jueves, 6 de enero de 2022

LVDI CIRCENSES. FACTIONES Y AURIGAS

 

Unas de las METÆ, en ese caso la SECVNDA, donde el personal se daba unas costaladas de antología y no era raro causar baja absoluta, permanente, definitiva y rotunda de la FACTIO por la que corrían. Por cierto que esta panorámica nos permite apreciar muy bien la posición de las CARCERES respecto a la SPINA, y lo ventajoso de salir desde las situadas en el centro

El EDITOR LVDORVM a punto de dejar caer la MAPPA que daba la
salida a la carrera. Aunque la foto es del petulante prefecto de Judea
de la cinta Ben Hur (1959), la escena sería igual en cualquier caso
Prosiguiendo con la cosa circense, como complemento al artículo anterior hoy veremos con detalle quiénes eran sus principales protagonistas. Las carreras de carros no se organizaban como los MVNERA o las VENATIONES, cuyos componentes salían de las FAMILIÆ GLADIATORIA propiedad de un LANISTA que alquilaba a sus luchadores, por lo general y salvo el caso de los AVCTORATI que se enrolaban en la misma por su voluntad a cambio de un estipendio, nutridas por esclavos y prisioneros de guerra. Como ya se ha explicado más de una vez, el EDITOR LVDORVM de un MVNVS contrataba los servicios de un LANISTA que, en base al prestigio de su SCHOLA, cobraba más o menos por sus feroces pupilos. El negocio de la SCHOLA radicaba en la calidad del producto. Si sus luchadores ofrecían un buen espectáculo, la demanda aumentaba, ergo el LANISTA se podía permitir cobrar más y la plebe acudiría en masa a los anfiteatros porque estaba anunciada la presencia de FEROX, el tracio que se comía crudas las vísceras de sus oponentes, o de CARNIFEX, el hoplómaco que los troceaba con su gladio para preparar brochetas con sus cachos. Sin embargo, las carreras de carros eran un monopolio manejado por las FACTIONES, que son lo más parecido a un club deportivo de nuestros días. Esto quiere decir que si algún político con ganas de ganarse el favor de la plebe quería organizar un LVDVS CIRCENSE, no podía optar por los servicios de tal o cual LANISTA en base a su poder adquisitivo, sino que tenía que hocicar con las tarifas de las FACTIONES sí o sí, porque solo ellos podían organizar estas movidas.

MARCIANVS NICHA, Marciano gana, de la FACTIO
VENETA
, con sus cuatro ilustres pencos liderados por INLVMINATOR
(el que guía). Este probo auriga pudo haber corrido en otras
FACTIONES, pero el respetable seguía a su FACTIO predilecta,
no a su persona. Por cierto, observen las campanitas que cuelgan de
los pescuezos equinos. Ya hablaremos de ellas

No se sabe en qué fecha concreta surgieron las FACTIONES si bien fue en tiempos de la república. Eran, como se ha dicho, lo más parecido a un club deportivo actual ya que, además de los aurigas y los caballos, necesitaban un elevado número de personal para su funcionamiento que detallaremos más adelante. En este punto conviene tener en cuenta las principales diferencias de cara al público entre los gladiadores y las carreras de carros: mientras que los primeros permanecían toda su carrera en la misma FAMILIA GLADIATORIA, los aurigas podían cambiar de FACTIO como si de un jugador de balompié se tratase. Salvo que fuera un esclavo perteneciente al DOMINVS FACTIONIS, el "gerente" de la FACTIO, los aurigas solían ser libertos u hombres libres aunque de baja extracción social que podían cambiar de "club" si las condiciones que les ofrecían les resultaban más ventajosas. Por otro lado, mientras que la admiración popular en los MVNERA recaía sobre un determinado gladiador independientemente de la SCHOLA a la que perteneciera, en el caso de las carreras era al revés: la afición era hacia una determinada FACTIO, fuesen quienes fuesen sus aurigas. Un auriga podía ser un ídolo en todo el orbe romano y reconocido como tal, pero la devoción era hacia las FACTIONES. Es decir: tal como ocurre hoy día, aunque la afición admire a un jugador, siempre será partidaria de su club de su alma, y si la estrella ficha por otro equipo el personal no cambiará jamás su lealtad. Plinio el Joven lo explicaba a la perfección cuando decía que:

...si se sentían atraídos [el público] por la velocidad de los caballos o la habilidad de los conductores, uno podría explicarlo, pero de hecho son los colores de los tiros lo que realmente apoyan y les interesan, y si los colores se cambiaran a mitad del recorrido durante una carrera, transferirían su favor y entusiasmo y rápidamente abandonarían a los famosos conductores y caballos cuyos nombres gritan al reconocerlos de lejos. Tal es la popularidad y la importancia de una túnica sin valor con el color de la FACTIO, y no me refiero a la multitud, que vale menos que la túnica, sino a ciertos individuos importantes.

