lunes, 17 de abril de 2023

CINE "HISTÓRICO": MEDIEVAL

 

Hacía ya algún tiempo que no disponía de material para elaborar un articulillo sobre cine histórico a ver si, de una puñetera vez, encuentro alguna película que sea histórica de verdad. Tras del monumental desengaño de "Sin novedad en el frente", cuya pésima calidad ha quedado patente al recibir nada menos que cuatro premios Oscar incluido el de "Mejor película extranjera" (¿cómo serían las demás aspirantes?) y candidata a varios más, como el de "Mejor guion adaptado" (un momento, que me da la risa floja... 😂😂😂) de lo que se deduce que el guionista no leyó la novela y se limitó a buscar los personajes en la Wikipedia esa, me he encontrado con esta producción checa que, a la vista de su elenco, parecía prometer. Además, siempre he pensado que el cine europeo se ha visto por lo general más libre de los estereotipos y chorradas de obligado cumplimiento entre los yankees, así que decidí dedicarle un articulillo. En fin, veamos...

Se trata de una película dirigida en 2022 por un tal Pter Jákl, al que no tengo el gusto de conocer. Con un presupuesto de algo más de 20 millones de pavos, es por lo visto la más cara del cine checo hasta la fecha. Algo así como nuestra eximia "Oro", a la que dedicamos un articulillo para comprobar que, como es habitual, tiraron el dinero haciendo un zurullo monumental que pasó con más pena que gloria. La película pretende mostrar los comienzos belicosos de Jan Žižka, un probo héroe nacional bohemio perteneciente a la baja nobleza, fiel seguidor de Jan Huss e inventor del uso táctico de los famosos carros husitas que le permitieron ganar mogollón de batallas a los cruzados y teutones que pretendieron convencerlos de que ser un hereje estaba muy feo. La vida de este hombre, al menos hasta  que cumplió los 40 tacos, es más bien un misterio misterioso porque apenas hay rastro de sus hechos, por lo que imagino que sus primeras décadas en el planeta las dedicó a llevar una vida todo lo apacible que permitían aquellos turbulentos tiempos. 

Una de las muchas estatuas dedicadas a Žižka a lo largo y
ancho de la actual República Checa
Žižka nació hacia 1360, y no fue hasta ya iniciado el siglo XV cuando empezó a dar guerra, nunca mejor dicho. Por lo tanto, tendría unos cuarenta y pocos años en la época en la que se sitúa la acción de la película, edad que casa más o menos con la del actor que lo representa, Ben Foster. Sin embargo, antes de empezar ya nos advierten de que está "basada en hechos reales", frase comodín que permite a guionistas y directores echar mano a un personaje real para hacerlo protagonista de una historia más ficticia que verídica. Uséase, empezamos mal...

La acción tiene inicio en Italia, en 1402. Una voz en off nos informa de que el emperador del Sacro Imperio Carlos IV ha palmado (palmó 24 años antes, en 1378, pero bueno, como está basada en hechos reales...), y que por ello reina el caos. Su hijo Wenceslao, rey de Bohemia, tiene que ir a Roma a ser coronado emperador, pero en ese momento hay dos papas, el romano y el de Aviñón. Por otro lado, para caotizar más el caótico estado del estado, "lord" Rosenberg (sí, "lord", en Bohemia), que en realidad es Jindřich Rožmberka o, para entendernos, Enrique III de Rosenberg, burgrave mayor del reino, pone las peras a cuarto al aspirante a emperador, el en ese momento monarca de Bohemia Wenceslao de Luxemburgo. Sin embargo, las licencias cinematográficas permiten que el Rosenberg siga activo en esa época cuando, en realidad, ya se había retirado de sus movidas y politiqueos en 1402. Ciertamente, la cosa estaba complicadilla por aquel entonces. Tanto, que el hermano del monarca, Segismundo, a la sazón rey de Croacia y Hungría, aparece apoyando a su hermano para que pueda llegar a Roma para ser coronado emperador, cuando en realidad lo había mantenido preso hasta 1403. Parece ser que hicieron las paces, aunque luego se ve que es de mentirijillas y que es un alevoso de tomo y lomo. Por cierto que, en este caso, Rosenberg no miente cuando dice que Wenceslao y Segismundo son medio hermanos. El primero era hijo de Ana Swidnika, tercera mujer de Carlos IV, y el segundo, de Isabel de Pomerania, la cuarta cónyuge imperial. Tuvo en total cuatro mujeres, por lo que hubo un intento de declararlo héroe nacional, pero el hembrismo rampante lo hizo imposible alegando que, en realidad, era un machista franquista heteropatriarcal y blablabla... Bueno, este es más o menos el contexto en el que se desarrolla la película. Ciertamente, la historia medieval de Europa Oriental es bastante desconocida por los de Europa Occidental, y debo decirles que merece la pena estudiarla, aunque sea por encima.

