lunes, 14 de noviembre de 2022

ENANAS MALVADAS

 

Octocoptero R18 en el instante en que deja caer su enana malvada sobre algún pardillo o, quizás, sobre algún transporte de tropas o carro de combate con todas las escotillas abiertas de par y par y que se presta a intentar colar la enana a través de una de ellas

DronesVision Revolver 860, made in Taiwan. Ese chisme puede
portar 8 granadas de mortero de 60 mm. y masacrar una pequeña
unidad de infantería en un santiamén. Tiene una autonomía de vuelo
de 20 minutos y un radio de acción de 20 km.

Las hordas del camarada Vladimiro siguen avanzando hacia atrás, y ya hay voces entre los más desaforados energúmenos rusos exigiendo que lo derroquen y, de paso, le metan una bala en el cráneo. Ahora, sin quererlo ni beberlo, el camarada Vladimiro se ha encontrado con dos enemigos a los que les cae fatal: los ucranianos y los sectores más ultranacionalistas de su país. Bueno, pues que se joda, no haberse metido en camisa de once varas. Y mientras tanto, pues seguiremos dando testimonios variados sobre el invento que ha revolucionado esta guerra: los drones y sus malvadas enanas que, a lo tonto a lo tonto, han escabechado ya a mogollón de hijos de Putin y sus onerosas máquinas de guerra de forma económica y eficaz. Aunque a más de uno se le pase por alto, no es un tema baladí porque esta nueva arma está a punto de enviar a los carros de combate a las cocheras para siempre. Estamos presenciando un tipo de guerra que, hasta hace poco, era cosa de ciencia ficción: máquinas manejadas a distancia dotadas de una gran potencia de fuego y capaces de destruir casi cualquier cosa sin que la vida del fulano que la maneja corra peligro porque está en la gran puñeta escondido en un búnker. Hace 20 o 30 años, esto solo se podía ver en las pelis del espacio, pero ya se ha hecho realidad; los drones cargados con enanas malvadas se están haciendo los amos del cotarro y están convirtiendo los campos de batalla en unos sitios aún más inseguros de lo que eran porque ya apenas quedan escondites donde meterse para pasar inadvertidos. En breve, lo temible no será una oleada de cientos de carros de combate, sino de miles de drones dejando caer sus bombitas y sembrando muerte y destrucción + IVA por un precio módico.

Probos homicidas ucranianos cargando una granada VOG17
en un DJI Mavic 3 de fabricación china. En Amazon se puede
adquirir por menos de 2.000 pavos

Con todo, aparte de los drones diseñados para uso militar, es justo reconocer que al fulano al que se le ocurrió echar mano de drones comerciales- baratos y muy pequeños- para sorprender a los enemigos y darles boleta ha sido fastuosa. Y no solo por sus evidentes efectos a la hora de dejarlos fuera de combate, sino por la enorme presión psicológica que supone el saber que, en cualquier momento, una enana malvada les puede caer al lado y liquidarlos. Ya no vale la seguridad que brinda el hoyo o la trinchera, donde nadie los veía. Ahora, un dron de 1.000 euros o menos se pasea como Pedro por su casa en busca de objetivos, te localiza y te deja caer una o dos bombitas drónicas y se acabó la fiesta. De hecho, y como hemos visto en articulillos anteriores, una de estas enanas bien colocada sobre un poderoso carro de combate puede destruirlo por un precio ínfimo. Hay cientos de imágenes en las que los vemos literalmente devorados por las llamas producidas por la dotación de proyectiles del carro, y todo con una pequeña granada que vale dos duros que se coló por una escotilla abierta.