Más claro, agua: desde el más misérrimo plebeyo hasta el más encumbrado OPTIMAS (aristócrata) mantenían a ultranza su lealtad por una FACTIO, y el auriga más afamado no cambiaría esta devoción ni aunque ganase absolutamente todas las carreras. 

Aurigas junto a los caballos líderes de cada tiro. Cada pareja
representa a una de las FACTIONES que gozaban del
monopolio circense. De izquierda a derecha y de arriba abajo
vemos la VENETA, la RVSSATA, la ALBATA y la PRASINA

Originariamente se formaron en Roma dos FACTIONES, la FACTIO RVSSATA (los Rojos) y la FACTIO ALBATA (los Blancos), a las que durante los primeros tiempos del Principado se sumaron dos más, la FACTIO VENETA (los Azules) y la PRASINA (los Verdes). Diocleciano añadió otras dos, la PVRPUREA y la AVREA (Púrpura y Dorada), si bien estas duraron lo que la vida del emperador, porque en cuanto palmó desaparecieron. Así pues, las FACTIONES se constituyeron en poderosas empresas que movían cantidades ingentes de dinero ya que cualquier carrera que se organizara en el territorio del imperio tenía que pasar por ellos. Lógicamente, establecieron una extensa red para controlar los circos de sus provincias, así como la crianza e importación de los cientos de caballos necesarios para el mantenimiento del negocio. De ese modo, mientras que entre los griegos la posesión de caballos y la participación en las carreras eran un símbolo del estatus social y económico de un ciudadano, en Roma ese prestigio lo ostentaban las FACTIONES.

Como ya podrán imaginar, cada FACTIO requería unas instalaciones de envergadura para acoger a su extenso catálogo equino más el personal destinado a todo tipo de labores relacionadas tanto con los animales como el mantenimiento de carros, atalajes, etc. Lo habitual era que los STABVLA FACTIONVM (establos de cada FACTIO) estuvieran ubicados a escasa distancia de los circos, no más de un par de kilómetros. En el caso del Circo Máximo, se encontraban en el CAMPVS MARTIVS (Campo de Marte), donde podían aprovechar el TRIGARIVM del mismo para ejercitar sus pencos y que no se les ensainaran en demasía. El TRIGARIVM era un extenso llano dedicado a ejercicios ecuestres, sobre todo por el ejército. Tomaba su nombre de las TRIGÆ, carros con un tiro formado por tres caballos que acabó dando su nombre para designar de forma genérica a estos ejidos donde poder practicar la cosa hípica. En la recreación de la izquierda vemos el Campo de Marte sombreado de verde hacia el siglo III d.C., anejo al Circo Máximo. El antiguo estaba fuera del POMERIVM, los límites de la ciudad.

Este bajorrelieve muestra lo que podrían ser tres SPARSORES
debajo de los tiros
Cada FACTIO, formada por una FAMILIA QVDRIGARIA, estaba dirigida, como se ha dicho, por un DOMINVS FACTIONIS perteneciente al orden ecuestre. Este probo EQVES era el que dirigía el cotarro y tenía a sus órdenes a un pequeño ejército de currantes de todo tipo que iban desde los ojeadores que acudían a las carreras en busca de nuevos talentos a los mozos de cuadra pasando por los SVTORES, talabarteros dedicados a la fabricación y reparación de los arneses, los TENTORES, encargados de accionar las puertas de las CARCERES cuando el EDITOR dejaba caer la MAPPA, el CONDITOR, cuya tarea era supervisar el buen estado de los establos asistido por su ayudante, el SVBCONDITOR, o el MORATOR (sujetador), que era el que retenía a los animales antes de la salida o se encargaba de sacarlos de la arena en caso de NAVFRAGIVM. A estos oficios habituales se sumaban otros más curiosos, como el SPARSOR (esparcidor), un personaje que suele aparecer en los bajorrelieves de la época y que parece ser que tenían como misión esparcir agua en la arena para asentar la polvareda que levantaban los carros de otras FACTIONES, sobre todo en las cerradas curvas de las METÆ. Otros opinan que su cometido era echar agua sobre los caballos para refrescarlos. Sea como fuere, lo cierto es que las representaciones que se conservan no dejan muy claro cuál era su trabajo.

