lunes, 2 de marzo de 2020

ESPARTANOS. Usos y costumbres


Probo ciudadano recreacionista emulando la
famosa figura de bronce del "Guerrero
Cubierto"
Si le preguntamos a cualquier ciudadano medianamente culto por una nación cuyos habitantes sean cuadriculados, apostaría un kilo de churros de papa bien despachados y chocholate a que de forma unánime responderán lo mismo: los tedescos, tenidos como la quintaesencia de la geometría cerebral. Bueno, pues no. Si ha habido un pueblo occidental cuadriculado hasta la médula han sido los espartanos. Sí, los de abdominales de anuncio de calzoncillos de la peli esa de "300" que tan buena taquilla hizo para admiración del hembrerío ante semejante colección de ciudadanos cachas y mayor humillación de sus acompañantes, hundidos en la miseria a causa de sus tripas cerveceras y tostadas con carne mechada. Porque los espartiatas, o sea, los lacedemonios con pedigree, vivían bajo una reglamentación tan estricta que prácticamente cada acto de su vida menos hacer pipí y caquita estaba regido por una serie de normas. 

Generalmente se les conoce por su arrojo en batalla, su elevado sentido del honor y por su vida austera, ajena a cualquier tipo de lujo o caprichito, pero la realidad es que no solo eran más espartanos que los espartanos sino que, encima, se vanagloriaban de ello y se consideraban a sí mismos como un pueblo cuyo único sentido en la vida era cumplir las leyes y vivir conforme a sus estrictas normas que dictaban hasta el largo de la barba. En fin, una gente muy rarita, para qué negarlo. Así pues, y ya que hasta ahora solo hemos dedicado un artículo sobre curiosidades curiosas hace la friolera de seis (snif...😪) largos años (tempus fugit, carajo😭😭), pues dedicaremos algunas entradas a dar cuenta de esta peculiar ciudad-estado que tanto dieron y dan que hablar a pesar de su declive a partir de la derrota que les infligieron los tebanos en Leuctra en el 371 a.C. Comenzaremos pues con sus hábitos y usos más peculiares en lo tocante a su apariencia personal, que por lo general es de lo que menos se suele hablar. Procedamos pues.

Mapa de Lacedemonia, al sur del Peloponeso
Ante todo conviene saber que Esparta era en realidad un grupo de cinco aldeas que en su época de mayor esplendor apenas sumaban unos 10.000 habitantes. Estas aldeas, llamadas en su lengua obai u obes, eran: Pitana, Limnai, Mesoa, Kynosoura y Amyklai, cuya población eran los espartiatas, es decir, los espartanos de pura sangre engendrados por espartanos y espartanas procedentes de esas poblaciones. Eran los homoioi, "los iguales". El resto de los pobladores de Lacedemonia eran los perioikoi, "los que viven alrededor" y que eran considerados gente de segunda categoría. Pero, de momento, bástenos estos datos para hacernos una idea de la primera peculiaridad de los espartanos. Tiempo habrá de dar pelos y señales acerca de su pintoresca estructura social. Por lo demás, el "inventor" de las normas que regirían las vidas de todos los lacedemonios fue Licurgo, que en 776 a.C. dictó una especie de constitución, la Gran Retra, que sería el referente legal para todo.

Tropas espartanas vistiendo el exomis. En el árbol han
colocado un trofeo para conmemorar una victoria
En lo tocante a la indumentaria, Licurgo había dispuesto que los espartanos debían vestir ropa de color carmesí por marcar una clara diferencia con la que vestían las mujeres y, además, el rojo era identificado como un color agresivo, propio de fieros guerreros. Otrosí, en combate causarían el pánico entre los enemigos y, al mismo tiempo, disimularía la sangre si eran heridos. Sin embargo, la austeridad que debía regir en sus existencias consideraba que un buen espartano no necesitaba poseer más de una túnica, costumbre que perduró al menos hasta el siglo V a.C., y era habitual pedir una prestada a un vecino cuando tenían que lavar la propia si bien esta gente no tenía el más mínimo problema por pasar un día entero paseándose en cueros vivos por su pueblo. Por otro lado, daban a la ropa un uso totalmente opuesto al del resto del mundo: las prendas de mejor calidad las reservaban para la guerra, mientras que las mediocres eran las que usaban a diario. Según Jenofonte, basaban esta costumbre en que si vencían en la batalla lo suyo era que a una jornada tan gloriosa se fuera lo mejor vestido posible y, caso de palmarla, pues lo adecuado era aceptar el destino procurando igualmente vestir con sus mejores galas. Por lo demás, la idea de usar un solo color pretendía lograr una uniformidad para que nadie pudiera diferenciarse de sus homoioi, y por otro dar una imagen de austeridad que hiciera saber a todo el mundo que los espartanos pasaban de engalanarse o de gastar en ropajes porque donde marcaban la diferencia con los demás griegos era con sus cuerpos sanos y robustos, capaces de resistir todas las penalidades habidas y por haber.