Bien, a lo que vamos... Apenas tardan dos minutos en endilgarnos la primera coz que vulnera el mínimo de rigor histórico exigible. Una cosa es "inspirada en hechos reales" y otra no tener ni idea de nada. Vean:


Mogollón de atribulados villanos se agrupan en una iglesia para rogar a Nuestro Señor que dejen de hacerles la puñeta, pero el director artístico olvidó quitar los bancos, porque en las iglesias medievales nadie se sentaba. El espacio permanecía totalmente despejado, y el personal o se arrodillaba o permanecía en pie. Pero hay más gazapos. Vean las cabezas de algunas mujeres, que aparecen descubiertas. Hasta hace pocas décadas, las mujeres debían acceder a los templos con la cabeza pudorosamente cubierta, aunque fuese por un mínimo velo. Para más recochineo, vemos hombres cubiertos. En fin, cabe suponer que en la Bohemia medieval regían otras normas. Y, por último, vemos que los atribulados villanos escuchan devotamente al cura que se vislumbra en el púlpito, al fondo a la izquierda. El director artístico tampoco sabría que el espacio entre el altar y el coro estaba reservado a la nobleza, ergo vedado a los atribulados villanos que, en realidad, ni siquiera veían al cura mientras oficiaba ya que se colocaban tras el coro o, si acaso, en las naves laterales si la iglesia las tenía. Para llevar dos minutos justos de película, la cosa promete.

En cualquier caso, se insiste especialmente en lo caótico del caos reinante en el reino y en que los probos villanos son puteados bonitamente por todo quisque. Para que nadie ponga en duda lo mal que estaba el patio, nos ofrecen una vista de pájaro desoladora:


Aldeas arrasadas, cadáveres por doquier y las humaredas habituales que no se sabe de qué incendio proceden, porque de una ciudad arrasada tiene un pase, pero esas fumarolas campestres como que no tienen mucho sentido. Pero, cuando apenas han pasado unos segundos tras el espectáculo eclesial, nos encontramos con el siguiente gazapillo:


En la imagen principal tenemos un time lapse de esos (¿por qué carajo no dirán "salto en el tiempo"?) , en el que aparece el cortejo de un personaje ficticio, un tal "lord" Boresh al que da vida un siempre convincente Michael Caine. Lo escolta una pequeña tropa liderada por Žižka, y se dirigen al castillo de Křivoklát, un edificio que, aunque originario del siglo XII, a lo largo del tiempo ha sufrido, como es habitual, mogollón de reformas. De hecho, el actual se parece muy poco al que existía hace 300 años, y más si consideramos que un incendio lo perjudicó bastante en 1826. En el detalle pueden ver una foto de principios de los 60 del pasado siglo que muestra cómo la torre principal está rodeada de andamios a causa de las obras llevadas a cabo para su reconstrucción... tardía. En Chequia hay mogollón de castillos con un aspecto más medieval, pero eligieron este no sé por qué. En todo caso, con este dato ya pueden darle la tarde a sus cuñados por si se animan a ver la peli, que creo que la distribuye Necflisss.