Auriga victorioso con la palma y la corona acompañado de su
HORTATOR, que le ha ayudado a obtener la victoria
Y, contrariamente a lo que solemos ver en las pelis, los carros no corrían solos. Los aurigas de cada FACTIO iban acompañador de un HORTATOR (animador), denominado también como IVBILATOR, un fulano que cabalgaba tras ellos animándolos y, posiblemente, haciéndole advertencias acerca de sus adversarios y transmitiéndoles instrucciones del DOMINVS porque, como ocurre en las carreras actuales, en los LVDI las FACTIONES corrían por equipos, poniendo en liza hasta un máximo de tres carros por carrera. Uno de ellos era el líder, mientras que sus colegas se encargaban de cerrar el paso y obstaculizar en lo posible a los carros adversarios, así como impedir que se echasen encima de su compañero. Obviamente, esto tenía una finalidad muy lógica: además de los premios y el prestigio, las apuestas movían verdaderas fortunas en las carreras, y había que hacer todo lo posible por hacer ganar al auriga más selecto de cada FACTIO. A todo este personal tenemos que añadir obviamente a los MEDICVS, tanto para aurigas como caballos, y los DOCTORES, los entrenadores, aurigas retirados que, como los actuales apoderados taurinos, no sabían vivir fuera del ambientillo circense y tras jubilarse seguían en la brecha enseñando a los jóvenes los ardides y triquiñuelas para culminar exitosamente cada carrera, llegando vivos y enteros al final de la misma.

Anverso de un dracma donde aparece un DESVLTOR
con su mínima indumentaria: un gorro cónico y un
taparrabos
Hablamos pues de una plantilla de unos 250 hombres, más una cuadra formada por cientos y cientos de caballos, si bien de estos animalitos hablaremos con detalle en la siguiente entrada. Hay que tener en cuenta que, para hacernos una idea y según registros de la época, en el período imperial se celebraban hasta 24 carreras en un solo día, y había 66 días a lo largo del año en los que por un motivo u otro- religiosos, celebraciones civiles o militares, etc.-, aparte de los celebrados motu proprio por algún ricachón, tenían lugar LVDI CIRCENSES. Como ya podrán imaginar, tanta carrera requería unas infraestructuras muy complejas y una abrumadora cantidad de personal, y no solo en Roma, sino en cualquier población que tuviese un circo. Por otro lado, si en esas 24 carreras corrían doce carros a razón de tres por FACTIO y considerando que no todos eran QVADRIGÆ, sino también BIGÆ y TRIGÆ, hablaríamos de alrededor de unos 800 caballos aproximadamente, a los que habría que sumar unos 200 más para los empleados de las FACTIONES y los DESVLTORES (saltadores), unos jinetes acrobáticos que hacían las delicias del personal haciendo malabarismos sobre dos caballos que galopaban juntos, saltando de uno al otro y, en resumen, haciendo filigranas ecuestres para entretener al público entre una carrera y otra. Imaginen vuecedes el maremagno que supondría manejar a un millar o más de briosos pencos, todos ellos enteros y extremadamente inquietos por el ambiente lleno de tensión y 150.000 gargantas en carne viva de otros tantos ciudadanos berreando como íncubos desollados sacados del abismo.

Recreación del circo de CAMVLODVNVM, actual Colchester, en
Essex (R.U.) Como vemos, sus dimensiones eran impresionantes y,
a pesar de la lejanía respecto a Roma, también era controlado por
las FACTIONES para organizar los LVDI del país
Con el paso de los años, las FACTIONES se habían convertido en un negocio de tal envergadura y movían tales cantidades de dinero que, hacia el imperio tardío, fueron fagocitadas por el estado que, como es habitual, nunca ha dejado ni deja pasar la ocasión de trincar pasta. Así, hacia el siglo IV d.C. los EQVITES que ejercían como DOMINVS FACTIONIS fueron sustituidos por FACTIONARII, unos meros funcionarios estatales que, generalmente, eran elegidos entre antiguos aurigas. De ese modo, el emporio que suponían las carreras quedó en manos del estado, que por razones obvias pasó a embolsarse los suculentos beneficios que generaban las FACTIONES. Hablamos de decenas de circos repartidos por el imperio, y de una afición formada por cientos de miles de personas deseosas de presenciar las carreras que, año tras año, los políticos ávidos de ganarse el favor del pueblo seguían organizando a costa de entramparse hasta las cejas para una temporada pero que, si obtenía el cargo deseado en los comicios de turno, sabían que compensarían con creces el desembolso.  