Otra imagen de un espartano vistiendo el exomis. Se aprecia
además el pilos de bronce que sustituyó al yelmo corintio, pero
de eso ya hablaremos cuando toque el tema castrense
La prenda básica o, mejor dicho, la única, era la túnica. En el mundo griego se usaban dos tipos, el chiton, una túnica inicialmente de lana relativamente gruesa y que con el tiempo también se elaboró con lino, y el exomis, que era en la que los romanos se inspiraron para sus túnicas militares de las que hablamos en su día. Entre los espartanos se impuso el exomis porque, aunque tenía dos mangas, se podía aflojar la costura del hombro derecho para dejarla caer sobre el costado y dejar el brazo libre para tener más movilidad para realizar cualquier trabajo, desde darle dos hostias a un cuñado a rebanar el cuello a media docena de persas. Antes del siglo V a.C. el ejército espartano usaba armaduras de campana fabricadas de bronce, que por lo general vestían sin nada debajo. Es decir, que iban con sus vergüenzas al aire como si tal cosa. Pero a partir de esa fecha fueron desechando las armaduras y adoptando el exomis porque, en su orgullo combativo, consideraban que un verdadero guerrero no necesitaba más que su escudo, así que iban a la guerra cubiertos por una simple túnica carmesí y santas pascuas. Por cierto que esta prenda les acompañaba a la tumba de forma inapelable, siendo su mortaja si tenían una gloriosa muerte y tal.

Dos espartanos cubiertos con el tribon. El
de la derecha empuña la bakteria (bastón),
un símbolo de mando
Y como complemento de la túnica tenían el manto o tribon, una prenda rectangular que los griegos llamaban himation y que envolvía todo el cuerpo. Por lo general, cuando usaban el tribon no se ponían la túnica, así que ya vemos que estos probos rácanos gastaban menos que Tarzán en zapatos. El tribon era un fino manto talar elaborado con lana y teñido, como no, de carmesí. Era el mismo todo el año, y se usaba tanto en invierno como en verano. Esta prenda jamás se usaba en combate por razones obvias, sino solo fuera de servicio o cuando estaban en su pueblo. Los paidiscoi, adolescentes con edades comprendidas entre los 12 y los 19 años, no podían usar túnica, sino solo el tribon para habituarse a pasarlas putas. Si no hacía fresco, pues pasaban el día en pelota picada, pero si en pleno invierno tiritaban como un senegalés en Alaska y se les ocurría abrigarse con otra cosa que no fuera el tribon les daban más palos que a una estera y entraba en calor rápidamente. El sistema educativo de estos sujetos era un tanto estricto. Pero la cosa es que incluso sus mismos reyes procuraban hacer poco uso del manto para demostrar que eran más correosos que nadie. Por lo demás, los que querían dárselas de más austeros que nadie tomaron la costumbre, bastante asquerosilla por cierto, de no lavar el tribon para demostrar que solo poseían uno. Ojo, no confundir el tribon con el chlamys, un manto corto usado por los griegos que se llevaba sobre el hombro izquierdo y se abrochaba con una fíbula en el derecho y que suele aparecer en las pelis de espartanos para, como siempre, liar al personal. Los espartanos siempre usaron el tribon, vistiéndolo de forma que envolviera el cuerpo ya que debajo no llevaban nada puesto.

Un mandamás espartano con su
bakteria en la mano y calzando
las haplai. En la cabeza lleva un
pilos, un gorro cónico de fieltro
típico de este pueblo
En cuanto al calzado, brillaba por su ausencia. Los críos lo tenían prohibido para habituar sus pies a circular hasta por cristales rotos, y en realidad en toda Grecia era habitual ir descalzo a todas partes. Los espartanos solo tenían dos tipos de calzado para usos concretos. Por un lado usaban una especie de bota formada por una suela con un entramado de correas que sujetaba los piloi, unos calcetines de fieltro que cubrían las pantorrillas y que se empleaban sobre todo cuando iban de caza sobre terrenos cubiertos por arbustos espinosos o en invierno, en este caso para no congelarse los pies. El otro calzado, descrito por las fuentes literarias como haplai, era una simple sandalia, o sea, una suela con una lengüeta y una correa para sujetar el talón. Estas sandalias iban teñidas de rojo. No se especifica cuándo se usaban, aunque en lo que a mí respecta colijo que las reservarían para terrenos especialmente pedregosos o para épocas en que hacía frío, pero no tanto como para recurrir a los piloi.