Antes de llegar al castillo, el cortejo de "lord" Boresh se cruza con más atribulados villanos que contemplan atemorizados la presencia de hombres de armas por si estos vienen a rematar a los pocos que quedan vivos. Y aquí, en el minuto 02:37, me llevo el primer sobresalto importante:


Díganme si son figuraciones mías, pero creo que no. ¿Qué carajo pinta ahí ese probo recogemuertos melanino? Porque su piel no concuerda con la de los bohemios del siglo XV, ¿verdad? ¿O es un inmigrante ilegal? Dudo que nadie emigrase a una Europa caótica, y menos para recoger carroña humana. En fin, soy benevolente y concedo el beneficio de la duda. Seguro que el probo recogemuertos melanino es un esclavo proveniente del imperio otomano, y aceptamos también a los pulpos como animales de compañía.

Apenas un minutillo más tarde y tras el caótico introito para ponernos en contexto, nos informan que la acción comienza en Italia (que no existía en aquella época), en 1402. La escena del castillo se supone que es la siguiente a la batallita que va a tener lugar, por lo que en vez de en carros y caballos debían viajar en un cohete para llegar tan pronto desde Italia (se supone que la del norte de la actual Italia, cerca del Tirol) a Bohemia, más concretamente a Praga. Y empiezan la sucesión de cagaditas majestuosas:


Ahí tenemos al protagonista, Jan Žižka, remojándose la jeta a pesar de que, por la indumentaria del personal, no parece que haga calorcillo. Y ya podemos comprobar que los expertos en indumentaria medieval brillan por su ausencia y han sido sustituidos por auténticos "expertos" que se dejan llevar por los estereotipos cinematográficos de siempre: las muñequeras que jamás se ven en una sola ilustración medieval, esos mitones que tampoco nadie ha visto jamás y, por supuesto, el cacho de armadura sujeto al hombro en plan gladiador romano. Curiosamente, algo similar a lo que vimos en "Oro". Solo tienen verosimilitud la brigantina y el brazal izquierdo, que en esa época formaba parte de las armaduras y consistía en una pieza de cuero hervido protegido por unas pletinas de hierro que impedían que un tajo diese con el brazo en el suelo.

Pero la cosa no queda ahí, no... Observen el careto del pseudo-Žižka. ¿Cuántos ojos tiene? Dos, dirán sus cuñados, dando por sentado que tener más daría repeluco aparte de ser bastante inusual. Pero, en este caso, la cosa es que en aquella época Žižka tenía ya solo uno. De hecho, cuando se desarrolla la acción, nuestro hombre llevaba ya unos 30 años tuerto, a pesar de lo cual no se supo hasta 1910 qué ojo era el averiado. Los escasos datos sobre su persona solo afirmaban que le faltaba un ojo, pero no decían cuál. Por ese motivo, en las representaciones gráficas de todas las épocas aparece indistintamente tuerto del derecho como del izquierdo. Sin embargo, en la fecha citada apareció en una cripta de la iglesia de los Santos Pedro y Pablo de Časláv, una pequeña ciudad situada en Bohemia Central, la parte superior de un cráneo que, tras ser estudiado, se aceptó que pertenecía a Žižka. Al parecer, tras su muerte a causa de peste bubónica en octubre de 1424, su cadáver fue trasladado a esta ciudad, donde permaneció sin que nadie lo supiera hasta el hallazgo.

La calva de Čáslav
Tras realizarse un examen forense del cacho de cabeza y viendo que, en efecto, el arco superciliar mostraba restos de una lesión en vida, se consideró que no podía ser de otro que el de Žižka. La čáslavské kalvy (calva de Časláv) permitió comprobar que dicha lesión se produjo a una edad muy temprana, antes incluso de que el desarrollo físico del sujeto hubiese concluido. Se concretó que el percance lo sufrió entre los 10 y los 14 años, y que se debió a una herida producida con un arma blanca que, aparte de chingarle el ojo, le desplazó la órbita del mismo unos 3 mm. hacia abajo y le desvió la nariz hacia el lado izquierdo de la cara. Por lo demás, la vida "activa" de Žižka empezó un poco más tarde, hacia 1407, cuando se enroló en la pequeña mesnada de un tal Matěj vůdce (Mateo el líder), que no era sino una banda de forajidos o algo así, motivado por sus escasos medios económicos de hidalgo venido a menos. Anteriormente, lo que se sabe de él es poca cosa, limitándose a algunas referencias en documentos de propiedad y su matrimonio con una tal Kateřina, con la que debió casarse hacia 1384. Bueno, el que quiera saber más sobre la vida y obras de este fulano, pues que rebusque y se ilustre. Aquí nos limitaremos a señalar los gazapos peliculeros, que no son pocos. Prosigamos.