Tensión a tope en las gradas. La cuadriga de la FACTIO VENETA
acaba de perder una rueda mientras es seguida a escasa
distancia por la de la FACTIO PRASINA
Hacia el siglo VI d.C., las cuatro FACTIONES se habían reducido a dos debido a que los Rojos se fusionaron con los Azules y los Blancos con los Verdes, de forma que acabaron prevaleciendo los segundos, o sea, las FACTIONES VENETA y PRASINA, que eran las que desde mucho antes habían gozado de más popularidad incluso entre los mismos emperadores, que se declaraban abiertamente partidarios de una u otra FACTIO y colmaban de honores, prebendas y regalos a los aurigas que les habían hecho ganar en las apuestas. Porque no olvidemos que en Roma apostaba hasta los difuntos, y los OPTIMATES eran los primeros en jugarse hasta las pestañas cuando combatía su gladiador favorito o corría el auriga de la FACTIO de sus entretelas. De hecho, igual que Cómodo era tan aficionado a los MVNERA que se dice que llegó a luchar en la arena, hubo gente de alcurnia- al parecer incluso Nerón- que no dudaron en conducir un carro poseídos, según Suetonio, por un FOEDVM STVDIVM, un deseo vergonzoso impropio de su estatus.

Recreación del circo de Constantinopla
Ya en las postrimerías del imperio, hacia los siglos V y VI, mientras que en Occidente la afición por las carreras fue decayendo, en el imperio de Oriente aumentaron de forma ostensible. En Bizancio, luego rebautizada como Constantinopla, Septimio Severo había edificado un circo a principios del siglo III que, posteriormente, fue reformado y aumentado de tamaño por Constantino. En dicho circo, el que el personal mostraba aún más fanatismo y denuedo que en la antigua metrópoli, dando lugar a rivalidades que convertirían las batallas campales entre los hooligans de los british (Dios maldiga a Nelson) en insignificantes refriegas barriobajeras, dando lugar a verdaderas asonadas que tuvieron que ser reprimidas a sangre y fuego por el ejército con miles de muertos por medio. Con todo, y para no alargarnos más, creo que es preferible dejar el mundo de las carreras en el Imperio de Oriente para un articulillo en exclusiva, porque él te mató. Davía da... ¡pará!... más (el eximio, genial e inolvidable Daniel Ravinovich DIXIT).

Estatuilla de bronce que muestra un AGITATOR victorioso.
En la mano izquierda lleva la palma. En la derecha,
desaparecida, empuñaría la corona de laurel y el látigo
Bien, creo que ya tenemos claro qué eran las FACTIONES y el importante papel que tuvieron en el desarrollo de las carreras de carros, por lo que ahora toca estudiar a los verdaderos protagonistas de estas movidas: los aurigas. Ante todo, debemos tener en cuenta que, aunque nosotros usamos el término auriga de forma genérica para referirnos a los conductores de carros de cualquier tipo, en realidad eran un rango dentro de los profesionales de las carreras. Según mi paisano Isidoro, la palabra AVRIGA proviene de AGERE o REGERE (conducir o guiar un carro), y es considerada como sinónimo de AGITATOR, también derivada de AGERE. Pero en la FAMILIA QUADRIGARIA era considerado el conductor con menos experiencia. Ojo, experiencia, habilidad, independientemente de su edad. Podía haber conductores muy expertos e incluso considerados como estrellas del espectáculo siendo apenas un FLORENS PVER (muchacho en ciernes, o sea, que apenas habían dejado atrás la adolescencia), y otros con más vueltas dadas que un tiovivo que no ascendían de rango, por lo que primaban ante todo las dotes y el talento de cada conductor. El de rango más elevado era el AGITATOR, también llamado QVADRIGARIVS por ser los conductores de cuadrigas, el tiro más complicado dentro de los habituales (los había de hasta diez caballos, pero de esos ya hablaremos en su momento), y como es lógico manejar cuatro fogosos pencos era bastante complicado. De hecho, a partir del siglo III los EQVES dejaron de dirigir las FACTIONES, cuya administración empezó a confiarse en el más aventajado de una FACTIO con el rango de DOMINVS ET AGITATOR FACTIONIS si bien no se sabe con certeza el motivo del cambio, que bien podría ser para evitar que determinados EQVITES se forraran con los jugosos beneficios que obtenían y poder así ganar influencia política. Tras el AGITATOR tenemos al BIGARIVS, los conductores de las BIGÆ, los carros de dos caballos que eran más frecuentes en las carreras de lo que imaginan porque en las pelis siempre nos ponen cuadrigas. Finalmente, el AVRIGA era el tercero en el escalafón, o sea, el menos cualificado, solo por encima del RVDIS AVRIGA, el conductor inexperto que estaba empezando su carrera en la FACTIO y que habría sido reclutado por algún ojeador de la misma si veía potencial como para sacar de él un AGITATOR como Júpiter manda.

