Siempre me ha llamado poderosamente la atención esa arma de extraño aspecto que aparece en varias iluminaciones de la Biblia Maciejowski. Obviamente, su nombre no es "chafarote Maciejowski", como titulo esta entrada. A saber como lo llamaban, si es que tenía un nombre en concreto. Pero es habitual, como ya sabemos, bautizar las armas de antaño con denominaciones que permitan que todos nos enteremos de qué va la cosa, y como ese chafarote sólo aparece en esas iluminaciones, pues así se le suele conocer.
No tengo noticias de que fuera usado en la Península. Al parecer, tuvo más difusión en Francia e Inglaterra, mientras que en Alemania y su área de influencia proliferó más el que se conoce como "grosse messer", un arma cuya morfología se acerca más a la de una cimitarra o un sable. No se conoce mucho que digamos de este peculiar chafarote. He bicheado en la información que proporciona Ewart Oakeshott sobre armamento medieval y no aparece nada que permita tener una idea clara sobre su origen, así que me permitiré hacer conjeturas al respecto, cosa que me deleita sobremanera. Bueno, al grano...
En la biblia de marras aparecen concretamente dos tipos: de una mano y de dos manos. Su hoja, de una ilustración a otra solo muestra una variación en el número de curvas de su contrafilo. En unas aparece con una y en otras con dos. Bicheando por la red he dado con una ilustración de un cuadro de esos de santos mártires donde aparece uno, no sé cual, con el chisme que aparece en el dibujo de la izquierda hundido en el cráneo mientras el santo mira al infinito con aire místico. Como se ve, tiene más bien el aspecto de una herramienta que de un arma. La rabera que sale del mango era, obviamente, para impedir que saliera despedida al golpear y, además, la empuñadura va encordada, lo que permitiría un agarre más firme aún con las manos sudorosas. Al carecer de pomo, el peso concentrado en el extremo de la hoja "tiraría" del arma hasta sacarla de la mano, salvo que se empuñase con mucha fuerza. Me inclinaría a pensar que ese machete es una herramienta de poda.
Como ya he comentado en varias entradas, muchas de las armas usadas en la Edad Media tuvieron su origen en herramientas de todo tipo, como el mangual o el pico. No sería pues de extrañar que este peculiar chafarote tuviera también su origen en una herramienta agrícola que, siendo primeramente usado por peones, a la vista de su incuestionable eficacia pasase a manos de hombres de armas y caballeros, dándole un acabado más fino o incluso ciertas modificaciones para hacer la herramienta más efectiva como arma. En la iluminación de la derecha vemos sus efectos: al señor de la barba acaban de quitarlo del tabaco con un certero golpe de chafarote en mitad de la cabeza. Por cierto que esa hoja es de las que, como antes mencionaba, sólo tiene una curvatura en el contrafilo. Por otro lado, es evidente que la contundencia de este tipo de armas era rotunda. El peso de la hoja, de entre 1 y 1,5 kg., concentrado en la punta de la misma, debía tener unos efectos definitivos en manos de hombres entrenados en su uso.
Así pues, a la izquierda tenemos el tipo de una mano. Su empuñadura también es peculiar, muy similar al de las añejas falcatas iberas, y su morfología es a todas luces una evolución perfeccionada de la herramienta agrícola de la que, según parece, procede. Esa curvatura tan pronunciada, que envuelve casi toda la mano, impediría perderla al golpear y, muy importante también, facilitaría su extracción. Hay que tener en cuenta que el chafarote estaba concebido para herir siempre de filo. Un golpe entre el cuello y el hombro, por ejemplo, haría que la hoja se hundiese profundamente en el cuerpo del enemigo, por lo que su extracción, lo más rápida posible por razones obvias, hacía necesaria ese tipo de empuñadura.
Si nos fijamos, esta va remachada, lo que indica que estaba formada por dos mitades unidas a la espiga. Eso demuestra que era una hoja enteriza, lo que le daría aún más resistencia. Por lo demás, es un arma básica, sin lujos ni ornatos de ningún tipo.
A la derecha tenemos el tipo de dos manos. Al igual que el anterior, su acabado es básico. Su empuñadura, en este caso, es lo suficientemente larga como para empuñarla holgadamente con las dos manos. Como supongo muchos sabrán, cuando más separadas estén más fuerza se imprime al golpe (fijaos en como empuñan los samurais sus katanas). Tiene por su extremo cierta forma fusiforme para mejorar el agarre y poder tirar al desclavar, o para resistir mejor el tirón de la hoja al golpear. En este caso, la hoja no es enteriza. Por su aspecto, la empuñadura está formada por una sola pieza de madera perforada, y la espiga remachada en el casquillo del extremo. Por cierto que el filo de la hoja es la parte que mira hacia abajo. Lo digo por si alguno no se ha dado cuenta.
Y ahora, las dudas: ¿Por qué tenía esa forma tan extraña? ¿En qué mejoraban su rendimiento esas curvas? Mis conjeturas:
1: Pensar que era una forma de equilibrar el peso de la hoja carece de sentido. Eso podía hacerse quitando masa sin necesidad de tanta filigrana.
2: La pronunciada curvatura hacia el filo aumenta la inercia al golpear, lo que hace que el tajo sea más contundente. Sin embargo, las curvaturas superiores no intervienen en eso.
3: Si observamos la hoja, estas curvas se muestran especialmente aguzadas, e incluso podrían tener filo. En ambas se observa un vaciado que parte a poca distancia del lomo de la hoja, el cual incluye las curvas de marras.
Conclusión: Aunque en las dos iluminaciones donde aparece en acción (en las demás solo figuran en un tercer plano de la escena), solo están atacando a hombres desarmados (la imagen de cabecera y el señor de la barba que ya no fuma), me da la impresión de que realizar esas curvaturas tan rebuscadas y, por ende, más costosas de llevar a cabo que la hoja de un chafarote normal, tenía una misión clara. Esta gente no hacían nada porque sí, y menos si tenemos en cuenta que cualquier chorradita de capricho encarecía enormemente cualquier arma. Así pues, concluyo que dichas curvaturas, formando una o dos aguzadas cuchillas, bien podrían estar destinadas a hendir cotas de malla o yelmos. Al ser sus hojas más cortas que las de una espada, eso obviamente iba en detrimento de la energía capaz de desarrollar, por lo que no sería extraño que estos chafarotes, al no poder hendir las armas de defensa pasiva de los combatientes, tuvieran esa forma para lograrlo.
Bueno, si alguien tiene otra teoría, que la exponga si lo tiene a bien. Por lo demás, invito a los muchos recreacionistas que me visitan a que le echen valor y se fabriquen uno. Seguro que dan la campanada en cualquier movida de esas donde se juntan mogollón de colegas a dar envidia al resto con sus creaciones. Hale, he dicho...
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