Bien, este era el extenso guardarropa de los lacedemonios, por lo que no necesitaban armarios de cuatro puertas ni nada semejante. Por cierto que la práctica totalidad de los filósofos griegos de la época, admirados por la férrea auto-disciplina y la austeridad de los lacedemonios no dudaron en imitar su indumentaria para dárselas de sufridos y abnegados, e incluso los ejércitos de las demás polis griegas también acabaron adoptando el rojo para su indumentaria militar.

Pero si lo de la ropa les ha sorprendido, lo del pelo y la barba no se quedan cortos. El pelo largo y la barba eran símbolos de estatus social y de madurez viril. Por ese motivo, los paidiscoi debían llevar el pelo corto hasta los 20 años, cuando pasaban a ser considerados como eiren, la primera etapa de los hebones, jóvenes comprendidos entre los 20 y los 29 años. Y por otro, los ilotas, los famosos esclavos de los lacedemonios de los crucigramas, también lo debían llevar corto para, entre otras cosas, no tener impedimentos en sus labores cotidianas. Según Aristóteles, "usar el pelo largo es honorable en Lacedemonia porque es la marca de la libertad, ya que es difícil hacer trabajos de baja categoría con el pelo largo". Así pues, los señores eran los que llevaban una vistosa melena y una barba que, en función a la época, se estilaban más o menos largos. Al parecer, algunos autores como Herodoto comentan que esta costumbre surgió a partir de la batalla de los 300 Campeones, librada en Tirea hacia el 545 a.C., mientras que Plutarco la considera una tradición ancestral. Lo cierto es que no se sabe con certeza desde cuando le dio a esta gente por ahorrar en peluquero.

Figura de bronce de un guerrero espartano
luciendo una frondosa barba, bigote y la melena
formando guedejas sobre los hombros
Incluso se decía que fue una de las muchas normas implantadas por Licurgo, que afirmaba que "hace que los hombres guapos se vean mejor y los feos sean más aterradores". Otros, que era a causa de su inveterada austeridad cuando Kharillos, uno de los primeros reyes espartanos, respondió a uno que le preguntó el motivo de llevar el pelo largo que "de todos los adornos, este es natural y no me cuesta nada". En resumen, que no se pelaban porque no les daba la gana. Si nos basamos en las representaciones artísticas de la época, hacia el siglo V a.C. se ve la melena peinada asomando por detrás del yelmo. A finales de ese siglo se formaban dos guedejas por delante, una a cada lado, y la melena asomando por detrás. A principios del siglo IV a.C. varió considerablemente, formando largas guedejas repartidas de la siguiente forma: cuatro delante (dos en cada hombro) y otras cuatro detrás, si bien posteriormente se acortó la longitud de las mismas. En cuanto a la barba o geneias, el largo también variaba conforme a la costumbre si bien era habitual recortarla de forma puntiaguda.

Pero lo más peculiar era el bigote o hipene. Al parecer, y según Aristóteles, tras la elección de los éforos (una asamblea de cinco hombres electos que ostentaban el cargo durante un año) "... ordenan a los ciudadanos que se corten el bigote  y obedezcan las leyes para que no sean severos". O sea, que la imagen del barbudo sin bigote que hemos visto más de una vez en pinturas de vasos y cráteras obedecía a una norma legal y no a una moda. Además, el bigote era objeto de herramienta de castigo: los cobardes eran obligados a afeitarse la mitad, dejando crecer la otra para que a nadie se le escapase que había cometido el peor pecado que podía perpetrar un espartano: mostrar cobardía ante el enemigo y no palmar como un auténtico y verdadero héroe.

En fin, como vemos la existencia de estos sujetos era un tanto surrealista, pero como sarna con gusto no pica, pues mejor para ellos. Con todo, lo que hemos ido comentando servirá de aperitivo para cuando prosigamos dando cuenta de la peculiar forma de vida de los espartanos que, cuando iban a la guerra, sus mujeres, madres, hermanas, hijas e incluso cuñadas no preguntaban a los mensajeros que volvían del frente si sus hombres estaban en buen estado, sino si habían cumplido como los buenos y habían dado muestras de valor y honorabilidad. Si habían entregado la cuchara era secundario. Lo importante era que un espartiata no podía fallar a su país bajo ningún concepto.

Bueno, ya seguiremos otro día, que para ser lunes ya he tecleado en demasía.

Hale, he dicho


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