Un auriga ganador de una carrera junto al HORTATOR y el
SPARSOR, que refresca el belfo de uno de los caballos. En
realidad, el éxito de una carrera dependía de un trabajo en
equipo. Sin buenos colaboradores, el mejor auriga no se
comía un rosco ni a tiros
Como ya hemos comentado, los aurigas más renombrados eran hombres que levantaban pasiones en el circo como hoy día lo hace un jugador de balompié o baloncesto. Aparte de su estipendio como empleado de la FACTIO cobraba un premio en metálico además de la corona de laurel y la palma, premio que variaba en cuantía según el tipo de carro que conducía, el puesto que alcanzaba en la carrera y si el premio había sido obtenido de forma individual o por equipos. Para aclararnos, podemos tomar la trayectoria de Gaio Apuleyo Diocles, considerado como OMNIVM AGITATOR EMINENTISSIMVS, el más destacado de todos los conductores tras retirarse con 42 años tras 24 de carrera profesional. Este probo conductor, cuya trayectoria es perfectamente conocida, es considerado como el profesional del deporte mejor pagado de la historia. De hecho, se han hecho conversiones de su fortuna, que alcanzó los 35.863.120 sestercios, al valor adquisitivo de la misma en nuestros días, y comparados con las actuales estrellas deportivas les echa la pata con creces. Su capital era equivalente a la friolera de 11.200 millones de dólares, mientras que Michael Jordan, el jugador mejor pagado de nuestros tiempos, ha ganado 1.850 de nada. El tristemente maltrecho Schumacher, que tras desafiar cientos de veces a la muerte como piloto de Fórmula 1 lleva varios años descerebrado por algo tan chorra como una caída esquiando, ganó 1.000 millones, así que un auriga de fama podía ser mucho más ricachón que cualquier OPTIMAS romano.

Moneda que presenta una Victoria alada conduciendo una TRIGA,
uno de los tiros más desconocidos por lo general
Diocles compitió en 4.257 carreras, ganando en total 1.462 tanto en CERTAMINA SINGVLARVM (a nivel individual) como en CERTAMINA BINARIVM (por equipos) conduciendo tiros de dos, tres y cuatro caballos, y en ocasiones más especiales hasta de seis y siete. Una victoria con una cuadriga le suponía un premio de 20.000 sestercios, mientras que con tiros especiales podía oscilar entre los treinta y cincuenta mil sestercios. Pero aún siendo Diocles el más exitoso, no era el único MILIARI, los conductores que sobrepasaban el millar de victorias, y como ya sabemos se conservan mogollón de mosaicos o se han descubierto grafitis con los nombres de aurigas de relumbrón como Flavio Scorpus, que participó en 2.048 carreras antes de estamparse con su carro, Publio Elio Gutta Calpurniano, Pompeyo Muscloso o Scirto. Otros se quedaban solo en promesas truncadas, muertos en la arena cuando tenían por delante una fructífera carrera profesional, como Eutyches, que se estrelló en Tarraco con solo 22 años siendo ya BIGARIVS, o Sexto Vistilio Heleno, que debía ser un chaval talentoso ya que, siendo apenas un adolescente, corría con los Verdes para acabar su carrera con los Azules con solo 13 años. Como vemos, en el mundo de las carreras no había edades si uno tenía talento, y Orfeo, el entrenador de Heleno, debió ver el potencial del mocito cuando a tan temprana edad ya lo hacía correr como AVRIGA en la FACTIO PRASINA tras arrebatárselo a los de la VENETA. Más aún: se tiene constancia de un tal Crescens, un chaval que corría en el Circo Máximo que ganó su primera carrera conduciendo una cuadriga con solo 13 años tras haber iniciado su andadura como AVRIGA con apenas 10, siendo por ello considerado el conductor más joven del que se tiene noticia.

