Lo dicho, vivimos unos tiempos de incredulidad que da asco. La entrada de ayer debería haber producido un éxodo masivo, una alarma nacional, y miles de peregrinos pirados partiendo hacia Tomar en busca de una nueva fecha para el fin del mundo ya que los mayas los han dejado en la estacada.
En fin, ya tramaré algo más eficaz para provocar el año que viene el pánico de vuecedes. Una sociedad que ya no se acojona por nada está condenada al aburrimiento más extremo. En todo caso, ahí les dejo las verdaderas imágenes de los protagonistas de la inocentada: Marcelino, Marcelo y Marciano. A pesar de venir de no se qué planeta lejano, se pirran por el jamón del bueno, las gambas blancas de Huelva y el zumo de cebada helado, son bastante golfos y, todo hay que decirlo, les hizo mucha ilusión ser los protagonistas de la entrada. Helos ahí:
El de la derecha es Marcelino, bastante perjudicado tras un atracón de langostinos de Sanlúcar, morcilla de Cártama y orujo. La foto fue tomada en urgencias del Virgen Macarena. Ya se ha recuperado, afortunadamente...
Bueno, en Tomar no habrá marcianos, pero aquí sí, leches.
Hale, he dicho
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