El arco no fue un arma especialmente popular en los ejércitos de
Europa Occidental. Antes al contrario, la ballesta era el arma preferida en
muchos de ellos como, por ejemplo, en los reinos peninsulares. Fueron
los ingleses los que lo llevaron al campo de batalla en el contexto de la Guerra de los Cien Años y,
como quedó sobradamente demostrado, era un arma devastadora. Basta comprobar
los resultados que dio en batallas como Azincourt o Crézy, en las que la
caballería francesa, considerada como la más poderosa de su época, fue
literalmente barrida por estas armas que demostraron estar sobradamente
capacitadas para vulnerar las onerosas defensas de los caballeros y
proporcionarles una muerte nada honorable, que eso de palmarla a manos de una
birriosa flecha disparada por un plebeyo no era lo que se dice honroso.
Así pues, pasemos a ver algunas curiosidades bastante curiosas
sobre estas armas que fueron las primeras en humillar a la otrora poderosa,
nobiliaria y soberbia caballería...
Efectos de un desmallador contra una loriga y el perpunte que se vestía bajo la misma. |
Réplica moderna de un arco largo |
Ciudadanos recreacionistas en plena acción. Obsérvese la longitud de sus armas, así como las flechas clavadas en el suelo para aumentar la cadencia de tiro |
La paga que recibían variaba dependiendo del destino. En el siglo
XIV por ejemplo, un arquero a caballo cobraba 6 peniques diarios si servía en
Inglaterra o Francia, y 4 peniques si era enviado a Escocia. Un arquero a pie
cobraba en los mismos destinos 3 y 2 peniques. Sin embargo, los que servían en
la guardia personal del monarca ganaban 6 peniques diarios fuese cual fuese el
lugar donde combatiesen. En el siglo XV se unificaron las pagas, cobrando 6
peniques diarios tanto los arqueros a caballo como a pie en cualquier destino
que no fuera una guarnición en Inglaterra, en cuyo caso ganaban solo 4
peniques. La tropa cobraba cada seis semanas, y en los contratos se solía
especificar el tiempo máximo de espera por atrasos, que no solían pasar de la
semana. Caso de excederse de ese tiempo, el contrato se consideraba escindido,
por lo que la tropa tenía todo el derecho del mundo a largarse a casa.
Obviamente, en la práctica no solía llegarse a ese extremo, que no era plan de
cabrear al señor feudal. A la derecha tenemos un arquero dispuesto para la marcha. Se aprecia la bolsa donde lleva su provisión de flechas, así como el arco guardado en su funda. Uno de los muchos camelos propalados por el cine es eso de llevar el arco a la espalda sujeto al pecho con la cuerda. Bueno, pues de eso nada. El arco siempre iba desprovisto de la cuerda, la cual solo se montaba cuando llegaba el momento de combatir. Mientras tanto, permanecía guardado en su funda de cuero engrasado o tela encerada para preservarlo de la humedad, la suciedad, etc.
Réplica de un carcaj. El disco perforado estaba destinado a impedir que se juntaran los estabilizadores, estropeándo las plumas. |
Como se ha dicho, las flechas se distribuían entre la tropa en
haces de 24 unidades. Las puntas no eran las mismas, llevando cada haz dos o
más tipos según el tipo de enemigo a batir y la distancia a la que se iban a
usar. A la derecha tenemos las cuatro tipologías de puntas utilizadas en la
época. La A es la
típica barbada abierta destinada a herir a enemigos con poca o ninguna
protección corporal. Ese tipo de punta era casi imposible de extraer debido al
abrumador dolor que provocaban las barbas al clavarse en la carne al tirar de la
flecha.Por otro lado, sus filos cortantes producían hemorragias muy
peligrosas. La B es
también barbada, pero con una sección más adecuada para atravesar perpuntes.
Sus efectos son los mismos que la tipo A. La C es un desmallador, ideal para penetrar entre las
anillas de una loriga. No solían ir fijadas al asta a fin de que, al tirar de
la misma para extraerla, la punta quedara dentro del cuerpo. Finalmente, la D es el típico cuadrillo para
perforar lorigas o armaduras de placas. En cuanto a las cuerdas, se fabricaban
principalmente de cáñamo, el cual se enceraba para protegerlas de la humedad si
bien hay constancia de que también se usaba el lino e incluso la seda.
Bueno, ya seguiremos con otra entrada dando cuenta de otra serie de curiosidades curiosas sobre estas armas y los que las usaron de forma tan eficiente. Me piro a merendar.
Hale, he dicho
Bueno, ya seguiremos con otra entrada dando cuenta de otra serie de curiosidades curiosas sobre estas armas y los que las usaron de forma tan eficiente. Me piro a merendar.
Hale, he dicho
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