Sórdidos, viles, infames y blablabla, pero hasta los senadores
decoraban sus suelos con los aurigas más afamados incluyendo
a sus pencos más célebres
Sin embargo, y a pesar de su fama y el pastizal que ganaban, los aurigas estaban considerados, como dijimos en el artículo anterior, PERSONÆ INHONESTI. Los picos de oro de la época como Tácito, Dion Casio, Suetonio o Marco Valerio Marcial los señalaban como gente SORDIDA, FLAGITOSA, INFIMA y VILISSIMI, quizás porque la práctica totalidad de los nombres de aurigas que han llegado a nosotros indican que eran mayoritariamente, sino todos, de origen griego, cuando no esclavos y libertos que, como sabemos, adoptaban los nombres de sus antiguos amos cuando eran manumitidos. Además, por sus escritos dan la impresión de que envidiaban sobremanera ver que estas figuras del circo ganaran dinero a espuertas mientras que ellos no alcanzaban a ganar en sus vidas lo que uno de estos aurigas de relumbrón en un año. Obviamente, tapaban sus envidias insanas alegando que los atletas de toda la vida ganaban en CERTAMINA SACRA, competiciones sagradas, mientras que los aurigas lo hacían por el cochino y vil dinero que ellos anhelaban pero no ganaban a pesar de sus elegantes poemas, epigramas y demás obras literarias con las que hacían la pelota a los mandamases. El mismo Marcial se delataba descaradamente cuando escribió que él mismo ganaba poca cosa en todo el día "...mientras que en una sola hora Scorpus, un ganador de la carrera, se lleva quince bolsas de oro reluciente." Envidia, envidia cochina, ¿qué no?

Derrape en una curva. Si el carro volcaba tenían claro que los
que venían detrás le pasarían por encima sí o sí
Con todo, es evidente que no todo era oro como el que trincaba Scorpus. La realidad es que el mundo de las carreras de carros era un oficio de muy alto riesgo, y hasta los ídolos más venerados por el pueblo podían acabar sus días estrellados contra la SPINA o arrollados por otro carro cuando el suyo volcaba en plena recta, cuando los tiros alcanzaban su máxima velocidad y el conductor o no podía o no quería esquivar al rival en apuros. En la arena no había amigos, y solo contaba una cosa: ganar. En las carreras prácticamente no había reglas. Los aurigas expertos eran temibles porque sabían cerrar el paso, cruzarse en el camino del adversario y tomar las curvas sin derrapar. El líder de cada FACTIO, como hemos comentado antes, era arropado por dos colegas que eran tanto o más marrulleros, y se encargaban de impedir que los aurigas de las otras FACTIONES interfirieran en su trayectoria. Los accidentes eran la tónica habitual, y no eran para tomarlos a broma porque quedar lisiado o acabar muertos no era la excepción, sino la regla en la mayoría de los casos.