T-80 en llamas tras ser alcanzado por dos enanas malvadas
que entraron por la escotilla del comandante. Tras el carro
le llegó el turno al vehículo de recuperación que vemos a
la izquierda
Puede que más de uno se haya quedado perplejo al ver como una de estas enanas malvadas no solo dejan en el sitio al hijo de Putin que le pilla más cerca, sino que pueda dejar fuera de combate a un transporte de tropas o un T-80 de más de 40 toneladas provisto de blindaje reactivo. Ciertamente, vemos no sin cierto asombro como la enana se introduce en la torreta y, en cuestión de segundos, furiosas llamaradas emergen por las escotillas, lo que indica que los atribulados tripulantes ya son historia y han pasado a adquirir la condición de pavesas. Pero no hace falta tener tanta puntería porque, como veremos a continuación, esos chismes pueden impactar sobre la parrilla del motor e inutilizarlos en un periquete. Al cabo, de lo que se trata es de anular la capacidad combativa de la maquinaria de guerra del camarada Vladimiro, que al día de hoy presenta unos números rojos bastante inquietantes. Inquietantes para él, naturalmente.

Para perpetrar estas suntuosas escabechinas, los ucranianos no han tenido que recurrir a armamento de ultimísima generación ni mucho menos. De hecho, dos de las granadas más empleadas para estos menesteres son modelos más viejos que el hilo negro que, con pequeñas modificaciones, se han mostrado terriblemente eficaces y, lo más importante, a precios ridículos. Hablamos de granadas que cuestan unas decenas de dólares que destruyen un carro de combate de más de tres cuartos de millón de pavos, así que la relación costo-eficiencia es sobresaliente. Veámoslas con más detenimiento...

Guripas soviéticos practicando el manejo de las RKG-3 hacia
finales de los años 70 del pasado siglo. Aunque la foto muestra
un lanzamiento hacia la proa del carro, en realidad se recomendaba
dejar pasar los vehículos enemigos y atacarlos por detrás, donde el
blindaje es mucho menos espeso
Paradójicamente, una de las enanas más malvadas de todas procede del arsenal de la antigua URSS. Hablamos de la RKG-3, acrónimo de Ruchnaya Kumulyativnaya Granata o, lo que es lo mismo, granada de mano de carga hueca. Este chisme entró en servicio nada menos que en 1950, por lo que lleva ya 72 años dando guerra y, a la vista de lo visto, aún tiene vida operativa por delante, y más sin tenemos en cuenta que en los arsenales de los países del antiguo Pacto de Varsovia y los segregados de la URSS debe haber aún millones de ellas. La RKG-3 surgió para aumentar la capacidad de la infantería en la lucha contracarro sin necesidad de recurrir a lanzagranadas y similares. Obviamente, en un hipotético campo de batalla de la época, en la que los carros de combate jugarían un papel clave, no era ningún desatino proveer a las tropas de armas sencillas y eficaces con las que destruir los vehículos enemigos. La RKG-3 era, además, un arma barata de la que se podían fabricar millones en poco tiempo y no precisaba de adiestramiento específico para su uso. Bastaba con tener un brazo para arrojarla.

Su aspecto, como vemos en la foto A, era el de una típica granada de mango. Sin embargo, en este caso dicho mango no era un simple palo, sino que albergaba en su interior el mecanismo de percusión y un pequeño paracaídas que tenía dos funciones: una, como estabilizador para procurar que la granada cayera de morro; y dos, actuar como seguro de distancia ya que al abrirse tiraba de una pieza que liberaba el percutor de inercia de la granada. De ese modo, si al tontaina de turno se le caía de la mano o la tiraba a poca distancia, no pasaba nada siempre y cuando el paracaídas no se hubiese abierto. El ciclo completo de lanzamiento consistía en retirar la anilla de seguridad y lanzar la granada, momento en que la carcasa del mango se desprendía y se abría el paracaídas. El alcance con un mínimo de precisión oscilaba entre los 15 y los 25 metros dependiendo de la fuerza de cada cual, considerando que el peso del arma es de 1.070 gramos, que no es ninguna tontería. En la foto B tenemos una vista en sección de la granada, en la que podemos observar sus partes más significativas. Lo más reseñable es la carga explosiva, compuesta por 567 gramos de RDX o trinitrotolueno. El detonador activaba la carga principal que, a su vez, detonaba la secundaria.

