domingo, 8 de enero de 2012

Restauración Vs. Perpetración. Castillo y cerca urbana de Évora Monte

Como ya he comentado en varias ocasiones desde que inicié este blog, desde que comencé mis periplos lusitanos me llamó poderosamente la atención el buen estado general de su patrimonio castellológico, así como las restauraciones a las que habían sido sometidos a partir de los años 30-40 de la pasada centuria. Ojo, esto no quiere decir que, en alguno que otro, no se vaya uno a encontrar una puerta de cristal en una torre del homenaje, o el consabido "centro de interpretación", pero son los menos afortunadamente. Antes de entrar en materia, veamos de forma somera el origen de este afán por recuperar y poner en valor el patrimonio histórico del vecino país.

En 1929 se creó la Dirección General de Edificios y Monumentos Nacionales, un organismo dependiente del ministerio de Comercio y Comunicaciones, bajo el cual se llevaron a cabo numerosas restauraciones del, en aquel tiempo, ruinoso patrimonio histórico portugués. En 1933, Salazar creó el Estado Novo, dando lugar a una larga dictadura que perduró hasta la Revolución de los Claveles, el 25 de abril de 1974. Salazar, cuestiones políticas aparte, que en eso no entro porque me la pela la política y, además, no es el motivo de este blog, era un hombre culto, no el típico dictador bananero que hoy es sargento y mañana general en jefe y amado líder de su sufrido pueblo. Pero, además de ser culto, era un acérrimo nacionalista y, como tal, puso mucho empeño en hacer resurgir de sus cenizas el glorioso pasado de su patria. A raíz de ahí se comenzaron a llevar a cabo sucesivas campañas de recuperación del patrimonio histórico gracias a las cuales podemos, actualmente, disfrutar largo y tendido con la contemplación de fortificaciones que, de otro modo, hoy serían polvo. Ojo, que dichas campañas no acabaron con la extinción del Estado Novo, ya que prosiguieron a lo largo de los años 70 y 80 y, de hecho, muchas de ellas se llevan a cabo actualmente. O sea, que no fueron obra exclusiva de Salazar, sino del buen hacer de los gobernantes habidos desde aquella época, pero fue éste el que comenzó con esa sana costumbre. A cada uno, lo suyo, ¿no?



Mal que me pese, porque me pica en la honrilla patria, debo reconocer que nuestros vecinos han sido más cuidadosos con su patrimonio castellológico que nosotros. La típica imagen del castillo desmoronándose lentamente sin que nadie haga nada por evitarlo es allí casi inexistente. Pero los hispanos tenemos por norma no aprender lo bueno de los demás, y preferimos gastar una fortuna en restauraciones que no lo son, permitidas por gente que no sabe un carajo del tema y perpetradas por "arquitectos" con un sentido de la estética y del respeto por la morfología original un tanto....exótico, por no decir algo más contundente.

Bien, concluido este breve introito, vamos al grano. Comienzo con la restauración que se llevó a cabo en Évora Monte a lo largo de diversas campañas, las cuales detallo a continuación:

1937: Restauración de las torres, dos de ellas totalmente derruidas, y consolidación de los paramentos del castillo.
1971-1979: Obras de restauración en el castillo
1981-1981: Recuperación de la cerca urbana
1984: Nueva campaña de recuperación
1986: Segunda fase de la restauración del castillo


Veamos algunas imágenes del antes y el después.


En la imagen inferior tenemos tres fases diferentes del aspecto del castillo. En la izquierda vemos el estado en que se encontraba en 1937, antes de proceder a la primera campaña de restauración. La del centro es de 1975, en la que vemos la torre ya totalmente recuperada. Obsérvese que los materiales empleados son los mismos que los que tenía el resto del edificio, y que en todo momento se puso buen cuidado en darle su aspecto original, conservando el friso manuelino y los buzones artilleros. La foto de la derecha es como lo podemos ver actualmente, tras haber sido enlucido todo el edificio en la campaña de 1986.




