jueves, 8 de junio de 2023

SEITENGEWEHR 98/05, EL CUCHILLO DE CARNICERO

 

Fotograma de la penosa e incomprensiblemente galardonada "Sin novedad en el frente" (2021), que nos muestra a unos probos tedescos aguardando un contrataque enemigo en una trinchera que han invertido tras ocuparla (observen que las alambradas están tras ellos, y que han echado mano de los sacos terreros del parapeto para protegerse). En los extremos de sus Mauser podemos ver las bayonetas modelo 98/05, los "cuchillos de carnicero"

Guripa tedesco posando en la típica foto de estudio para enviarla
a casa, fotos que, en muchos casos, eran las últimas imágenes con
vida de hijos, hermanos, novietes, etc. Su mano derecha sostiene
su fusil Gewehr 98 armado con la 98/05

Sin lugar a dudas, los tedescos siempre han tenido una habilidad inusual para darle un aspecto diferente y especial a todo lo referente a la cosa castrense, desde los uniformes a la quicallería, pasando por el armamento o incluso sus rítmicas y marciales canciones de marcha. Sus pertrechos y armas han pasado a la historia como piezas icónicas, reconocibles incluso por cualquier cuñado pacifista y son actualmente piezas codiciadas por parte de los coleccionistas de todo el mundo.

Así pues, y ya que en su día hablamos de Èpée-Baïonnette Modèle 1886, uséase,  la Rosalie gabacha (Dios maldiga al enano corso), qué menos que dedicar un articulillo a la emblemática bayoneta modelo 98/05, apodada por los aliados como cuchillo de carnicero por su peculiar hoja, más ancha por la punta y con más apariencia de machete cañero que de estilizado espeto para primates. Hablaremos pues de la Seitengewehr 98/05 y las diversas variantes que fueron surgiendo a lo largo del conflicto del que, el próximo mes de agosto, se cumplen ya nada menos que 109 años (carajo, parece que fue ayer cuando inicié la serie de artículos dedicados al centenario de la Gran Guerra...). Esta bayoneta, que ya estaba operativa antes del inicio del conflicto, se mantuvo vigente a lo largo del mismo y, como todas las armas blancas en general y esta en particular, debió ejercer una fuerte presión psicológica a los enemigos ya que la perspectiva de sentir como les hurgaban en los intestinos con ese chisme debía ser terriblemente inquietante, las cosas como son.

La predecesora de la 98/05 fue el modelo 1898, un arma de aspecto un tanto peculiar debido a su hoja con la punta de pluma. ¿Qué no saben qué es una punta de pluma? Pues la punta de una pluma de pájaro, leches... Observen la fotillo inferior y lo entenderán de inmediato, que una imagen vale más de 18 discursos.


¿Lo ven ya, no? Lo que es el lomo de la hoja se transforma en el último tercio en una nervadura de forma semicircular de donde emerge un contrafilo. Sus dimensiones estaban en la misma línea de la mayoría de sus coetáneas, con una hoja de 521 mm. de longitud y un total de 624 mm., uséase, un chisme que podía pasar de lado a lado incluso a enemigos con sobrepeso. Debajo vemos la vaina, fabricada con cuero negro cosido longitudinalmente por el centro del reverso y provista de una contera rematada con una bola y un brocal con una larga lengüeta de fijación al tahalí, ambas piezas fabricadas de acero y fijadas a la vaina mediante grapas. Por cierto que estas vainas, que quedaban muy elegantes en los cuarteles, se mostraron bastante debiluchas en los campos de batalla por razones obvias, aparte de precisar un constante engrasado para preservarlas de la humedad y el fango trincheril. Con esta pseudo-espada, los tedescos pretendían tener la contrarréplica de la Rosalie gabacha, y el recuerdo de la Guerra Franco-Prusiana había convertido a Francia en el enemigo a batir en las siguientes guerras. De hecho, las hojas de ambas armas tenían exactamente la misma longitud.