Tras una breve pero sangrienta batallita inicial, de esas tan de moda donde se hace un gran despliegue de violencia y de sangre salpicando a la lente de la cámara, podemos admirar la fidelidad histórica de la indumentaria de sus alegres y feroces homicidas. Véase:


Más de lo mismo. Arriba tenemos al fiero energúmeno cascarrabias que siempre empuña un arma descomunal, en este caso un berdiche, y que va vestido con una especie de casaca sin mangas forrada de chapitas. Y, por supuesto, con unas muñequeras molonas que siempre son bien recibidas. Debajo tenemos a otro, este sin chapitas ni leches pero, como no podía ser menos, con las sempiternas muñequeras ajustadas a sus poderosos antebrazos con unas correítas. Es algo que me supera. Hay miles de testimonios gráficos de la época para saber con toda exactitud cómo vestían los BELLATORES de la Europa toda, hay infinidad de grupos de probos ciudadanos recreacionistas que se entregan en cuerpo y alma a conocer con el más mínimo detalle hasta el color de los gayumbos medievales, pero los diseñadores de vestuario cinematográficos siguen en la inopia con los mismos cánones de hace décadas y no los mueven ni un milímetro. Conclusión: no saben un carajo de nada.

Otra perpetración histórica la tenemos en la persona de "lady" Katherin. Es esa gentil señorita aupada a horcajadas en un penco con pinta de moribundo. Supongo que no tuvieron tiempo de caer en la cuenta de que las mujeres montaban a la amazona, y por lo general en mulas, más mansas y dóciles que los caballos.


Esta "lady" Katherin, pseudo-hija del rey de Francia, es la prometida de Rosenberg, que es el fulano que vemos junto a ella. Sin embargo, la única hija llamada Catalina de la abundosa prole de Carlos VI, el rey de Francia por aquel entonces, había nacido en 1402, y fue emparentada en 1420 con Enrique V de Inglaterra. En todo caso, como la peli está basada en la realidad, cuando ve que su pseudo-prometido Rosenberg es peor que un cuñado y tiene las de Caín, pues se enamora de 
Žižka, pero el cruel destino les impide culminar sus amoríos porque ella palma tras arrojarse a un río y darse una severa costalada en un risco antes de llegar al agua. Žižka la rescata, pero debió quedarse bastante perjudicada porque muere en sus brazos. En fin, un pseudo-idilio similar al de Isabel de Francia con William Wallace en "Braveheart". Poner en las pelis un amor imposible siempre hace derramar alguna lagrimilla al personal, y eso motiva mucho. En todo caso, ya hemos dicho que Žižka estaba casado con una tal Kateřina, de la que imagino habrán sacado el personaje ficticio. Rosenberg tuvo en realidad dos cónyuges, Barbora de Schaunberg y Eliška de Kravař, y pasó a mejor vida apenas diez años después de la época en que transcurre la trama. Por cierto, el tipo que aparece a la izquierda lleva en su cota de armas el blasón de los Rosenberg, una rosa roja en campo de plata. Aquí, al menos, se han preocupado de bichear en San Google.

En fin, había transcurrido apenas un cuarto de hora desde que comenzó la película y ya sentía como severos sarpullidos me empezaban a provocar una irritante picazón. Pero todo lo visto, incluyendo al pseudo-otomano o lo que fuera, se quedaba en nada ante esto:


Sí, más melaninos, y uno de ellos con un corte de pelo extremadamente exótico, como una especie de punky medieval. Según comenta el malvado Rosenberg, se trata de "reclutadores" del rey Segismundo, que contrata personal a la fuerza para nutrir la escolta que deberá proteger a su hermano Wenceslao cuando pueda partir hacia Roma. Y digo yo, ¿quién se sentiría seguro con una escolta formada por atribulados villanos obligados a servir como guardias? En fin, esto me superó. 