A pesar de su pequeño tamaño, apenas 362 mm. incluyendo el mango, la capacidad perforante de la RKG-3 era suficiente para destruir cualquier carro de la época, ya que el modelo original podía penetrar hasta 125 mm. impactando con un ángulo de 90º. Posteriormente se fue mejorando su potencia destructiva con la introducción de los modelos RKG-3M, RKG-3T y RGK-3EM, que atravesaban respectivamente 165, 170 y 220 mm. de coraza, por lo que cualquier carro moderno podría ser vulnerado con ellas. Obviamente, en estos tiempos eso de plantarse a pocos metros de un carro para arrojarle una bomba no es nada recomendable, y más si se hace con aviesas intenciones, por lo que las existencias del arsenal ucraniano están siendo recicladas en el modelo RKG-1600 que vemos en la foto superior. La cabeza de guerra sigue siendo la misma, pero el mango se ha eliminado y se ha sustituido por un estabilizador fabricado con una impresora 3D por la firma PJSC Mayac, que también ha desarrollado una espoleta de impacto especial para su uso como arma aérea. En el extremo se puede ver una pequeña hélice que actúa como seguro de distancia, como una bomba clásica convencional. Al caer, la hélice gira y activa la espoleta cuando haya realizado un determinado número de vueltas, lo suficiente para que, si explota de manera fortuita, no dañe al dron.

Como hemos mostrado- e incluso insistido varias veces- en artículos anteriores, la precisión que alcanzan los operarios de los drones es notable, de menos de un metro a una altura de 300. A esa altitud, el dron es prácticamente invisible y, por supuesto, inaudible. A la izquierda podemos ver a un probo homicida ucraniano con unas gafas de realidad virtual para dirigir con más precisión su aparatito. A este paso, la guerra se va a convertir en un vídeo juego donde la gente palma de verdad, lo juro...

Bien, esta granada que hemos mostrado en primer lugar es la responsable en gran parte de las espectaculares y dramáticas imágenes que nos muestran la crudeza y la implacable eficiencia de las mismas. Además, la operatividad de los drones permite un constante acoso al enemigo. Tienen, según el modelo, autonomía sobrada para realizar varios ataques en breve tiempo, por lo que pueden lanzar su carga, retornar, recargar y volver al ataque rápidamente. Son difíciles de localizar, de derribar, y sus operadores pueden actuar con casi total impunidad porque tienen un alcance de hasta 5 km. Y, mientras hacen de las suyas, pueden cambiar de posición para que el punto de retorno difiera del punto de partida, y así, ir moviéndose de un lado a otro para impedir que el enemigo los localice y les manden un misilazo.

Guripa yankee en Vietnam mostrando su M-79 y la granada
que dispara. Era una fórmula muy válida para sustituir a los
engorrosos morteros y las imprecisas granadas de fusil
Bien, veamos otra que, aunque aún más enana, no es por ello menos malvada: las granadas yankees de 40 mm. 
Estos chismes no se crearon como arma anticarro, sino para dar potencia de fuego a las secciones de infantería. Entraron en servicio en los años 60 de la mano del lanzagranadas M-79, esa cosa con aspecto de retaco de bandolero que tanta fama alcanzaron en Vietnam. Posteriormente se amplió su uso con el M-203, ese tubarro que se coloca debajo del guardamanos del M-16 hasta que, finalmente, se pueden usar en diversos sistemas de armas de disparo múltiple que las hace absolutamente devastadoras por la potencia de fuego que despliegan. Obviamente, las granadas de 40 mm. fueron ampliando su surtido a medida que pasaron los años, y actualmente se puede disponer incluso de pequeñas bombas termobáricas que deben ser más dañinas que un cuñado con hidrofobia.