Abajo a la izquierda podemos ver el estado en que se encontraban las bóvedas en 1948. O sea, no estaban porque se había caído vete a saber cuando. Casi todas las nervaduras habían desaparecido, para lo cual fue necesario reconstruirlas recurriendo a un tipo de ladrillo similar al original. En la foto central, del mismo año, se ven las coberturas ya terminadas. A la derecha tenemos su aspecto actual. Como se ve, los pilares fueron saneados, y tanto nervaduras como bóvedas enlucidos con mortero. La solería es de toba. Afortunadamente, no recurrieron al ferrogrés que se ve en algunas perpetraciones hispanas.




Ese es el aspecto de la puerta NE en 1937. Obsérvese la base de las torres, con los paramentos derruidos y el almenado desaparecido en su totalidad. A la derecha tenemos su apariencia actual, con los paramentos reconstruidos en la campaña de los años 80. En la torre de la izquierda se ha reforzado su base con una zapata de mampostería, y el parapeto entre ambas torres ha sido recuperado.




Abajo, a la izquierda, vemos los buzones de los bastiones de la cerca urbana reducidos a meros agujeros en los muros. La foto es de 1937, y está tomada desde dentro de uno de dichos bastiones. En primer término se aprecian los restos de los ladrillos del revestimiento. Al fondo, tras los críos que aparecen en la foto, vemos los buzones totalmente derruidos del siguiente bastión, que permiten el paso por el mismo de parte a parte. En el centro aparece la reconstrucción llevada a cabo en los mismos en 1984. Como se ve, se ha respetado el revestimiento interior del mismo, así como su morfología original. A la derecha tenemos una imagen de su aspecto actual.




Esa es la puerta que se abre en la zona oeste de la cerca urbana. En la foto de la izquierda vemos el aspecto que tenía antes de las obras de recuperación de los años 80. Como se ve, el arco interior de la misma estaba totalmente derruido. En la foto central, de 1984, tenemos dicho arco ya reconstruido, dándole su aspecto original de arco quebrado. La foto de la derecha nos muestra su aspecto actual y en la que, como se ve, aún queda por restaurar la parte superior del bastión y el parapeto de la muralla.






Finalmente, a la derecha tenemos una de las ventanas del castillo, completamente arruinada según muestra esa foto de 1942, y al lado su aspecto actual. Como vemos, se ha respetado su morfología original, con sus poyetes de granito y carpintería de madera. Es evidente que instalar una carpintería de aluminio, como he visto alguna que otra vez, y cristales tintados es algo tan grotesco como adornar un santo con dos pistolas.


Bueno, creo que con lo mostrado os podréis hacer una clara idea de la diferencia que hay entre restaurar y perpetrar. No entiendo ni entenderé jamás el empeño de algunos "arquitectos" por convertir un edificio antiguo en una aberración que acaba siendo una especie de cosa amorfa, que ha perdido su personalidad propia y en cuya contemplación, aparte de nauseas, solo provoca un estado de confusión en los que no saben diferenciar lo uno de lo otro. Un castillo o un palacio, si están arruinados, deben ser devueltos a su estado primigenio de la forma más fiel posible para que la gente se puede hacer una idea clara de como era su morfología. Actualmente, hay medios sobrados para eso y para mucho más. ¿Por qué reponer una solería, en vez de con ladrillo de adobe o toba, con gres de Porcelanosa?¿Por qué poner una puerta de cristal cuando la original era de madera?¿Es que no hay madera y carpinteros capaces de hacerla exactamente igual que la anterior?¿Por qué ese empeño en querer renovar lo antiguo y despojarlo de sus características originales?Porque, según esa pauta, deberían despojar a las momias egipcias de sus vendas y ponerles un traje de Armani ¿Son ganas de dárselas de innovador o, simplemente, de joder al personal a costa del dinero de todos?¿Quiénes autorizan esas infamias y en base a qué criterio histórico se permiten? Son muchas preguntas que, al parecer, jamás obtienen respuesta.

En fin, es lo que hay. He dicho...

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