¿Se puede tachar a alguien de racista solo por caracterizarse de
una determinada raza? Cansa ya tanto ofendidito...
La obsesión por meter ciudadanos de otras razas en contextos donde no pintan absolutamente nada, obligados por la abyecta corrección política que nos tiraniza a diario, es más de lo que puedo soportar. Eso sí, nadie exige ni protesta porque en una peli ambientada en el Egipto faraónico no aparezcan ciudadanos rubios de ojos azules, pero ahora te meten un negro hasta en la sopa. Me expliquen: ¿qué leches pinta un negro en la Bohemia del siglo XV? De verdad, esto ya pasa de castaño oscuro. Ponen a Denzel Washington haciendo de MacBeth y nadie dice ni pío, pero a un profesor de literatura yankee lo pusieron de patitas en la calle por proyectar durante una clase el "Otelo" que filmó Laurence Olivier en 1965 y donde, por razones obvias, se maquilló para darle a su jeta el aspecto de un negro porque el "moro Otelo" era un probo melanino subsahariano, antes negro a secas. Los orcos de la nueva secta lo tacharon de racista, fascista y xenófobo de inmediato, y no pararon hasta que lograron que lo echaran. Y menos mal que pararon ahí y no les dio por exhumar los restos del eximio actor y esparcirlos o echarlos a los perros. Por cierto, Orson Welles también hizo de Otelo en una cinta anterior, rodada en 1951, y también se caracterizó como "moro", pero en esta se notaba menos porque se rodó en blanco y negro.

En fin, ahí lo dejé. Siento no poder continuar, pero me negué en redondo a auto-inmolarme con el visionado de este bodrio de dos horas que, según las críticas, tiene un guion más inconsistente que una ameba con diarrea. Solo añado una fotillo más, de una secuencia que pillé poco antes del final para ver los créditos y tomar nota de los perpetradores del cagarro. En la misma podemos ver un vozová hradba, literalmente "muro de vagones", los famosos carros husitas de los que ya hablamos en su día y que tanto éxito tuvieron. 


Y ahora, los irredentos de turno se rasgarán las vestiduras y me pondrán a caldo por ser tan mijitas y no pasar la más mínima licencia pero, como siempre afirmo, el cine debe ser una herramienta para cultivar a la gente, no para desinformar, y se puede cultivar sin tener que destrozar la historia y más cuando, como en este caso, no hace falta destriparla porque ya fue de por sí apasionante. Mucha gente, más de la necesaria, toman como artículo de fe todo lo que ven en una pantalla, y si su ignorancia no les permite distinguir lo falso de lo verdadero, jurarán por sus muelas que en Bohemia había negros en el siglo XV o que Žižka perdió el ojo pasados los cuarenta. Que sí, que hablamos de un producto de divertimento, pero entonces que no digan "basado en hechos reales", sino "historia inventada de cabo a rabo usando personajes reales", y así pierden también la oportunidad de hacer una película que ilustre al personal, que falta le hace.

En fin, criaturas, se siente, pero si 15 minutos me han dado para rellenar esta filípica, imaginen lo que serán ocho veces 15 minutos. Como para vaporizarle el cerebro a un escarabajo, vaya. 

Bueno, s'acabó lo que se daba.

Hale, he dicho

Captura tomada de San Google donde vemos a Žižka dándose estopa con el malo maloso. Observen que, además de una maza barrada, empuña una daga de detener, una rompe-espadas como las que mostramos en su día, cuando se habló de la Verdadera Destreza inventada un par de siglos más tarde. Tras él, una belicosa "lady" Katherin empuñando un puñal no sé con qué aviesas intenciones. Y, por cierto, ni Žižka, ni ninguno de los miembros de su alegre banda de homicidas, ni, en resumen, ningún personaje masculino del bodrio usan calzas. Todos llevan unos pantalones de cuero molones que aún estaban por inventar. Y luego me preguntan que, si me gusta tanto el cine, por qué no piso ni uno hace más de veinticinco años



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