñaló durante una reunión en la iglesia de Greyfriars, en Dumfries, en febrero de 1306. En la época de la acción contaba con 23 años de edad.
Y la estrella principal: el mandoble de Wallace
El cual es totalmente anacrónico (véase la entrada sobre el mandoble o montante). Wallace usaría una espada similar a las de sus enemigos (véanse las dos entradas sobre La espada del Milenio). Se debieron inspirar en el ejemplar que vemos a la derecha, conservado en el Wallace National Monument de Stirling. Este armatoste de nada menos de 167 cm. de largo- no creo que Wallace fuese mucho más alto- sería un caso similar a los de la Tizona y la Colada, espadas atribuidas a un determinado personaje pero que en modo alguno corresponden al mismo. En este caso parece que se trataría de una hoja obtenida de tres ejemplares unidos mediante forja, siendo una de ellas de un tipo datado hacia finales del siglo XIII lo que ha hecho que algunos crean que, en cierto modo, no toda pero sí parte de la espada fue la de Wallace. En todo caso, ya en el siglo XVI era atribuida a nuestro hombre. Eso sí, la de "espadas de Braveheart" que han vendido los fabricantes de réplicas ha sido algo tremendo gracias a la peli. Así mismo, su indumentaria de combate sería más bien la de los hombres de armas de la época, y no con faldas, con la jeta pintada de azul y totalmente desprotegido. Ah, y lo de las estacas afiladas para detener la carga de caballería, me lo sustituyan por simples lanzas. En efecto, usaron esa táctica para defenderse de los caballos ingleses, pero eso estaba inventado hacía siglos. O sea, que no fue una genial idea de Wallace.
Bueno, con esto creo que queda aclarado lo principal de la película. Para mi gusto, es demasiado larga y, aparte de los flagrantes errores históricos, sobran tantas escenas amorosas en bosques de ensueño con música de gaitas de fondo. Pero, en fin, como eso vende, hay que tragar. Sea como fuere, la película vale para echar una tarde devorando apaciblemente una arroba o dos de palomitas.
Hale, he dicho
¡Al ataquerrrrllllll! |
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