Sin embargo, lo más característico del modelo 1898 era su empuñadura, que a cualquier cuñado profano en la materia puede resultarle algo irrelevante. Se fabricó inicialmente un modelo provisto de cachas enterizas que podemos ver en la parte superior de la foto. Eran unas cachas envolventes que cubrían la parte inferior de la empuñadura y, para asegurar su agarre, estaban provistas de nueve estrías inclinadas en cada cara. Se sujetaban mediante tornillos pasantes. Cuando se modificó este tipo de cachas en 1902, a este modelo se le añadió la coletilla "aA" (alte Art, tipo antiguo) para dar paso al "nA" (neue Art, tipo nuevo) que vemos en la parte inferior. La diferencia radicaba solo en que, en este caso, la empuñadura envolvente de una sola pieza fue sustituida por dos cachas, lo que facilitaba y abarataba la producción. Por lo demás, puede que muchos se hayan preguntado para qué leches era el orificio que vemos en todas las bayonetas tedescas al final de la empuñadura, junto a las guarniciones. Bueno, pues para algo tan simple como drenar la humedad que pudiera introducirse entre las cachas y la espiga, así como para aceitar la unión entre ambas piezas. La madera es muy higroscópica, acumula mucha humedad, y si unas cachas húmedas estaban en contacto con una pieza de acero no tardaría mucho en oxidarse. Hale, ya saben una chorradita más.

Pero lo más significativo, y que puede que muchos también se hayan preguntado, es la ausencia de la anilla de engarce, pieza empleada de forma cuasi universal en todos los ejércitos de la galaxia. A la derecha hemos puesto algunos ejemplos de fusiles cuyas bayonetas tenían la dichosa anilla. De arriba abajo tenemos: un Lee-Enfield, un Lebel, un Springfield y un Mauser español. En el primero, vemos bajo el guardamanos un pequeño raíl de engarce, y bajo el cañón un tetón donde se acoplaba la anilla. En el Lebel se pueden observan directamente bajo el cañón un raíl de engarce y, bajo el punto de mira, otro raíl más pequeño para el retén de la bayoneta. Finalmente, tanto en el Springfield como en el Mauser español vemos el sistema más extendido: un pequeño raíl en la abrazadera del extremo del guardamanos y sanseacabó. Para mantener bien asegurada la bayoneta en estas armas era obligado que tuvieran una anilla que ofreciera un segundo punto de apoyo en el cañón, uséase, la fórmula más frecuente. 

Sin embargo, los hermanos Mauser consideraban que la anilla rodeando el cañón podía mermar la precisión del arma, y que lo más acertado era mantener la empuñadura de la bayoneta de forma que no tuviera contacto directo con el cañón tanto en cuanto este accesorio suponía un peso añadido en el extremo del arma. Por lo tanto, diseñaron un sistema que permitía prescindir de la anilla, lo que se convirtió en una característica de todas las bayonetas destinadas a los Mauser hasta que estas armas pasaron a la historia.

Para solventar este supuesto problema, y digo supuesto porque nadie más se preocupó de eso pero ya sabemos que los tedescos son más perfeccionistas que un relojero suizo, pues diseñaron un largo raíl de engarce que no estaba fijado al cañón, sino a la abrazadera del guardamanos. Su longitud permitía ofrecer un sólido agarre, que se complementaba con el apoyo, que no envuelta, en el extremo del cañón, para lo cual se eliminó la anilla y se dejaron solo unas orejeras o, lo que es lo mismo, un pequeño semicírculo que solo tenía una cuarta parte de la longitud de la anilla. En la foto superior podemos verlo perfectamente. La imagen de arriba muestra el cañón y el raíl de engarce de una K98, y en la inferior la misma arma con su bayoneta. Como vemos, el contacto con el cañón se reduce a la mínima superficie que se apoya en el mismo. 

Y para finalizar este introito, un detalle más que heredará nuestra protagonista de hoy. Vean la fotillo de abajo...


El modelo 1898 también se fabricó con el lomo serrado (denominado como S o mS, mit Säge, con sierra) si bien, como vemos en la foto, el perfil de la hoja no era el mismo. En vez de su característica punta de pluma adoptó una sección uniforme de filos paralelos provista de una acanaladura que abarcaba algo más de la mitad de la hoja, que era también la longitud del lomo serrado provisto de una hilera de 28 dientes dobles. Como ya vimos en su día, muchos ejércitos habían adoptado este tipo de hoja para dotar a unidades de zapadores, artilleros y, ya en el último cuarto del siglo XIX, de ametralladores para su uso como arma-herramienta. De hecho, en el ejército prusiano, a partir de 1871 se dictó que un 6% de las bayonetas fabricadas debían estar provistas de lomo serrado. Y, además de las tropas especializadas, eran usadas por los suboficiales y demás rangos que no podían llevar espada como una forma de diferenciarse de los soldados rasos y las clases de tropa. 