Auriga mostrando las FASCIÆ PECTORALIS
con que protege su cuerpo. En el óvalo vemos
el pequeño cuchillo curvado para cortar las
riendas en caso de accidente
Para protegerse en lo posible de los golpes, los aurigas se cubrían la cabeza con un PILLEVS, un gorro fabricado de cuero o grueso fieltro, y se envolvían el cuerpo con FASCIÆ PECTORALIS, unas gruesas bandas de cuero que, aun sin restarles movilidad, les ofrecían protección para no reventarse la caja torácica en un encontronazo. Las piernas se las cubrían con FASCIÆ CRVRALES, unos perniles similares a los usados por los gladiadores. A todo ello sumaban un pequeño cuchillo curvo a modo de tranchete afilado como una navaja barbera y que llevaban bien ajustado entre las FASCIÆ para no perderlo. Como recordaremos, tanto etruscos como romanos tenían la costumbre de envolverse las riendas en la cintura, dejando la mano izquierda para manejarlas y la derecha para sujetar el látigo. Esta norma, aparentemente suicida, no se había adoptado para matarse antes, sino para manejar mejor el carro. Cuatro pencos tiran una burrada, y era más fácil manejarlos usando el peso del cuerpo balanceándose de un lado a otro, limitándose a tirar de las riendas en las curvas para obligar a tomarlas lo más cerradas posible a los caballos situados en el lado izquierdo del tiro. Recordemos que el recorrido era en sentido contrario a las agujas del reloj. Así pues, en caso de salir despedido del carro, que este se rompiera en pedazos o lo que fuese, el auriga se veía arrastrado por cuatro caballos que corrían como demonios, y la única forma de no dejar literalmente el pellejo en la arena era sacar el cuchillo y cortar las riendas que lo mantenían unido al tiro. Con todo, el peligro no terminaba cuando el atribulado auriga lograba separarse del tiro ya que los carros que venían detrás podían arrollarlo y hacerlo pedazos, o quedar tan maltrecho que no podía moverse hasta que los camilleros acudían en su auxilio y se lo llevaban a toda prisa. En cuanto al tiro, un MORATOR de su FACTIO se encargaba de detenerlos con la ayuda del HORTATOR para sacarlos de la arena. Un tiro de caballos sin control era muy peligroso para los aurigas que seguían en liza, así como los restos del carro accidentado, que tenían que ser evacuados para impedir que en la vuelta siguiente provocaran otro NAVFRAGIVM. A pesar de sus anacronismos y sus errores palmarios, en la peli de Ben Hur reflejan de forma bastante acertada esta parte tan chunga de las carreras, y muestra fielmente cómo debían ser los terroríficos accidentes que hacían clamar de angustia a los seguidores de la FACTIO malograda, y de alegría a los que veían asegurada su apuesta.

Una DEFIXIO TABELLA datada hacia el siglo IV d.C.
El FVROR CIRCENSIS, la pasión por el circo, iba mucho más allá de las discusiones tabernarias o las broncas en el graderío. Los romanos, que como sabemos eran supersticiosos hasta la médula, recurrían a lo que fuera con tal de que su FACTIO ganara el LVDVS que se avecinaba. Hechizos, conjuros y todo tipo de amuletos eran habituales para poner a Fortuna de su lado, y hasta se recurría a las DEFIXIONES, unas tablillas de arcilla, bronce o cobre con las que los seguidores de una determinada FACTIO invocaban a las fuerzas cósmicas y el poder de los dioses para hacer la puñeta a los carros de las FACTIONES rivales, conjurando todo tipo de males hacia sus aurigas y caballos más conocidos. Se las ingeniaban para enterrarlas en las CARCERES el día antes de la carrera, o sobornaban a cualquier funcionario del circo para que las pusiera cerca del carro rival. Más aún: en un intento de atraer sobre sí la suerte de los aurigas más afamados, hasta se mandaban fabricar anillos a modo de amuletos en los que incrustaban una piedra del color de su FACTIO, o les hacían grabar invocaciones como las que exclamaba la multitud durante las carreras, tales como AVE (¡Salve!), NICA (¡Gana! en griego, término que trascendió al mundo romano) o NICA VENETE (¡Ganad, Azules!). Algunos, verdaderos fanáticos, hasta se mandaban decorar las tumbas con motivos circenses gracias a los cuales podemos tener testimonios gráficos sumamente valiosos para conocer mejor los pormenores de los LVDI CIRCENSES. Vienen a ser como los que palman y dejan dicho a la familia que echen sus cenizas en el campo del Betis o del Sevilla, hecho de los que tengo constancia por conocidos.

Bueno, criaturas, con esto terminamos por hoy. En la próxima entrada hablaremos de los caballos y los carros, que son los otros protagonistas de este espectáculo que, como ya anunciamos en el artículo anterior, era el que de verdad apasionaba a los habitantes del imperio. Si hay algo que imite a la perfección el FVROR CIRCENSIS es el desmedido fanatismo de los seguidores de los equipos de los deportes espectáculo del mundo que, como las FACTIONES, no solo son capaces de gastarse los ahorros en una entrada y un billete de avión para ver un partido, sino de palmarla de un infarto si su equipo pierde. 

AVE ATQVE VALE

Hale, he dicho

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Si en las pelis resultan emocionantes, ¿cómo no serían en la realidad?

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