Dron Mavic 3 armado con dos granadas de carga hueca M-430A1
Hoy día hay disponible un amplio abanico de este tipo de granadas, pero en el caso que nos ocupa debemos señalar dos modelos o, mejor dicho, cuatro, ya que cada uno tiene su versión mejorada. Por un lado tenemos la M-383 y la M-384 de alto explosivo, cargadas con 54'5 gramos de Compuesto A5, una mezcla que contiene un 98'75% de RDX y un 1'25% de ácido esteárico, un ácido graso saturado  con apariencia de cera que actúa como desensibilizante para hacer más estable el hexógeno de la carga principal. Estas enanas malvadas son las que se suelen arrojar sobre los hijos de Putin, y su carga explosiva las hace bastante dañinas porque, aunque la metralla no alcance al enemigo, la conmoción producida por la onda expansiva puede ser letal. La versión anticarro la vemos en la foto de la izquierda. Tenemos dos modelos: la M-430 y la M-430A1 de alto explosivo y doble propósito, ambas de carga hueca con capacidad para perforar 57 y 76 mm. respectivamente.

Considerando que los vehículos de transporte de tropas del camarada Vladimiro tienen un blindaje de unos 10 mm. por la parte superior, podremos comprender como con una sola de estas aparentemente birriosas granadas de apenas 86 mm. de largo incluyendo la vaina que, en este caso, no sirve de nada, puede destruir sin problemas un BTR o similar y, ya puestos, aniquilar a sus tripulantes. En cuanto a los carros, pues surten un efecto similar al de las RKG-3. Vean, vean...


La secuencia que mostramos apenas dura 6 segundos, o sea, el lapso de tiempo entre la primera y la tercera foto. En la 1 vemos a la enana en pleno descenso. En la 2 se puede apreciar la leve humareda que sale de la escotilla del tirador, por donde ha penetrado con una precisión admirable; en la 3, las furiosas llamaradas producidas por la dotación de proyectiles colocados en el suelo de la torreta formando un círculo, el talón de Aquiles de estas máquinas. Bien pues, como decimos, en apenas 6 segundos una enana malvada que cabe en la mano se acaba de pulir una máquina que, a plena carga, con su dotación completa y sus tres tripulantes se acerca al millón de pavos. No está mal, ¿no?

Pero no solo las enanas malvadas hacen de las suyas. Los ucranianos echan mano a lo que sea con tal de seguir haciendo la pascua al enemigo, y hasta recurren a granadas de mortero que, en este caso, tienen que lanzar con la ayuda de los drones más potentes con capacidad para soportar su peso. Aunque no son armas diseñadas para actuar como granadas anticarro, su potencia permite destruir sin problemas vehículos ligeros cuyo blindaje superior, como hemos dicho, apenas alcanza el centímetro de espesor.


No creo que haga falta hacer muchos comentarios a la vista de la imágenes, tomadas por cierto con infrarrojos. En la primera podemos ver el gran pepino cayendo a plomo. En la siguiente lo vemos aproximándose a su objetivo, un BMP-1. Finalmente, explota y lo deja bastante perjudicado. Y, como comentamos al principios, estos drones de gran capacidad también pueden portar varias granadas de las mostradas más arriba, por lo que se pueden permitir acosar con saña bíblica a enemigos correosos o, ya puestos, realizar un pequeño bombardeo de alfombra a escala para diezmar a un grupo de hombres o asegurarse la destrucción de cualquier vehículo.

En fin, con esto acabamos. Espero que les haya resultado ameno y, como siempre, que les sea una eficaz herramienta para chinchar a sus odiosos cuñados, que seguro que apoyan al camarada Vladimiro. Bueno, ya seguiremos.

Vladimiro, eres un infame, un genocida y un asqueroso. Así te ahorquen.

SLAVA UKRAINI, y que te den por el saco.

Hale, he dicho

Un enjambre de moscas cojoneras. Así será en breve la guerra moderna

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