Por lo demás, y aunque este modelo se mantuvo operativo durante la Gran Guerra como vemos en la foto de la derecha, su sustitución era cosa cantada debido a la fragilidad de su hoja. Hacerla tan larga como la Rosalie implicaba hacer una hoja estrecha para no aumentarla de peso, a pesar de lo cual no era precisamente liviana: el tipo antiguo tenía una masa de 420 gramos, el tipo nuevo y la de lomo serrado, 470 gramos, y el tipo nuevo con lomo serrado se iba a los 515 gramos. Los que nunca hayan manejado un fusil con la bayoneta calada pensarán que esto es una nimiedad, pero no imaginan lo que dificulta la toma de miras cuando se trata de apuntar a blancos relativamente lejanos. Y, por otro lado, su misma forma la hacían especialmente frágil, muy susceptible de partirse en cualquier movida o, por su punta de pluma, encallarse en las costillas del enemigo si no lograba clavarla en el abdomen, donde no hay osamentas que puedan trabar la hoja.

Pero el modelo 98 no solo se rompía al hincarla en las panzas enemigas, sino que también era demasiado debilucha para su uso como herramienta en las unidades de zapadores, artilleros, etc.,  sobre todo por su mínima contundencia para emplearla como desbrozadora, de modo que se diseñó un nuevo modelo destinado para estas unidades en concreto, el modelo 98/02 que vemos a la izquierda. Era un chisme enorme, con una hoja de 42'5 cm. de largo y 3'2 de ancho que, aunque como herramienta era bastante eficaz, como arma era muy pesada y nada manejable, por lo que fue desechada de inmediato.

Bien, estos fueron los preliminares hasta la aparición del modelo 98/05 oS (ohne Säge, sin sierra), esta última cifra en referencia al año de entrada en servicio, 1905, no a que fuese la quinta versión del mismo modelo. Concretamente, fue el 9 de noviembre de ese año cuando se declaró reglamentaria, inicialmente para dotar a la naciente arma aérea, tropas de telecomunicaciones, de ametralladoras y del Verkehrstruppen, unidades independientes de ametralladoras y tropas especiales, así como de artillería.


Tahalí de la 98/05
Ahí tenemos la criatura. Como podemos ver, se trata de un arma de aspecto imponente, con un hoja de 37 cm. de largo recorrida por una ancha acanaladura y un total de 50 cm. Su peso era de 535 gramos. Su empuñadura es similar al modelo 1898 inicial y, del mismo modo, también hubo un "aA" y un "nA"(alte Art y neue Art, tipos antiguo y nuevo respectivamente) con cachas enterizas y en dos piezas. Pero observen un detalle. Hemos trazado una línea roja que marca la horizontal en la empuñadura, y otra con el ángulo hacia abajo de la hoja, eliminando así que esta pudiera en un momento dado influir en la trayectoria del proyectil. Los profanos en la materia no se hacen una idea de la cantidad de factores que pueden influir en la precisión de un arma, incluyendo que el raíl de engarce esté separado o fijado al cañón, como comentamos antes, ya que esto afecta a los armónicos de vibración del mismo o, una vez que la bala abandona el ánima, a los obstáculos que pueda encontrarse el viento balístico que precede al proyectil. En el detalle superior hemos puesto una imagen con el aspecto superior del apoyo de la bayoneta al cañón que, como dijimos, era similar al de la anilla de engarce cortada. Debajo vemos los dos tipos de vaina que se fabricaron y, al igual que en el modelo 1898, inicialmente fue de cuero y posteriormente de acero. Esta última se introdujo en 1915, y el tornillo que ven sobre la lengüeta sujetaba un pequeño fleje interior para impedir que la bayoneta se saliera de la vaina ya que, como era habitual, los tahalíes no disponían de ningún sistema propio de retención para sujetar el arma.

Dejando de lado de momento la versión de lomo serrado, esta fue la bayoneta que se estuvo fabricando hasta 1915, cuando ya hacía bastante tiempo que se habían percatado de un problema bastante chorra, pero problema al fin y al cabo. El 16 de enero de 1908 entró en servicio la versión corta del Gewehr 98, la Karabiner 98, un arma de menos longitud destinada inicialmente a tropas auxiliares que raramente tendrían que entrar en combate cuerpo a cuerpo. Pero la adopción de la carabina por parte de unidades de primera línea, como ametralladores, tropas de asalto, etc. hizo que dicho problema se manifestase de forma notoria. Observen la fotillo inferior:


En la parte superior tenemos un Gewehr 98 con la bayoneta calada. Como podemos ver, la empuñadura de la misma abarca toda la longitud del cañón, desde la abrazadera hasta la boca de fuego. Abajo tenemos la carabina, notablemente más corta y cuyo cañón sobresale apenas sobre la longitud del raíl de engarce, quedando el resto de la empuñadura en el aire. Esto provocó que el rebufo de los disparos acabara achicharrando literalmente las cachas (véase el detalle de la derecha), hasta el extremo de que debían ser sustituidas cuando estaban tan chamuscadas que se caían a cachos.

La solución podemos verla en la foto de la derecha. Arriba tenemos el lomo de una empuñadura normal, y abajo la misma pero con un protector de rebufo añadido, que no era otra cosa que una chapa de acero que se extendía desde la ranura de engarce hasta la guarnición. Este protector recibía el nombre de Schutzbleche (literalmente, chapa protectora). De ese modo, el chorro de gas ardiendo que salía del cañón con cada disparo no alcanzaba las cachas. Y para más seguridad, ya que las bayonetas armadas en las carabinas no contaban con el apoyo en el cañón y tenían cierta tendencia de oscilar un poco hacia los lados (doy fe), pues también se acabó eliminando mediante fresado las mínimas orejetas que, en este caso, no servían absolutamente para nada tanto en cuanto no se apoyaban en ninguna parte. Este protector se instaló en las dos variantes de la 98/05, con lomo plano y serrado. Y a  todo esto, puede que alguno se pregunte por la cruceta de esta arma, curvada hacia arriba cuando lo habitual era colocarla al revés para atrapar la hoja de la bayoneta enemiga y partirla girando de golpe el fusil. Este tipo de guarnición solo servía para, a lo sumo, desviar el bayonetazo enemigo, pero este podría recuperarse y descargar otra cuchillada. En realidad, no he podido dar con una explicación lógica para este accesorio. Quizás la intención era atrapar la hoja, pero entre la guarnición y la empuñadura, de forma que no se sometiese a la hoja propia al esfuerzo de partir la del enemigo...

Por cierto que, como ya comentamos anteriormente, el uso de bayonetas con el lomo de sierra era potestad de los suboficiales de infantería como una forma de diferenciarse de la tropa y clases, pero en abril de 1915 el Ministerio de Guerra de Baviera emitió una orden por la cual toda la oficialidad de los regimientos, incluyendo a sus comandante, debían sustituir sus elegantes sables por la 98/05 salvo los destinados al arma aérea y los oficiales de aerostatos, que recibieron el modelo con el lomo serrado que, en teoría, les resultaría de más utilidad. Sin embargo, esta orden sentó fatal entre los distinguidos y arrogantes oficiales, a los que quitarles los 
sables que eran el principal símbolo de su estatus era como arrancarles el páncreas a dentelladas. De hecho, la inmensa mayoría se pasó la orden por el fondillo de los pantalones, si bien se tiene constancia, como vemos en la foto, de que los que acataron la norma optaron por añadir en las cachas algún detallito molón que diferenciase sus bayonetas de las usadas por la tropa. Ahí tenemos a dos oficiales, uno agarrado a su sable como si se lo hubieran pegado con Loctite, y el que aparece de espaldas con la bayoneta de cuyo tahalí cuelga el troddel (la borla con combinaciones de colores que permitían diferenciar batallones, compañías, etc.). Obsérvese como en la cacha se puede ver lo que parece una hoja de roble o algo por el estilo. En fin todo fuera por marcar la diferencia de rango, cosa que los tedescos tienen tan incrustada en el magín como los políticos el robar a calzón quitado.

Bueno, y por fin llegamos a la controvertida bayoneta con el lomo de sierra ("mS" = mit Säger, con sierra), la cual podemos ver en la fotillo inferior:


Básicamente, la dichosa sierra era lo único que la diferenciaba de su hermana y, como en los modelos anteriores, se fabricó en un porcentaje del 6% para suministrarla a tropas especiales que necesitaban una herramienta para preparar los emplazamientos de sus armas. Entre ellas se diferenciaban en que, dependiendo del fabricante, tuvieran una doble hilera de 21,  24 o 29 dientes, siendo esta última la más habitual. Además, en plena guerra la infantería convencional le encontró una útil aplicación como sierra para cortar los postes de las alambradas y caballos de Frisia que se encontraban cuando llevaban a cabo una ofensiva o algún golpe de mano nocturno hasta que los postes de madera fueron sustituidos por estacas de hierro. Pero la puñetera sierra trajo cola.

La propaganda aliada, mucho más sutil y taimada que la tedesca (me recuerda al interminable victimismo y lloriqueo de los separatistas hispanos), propaló a diestro y siniestro que su diseño no obedecía a otra cosa que no fuera provocar heridas terribles y un sufrimiento inhumano en los desdichados que se vieran con esa cosa clavada en la barriga. Observen las dos imágenes de la derecha, una de un periódico british (Dios maldiga a Nelson) y otro gabacho (al enano corso ya lo maldije antes, ¿no?) "Bárbara bayoneta alemana", dice el isleño, mientra un guripa con el distintivo de sanitario empuña una de ellas, como dando a entender que ha tenido que ver mogollón de heridas dantescas producidas por el lomo serrado. A la derecha, un artículo de la prensa gabacha titulado "Arma de villanos", y muestra una foto de la sierra. Pero lo que ninguno de ellos pareció querer recordar es que sus tropas habían tenido y tenían armas blancas de este tipo, destinadas también a zapadores, artilleros, ametralladores, telegrafistas, etc. La hipocresía y el cinismo son la segunda arma de destrucción masiva en la guerras tras la mentira.

A tanto llegó la cosa que los aliados hicieron correr el rumor de que filetearían a cualquier tedesco que pillaran con una de estas bayonetas encima, pero no hay constancia de que llegara la sangre al río. Cabe suponer que, como toda propaganda, pretendía hacer más ruido que otra cosa y que estaba destinada ante todo a estimular la opinión pública en la retaguardia. Al cabo, la tropas del frente sabían de sobra que si recibían un bayonetazo en la barriga no importaba mucho que el lomo del arma estuviera serrado o no. 


La cosa es que, ya fuera para callar la boca a la propaganda, ya fuera porque temían que de las amenazas pasaran a los hechos, la cosa es que el 2 de julio de 1917, el Ministerio de Guerra bávaro sugirió al Estado Mayor suprimir las dichosas sierras mediante fresado, dejando solo las que servían en las unidades de zapadores, tropas de segundo escalón o para guardias de campos de concentración. A la infantería y la artillería se les distribuiría la sierra de cadena que vemos a la izquierda, un chisme mucho más eficiente, funcional y, muy importante, contra el que la maldita propaganda no podía decir nada porque se podían comprar similares en cualquier ferretería del planeta. Así pues, el 17 de octubre siguiente, el Estado Mayor bávaro acabó autorizando la eliminación de las sierras, lo que se llevó a cabo en las maestranzas militares y los talleres privados donde se fabricaban estas armas. Su aspecto, una vez eliminados los dientes, es el que vemos en la foto superior: un lomo con un mínimo escalón que empezaba en el recazo y terminaba en el contrafilo. Debajo podemos ver una 08/95 con la sierra para poder comparar. Los prusianos no tardaron mucho en seguirles la corriente, y el 3 de diciembre siguiente se emitió la orden para eliminar las sierras en los ejércitos de Prusia, Sajonia y Wurtemberg. Finalmente, a comienzos de 1918 las sierras habían desaparecido de primera línea, siendo estas bayonetas denominadas como 
Seitengewehr S. abg., es decir, mit Sägerücken abgeschliffen o, lo que es lo mismo, con sierra dorsal fresada. 

Tras el Armisticio, una de las tropocientas condiciones impuestas por los aliados a los tedescos- el único caso de un país que pierde una guerra estando ocupando territorio enemigo- obligaba a modificar la morfología de la 98/05 porque, por lo que se ve, aún les resultaba un tanto inquietante a aquellas alturas. Por lo tanto, tuvieron que acortar la longitud de las hojas y eliminar sus característico perfil para dejarla con los bordes paralelos, las cachas de madera se sustituyeron por otras nuevas de asta (real o artificial) y los pomos por unos de pico de águila, bastante tradicionales en Alemania y usados en diversos modelos.

Bueno, con todo lo dicho ya tienen para un ratito de lectura y no irse a sobar a la piltra sin saber una cosa más.

Hale, he dicho


Tedescos ávidos de vísceas gabachas trotando por la tierra de nadie. ¿Saben que, según se supo por encuestas realizadas al personal, una de las heridas que causaban más pavor eran las de arma blanca aunque fueran por lo general las que menos mortandad causaban? Y es que si hay gente que se desmaya viendo la aguja de una jeringuilla, ¿qué no sentirían ante una hoja de acero de 37 cm. de largo?

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